<<Solo si el soberano inteligente y el general competente reclutan sus espías entre los hombres de mayor talento, podrán culminar con éxito las misiones más decisivas>> (Sunzi. El arte de la Guerra. Trotta editorial).
Sunzi señala cinco clases de agentes secretos. Entre ellos los sicofantes que son aquellos que ambicionan las riquezas, denunciantes profesionales, acusadores, soplones, que ya en la antigua Grecia se consideraban mercenarios con sinónimos como: impostor, zaheridor, vituperador, calumniador. Crecieron siempre al amparo del poder. Sicofantes denunciaron a Sócrates.
No han desaparecido. Los hay buenos, malos y regulares. Hoy ocupan sus cargos en las cloacas del Estado. A las cloacas se le da carácter oficial y asunto arreglado. Si las cosas se pone feas, como es el caso, se recurre al chiste, no lo voy a repetir, que ustedes conocen; el del dentista: ¿verdad que no vamos a hacernos daño?
Nos escandaliza oír lo que estamos oyendo. ¿Cómo es posible? Grabaciones al más alto nivel. No es la primera vez. Recuerden que el Rey fue grabado, espiado. Más de lo que sabemos. Ya nadie se acuerda: cómo, por qué y por quién. La respuesta es lo que nos debe preocupar. ¿Quién es el que maneja la información? Fraccionada nada vale. El que sabe de aquí y de allá, de este y del otro, lo que le dice uno y otro, todos, todo lo sabe y guarda, ese es el que manda.
Para grabar conversaciones se necesita un material muy caro y no fácil de conseguir. En España se compraron unas maquinitas, no muchas, hace tiempo y no se sabe muy bien a dónde fueron a parar; ¿quién las tiene? Graban todo. A distancia. Móviles y conversaciones. Sin saber tu teléfono. ¿Quién las compró y para qué?; debe ser fácil saberlo. ¿Será alguna de estas maquinitas la utilizada por el sicofante de turno? Desde luego con el móvil no se han hecho las grabaciones. ¿Material oficial para grabar indiscriminadamente?
Quien ha manejado mucha información tiene contrato hasta el final. No han sido ni uno ni dos. Material sensible del que conocemos una muestra.
A una sociedad madura no le debe preocupar en exceso que estas cosas ocurran y que salgan a la luz. Sicofantes hubo, hay y habrá. Pero hay algo que preocupa y asusta: lo que no sabemos. Lo realmente preocupante de lo que estamos viendo y sobre todo oyendo es lo que habrá oculto, lo que no sabemos y nunca sabremos. Y lo hay.
No estaremos tranquilos. Los procedimientos no valen para cualquier situación. Atender a la Seguridad del Estado, de la Nación, es tan necesario que sería una temeridad no tener quienes a ello se dedican, incluso con alto riesgo de su vida. Como en combate.
Hacer uso de la información para beneficio propio o partidista es una de las mayores bellaquerías que se pueden cometer. Hay que castigarlo con el mayor desprecio de la sociedad. Para ello lo elemental es estar enterado. Porque no todos y de todo estamos enterados. Digo yo.
<<Si tus planes son oídos por el adversario, podrá elaborar estrategias de contraataque; si eres percibido por él, maquinará contra ti; si eres conocido para él, te pondrá en aprietos; si te ha desentrañado, te perjudicará>> (Tai gong Liu Tao jin-zhu jinyi, capítulo XXVI, p. 124).
Esto es para la guerra, pero esto otro, lo que vemos y oímos, es peor que la guerra.
<<¡Discreción! ¡Discreción! Pues no hay lugar donde no pueda haber espías. Si antes de efectuar una misión secreta ya se oyen rumores, debemos aniquilar tanto al espía como a quienes han recibido esa información>> (El arte de la Guerra. Sunzi).
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
30 octubre 2018