EUTANASIA. EL SOBERANO DE LOS MUERTOS LEGISLA. Rafael Dávila Álvarez

Culpables o no, desde lo oculto nada queda claro y es posible pensar en cualquier cosa. Pandemia, sin horizonte, cada vez más, y aumentan las dudas ¿Fracaso de la ciencia? ¿De la política? ¿Del ser humano? Que de todo hay en la viña.

El caso es que la muerte acecha en el momento que se anuncia la vida.

Este año la estrella se llama duda y a ella miramos. La pregunta no es sobre la duración de la pandemia, ni siquiera sobre el futuro que nos espera. Tampoco es una petición para ir a mejor. Sabemos que todo eso no dará resultado. Seguirá como está, y con la realidad de que las cosas serán como son y no como nosotros quisiéramos que fuesen.

Solo hay una fórmula para salir adelante, individualmente (colectivamente es más difícil, pero posible): esfuerzo y constancia. Esta es una prueba de esfuerzo, de largo recorrido.

¿Qué le preguntaría a la estrella que acompaña a la duda? Llevo años pensando en ello y he tenido la oportunidad de constatar lo que me planteo.

Todo, o casi, lo que nos rodea, nos informan, y aparece en los medios más conocidos, los que crean opinión, está bajo el poder. ¿Quién es el poder?

Lo acabamos de ver hace muy poco. Uno de los grandes medios de opinión ha estado sometido a fuertes presiones económico-mediáticas y han triunfado, como es lógico, las mediáticas, el poder que se esconde y que también es capaz de convertirse por otras vías en económico. Son lo mismo. Es cosa de irse adentrando en los misterios de las cloacas, sus reinos, donde no hay más república que la imposición y el trueque.

El caso es que tengo la certeza de que somos un pueblo mal informado o, lo que es peor, teleinformado, teletrabajado y teleatontado…, en definitiva mediatizado, al que solo falta asentir: ¡como debe ser!

Sin personalidad ni criterio, que queda para los sabios y libres; se cuentan con los dedos de la mano. Oculto está casi todo y lo que se cocina en ciertos lugares es desconocido por la mayoría.

Tan listos y tan bien dirigidos e informados, que hasta somos capaces de legislar la muerte. Por Navidad. Eutanasia. ¿Le ha preguntado alguien sobre un tema de tanta gravedad? Oigo los lamentos de los santos inocentes a los que alguna Institución venerable debería proteger y consolar. O cuidar. Al menos enfrentarse a la muerte y a los que quieren legislarla. Con dignidad, pero con dureza y sobre todo crudeza. No solo de pan vive el hombre. ¿Hay alternativa? Me llega el rumor de los peces en el río. Desde el Canto Once de la Odisea también me llegan voces pavorosas. Sé que son «aladas palabras», pero Homero sigue siendo la primera palabra: cólera, Hades;  y será la última: «Así ellos las exequias celebraban…».

Alguno se ha sentido el Soberano de los muertos.

Cuando acabe la partida rey y peón vuelven a la misma caja. Mientras, que corra el champán.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

22 diciembre 2020