
Tanques y vehículos blindados se desplazan durante maniobras militares conjuntas entre Bielorrusia y Rusia en el polígono de tiro de Brestsky, en Bielorrusia. (Associated Press)
No hace mucho tiempo escribía un artículo titulado Técnicas de supervivencia durante el confinamiento en el que a raíz de la pandemia vivida recordaba algunas anécdotas sobre cómo afrontar situaciones que imponen sobrevivir a costa de muchos sacrificios.
No dejo de pensar en la pandemia y malpensar que haya sido un entrenamiento (dirigido) para lo que se nos viene encima con un mundo perdido y en crisis moral y material.
La guerra está demasiado cerca como para asistir a este espectáculo de la huida en masa dándole la espalda a las imposiciones que la peor clase política en siglos nos ha traído. No deberíamos aguantar a tanto personaje salido de las peores escuelas de la historia. No hay razones que nos hayan arrastrado a una incertidumbre moral y material de características tan apocalípticas como las que vivimos. Solo una: la incompetencia de los mandatarios junto a la escasa capacidad para asumir la libertad del ser humano que en lugar de avanzar en su esfuerzo retrocede y envilece su talento.
Sobrevivir es «Vivir con escasos medios o en condiciones adversas». Las condiciones actuales son muy adversas y los medios más que abundantes lo que parece contradictorio. Ahí el error. Medios hay; muchos y variados, tantos que no sabemos vivir sin ellos. El día que nos falten no seremos capaces de adaptarnos al medio hostil y ese será el final de una civilización.
Les repetiré aquel artículo ya que no paro de darle vueltas a la pandemia que me lleva a la guerra de Ucrania y que cada vez enlazo con más motivos.
Por ahora no es necesario aprender a hacer fuego o sembrar tomates en la ventana de su casa. En un futuro quien sabe.
Les contaré una anécdota. En el Paleolítico, cuando yo era un joven teniente de Operaciones Especiales, hacíamos prácticas de supervivencia invernal en un pueblecito de la provincia de Burgos. Dormíamos en iglús construidos por nosotros mismos, estancias confortables cuando no hay otra cosa a mano. El caso es que un día recibimos el aviso a través de la Guardia Civil de que el alcalde de un pueblo cercano quería hablar con el máximo responsable de la unidad. Bajamos a verle y mayúscula fue nuestra sorpresa cuando nos dijo que habían desaparecido todos los perros de pueblo y que si nosotros sabíamos algo de aquello. Era evidente. Las noches en los iglús no dejan de ser bajo hielo y el calorcito de un perro junto a tu saco de dormir es una estufa natural inigualable. Los perros por algo de comida habían seguido a los soldados hasta sus elegantes, pero frías estancias y el que no les había seguido fue convencido. De estos últimos, pocos, porque desde tiempos históricos los perros han seguido a las tropas fielmente.
Supervivencia es sin duda buscarse la vida. Unos son más aptos que otros, pero tiene sus reglas que todos deben compartir.
Todas, reglas, normas, y procedimientos se resumen en uno: disciplina.
La disciplina es doctrina, instrucción de una persona y de un grupo, especialmente en lo moral. Y sin duda la observancia de unas normas de comportamiento tanto interno, individual, como en nuestra relación con los demás. Instruir, aprender, entrenar, ejercitar y asumir. No es fácil cuando todo está a tu alcance, pero sin práctica habitual, cuando vienen mal dadas, es difícil asumir los comportamientos.
Comer sapos o culebras, hacer fuego en la nieve, pescar con las manos, hacerse una choza, comer hierbas del monte o ratas de cloaca es una simple anécdota. La vida te pone en peores trances y La vida del Buscón llamado don Pablos es un retrato diario que cada vez más se repite. Lo importante para supervivir es vivir en continuidad de comportamiento, en saber sufrir y aprovechar cada ocasión, mala o buena, que todas traen algo para alimentarse. El que se queja o lloriquea se queda en el camino.
Disciplina. Conocí en aquella época del Paleolítico al máximo exponente de la supervivencia: el Capitán don Teodoro Palacios Cueto, héroe de la División Azul y Laureado de San Fernando. Once años, tras la durísima batalla de Krasny Bor (10 febrero 1943), estuvo prisionero en distintos gulags, al cual más cruel, pasando por celdas de castigo y siempre al mando de sus hombres con una dignidad ejemplar y que asombró al mundo. Su historia fue relatada por Torcuato Luca de Tena en Embajador en el infierno. Regresó a España en 1954 y allá por los años setenta tuve la oportunidad de establecer amistad con él mientras practicábamos escalada en los alrededores de Potes, lugar donde vivía. Un día me atreví a entrar en su intimidad.
