FRANCO HA MUERTO. ALGUNOS HECHOS DESCONOCIDOS. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

MOLA-FRANCO en BurgosEn julio del año 1974 con motivo del ingreso del Caudillo en el hospital por una flebitis se aplica por primera vez el artículo 11 de la Ley Orgánica del Estado de 1967 y el Príncipe de España, Don Juan Carlos de Borbón, asume las funciones del Jefe del Estado. Un momento delicado. Aquellos días los ojos de ciertos personajes empezaron a bizquear; mientras un ojo miraba a El Pardo y sonreía, el otro miraba a La Zarzuela y hacía una mueca. Faltaba, acababan de asesinarlo, quien jamás dudó, quien siempre miró de frente, el intérprete fiel y justo de la voluntad de Franco: el Almirante Carrero Blanco.Franco con Carrero Blanco

Y se notaba. Se notaba en el ambiente enrarecido de aquel Madrid que tomaba posiciones. La realidad del Príncipe Don Juan Carlos, en la que algunos nunca creyeron, se materializaba definitivamente. Hubo intentos para volver a jugar con las cartas marcadas que el Almirante descubrió en su momento, pero no se atrevieron.

El 9 de agosto de 1974 Don Juan Carlos preside el Consejo de Ministros. El primero de su vida. Lleva unas notas manuscritas con varios puntos a destacar. Lee, antes de comenzar la parte formal del Consejo, y lo hace recordando la figura de Franco:

IMG_20151116_100020‹‹Conocéis mejor que yo su gran personalidad y su obra. Pero quiero resaltar una característica suya que, a lo largo de su vida ha sido enormemente significativa y que está por encima  de todos los elogios o de todas las críticas que pudieran hacerse, y es, la serenidad con que ha afrontado todos los problemas que se le han presentado. En esta serenidad, está la clave de la confianza que en él tiene el Pueblo [sic] español. Esta Fé [sic] en su persona es fruto del acierto en las resoluciones, pero también de la tranquilidad en los momentos difíciles. Esta cualidad es la que Hoy [sic] más que nunca, debe presidir las decisiones, pues estoy seguro que será la clave del éxito en las etapas que se avecinan››.

Significativos subrayados y mayúsculas.

Aquello fue como un ensayo. Sirvió para probar los mecanismos de sucesión y ver las reacciones de unos y otros. También fue un susto, aunque breve. Las razones para asustarse, las de unos y otros, eran diferentes. Unos bizqueaban de El Pardo, otros, menos, de La Zarzuela; el Pueblo en mayúscula, como lo escribió el Príncipe, estaba en su sitio, el más sensato. Todo duró algo más de cuarenta días. Están por escribir.

Jueves 30 de octubre de 1975. La situación es muy distinta

-¿Qué tengo?

Pregunta Franco. Se hace un eterno silencio. Desconcierto, ¿quién responde?

-Ha padecido usted un infarto de miocardio y, además, una complicación intestinal grave.

Franco se queda en silencio. Después, emocionado, dice con energía:

Artículo 11; que se aplique el artículo 11!

Franco dejaba de ser Jefe de Estado.

Hace ahora cuarenta años.

Así lo cuenta su médico de cabecera, el doctor Vicente Pozuelo Escudero, en el libro: ‹‹Los últimos 476 días de Franco››.descarga

A las tres de la madrugada del día 2 de noviembre la hemorragia se agudiza. Franco pasa el día en la cama de su dormitorio, sondado, medio inconsciente. Por la tarde hay un momento en que entre la sonda y la faringe un coágulo le impide respirar. Se lo extraen pero no se puede detener la hemorragia. Hay que operar, urgente, no hay tiempo. El Regimiento de la Guardia de SE. está pegado al Palacio y en su botiquín hay un quirófano que nunca se ha usado como tal. El equipo médico consulta a la familia y deciden el traslado a aquel vetusto quirófano.

Muchas historias se han contado sobre el traslado de Franco. Lo que escribo es fruto de lo vivido por los que allí se encontraban y participaron, en uno u otro nivel, en los acontecimientos de aquellos largos días. Se lo contaré a grandes rasgos.

