Y HUBO UNA GUERRA QUE VOLVERÁ… CON ALGÚN ESPADÓN A CABALLO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

No; no se echen las manos a la cabeza. En esta nuestra gentil España cada vez que un soldado habla, o piensa,  espadón por medio, cuando aquí, ahora, el único espadón posible es votado, aireado, ensalzado y hasta bien pagado. Incluso no lleva espada ni blanco caballo, que ya son otros los que manejan las cuentas corrientes, para pagarse el caballo, que es como ahora se hacen las guerras. Incluso llegan a ser detenidos a la vez que absueltos y eso les sirve; porque se les vota más y mejor.

Espadones los hay para elegir, en el norte, sur, este y oeste. Sus ejércitos son los medios, televisiones, radios y voceros; sus armas son la mentira, la soberbia y la cátedra bien remunerada desde los paraísos cuentacorrentistas.

Espadones hay, golpe tras golpe, galopan sobre el golpe blanco, al frente de un ejército de rufianes, descabalgados, mentirosos; y más peligrosos que los cañones.

Pero ustedes están encantados con ellos y si no miren a su vecino del quinto, al de chalet de al lado, o a usted mismo que acaba de decidir el futuro que quiere para España. ¡Cuántos hay que dicen lo que dicen y hacen lo que no dicen! No salen las cuentas.

Hubo una guerra y la volverá a haber. La hay ya. Lo dice hasta el Papa que es como decir: es la verdad. Aunque corran malos tiempos para la verdad, incluso bajo la bóveda de la Capilla Sixtina, ahora que los confesionarios tienen telarañas.

El cazador espera a su presa. Descuidada, enferma, o peor: tonta. Así la pieza, tarde o temprano caerá. Si no, no habría cazadores. Lo dejarían por imposible. Se caza gracias al despiste, o a la dejadez del cazado, más que por la buena virtud del cazador. El águila va en solitario; los patos van en manada; son más fáciles de cazar.

<<Agolpábansele en tanto los prodigios, porque al león más grande y más hermoso de los que había criado, un asno doméstico le acometió y lo mató de una coz>>. ¡Cuidado con el asno! Nunca vayas detrás.

España suele ser la adelantada. Es como si estuviese para dar el aviso. Los acontecimientos de ahora son el preludio de lo que viene. Hay que saber interpretar los signos de los tiempos. ¡Que viene el lobo! Ya ocurrió hace unos cuantos años, tampoco demasiados, cuando el lobo de las estepas quiso imponer su frío temor. Es cazador nato.

Surgirá un déspota como el mundo ya ha visto.

Decía aquel lobo estepario: <<A mí me gusta el desorden, pero bien organizado>>.  Seguía diciendo: <<la insurrección es una máquina que no debe hacer ruido>>. Claro que: ¡¿quién se acuerda?! ¿¡Quién sabe de qué estamos hablando!?

Trotsky buscaba una tribuna; Lenin un despacho. Ya tiene cada uno lo que quería. Uno la calle; el otro el avión.

Europa adormece. La Unión Europea se compone de intereses y barrigas agradecidas que ya no sirven para hacer política en su país. Cobran y viven como los dioses del Olimpo. Pero entre ellos tienen sus preferencias. España está en cola de sus favores.

¡Dios proteja al Zar! ¿o Dios proteja al Rey? Y a los que no tenemos a donde ir.

<<Hemos abrazado la fe marxista>>. Que no  acepta, ni admite la existencia de ninguna otra. Claro que para ellos la propiedad es el robo; mientras no sea la suya.

Europa se tranquiliza con una OTAN que muere y justifica su estertor final con un irrisorio despliegue en la frontera rusa.

Por ello no puedo, no debemos, olvidar el epigrama de la Vida de Homero atribuida a Heródoto.

<<¡Glauco, guardián de los rebaños! Te pondré en la mente esta advertencia: Ante todo da de comer al perro junto a la puerta del patio, pues es quien primero oye al hombre que se acerca y a la fiera que entra en el cercado>>.

Oigo el galope del caballo. Nadie ladra. Hemos matado al perro.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

20 noviembre 2019