¿QUÉ ES EL GOBIERNO DE VENEZUELA?: ¡DICTADURA! Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Una dictadura. Lo ha dicho la ministra de Defensa del Gobierno del Reino de España: Doña Margarita  Robles Fernández.

Me pierdo con las declaraciones de los otros que aún creen que están ante un Maduro que respeta las decisión de una votación, ahora un poquito, ahora no, ahora espero, luego digo y a la vez me desdigo, como en tantas cosas.

Elecciones en las que gana el perdedor. Típico de las dictaduras donde el recuento es siempre el mismo. Abrumador.

La España socialista es muy de entrar allí donde los dictadores se afianzan y adoctrinan. La dictadura cubana es ejemplar, centinela avanzado en América, portaviones y a la vez universidad del Caribe para todos los garrapatas que se dedican a la política con el nombre de progresismo cuyo significado lo vemos en cada escándalo que aparece en el juzgado.

Dictadura. Ya se ha armado. Porque lo ha dicho precisamente la más armada de todos los ministros, la ministra de las Fuerzas Armadas, la de Defensa.

Armada, pero de verdad. Doy mi voto por Margarita Robles porque sin decir nada lo dice todo. Cuando quiere. Suele ser bastante oportuna y demos gracias de que sea ella ministra y no otro; u otra. Repasen y recuerden. Sudores fríos. Pobres militares si llegamos a caer en otras manos. Incluso de alguno que se postuló, de los que en su día estuvo uniformado, aunque no lo fuese.

España, todavía, no es Venezuela, lo maravillosa y querida que es, ¡tan española!, y en España viven nuestros hermanos venezolanos con la mirada allí puesta; y la esperanza.

Albares dice que ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!, pero a los venezolanos no se la da con queso. A los españoles tampoco y a la ministra de Defensa no la va a callar el de lo Exterior. En España lo Exterior es Venezuela -con Delcy, Koldo, Ábalos- porque todo no cabe en una sola cabeza. El Estado en la cabeza era Fraga y eso ya no se estila. Ahora se es más de lo soez, del control y vigilancia, más al dictado de 1984. Por eso el señor ministro de lo exterior va a caballo.

Dictadura. Nada que haga más daño que soltarle a uno la verdad en su cara, en voz alta y sin restricciones. ¡Dictadura!

Porque claro una dictadura es perder las elecciones, pero hacer trampa y colocarte en la presidencia. Una dictadura es dar un golpe de Estado sin hacer mucho ruido y hacerte con el poder que dan los votos excarcelados, indultados o amnistiados. Una dictadura se va creando poquito a poco hasta que te acostumbras y crees que no. Es hacerte con el Poder Judicial y manipular el Constitucional, o mandar en la Fiscalía General del Estado a gusto y capricho personal. Una dictadura son muchas cosas, ninguna buena y todas acaban igual, sea Cuba o Venezuela por no seguir con la lista ya que me pueden llamar a consultas.

En el acto de presentación de la novela de Julia Navarro, El niño que perdió la guerra, en el Ateneo de Madrid, fue la ministra de Defensa, siéndolo, sin querer ser otra cosa, la que dijo alto y claro: «Mando un recuerdo a los hombres y mujeres de Venezuela que han tenido que salir de su país, precisamente por la dictadura que viven».

Pues que quieren que les diga: estoy con ella. No es la primera vez.

Con Venezuela y todos nuestros compatriotas venezolanos.

A las dictaduras se las conoce por sus obras y a los dictadores simplemente se les reconoce en un gesto. De su mucha cara. Aquí, en Cuba y en Venezuela.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

 

 

LAS SALAS VIPS DE LOS AEROPUERTOS. LA CAVERNA DEL MINISTRO ÁBALOS. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Que las paredes escuchan lo sabe todo el mundo. Algunos lo comprueban (mos) en sus propias carnes. Si solo escuchasen nada pasaría, pero es que además hablan. Mucho.