Tomada la decisión se llama al Regimiento y todo se pone en marcha. Son aproximadamente las nueve de la noche. Un Simca1200 ambulancia, con matricula del Ejército de Tierra, sale hacia Palacio. De su interior, el conductor y algunos escoltas, extraen una camilla de lona que suben a la habitación de Franco. La colocan en el suelo, junto a la cama, y cogiendo los extremos de las sábanas ensangrentadas bajan a SE. hasta depositarlo en la camilla y trasladarlo entre cuatro hombres hasta el vehículo ambulancia. Franco va entubado, inconsciente, pálido, y sangrando por la comisura de los labios.

Se ha ordenado cortar el suministro eléctrico en El Pardo y Mingorrubio, colonia donde viven los Guardias del Regimiento; toda la energía la necesita el quirófano.

38414934Primer y grave problema: el foco del quirófano lleva una clavija para enchufarlo tipo americano y los enchufes de la pared son de tipo europeo. Jamás se había probado. Son ya más de las diez de la noche. Se busca en la ferretería de El Pardo un adaptador. Pasa el tiempo, llega gente, todos preguntan. Están los Príncipes de España, los primeros, pendientes, inamovibles del lugar. Doña Carmen espera en Palacio. El equipo médico habla, discute y espera. Llega el material quirúrgico y… el adaptador para el foco. Aquel quirófano solo disponía de material digno de museo. Falta de todo, incluso para extraer la sangre que inunda al enfermo durante la operación se utiliza una jarrita de acero inoxidable de la cafetería del Regimiento. De El Pardo a Madrid no para de ir y venir un vehículo con plasma y suero. Es el conductor de este vehículo el que lleva al doctor Hidalgo Huerta a su domicilio una vez finalizada la operación. En el trayecto le pregunta sin rubor:

-¿Doctor, como está el Caudillo?

Regresa el conductor de dejar al médico y, rendido, se sienta en un banco, en la puerta del botiquín. No se da cuenta que hay dos personas sentadas junto a él; son los Príncipes de España.

-Perdón Altezas.

-¡Siéntese, por favor! Tiene que estar agotado. ¿Qué le ha dicho el doctor?, pregunta la Princesa.

-Señora, me ha dicho que tenemos Caudillo solo para cuarenta y cinco minutos.

Durante la operación había llegado una ambulancia de la Seguridad Social, una Dogde Dart, para el traslado de Franco a Palacio. Está helada por dentro y durante un buen rato los escoltas intentan calentarla utilizando secadores del pelo.

Todo, lo más parecido a una intervención en campaña. Eso sí, con más de veinte especialistas en aquél reducido botiquín. Los médicos sabrán. A las doce y media la operación había terminado. Franco era trasladado de nuevo a su cama en Palacio.

Después llegaron días de tensa calma, en cualquier momento se podría precipitar el desenlace. No fueron 45 minutos los que sobrevivió a la operación como dijo el doctor Hidalgo Huerta, aunque él sabía muy bien lo que decía.

La vida política en España se detuvo y algunos de sus más activos personajes quedaron aparentemente desconcertados  y desconcertantes. Entre bambalinas, hombres del segundo y tercer nivel lograron acuerdos y pactaron sosiego. En el primer nivel era más difícil.

En todos los organismos de la Administración llevaban tiempo funcionado las llamadas  ‹‹Plataformas Democráticas›› de funcionarios – con más o menos visto bueno- y empezaron a dar señales de actividad con reuniones, cambios de punto de vista y actitud a tomar. En estas plataformas estaban desde Directores Generales a simples funcionarios.

El día 5 de noviembre el estómago de Franco vuelve a sangrar. En la mente de todos está el dantesco espectáculo de la noche en el botiquín del Regimiento. No se puede volver a repetir semejante espectáculo. La situación se convierte de nuevo en un acto de vida o muerte. Una ambulancia le lleva a la Ciudad Sanitaria de La Paz donde directamente entra en el quirófano. Tres días después de vaticinar que le quedaban cuarenta y cinco minutos de vida, Franco estaba de nuevo en manos del doctor Hidalgo. Eran las cuatro de la tarde. Madrid se convertía en el centro de las noticias del mundo. Pero en la Ciudad Sanitaria de la Paz el espectáculo era folclórico. Curiosos, periodistas, médicos amigos de…, gente que se tenía que hacer ver, todos hablaban y difundían lo que no sabían, como si  de primera mano fuese su información. Solo una cosa era segura: Franco se moría. También se supo que el que allí mandaba era su yerno, el doctor Martínez-Bordiú.

