El fútbol manda y mucho. Si no de qué iba yo a preocuparme en escribir el nombre de este señor. Pero al margen del deporte, al que ha hecho flaco favor con sus declaraciones, lo dicho contra España no tiene más calificativo que el de mentiroso. Ya sé que a la mayoría de ustedes les parecerá poca cosa para definir su postura, pero no hay nada peor en la conducta del ser humano que ser mentiroso es decir: ‹‹Que miente, y especialmente si lo hace por costumbre››. Esa es su conducta. Como para fiarse aquí del amigo. Y le define muy bien porque su conducta es reflejo de la gran mentira a la que pretenden someternos los provocadores del independentismo catalán. Provocar, encaja perfectamente en su postura que define el diccionario de la RAE como ‹‹Delito consistente en incitar públicamente a alguien para que cometa una acción delictiva››. Pues como el que oye llover. Provocador y mentiroso.
Pero claro si entramos en otro modo de ver las cosas entonces me entra un no sé qué, que qué sé yo. Y hace que me repita y vuelva a recurrir a Rafael de León.
‹‹Toíto te lo consiento
menos faltarle a mi mare
que a una mare no se encuentra
y a ti te encontré en la calle››
Si la cosa no fuese tan grave sería aburrido. Pero es grave, muy grave y los españoles, todos, catalanes también, están hasta las narices de los provocadores que pretenden arruinar sus orígenes e historia: España. Entre sus lindezas ha recurrido a la comunidad internacional para ‹‹enfrentarse a los abusos de un Estado autoritario››, el mismo que le permite decir lo que dice. Como en Qatar.
Guardiola es entrenador de fútbol español, le guste o no, y más vale que cambie de nacionalidad si quiere dejar de serlo. No hay ni habrá otra manera de dejar de serlo. Por mi parte adelante, que no se sienta oprimido ni estreñido.
Su fama como deportista, también conseguida con los colores que le oprimen, no le da derecho al insulto ni a la mentira. No es un deportista, es un provocador, agitador y mentiroso. Lo siento por los aficionados del FC Barcelona al que este señor acaba de hacer flaco favor.
Termino con el poema de Rafael de León.
‹‹Desde la cuna…
a mi mare de mi alma
la quiero desde la cuna,
¡por Dios! no me la avasalles
que mare no hay más que una
y a ti te encontré en la calle››.
Ya me entiende.
General de División Rafael Dávila Álvarez (R.)
Blog: generaldavila.com
13 junio 2017