En todos los aeropuertos del mundo hay salas para uso exclusivo de los vips-autoridades. Mínimos controles. El poder todo lo puede y por eso existen las designaciones a dedo. Favor por favor; incluso la ley hace favores. De vez en cuando se fumigan para limpiar las interferencias electromagnéticas y hasta los cuantos de energía.

Muchos pardillos lleguen a la política y se creen que todo el monte es orégano. Se lo cuentan otros y se lo creen. Pasar de abajo a arriba es menos cruel, pero más dañino, que la caída desde lo alto. Los que suben arrastran en su ascenso la timidez del desconocimiento que suplen con la soberbia del poder.

Por esas salas de los aeropuertos pasan muchos vips-autoridades recién ascendidos que se encuentran como un burro en un tejado, lo que les hace muy peligrosos por su desconfianza en el nuevo medio. Dice el saber popular: como un pulpo en un garaje. El constante y riguroso peloteo de los que les rodean enmascara al enemigo y hasta llegan, sin darse cuenta, a confiar en él: se cree el ladrón que todos son de su condición. El pulpo acaba sabiendo aparcar.

-Ábalos vete a Barajas, Acabo de hablar con… Todo está arreglado. Dice el elefante desde la cacharrería.

-Sí presidente; ahora mismo.

Ábalos ha caído en el cepo del principiante. A pesar de que quiere quedarse, será toda su vida un principiante, un pulpo en un garaje, o un elefante en una cacharrería; como el otro, su jefe, que es peor.

Ministro. A sus órdenes. Coche del que manda. Oficial, policía oficial, barreras inexistentes, ¡paso que voy!, fuera controles, ¿pasaporte?, ¡a ver si le pasaporto!; son cosas para el pueblo llano. Sala especial nacional para la very important, mientras fuera, por si caso, espera ese vehículo matrícula CD, para en un imprevisto (todo previsto) trasladarla al hotel de minuciosa y oscura reserva (se conoce el nombre).

En la sala para los vips-autoridades no falta de nada. Lujosamente decorado, las paredes con pinturas de museo que enmascaran los oídos, y el todo gratis funciona a tutiplén para el agua o la coca cola. Solo vemos las sombras de lo que de la realidad se proyecta en la caverna, las cámaras de vigilancia son pura metáfora. <<He visto cosas que vosotros no creeríais…>>.

Encadenados, jamás veremos lo que ocurre en las salas vips-autoridades y madrigueras parecidas.

Sin obstáculos ni interrupciones avisan de la salida del avión para Doha. Despedida entre vips, el ministro y ella, lo que sea de Maduro, al parecer presunta delincuente que debería ser detenida.

De nuevo coche oficial hasta la escalerilla del avión.

¡Qué majos son los españoles!

Hasta siempre ministro: Ya sabes; en Venezuela tienes tu casa.

Aquí no ha pasado nada. Nadie cuenta nada. Todos lo saben y es el cuchicheo entre ellos, a la hora del café. Sindicados también. Para eso está la dedocracia del silencio.

Las salas para los vips suelen, más de una vez, convertirse en madrigueras. Lugares retirados y escondidos donde se oculta la gente de mal vivir. Temporalmente.

Ministro: ¡Siempre a sus órdenes! La próxima vez avíseme con más tiempo. Casi nos pillan.

Saldrá, tarde o temprano, porque os han pillado al salir de la madriguera.

No hay sombra que pueda ocultarse porque no es nada; siempre quedará la huella del que la proyecta que, aún siendo nada, menos que su sombra, es reconocible.

El juego diplomático es de lo más sutil y elegante que hay. Pueden matarse a través del abrazo y morir sonriendo. Al final nos lo creemos. Una cosa es lo que la caverna proyecta y otra la realidad de fuera. La política tiene esas cosas: nada resuelve; se limita a politizar cualquier asunto que es lo mismo que eternizarlo, para interés propio, y al que jamás se le da solución.

Aquí no ha pasado nada. Nunca, que sepamos, pasa nada en las alcantarillas.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

6 febrero 2020