Está sedado pero consciente. El día 12 entra a verle Carlos Arias Navarro. Franco se da cuenta, no abre los ojos. Le ha molestado. No quiere ver a nadie. En cualquier caso nunca le gustó Arias Navarro. Fue un remedio impuesto por circunstancias personales y la debilidad de los últimos momentos.Carlos_Arias_Navarro_and_Franco_1975

El día 15 de nuevo aparece la hemorragia. Una peritonitis gravísima. Vuelve al quirófano y a las manos del doctor Hidalgo.

La mañana del día 16 el Príncipe recibe la noticia: la situación es irreversible. Está en fase terminal.

Los siguientes días hay una gran angustia. Máxima tensión que produce fuertes discusiones, acusaciones y gestos torcidos. Ya no solo se piensa en la muerte de Franco sino en la posición a ocupar cuando fallezca. El día 18 ya está absolutamente inconsciente y el 19 se corre por Madrid que Franco ha muerto.

A las seis y doce minutos del día 20 el ministro de Información y Turismo, León Herrera leyó el comunicado con la muerte del Caudillo.

El uniforme de Capitán General del Caudillo

La noche del día 19 los escoltas de doña Carmen estaban, como siempre, en los sótanos/garajes del hospital de La Paz. Fue una sorpresa para ellos ver a doña Carmen que llorando se acercaba a ellos. Sin intermediarios, directamente, de manera insólita, doña Carmen entra en los garajes y se dirige a su jefe de escolta:

-Vayan a El Pardo y recojan una caja que allí les entregarán.

Era el uniforme de capitán general de gala del Caudillo, la mortaja. Aquella noche, sobre las 2200 horas el uniforme llegó al hospital de La Paz. No debía, ni podía, haber indiscreciones hasta el momento acordado.

Franco dejaba de ser Jefe de Estado.

el-sueldo-de-francoDefinitivamente.

Se establece la seguridad de la muerte a las 5,25 del día 20. El doctor Vicente Pozuelo firma el certificado de defunción a las seis de la mañana. Absoluta discreción, tanta que la duda sigue rodeando las horas, algunos hechos, y así seguirá para siempre.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

20 noviembre 2018

 

LA MUERTE DE FRANCO. ALGUNOS HECHOS DESCONOCIDOS. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

MOLA-FRANCO en BurgosEn julio del año 1974 con motivo del ingreso del Caudillo en el hospital por una flebitis se aplica por primera vez el artículo 11 de la Ley Orgánica del Estado de 1967 y el Príncipe de España, Don Juan Carlos de Borbón, asume las funciones del Jefe del Estado. Un momento delicado. Aquellos días los ojos de ciertos personajes empezaron a bizquear; mientras un ojo miraba a El Pardo y sonreía, el otro miraba a La Zarzuela y hacía una mueca. Faltaba, acababan de asesinarlo, quien jamás dudó, quien siempre miró de frente, el intérprete fiel y justo de la voluntad de Franco: el Almirante Carrero Blanco.Franco con Carrero Blanco

Y se notaba. Se notaba en el ambiente enrarecido de aquel Madrid que tomaba posiciones. La realidad del Príncipe Don Juan Carlos, en la que algunos nunca creyeron, se materializaba definitivamente. Hubo intentos para volver a jugar con las cartas marcadas que el Almirante descubrió en su momento, pero no se atrevieron.

El 9 de agosto de 1974 Don Juan Carlos preside el Consejo de Ministros. El primero de su vida. Lleva unas notas manuscritas con varios puntos a destacar. Lee, antes de comenzar la parte formal del Consejo, y lo hace recordando la figura de Franco:

IMG_20151116_100020‹‹Conocéis mejor que yo su gran personalidad y su obra. Pero quiero resaltar una característica suya que, a lo largo de su vida ha sido enormemente significativa y que está por encima  de todos los elogios o de todas las críticas que pudieran hacerse, y es, la serenidad con que ha afrontado todos los problemas que se le han presentado. En esta serenidad, está la clave de la confianza que en él tiene el Pueblo [sic] español. Esta Fé [sic] en su persona es fruto del acierto en las resoluciones, pero también de la tranquilidad en los momentos difíciles. Esta cualidad es la que Hoy [sic] más que nunca, debe presidir las decisiones, pues estoy seguro que será la clave del éxito en las etapas que se avecinan››.

