La orden era clara. Se sabía dónde estaba el enemigo, quién era, la dirección de ataque, los apoyos a prestarse una escuadra a la otra, y solo faltaba decir: ¡Al ataque! La orden debería darla el sargento en el momento oportuno.
¡¿Está claro?! Repitió por tres veces el sargento. Tres veces que se llevó el viento. Hasta se oyó cantar al gallo.
El fuego enemigo arreciaba, cada vez más centrado, el tiempo pasaba en una desesperada espera por saltar de aquellos abrigos que casi no protegían.
En el fragor del intenso fuego, no se sabe si por el ruido de la artillería y de la aviación propia o por el del adversario, una escuadra se lanzó contra el enemigo, sin orden, sola, sin protección, sin apoyo del fuego. La dirección que llevaban era equivocada. Nadie había dado la orden de ataque ni ese era el camino del pelotón.
—¡¿Pero que hace ese loco?! Le gritaba el teniente al jefe del pelotón, lo que este repetía a su escuadra que se pegaba al terreno, alejada de sus abrigos, en un suicida salto, víctima del fuego enemigo que no les dejaba avanzar.
—¡Volved, volved! ¡Todavía no he dado la orden de ataque!, se desgañitaba el sargento.
No había marcha atrás.
No habían entendido nada y su arrojo y valor arrastró a la otra escuadra a salir en su defensa y morir en el combate. Todo el pelotón había caído bajo las ráfagas enemigas.
Hubo que retrasar el ataque de la Compañía y el capitán reunió a sus mandos. Estaban cabizbajos y desorientados.
—No quiero que nadie alardee inútilmente de valor. Más que a realizar deliberadamente actos de riesgo personal, comúnmente innecesarios, sabed que el valor auténtico ha de tender a conservar durante el mayor tiempo posible, y en el más alto grado, las energías físicas y morales de vuestros soldados para utilizarla al máximo y en toda su plenitud en el momento decisivo del ataque: el asalto. ¡¿Lo habéis entendido!? Ha muerto un pelotón y hemos roto la sorpresa. Habrá que cambiar todos los planes. El enemigo sabe nuestras intenciones y hemos dado un ejemplo de falta de coordinación; que aprovecharán.
Un sargento no debió entender bien las palabras del capitán.
—Mi capitán, pero el decaimiento moral de la tropa exige un acto de valor, de riesgo personal.
—Sargento, la moral de la tropa de su pelotón es su responsabilidad. ¿Está usted bajo de moral?
—¡¡¡No, mi capitán!!!
—Me alegro, porque esa sí que es mi responsabilidad. Cuando lo crea oportuno me verá ponerme delante de la compañía y avanzar el primero. Aquí todos tenemos mando, pero no vayan más allá del suyo y no interpreten, sino que obedezcan y cumplan con su misión sin más iniciativa que la de cumplirla a rajatabla. Nada hay tan fuerte como peligroso que el deseo de mando. Aquí cada uno debe saber cuánto manda, lo que manda y lo más importante: ¡que le obedezcan!
—¡¿Lo habéis entendido?! Repitió por tres veces el capitán. Tres veces que se llevó el viento.
Hasta que cantó el gallo.
Un gesto inútil, de valor, sí, pero que abortó el ataque principal.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
22 octubre 2020
Asi piensan los «valientes» :yo solo ataco, si tengo la seguridad de ganar. Es lo que dicen el Pp y los de Arrimadas. Todo lo contrario al caracter del español verdadero, que siempre ha luchado por sus derechos, sin hacer calculos previos.Lo hicieron en 1808 y en 1936.Y ganaron. Los cobardes nunca ganan.
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Gracias por el artículo y su enseñanza aplicada, mi General, no en balde durante mi estancia en el segundo ciclo de formación de la IMEC, en el Regimiento «Calatrava» de Aplicación de la Academia de Caballería, en el Pinar de Valladolid; el capitán que nos daba «Moral y Militar», no se cansaba de decir en cada ejercicio de maniobra que «…en cualquier acción, el mando debe tener en cuenta antes de iniciar un movimiento y dar una orden que: «…mas vale un tonto vivo, que un héroe muerto». Y he de decir que esta máxima, axioma decía el capitán profesor, la he tenido presente toda mi vida profesional y aún hoy. Buenos días.