-¿Mi general como pudieron aguantar tanto tiempo en aquellas condiciones?
No lo dudó un instante: disciplina, mi teniente. Desde que amanecía hasta que llegaba el sueño se mantuvo una férrea disciplina individual y de grupo. Nos apoyamos y vigilamos los unos a los otros. En cuanto veíamos que uno decaía no le dejamos ni un minuto. Pensábamos con él, vivíamos con él y por él. Cuando empezaba a llamarnos pesados es que ya estaba salvado.
Me enseñó algo más importante: adivinar el primer síntoma de derrota. Cuando veíamos que uno de nuestros hombres dejaba el aseo personal cada mañana, no se lavaba ni afeitaba, no se cambiaba, daba el aspecto de dejadez, ese era el síntoma más claro de que empezaba a venirse abajo. La férrea disciplina se llevaba en todas las actividades, aseo personal, trabajos, reuniones (cuando nos dejaban), triquiñuelas e invenciones, juegos, hasta creamos una revista; el ingenio personal de cada uno era aprovechado por el conjunto. Nunca permitimos a nadie estar solo. En definitiva una vida nueva, dura y repugnante, dolorosa, pero era una vida, no podíamos elegir otra y lo que hicimos fue rellenarla de disciplina, entre todos, como una compañía que éramos.
Todos aguantamos, todos resistimos con la esperanza del día a día, sin planteamientos a largos plazos, sin permitir que nadie contagiase la enfermedad que provoca la soledad y el abandono. La vida se ralentizaba, teníamos tiempo para vivir, mal, pero despacio y entonces salió de cada uno de nosotros lo mejor que teníamos.
Mi teniente, acabó diciéndome, tú sabes que esas cosas del honor y del valor, del amor a tu patria, del ejemplo y la virtud, no son palabras hueras sino una realidad que se muestra en toda su crudeza y realismo en situaciones extremas. Así somos los españoles.
Estábamos sentados en una pequeña taberna de Potes. Nevaba y por la ventana se veían solo gruesos copos de nieve.
-Podría odiar esta nieve y el frío, pero me reconforta y recuerda, lo sé, que cuando el hombre saca las ganas de vivir no hay fuerza de la naturaleza que pueda con él.
-Sí; mi general.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
31 octubre 2022
Buenos días:
Que gran escuela para la vida fue la COE (y los actuales MOE/EMMOE).
Un saludo.
Siempre COE.
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Mi respetado y muy querido GENERAL,
Muy poco que añadir a tan BIENVENIDO Y MUY NECESARIO APRENDIZAJE.
Por múltiples razones he convivido por EJEMPLARIZANTES FUNDADORES PRIMERACOS DE LAS COES. Desde familiares P.S.V hasta J..R.G.. pasando por el de los grandes expresos europeos etc. todos ¡ÚNICOS!, introduzco el VICTOR de mi pueblo.
ENHORABUENA y GRACIAS.
Solamente añado en representación de los HEROICOS DIVISIONARIOA entre los que cuento con el padre de quien subscribe, un sonetillo al GENERAL
PALACIOS.
AL LAUREADO GENERAL DE INF. D. TEODORO PALACIOS CUETO
Heroico camarada, lucero azul y laureado,
el diez del dos del cuarenta y tres, rezando
en Krassnij Bor, y hasta morir , luchando,
tras nueve horas de combate fue apresado.
Él y pocos supervivientes todo aguantando,
desde Cheropoviets al diez Vorochilogrado,
once años de torturas, forzado y humillado,
primavera del cincuenta y cuatro regresando.
El lebaniego dejaba medicina y azul balcón,
por el Valencia trece, y un corto generalato,
Ruiz Huidobro la gloriosa, misma posición.
Gigante blanco-azulada, Agena rutila un rato,
es beta del Centauro que reactiva decisión:
¡contigo en Semiramis, Julián llegó tirulato!
Reitero infinita gratitud.