Significativos subrayados y mayúsculas.

Aquello fue como un ensayo. Sirvió para probar los mecanismos de sucesión y ver las reacciones de unos y otros. También fue un susto, aunque breve. Las razones para asustarse, las de unos y otros, eran diferentes. Unos bizqueaban de El Pardo, otros, menos, de La Zarzuela; el Pueblo en mayúscula, como lo escribió el Príncipe, estaba en su sitio, el más sensato. Todo duró algo más de cuarenta días. Están por escribir.

Jueves 30 de octubre de 1975. La situación es muy distinta

-¿Qué tengo?

Pregunta Franco. Se hace un eterno silencio. Desconcierto, ¿quién responde?

-Ha padecido usted un infarto de miocardio y, además, una complicación intestinal grave.

Franco se queda en silencio. Después, emocionado, dice con energía:

Artículo 11; que se aplique el artículo 11!

Franco dejaba de ser Jefe de Estado.

Hace ahora cuarenta años.

Así lo cuenta su médico de cabecera, el doctor Vicente Pozuelo Escudero, en el libro: ‹‹Los últimos 476 días de Franco››.descarga

A las tres de la madrugada del día 2 de noviembre la hemorragia se agudiza. Franco pasa el día en la cama de su dormitorio, sondado, medio inconsciente. Por la tarde hay un momento en que entre la sonda y la faringe un coágulo le impide respirar. Se lo extraen pero no se puede detener la hemorragia. Hay que operar, urgente, no hay tiempo. El Regimiento de la Guardia de SE. está pegado al Palacio y en su botiquín hay un quirófano que nunca se ha usado como tal. El equipo médico consulta a la familia y deciden el traslado a aquel vetusto quirófano.

Muchas historias se han contado sobre el traslado de Franco. Lo que escribo es fruto de lo vivido por los que allí se encontraban y participaron, en uno u otro nivel, en los acontecimientos de aquellos largos días. Se lo contaré a grandes rasgos.

Tomada la decisión se llama al Regimiento y todo se pone en marcha. Son aproximadamente las nueve de la noche. Un Simca1200 ambulancia, con matricula del Ejército de Tierra, sale hacia Palacio. De su interior, el conductor y algunos escoltas, extraen una camilla de lona que suben a la habitación de Franco. La colocan en el suelo, junto a la cama, y cogiendo los extremos de las sábanas ensangrentadas bajan a SE. hasta depositarlo en la camilla y trasladarlo entre cuatro hombres hasta el vehículo ambulancia. Franco va entubado, inconsciente, pálido, y sangrando por la comisura de los labios.

Se ha ordenado cortar el suministro eléctrico en El Pardo y Mingorrubio, colonia donde viven los Guardias del Regimiento; toda la energía la necesita el quirófano.

38414934Primer y grave problema: el foco del quirófano lleva una clavija para enchufarlo tipo americano y los enchufes de la pared son de tipo europeo. Jamás se había probado. Son ya más de las diez de la noche. Se busca en la ferretería de El Pardo un adaptador. Pasa el tiempo, llega gente, todos preguntan. Están los Príncipes de España, los primeros, pendientes, inamovibles del lugar. Doña Carmen espera en Palacio. El equipo médico habla, discute y espera. Llega el material quirúrgico y… el adaptador para el foco. Aquel quirófano solo disponía de material digno de museo. Falta de todo, incluso para extraer la sangre que inunda al enfermo durante la operación se utiliza una jarrita de acero inoxidable de la cafetería del Regimiento. De El Pardo a Madrid no para de ir y venir un vehículo con plasma y suero. Es el conductor de este vehículo el que lleva al doctor Hidalgo Huerta a su domicilio una vez finalizada la operación. En el trayecto le pregunta sin rubor:

-¿Doctor, como está el Caudillo?

Regresa el conductor de dejar al médico y, rendido, se sienta en un banco, en la puerta del botiquín. No se da cuenta que hay dos personas sentadas junto a él; son los Príncipes de España.

-Perdón Altezas.

-¡Siéntese, por favor! Tiene que estar agotado. ¿Qué le ha dicho el doctor?, pregunta la Princesa.