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Estudie al enemigo antes de dar un paso y no pretenda que en política todos sean tan (c) “valientes” como pide. ¿Cobardes? Explíquese
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No estoy de acuerdo con ese planteamiento. Es un insulto a los héroes
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Interesante entrada la de hoy, mi general, pero en ocasiones el fracaso no es cuestión de alarde inútil de valor. La orden de operaciones previa a la acción táctica exige un primer apartado vital al que en ocasiones no se le da la importancia debida.
Suponiendo correcta la orden tipo misión que es la más sencilla en ese ámbito. “objetivo, Misión, y coordinación” debe quedar clara la finalidad de la misma. Ella permite a una Unidad subordinada actuar con iniciativa ante mutaciones de la situación. Incluso cuando su misión queda obsoleta o momentáneamente falla la coordinación. Todo menos la inacción.
En todo caso, ese capitán debería reflexionar y el sargento también. De haber ocurrido el hecho tras iniciado el asalto podría ser caso normal, pero siendo previo al asalto algo falla en esa Unidad. Quizás el ascendiente entre mandos inmediatos o la moral.
A tus órdenes.
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Ya. El ascua a la sardina. Así seguiremos entre pelotones a su aire y el enemigo unido y vencedor . ¡Feliz derrota! Eso sí queda muy chulo el desfile final.
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No has leído bien el relato. Ni inacción ni obsoleta misión. Sino iniciativa errónea que pone en peligro al conjunto
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Sin duda, mi general, esa iniciativa y en ese ámbito me lleva a mi ultimo párrafo «En todo caso, ese capitán debería reflexionar y el sargento también. De haber ocurrido el hecho tras iniciado el asalto podría ser caso normal, pero siendo previo al asalto algo falla en esa Unidad. Quizás el ascendiente entre mandos inmediatos o la moral.»
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Que no Enrique. No era previo al asalto, ahí está el quid. El capitán les dice que eso lo guarden para el momento decisivo: el asalto. Evidente que no era ese. Quizá lo he relatado mal. Es lo más probable.
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A las órdenes de V. E., mi General.
El caso que plantea es, obviamente, clarísimo. El no enterase bien de las órdenes y dejarse llevar por los nervios del momento, dando al traste con toda la operación, ocasionando pérdidas evitables y valiosas, vidas de compañeros, y hasta ser causantes de la derrota más humillante por la estupidez de uno. Además, motivo más que suficiente para un consejo de guerra con todas sus consecuencias, en caso de salvarse el responsable.
Pero un servidor, que en misiones, afortunadamente no de guerra real, pero sí muy difíciles, peligrosas y sobre todo, delicadas por la situación en que quedaría el mando superior dependiendo del acierto y el éxito, o del error y el fracaso propio por falta de iniciativa y capacidad de evaluación, e incluso por «arrugarse» y esconder el bulto bajo las piedras, es decir y en plata, por cobardía e inutilidad, se pregunta dónde queda el concepto de «iniciativa» cuando uno queda aislado e incomunicado envuelto en una situación situación que no cesa de cambiar. Me viene a la memoria la anécdota que contaba el Sargento Angel Salamanca Salamanca sobre la respuesta del Capitán Palacios en plena batalla en Krasni Bor cuando se presentó a él a informarle de que se habían quedado sin municiones, y el Capitán le contestó: «Pues tirad bolas de nieve».
Un servidor conoce y ve todos los días a la hora de afeitarse, a un antiguo humilde Sargento en cuyo historial, en la subdivisión en que está la conceptuación actualizada cada año, que merecía a sus Jefes, entre los demás conceptos fijos y normales, figura uno que dice «iniciativa», y ahí todos los años ponían «Mucha». En el único que decían «Se le supone», era en el de «Valor». También recuerdo aquella antigua ordenanza que me marcó desde la primera vez que la leí, y era sobre el Cabo de Guardia; venía a decir, no recuerdo literalmente, «Que tenía que ser la confianza y el descanso de sus jefes».