A la orden de todos y abrazos. «SÍ, MI GENERAL»
A la orden de V.E
VIVA EL REY
VIVAN LAS COES
VIVA Y ARRIBA ESPAÑA
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Me ha encantado tu artículo. Es una enseñanza de primerísimo orden. Disciplina y compañerismo.
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A las órdenes de V. E., mi General.
Es que la vida es eso, el binomio disciplina y supervivencia, encarada con toda la normalidad posible y sin dejarse vencer por la adversidad, por terrible que pueda ser. Siempre, si sabemos encontrarlo, siempre hay un recurso al que agarrarnos. como si fuera un chaleco salvavidas.
Si no hay disciplina no ganas de vivir, todo está perdido en el primer revés que sufrimos.
¡¡¡Viva España!!!
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Precioso su artículo Mi General. En los tiempos que nos toca vivir, sobre todo si no hay disciplina, nos veremos abocados a la desaparición. El comentario que le hizo el General que estuvo en los Gulag, es precioso y tendrían que ponerlo en los colegios como asignatura, para que se aprendiese, que es la convivencia, la disciplina y los valores. Saludos para todos.
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Atentamente y con el debido respeto
Habría que ver a los políticos de España haciendo supervivencia con los recursos del campo y durmiendo en el suelo en las condiciones que se dan en Operaciones Espaciales y otras Unidades de los Ejércitos y la Marina de Guerra.
Y como esto siga como va puede que más de uno se vea envuelto haciendo supervivencia de evasión y escape para salvar el pellejo si no se quita la vida antes.
España día 31 de octubre de 2022
Ramón Lencero Nieto
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Con permiso de Vuecencia, mi General. Estoy seguro que todos los que hemos vivido una experiencia militar y de disciplina sobreviviremos a cualquier desastre, a condición de que Dios esté conforme con nuestra voluntad. Buen ejemplo el del Capitán Palacios.
! Arriba España y viva La Legión !. Julio de Felipe Jimeno
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Mi General : Gracias por su lección de hoy. La encuentro “Magnífica “. Deberían leerla los jóvenes españoles. La disciplina es algo fundamental, lo deja clarísimo. Veo que se nos va de las manos. Hay que convencer a los “padres”. Si quieren que sus hijos sean “hombres de provecho “, hay que guiarlos bien. Ánimo a todos y adelante. 🇪🇸🇪🇸🇪🇸
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Gracias General Dávila. Le sigo desde Viña del Mar, Chile. Sin conocerle personalmente, le admiro por su valentía, por la claridad e intelectualidad de sus artículos y por ser un militar amante de su Patria, que es, por parte de padre, también la mía. Saludos.
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Un aplauso, mi general.
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Gracias y mi cariño y abrazo a esa maravillosa tierra. Gracias amiga.
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Gracias y abrazo fuerte.
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Buenas tardes
Me encanta el comentario de Dña. Pilar desde esa lejana – y tan bonita – ciudad de Chile.
Debe ser muy gratificante comprobar cómo sus palabras, mi General, pueden atravesar un océano y llegar al corazón de una persona que es medio española pero que evidencia que ella también es patriota, de su propio país, pero también del nuestro.
Ella demuestra que sigue existiendo la Hispanidad, que no todo es perverso y maldito en éste mundo globalizado, que también esa globalización puede ser buena y beneficiosa para los limpios de corazón.
Ojalá todos pudiéramos tener cerca, en los momentos bajos, a un Capitán Palacios que nos insuflara disciplina y ganas de vivir.
Hoy no he visto el habitual comentario de D. Félix Fernández de Castro, y me preocupa su estado de salud. Con su permiso, mi General, desde aquí quisiera mandarle mucho ánimo y salud. Hay veces que la disciplina no basta lamentablemente, pero siempre ayuda acudir a los restos que nos queden para seguir adelante y no sucumbir.
Un afectuoso saludo
Margarita Alvarez-Ossorio
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DON TEODORO PALACIOS CUETO, en 1968 se encontraba en la presidencia del acto de Jura de Bandera que se llevó a cabo en la SEMANA NAVAL DE SANTANDER. También estaban presentes, DON AGUSTÍN ROSETY FERNANDEZ DE CASTRO Y DON JESÚS DIAZ DEL RÍO ESPAÑOL. DISCIPLINA QUE VAN DE LA MANO EN LOS «BOINAS VERDES»..
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Pingback: APRENDAN A SOBREVIVIR. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.) — General Dávila – Yo soy Marta