Puede que aún no hayamos sido capaces de entender lo que acaba de ocurrir en Andalucía.
Puede que sea lo más importante que ha sucedido en España desde que se inició el proceso independentista, y eso fue hace muchos años.
Puede que algunos partidos políticos, de repente, azuzados por el grito de ¡España! se hayan dado cuenta de que con España no se juega.
Puede que por primera vez desde que empezó la democracia, el pueblo español, la infantería de a pie, se haya dado cuenta de la importancia que tienen.
Puede que los de infantería se den por enterados de que si quieren y aprietan, las filas y las ideas, los partidos políticos se vean obligados a hacerles caso, a no mentir más, a dejarse de resolver problemas inexistentes, a crearlos, y de una vez por todas piensen en España y los españoles.
Puede que casi sin darnos cuenta, de repente, en Andalucía, un nuevo amanecer se vislumbra por Cabo de Gata, el que esperan en la playa de La Caleta.
Puede que <<Al olmo viejo, hendido por el rayo/y en su mitad podrido/con las lluvias de abril y el sol de mayo/algunas hojas verdes le han salido>>.
Puede que suene, y resuene, de nuevo, el grito de ¡España! que parecía que a alguno avergonzaba, y hasta puede que recuerde tiempos aquellos que siempre en lucha desigual/ cantan tu invicta arrogancia/ Sagunto, Cádiz, Numancia, Zaragoza y San Marcial…
Puede que un grupo de personas alrededor de la idea de España hayan sabido atraer la voluntad de vencer al separatismo, la voluntad de tantos españoles que aborrecen la política de nuestros políticos y solo quieren ser bien gestionados, los recursos, las personas, unidos, y ese partido al que nadie miraba, de repente está ahí, y puede que siga ahí, y entonces se vuelva a hablar de España. Y los otros partidos le vean las orejas al lobo.
Puede que el partido, aquel otro partido, el que se perdió, que tanto se parecía y últimamente no se parecía, nada de nada, haya dicho ¡¿pero a dónde vamos?! Y haya mirado (a los balcones) aquí y allá, se haya visto solo, muy solo, y allí a lo lejos unos que gritaban lo que ellos antes gritaban y juraban. Y hayan dicho: nos hemos equivocado. Y entonces hayan pactado. Los de antes quieren volver a ser lo que eran, porque unos que eran como ellos ahora son ellos y dicen lo que ellos antes decían. Y ha ocurrido lo que tenía que ocurrir. Que Andalucía pone en pie España y dice palante, que ya está bien de mangantes. Y salga el sol por Antequera y por Menorca y Barcelona, que se ponga por dónde Dios quiera, pero por tierra española.
Hay más partidos y equipos en esta liguilla. Puede que los tibios, de algún otro partido, se echen a un lado u otro dependiendo, pero cuando ya no dependan… ¡amigo!, ¡cuando ya no dependan! A ver solitos donde llegan. Tendrán que aclararse y aclararnos sus ideas.
Puede que aquellos que eran, también eran, y fueron durante muchos años, mucho fueron, se den cuenta de que cada día son menos y que son ellos los que la han liado parda y solo ellos. Tendrán que dar cuenta y pagar su deriva a ninguna parte. Tienen culpa por su mal ejemplo; y los hechos, y de tanto sonreír se han quedado en mueca, sí, son la mueca de lo que eran; ahora ya no son nada.
Puede que esto de Andalucía sea lo que viene para el conjunto de España, un aviso, un estudio sociológico serio y no de esos que hace el CIS. y los profetas de la voluntad votante. ¡Que vuelve España!
Puede que eso haya pasado en Andalucía: puede que pueda volver España.
Puede, puede y puede. Por ahora gracias a Andalucía y a la generosidad de unos y otros que, por una vez, y esperemos que haya muchas más, España está por encima de todo y de todos, incluso por encima de los intereses de partido.
Puede que sirva de ejemplo a todos. Aprendan que ante el enemigo independentista solo queda unirse y luchar por España.
Puede que cada uno regrese a su sitio, a España, por fin, todos al margen de sus diferencias tengan claro que ahora hay que luchar por la unidad de España.
<<Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se apercibirá a la batalla?>> (I Corintios, 14:8)
Hay que dejarlo claro, con la verdad por delante, que se entienda el mensaje.
Puede que al grito de ¡España!, vuelva España. Porque si no hay una España no hay España.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
14 enero 2019