Yo, con todos mis respetos a aquel Capitán que se menciona en otro comentario, eso de que «Más vale un tonto vivo, que un héroe muerto», pienso que es una forma hiperbólica de expresarse pero no lo puedo compartir en absoluto, y lo digo con el conocimiento de causa de haber tenido que tratar, no con muchos héroes, pero sí con muchos de los otros, y con esos no se puede ir a ninguna parte porque son más peligrosos que una caja de bombas con los detonantes montados.
¡¡¡Viva España!!!
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Mi General: Creo haber entendido, que se refiere al PELOTÓN DE VOX, sus explicaciones son muy razonadas DENTRO DE LA TACTICA MILITAR. Pero NO creo que en este caso se haya roto la sorpresa, ya que VOX NO ha hecho ninguna emboscada, y al enemigo lo ataca de FRENTE, Y NUNCA POR LA ESPALDA COMO ES EL CASO de Sánchez y sus compinches. Pues, aunque en el campo de batalla den por muerto al pelotón, moralmente creo que no ha sufrido ni un rasguño. Que por el contrario estarán más fortalecidos.
Eso es lo que quiero pensar dentro de la firme convicción que me empuja a seguir apoyando a VOX. Sin despreciar al PP ni A Ciudadanos si a la hora de la verdad se UNEN POR EL BIEN DE ESPAÑA COMO NACIÓN ÚNICA E INDIVISIBLE.
Muera el gobierno Maldito
que aplastando libertades
consagran las indignidades
y enalteciendo el delito
doblegan Los bienestares.
España día 22 de octubre de 2020
Ramón Lencero Nieto
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No cito a nadie. Hágalo usted si lo entiende así. Será que me explico.
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Buenos días, mi General y todos. El Enemigo que ataca, espera alguna reacción; de cajón. Al Enemigo que espera una reacción NO hay que darle un preaviso; de cajón. Un ataque precipitado y NO planificado, es el mejor preaviso y sobreaviso; de cajón. «Un Arranque en Falso, retrasa toda la Carrera»; de cajón. Esto último bien podría haberlo dicho J.M. Fangio; obvio (de cajón).
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PS (con perdón); tampoco el Enemigo nos tiene que creer apáticos y resignados, porque se envalentona; de cajón. Y ahora sí que me despido; por hoy; de cajón.
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Mi General: Será por deformación profesional, y ser de Transmisiones, creo que fallaron las transmisiones, a las que no siempre se le dá el papel tan importante que representa para el éxito de la Mision.
¡¡¡Que es lo que importa!!!!!!!!!!!!.
Saludo con taconazo y ARRIBA SIEMPRE ESPAÑA!!!!!!!!!!!!!
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Buenos días Mi general. ¡Que razón tiene con la precipitación! Lo estamos viviendo ahora, estamos mal, con la pandemia que sube a límites insospechados, con la consiguiente pérdida de trabajos y un largo etc. A mi humilde entender, no creo que fuese el momento de aplicar una moción de censura. Hubiese sido mejor ponerse todos de acuerdo y dejar a un lado sus «siglas» por el bien de los ciudadanos. Pero como «ellos», lo saben todo, nos dejan a los de abajo perplejos y sin nada. Muchas gracias y saludos para todos.
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Estas son las consecuencias de la pluralidad política que mucho ciudadano anhelaba.
¡¡¡Oye, y sabrás dónde estás!!!
Que tengáis un buen día.
