LAS DOS ESPAÑAS General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Una imagen ofende más que mil palabras

<<La ley por sí sola no basta para solucionar el conflicto catalán>>, dice este aficionado a los fraudes literarios que ahora se adentra en el campo de la política para nuestra desgracia. En lugar de cumplir la Ley y hacerla cumplir -como es su ineludible obligación-  escucha y sella la constante canción: Somos separatistas, queremos la independencia y no reconocemos al Estado español.

Se reúne en Barcelona con uno de los que encabezan ese separatismo, un condenado por la ley, inhabilitado para la acción política, aunque  intelectualmente también lo está; su capacidad no va más allá del insulto mezquino. De dos inteligencias de tal porte en una reunión de este calibre puede esperarse lo peor. Uno representa a menos de media España, mucho menos; el otro menos de la media Cataluña, prácticamente a nadie en el conjunto de España. Son apoyos que les conducen al totalitarismo.

Para el presidente del Gobierno hay dos cosas inexistentes:

1).-Los representantes de la otra media España de la que tanto habla.

2).-La Ley (no es necesario poner ejemplos) y la ley (caso Delcy Rodríguez; por ejemplo).

Dice que ser el representante de media España -tirando por lo muy alto- es lo que le lleva a arrodillarse ante el <<inhabilitado>> y con desparpajo decir: <<Tendremos presente la realidad plural de Cataluña, social, cultural y política. Solo cabe el reencuentro si se acoge a la totalidad de la sociedad catalana […] poniendo como mediador a los 47 millones de ciudadanos>>. Desfachatez (Diccionario RAE: cara de cemento). Contrasta con la repulsa a reunirse con la oposición, la otra media España -tirando por lo bajo-, para recoger su opinión.

Aprovecharán las dos inteligencias reunidas, que el pueblo español está adormecido, dominado por la presión mediática que resuena en nuestros oídos como música celestial, mientras nos roban la esencia y la decencia, <<…entre una España que muere/y otra España que bosteza>>.

La maniobra está clara. Es un camino lento, pero imparable, que comenzó el mismo día en el que se aprobó la Constitución: nacionalismos. Así empezaba la historia.

ETA mataba, asesinaba con una violencia desconocida en mente humana. No eran separatistas (ellos recogían las nueces), eran asesinos que pistola en mano han conseguido asaltar las instituciones e instalarse en ellas. Mientras, los separatistas catalanes esperaban, recogían parte de la cosecha con su aire digno y las arcas del 3%. No estaban solos. Forman parte de ese grupo que acaba instalándose donde pone el ojo, como Cuba o Venezuela, y que se perpetúa con el apoyo de quienes todos sabemos.

<<Va a ser un diálogo «franco y transparente>> (sobre todo franco).

<<Vivo un sentimiento de honor por reunirme con el jefe del ejecutivo autonómico […] He venido con respeto y emoción>>.

No sabe lo que dice porque camina por los pasos perdidos. En dos palabras (como el torero): im-presentable.

Hablar de dos mitades, de las dos Españas, es un juego peligroso cuando se fomenta y se trabaja en la división, algo que a los socialistas siempre les ha gustado. El juego que da eso de las dos Españas conduce al enfrentamiento y a las aguas revueltas, malolientes, donde estos personajes acostumbran a pescar.

La solución se presenta muy negra porque aquí la política, los políticos, unos y otros, tocan y discuten temas alejados del conjunto, que nada tienen que ver con la realidad social de España.

Este Gobierno de socialistas y comunistas ha decidido romper España arrastrando lo que ellos dicen representar: media España. La otra media bosteza; la múltiple oposición vive (y muy bien) su sueño dorado y al final toda España muere.

Llevo más de cuatro años defendiendo desde aquí una España unida. Creo que es un sueño del que empiezo a despertarme. Y lo que veo no me gusta.

Decía César González Ruano: <<Es algo tremendo cómo una costumbre adquirida durante muchos años, sin ningún esfuerzo se pierde en unas semanas>>.

Lo último que escribía: <<Voy creyendo firmemente que todo reside en la costumbre. Y que, muchas veces, la muerte consiste en ir perdiendo la costumbre de vivir>>.

¿Estaremos perdiendo la costumbre de ser españoles? ¿De vivir como españoles? Sería la muerte de la Nación. Será.

También dijo Ruano: <<Nadie se muere si vivió de veras. Se mueren solo los muertos. […] La inmortalidad es memoria>>.

¿Es esta una España muerta? ¿O entre todos la estamos matando hasta acostumbrarse a no ser España?

<<…entre una España que muere/y otra España que bosteza>>.

Debo repetirlo: Llevo más de cuatro años en este blog defendiendo una España unida. Creo que es un sueño del que empiezo a despertarme. Y lo que veo no me gusta. La muerte de España consiste en ir perdiendo la costumbre de ser españoles…

Morir y bostezar viene a ser lo mismo. Desaparecer.

Tantas españas que nos hemos quedado sin España.

Muchos la defienden, una, unida, pero escondidos en sacristías, desde no hacer nada. A otros nos señalan por intentarlo; a cara descubierta. Empiezo a despertarme y no veo más que muertos y bostezos.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

11 febrero 2020