-Señora, me ha dicho que tenemos Caudillo solo para cuarenta y cinco minutos.

Durante la operación había llegado una ambulancia de la Seguridad Social, una Dogde Dart, para el traslado de Franco a Palacio. Está helada por dentro y durante un buen rato los escoltas intentan calentarla utilizando secadores del pelo.

Todo, lo más parecido a una intervención en campaña. Eso sí, con más de veinte especialistas en aquél reducido botiquín. Los médicos sabrán. A las doce y media la operación había terminado. Franco era trasladado de nuevo a su cama en Palacio.

Después llegaron días de tensa calma, en cualquier momento se podría precipitar el desenlace. No fueron 45 minutos los que sobrevivió a la operación como dijo el doctor Hidalgo Huerta, aunque él sabía muy bien lo que decía.

La vida política en España se detuvo y algunos de sus más activos personajes quedaron aparentemente desconcertados  y desconcertantes. Entre bambalinas, hombres del segundo y tercer nivel lograron acuerdos y pactaron sosiego. En el primer nivel era más difícil.

En todos los organismos de la Administración llevaban tiempo funcionado las llamadas  ‹‹Plataformas Democráticas›› de funcionarios – con más o menos visto bueno- y empezaron a dar señales de actividad con reuniones, cambios de punto de vista y actitud a tomar. En estas plataformas estaban desde Directores Generales a simples funcionarios.

El día 5 de noviembre el estómago de Franco vuelve a sangrar. En la mente de todos está el dantesco espectáculo de la noche en el botiquín del Regimiento. No se puede volver a repetir semejante espectáculo. La situación se convierte de nuevo en un acto de vida o muerte. Una ambulancia le lleva a la Ciudad Sanitaria de La Paz donde directamente entra en el quirófano. Tres días después de vaticinar que le quedaban cuarenta y cinco minutos de vida, Franco estaba de nuevo en manos del doctor Hidalgo. Eran las cuatro de la tarde. Madrid se convertía en el centro de las noticias del mundo. Pero en la Ciudad Sanitaria de la Paz el espectáculo era folclórico. Curiosos, periodistas, médicos amigos de…, gente que se tenía que hacer ver, todos hablaban y difundían lo que no sabían, como si  de primera mano fuese su información. Solo una cosa era segura: Franco se moría. También se supo que el que allí mandaba era su yerno, el doctor Martínez-Bordiú.

Está sedado pero consciente. El día 12 entra a verle Carlos Arias Navarro. Franco se da cuenta, no abre los ojos. Le ha molestado. No quiere ver a nadie. En cualquier caso nunca le gustó Arias Navarro. Fue un remedio impuesto por circunstancias personales y la debilidad de los últimos momentos.Carlos_Arias_Navarro_and_Franco_1975

El día 15 de nuevo aparece la hemorragia. Una peritonitis gravísima. Vuelve al quirófano y a las manos del doctor Hidalgo.

La mañana del día 16 el Príncipe recibe la noticia: la situación es irreversible. Está en fase terminal.

Los siguientes días hay una gran angustia. Máxima tensión que produce fuertes discusiones, acusaciones y gestos torcidos. Ya no solo se piensa en la muerte de Franco sino en la posición a ocupar cuando fallezca. El día 18 ya está absolutamente inconsciente y el 19 se corre por Madrid que Franco ha muerto.

A las seis y doce minutos del día 20 el ministro de Información y Turismo, León Herrera leyó el comunicado con la muerte del Caudillo.

El uniforme de Capitán General del Caudillo

La noche del día 19 los escoltas de doña Carmen estaban, como siempre, en los sótanos/garajes del hospital de La Paz. Fue una sorpresa para ellos ver a doña Carmen que llorando se acercaba a ellos. Sin intermediarios, directamente, de manera insólita, doña Carmen entra en los garajes y se dirige a su jefe de escolta:

-Vayan a El Pardo y recojan una caja que allí les entregarán.

Era el uniforme de capitán general de gala del Caudillo, la mortaja. Aquella noche, sobre las 2200 horas el uniforme llegó al hospital de La Paz. No debía, ni podía, haber indiscreciones hasta el momento acordado.

Franco dejaba de ser Jefe de Estado.

el-sueldo-de-francoDefinitivamente.