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A mí la situación política española me recuerda, más que a las diferentes escuadras de un pelotón, a una guerra entre dos coaliciones de naciones; especialmente a la II Guerra Mundial. Durante este conflicto el bando Aliado tenía claro que su objetivo era derrotar a Alemania y sus aliados. De ahí que países capitalistas como Gran Bretaña o EEUU no tuvieron inconveniente en ayudar a un país comunista como la URSS. Sin embargo, en el Eje cada uno hacía la guerra por su cuenta. Italia se lanzó a la conquista de Grecia o Egipto sin contar con Alemania y después este país tuvo que enviar a su Ejército a sacar las castañas del fuego al Ejército italiano. Cuando Alemania invadió la URSS su aliado japonés, en vez de atacar a los rusos por Siberia para obligarles a combatir en dos frentes, se dedicó a expandirse por el Pacífico frente a EEUU. Como curiosidad, durante la invasión alemana, Rumanía y Hungría enviaron tropas contra la URSS. A lo hora de desplegar estas tropas, hubo que situar a las tropas enviadas por Italia entre húngaros y rumanos porque la rivalidad que había entre ambas naciones hacía aconsejable que ambos ejércitos no entraran en contacto. En otras palabras, que existía el riesgo de que rumanos y húngaros se olvidaran de combatir al enemigo soviético y se pelearan entre ellos.
En resumen, que mientras que en el bando Aliado se actuó de forma coordinada, en el Eje reinaban la descoordinación e incluso las rivalidades. En la situación política española, donde pone Aliados se puede leer izquierdistas-separatistas y donde pone Eje se puede leer centro-derecha.
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Ayer, y como respuesta a las palabras (¿?) de una diputada perteneciente al grupo de los representantes del terrorismo en el Congreso, el candidato leyó una por uno el nombre las 857 víctimas mortales de ETA. Sólo por esa media hora de silencio, respeto y de oración ha valido la pena en mi opinión la moción de censura. Nos dio la oportunidad de recordar a tantos los asesinados por la banda terrorista, superiores, compañeros y subordinados desde «Capitanes Generales» a Soldados conductores, todos servidores de la Patria en nuestra querida Institución. Según desgranaba los nombres iba reseñando a aquellos más próximos por distintos motivos. Al llegar, lo sabrás querido Rafa, el turno de Fidel el orador dijo textualmente, «familiar de un amigo mío».
Y hoy he asistido atónito al discurso del diputado representante del «centro derecha»; el discurso probablemente más inesperado, duro en lo político y desleal en lo personal que se haya pronunciado en mucho tiempo desde esa tribuna. En su réplica, el candidato respeta lo primero pero, dice, le duele lo segundo. No obstante le sigue ofreciendo su mano; y su apoyo allí donde el partido de uno gobierna por el consentimiento explícito y desinteresado del otro. Ahí está la diferencia entre ambos. Uno valiente y leal y otro resentido porque piensa que los votos son de su propiedad y no de los ciudadanos que se los dan a quien creen oportuno; y que, también en mi opinión, pienso ha emitido el discurso más apropiado para llegar al banco azul, probablemente como vicepresidente segundo ( o tercero) de un gobierno presidido por un doctor con diploma de cartón piedra; y escribo esto con gran dolor y profunda preocupación: el futuro no es halagüeño para España, en ningún sentido.
Porque, tal vez el «ataque fallido» haya podido ser porque al capitán le faltara la necesaria iniciativa para cumplir la misión de acuerdo con la finalidad general expresada en la idea de maniobra del Mando; y creo, mi General, que nos entendemos perfectamente.
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Sigo opinando lo que exactamente he descrito en mi relato, pero podemos seguir eternamente discutiendo si son galgos o podencos mientras los otros cada día están más unidos. Mañana otra: El Manifiesto. Y así un día y otro queriendo ser más que nadie y no admitiendo que España es plural y que, manteniendo los principios fundamentales que preconiza la Constitución, cabemos todos. Lo inadmisible es ese Manifiesto, al que mañana dedicaré el tiempo y trabajo.
Abrazo.
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Mi General: No soy un experto, y hablo por aportar algo que creo debo compartir.
1º.-Una Escuadra se precipitó, sin deber hacerlo.
2º.-El Sargento, no pudo abortar la acción.
3º.-El Teniente, tampoco pudo.
4º.-El Capitán se desesperó.
Motivos posibles: Fragor del combate, poca preparación, órdenes mal interpretadas………….Culpable principal.- La Guerra, el momento vivido. etc. La GUERRA, es eso y más.🇪🇸🇪🇸🇪🇸
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Lo peor del fracaso del asalto es que, a parte de perderse el factor sorpresa y evidenciar la falta de coordinación de los tropas opositoras, el enemigo saldrá más fortalecido del ataque y con sus alianzas más reforzadas.