Se establece la seguridad de la muerte a las 5,25 del día 20. El doctor Vicente Pozuelo firma el certificado de defunción a las seis de la mañana. Absoluta discreción, tanta que la duda sigue rodeando las horas, algunos hechos, y así seguirá para siempre.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

20 noviembre 2017

 

LA CABRA DE LA LEGIÓN (General de División Rafael Dávila Álvarez)

Oficiales-3-Bandera

La cabra mascota de la Legión

Un día me atreví a preguntarle:

«Excelencia, ¿por qué en los desfiles lleva la Legión un borrego como mascota? No lo encuentro lógico».

Respondió inmediatamente:

«Inadmisible: en mi Bandera llevábamos un jabalí».

Muchos se preguntan sobre el origen de las mascotas en la Legión y más concretamente porqué la cabra es la más popular. No hay una explicación clara y definitiva sino muchas anécdotas, unas documentadas y otras no.

hombres«Inadmisible: en mi Bandera llevábamos un jabalí».

Es una de las pocas pistas certeras que tenemos sobre el tipo de mascotas en los orígenes de la Legión. Son palabras de uno de sus fundadores y jefe de la misma: el Comandante Franco.

Lo relata el doctor Vicente Pozuelo Escudero en su libro «los últimos 476 días de franco

». Forma parte de uno de los diálogos que mantuvo con el Caudillo en Agosto de 1974 en el Pazo de Meirás.

Existen numerosas historias sobre los orígenes de las mascotas de la Legión y ninguna lo suficientemente clarificadora. Nadie sabe a ciencia cierta cuales son las razones que han llevado a que sea la cabra la que goce de mayor popularidad. La opinión de Franco, como fundador y jefe de la misma, tiene gran valor. No parece que le gustase mucho la cabra como mascota.

Inadmisible, dice con rotundidad. No hay duda: no aprueba este tipo de mascota.

Voy a darles mi opinión, una más. Cada legionario tiene la suya.

El origen de las mascotas entre las unidades militares no tiene mayor misterio. Desde Flandes acompañaban a los soldados en su largo caminar. Hombre y animal, mascota, se hacían mutua compañía y en ocasiones solucionaban entre ambos algunos problemas logísticos. rocroi3

Les contaré una anécdota. Estando en Operaciones Especiales realizamos una práctica de combate en nieve. Estábamos en los aledaños de Pineda de la Sierra (Burgos); para dormir cada equipo construyó su propio iglú. Después de la primera noche nos llamó el Alcalde alarmado porque habían desaparecido todos los perros del pueblo. Nadie pensó que nosotros tuviésemos algo que ver, pero el alcalde conocía esa querencia que tienen los perros hacia los campamentos. Y en el campamento estaban. Los avispados soldados, conscientes del frío que se pasa en el iglú, habían convencido a los numerosos canes del municipio para que durmiesen, a la vez que calentaban, en tan peculiar estancia.

Aquella misma mañana tuvieron que dejar los perros el campamento, muy tristes por abandonar tan rentable compañía. Cada uno cumplía su misión y obtenía el fruto a su trabajo, unos calor y otros alimento.

Algún otro tipo de mascota y en adversas circunstancias puede convertirse en alivio y menú de subsistencia, en alimento, pero eso no sería una mascota sino otra cosa. De ahí que la historia de la gallina como primera mascota que hubo en la Legión, y que llegó a ser nombrada cabo interino, es difícil de asumir. Más bien parece que alguna gallina de un aduar cercano quiso ser legionaria y, cabo o no, acabó cocinada, que cada uno está para lo que está.

17405847-un-jabali-los-legionarios-mascota-en-el-sur-de-espanaPaco, Braulio, Magán, Nerón, Pepito, Kike, Ratky, son conocidos nombres de mascotas de las Banderas y que han pasado a ser historia legionaria. Son monos, loros, osos, carneros, borregos, jabalíes, los que han formado parte de esa historia; otros muchos son fruto del imaginario popular.

Deducimos que en los primeros años de la vida de la Legión no se prodigaban las mascotas. De la vida en aquellos campamentos sabemos que eran inundados de perros, algunos asilvestrados, y que había que sacrificar.BANDERA_OVEJA_MONO

La primera vez que se cita al borrego es el 11 de julio de 1922 en el campamento de Rokba Gozal, compartido con los Regulares. Al regresar de las operaciones encuentran el campamento inundado de ovejas; durante la operación, un ganado ha llegado al pie del campamento; los rancheros y enfermos se los han repartido, y a la vuelta de la jornada, al bullicio de los soldados se unen los balidos de los innumerables borregos.