El peligro estriba en que ahora muchos vean a un libertador, donde en realidad hay un tirano.
Un saludo a todos.
Pedro Dalmau
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Magnífica descripción de la situación vivida estos dos días de moción de censura, mi General.
Habrá de tenerse en cuenta, mi General que El cabo de la escuadra que se lanzó al infructuoso ataque desconoce lo relacionado con la estrategia y la disciplina militar, pues eludió su compromiso con la Patria cuando fue llamado a filas al Servicio Militar Obligatorio.
La arrogancia, soberbia y prepotencia del cabo contribuyeron al resultado, ya esperado por otra parte.
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Yo creo, mi General, que se le entiende perfectamente.
En una guerra debe haber disciplina y mandos eficientes, unión y conocimiento del campo de batalla, y sin nada de eso lo que habrá, o hay, es desconcierto y la pérdida de la guerra inevitablemente.
Yo estoy como el Coronel Torres, entre desconcertada y profundamente dolida, porque el horizonte se pone cada vez más oscuro, y la tormenta cada vez más cercana.
¿Cuando entenderán los que deben entenderlo, que no se trata de galgos o podencos, sino simplemente de perseguir la pieza a cazar, y entre todos alcanzarla?
Descorazonador.
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¡…susórdenes!
generaldavila | 22/10/2020 en 6:07 am
«…. Sino iniciativa errónea que pone en peligro al conjunto!
El conjunto. En lo militar es fácil de definir; pero en lo político… Hay demasiados intereses personales y contrapuestos entre los políticos de dicen defender a España y su Unidad.
Los amantes de la Patria sólo serán conjunto cuando al margen del partido al que pertenezcan o voten sean perseguidos por declarar su amor a España y su Unidad. Se identificará por ser el conjunto a extinguir por orden del Comunismo y el Nacionalismo separatista.
Nota: El relato de hoy es bonito, instructivo y da que pensar. Gracias.
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Francamente estoy preocupantemente sorprendido de la dificultad que supone para algunos leer entre líneas. De mucho me sirvieron aquellos extensos trabajos que me obligaba mi profesor de literatura sobre la metáfora dentro de la metáfora de nuestro Ilustre Quevedo, sin lugar a dudas un gran prodigio. ¿Quién no ve la nariz sayón y escriba? ¿Quién no ve la mesa de camilla?. Pensar que comer de la manzana hipócrita que nos desgobierna no nos llevará al sacrílego deseo de terminar nuestros días cruzando el camino más oscuro de nuestra Historia, está avocado, antes de haber dado el primer paso fuera de la trinchera, a ser esclavo de su propia complacencia.
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Como soy «no apto» para el servicio militar me ahorro cualquier referencia bélica.
Sin embargo, en el mundo empresarial sucede muy a menudo que algún miembro del equipo, que no ha comprendido bien su rol, y que no chequea con su líder sus propias decisiones, por muy justificadas o apropiadas que estén por las circunstancias, que arruinan la estrategia de la empresa.
En los cursos de «Liderazgo y Dirección de Equipos», muchos impartidos por militares, te enseñan lo siguiente:
Antes de actuar, de mover recursos que no son tuyos, verifica con tu jefe si puedes hacerlo. El cómo lo decides tú, pero no el cuando ni con quién. No se delega la responsabilidad, solo el buen uso de los recursos que te conceden.
El error del del jefe del primer pelotón consiste en no verificar la orden supuestamente recibida. Y el del jefe del segundo pelotón su falta es de órdago, puesto que decide usar unos recursos a sabiendas de no tener orden que lo ampare, sin disponer de un plan que evite el desastre, sin una planificación logística de su actuación. Un mal mando, puesto que la guerra o la actividad empresarial no consiste en batirse «todos a una», sino en – engañar/vender- al -enemigo/cliente – para – vencerlo/que compre- sin – luchar/ gastar recursos-, como decía un abuelete que trabaja en un «Todo a 100» de mi barrio.
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