Suponemos que no acabarían con el rebaño entero y alguno de ellos pasó de ser reserva logística a convertirse en mascota. ¿Será este el origen de la aparición del borrego como mascota de los legionarios?

Legionarios de la Compañia Austria en el destacamento Piper Camp conversan con un soldado francés en las afueras de Skopje dentro de la misión "Cosecha Esencial" de la OTAN

Más adelante, ya en Melilla, el 8 de agosto de 1921, el convoy a Sidi-Hamed sufre una emboscada: los legionarios y Regulares escalan las laderas y el enemigo huye escarmentado; el fuego ha sido intenso pero milagrosamente solo nos han matado un perrito. Nos lo cuenta Franco en Diario de una Bandera. ¿Era una mascota el perrito que muere en combate con sus legionarios? Siempre hay un perro que sigue a los soldados detrás del bagaje, como lo hacían vivanderos, mochileros, niños y mujeres. Es el perro que nunca muere, algo más que una mascota, el de los Tercios de Flandes y el de los Tercios de ahora, el que siempre ronda por el cuerpo de guardia o espera a la puerta de la cantina.12172

No tenemos más referencias de esa época: la aparición del borrego inundando un campamento legionario, el perrito que muere en combate y el jabalí del que habla Franco.

Por los años treinta vemos ya al carnero instalado como primera mascota de la Legión. Hay suficientes pruebas gráficas de ello. El año 1933 cuando el Presidente de la República visita Ceuta, le rinde honores la Legión formando con ella su mascota, un enorme carnero blanco que acompaña a los gastadores.

No dejará ya de aparecer el carnero, borrego o cabra, como mascota de la Legión en diversas formaciones tanto dentro de los acuartelamientos como en las calles de la ciudad.

Miembros-Legion-decada_ECDIMA20141008_0008_16Va más allá de la anécdota la crónica que Tomás Borrás publica en ABC el día 27 de octubre de 1934:

El Ejército ha contagiado su energía a una población que se hacinó hambrienta, enferma y aterrada durante diez días en los sótanos mientras temblaba el suelo sordamente.

Sale, como los convalecientes, con un poco de júbilo infantil y se va, en su puerilidad de resucitado, detrás del cabo de la Legión, al que sigue el carnero mascota con fidelidad de perro. El cabo busca sus flirteos, entra en los cafés, y el carnero, libre y dócilmente, va detrás y acepta galletas y azúcar. Hasta que le molestan y ataca, porque sabe que atacar debe ser el espíritu de una mascota legionaria.

Otra crónica de 1969 escrita por Benigno González, también en ABC, describe el homenaje de Sevilla a la Legión con la entrega de una reproducción del Pendón de la ciudad a la V Bandera. En ella alude a las patillas y las barbas, el borrego, los tatuajes y termina diciendo: se suministró un pienso extraordinario al borrego mascota.ABC1

Borrego, cordero, carnero, cabra… Miren el diccionario. El borrego es un cordero de entre uno o dos años; el cordero es el hijo de la oveja que a su vez es la hembra del carnero.

Carnero era el nombre más adecuado, el de borrego el más generalizado, aunque el tiempo ha popularizado a la cabra. Me quedo con el nombre de carnero pero acepto encantado el de la cabra. Ambos son arietes, máquinas militares que se caracterizan por su potencia de choque. Cabra o carnero son sinónimo de acometividad , ligereza, movilidad, austeridad y dureza. En definitiva, animales que ofrecen mucho y piden poco. Perfectas mascotas para la Legión.

cabraleSe equivoca quien piensa que referirse a la «cabra de la Legión» es un modo de expresión peyorativo. El pueblo sabio y soberano sabe lo que elige y lo que dice. No suele equivocarse y está demostrado que, a pesar de los pesares, la Legión y su cabra siguen siendo queridas y admiradas por ese pueblo soberano.

Lo que queda claro es que a la Legión nadie le mete las cabras en el corral. Vuelvan a consultar el diccionario.

General de División (R) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

11 mayo 2015