El condicional es del presidente Macron con motivo de la salida de los Estados Unidos de América del pacto nuclear con Irán.
La guerra es la comarca de la incertidumbre, la comarca del azar, pero si analizamos las circunstancias el condicional del presidente francés se hace certeza. De una u otra manera: podría ser, es la guerra.
Llevamos tiempo avisando; sin alarmismos, sino con la evidencia. Estamos ante la más peligrosa guerra que nadie pueda imaginarse. Puede durar horas o ser definitiva y eterna. Lo que vemos no nos gusta porque se dan todas las circunstancias de las que hablan desde los inicios de los tiempos todos aquellos que se detuvieron a analizar esta actividad humana: la guerra.
No lo tomemos a broma. Esto, ahora, va en serio.
Repitamos: Todo el arte de la guerra está basado en el engaño.
¿Ven algo que no sea engaño?
<<Clavad una cuña entre el soberano y sus ministros; o si no, enemistadle con sus aliados…>> ¿No es una constante entre los más poderosos?
Trump no escucha, se escucha y no sabemos lo que se dice. Pero le han llegado rumores de guerra. No quiere que le pillen desprevenido. Hay razones para ello.
La política es caprichosa y sobre todo de desconocidas decisiones. Se toman después de análisis e intereses ocultos para nosotros. Si falla, incluso caprichosamente, llega la guerra. Muchas veces parece que la provoca un quítame allá esas pajas, aunque detrás hay todo un espacio de rencores, intereses y preparación.
La decisión de Trump, a pesar del personaje, no es caprichosa, ni tampoco errática y sin razones. No todo Obama era Nobel de la paz; tenía mucho superfluo. También el buenismo “todo el mundo es bueno” pueden acarrear muchas tristezas. Nunca existirá ya una rendición de Breda. Tras las grupas de los caballos enhiestas lanzas.
Trump echa un órdago. Aunque todos le señalan a él. Cada uno a su interés. No es solo él quien juega en esta partida de ajedrez. Hay reyes, reinas, caballos, torres y alfiles; también peones: ¿qué hacen nuestras tropas en Turquía?, ¿lo saben ustedes?, ¿qué hacen nuestras tropas desplegadas en la frontera con Rusia?, ¿lo saben ustedes?
Dice El arte de la guerra que si tu enemigo está unido, divídele. <<Clavad una cuña entre el soberano y sus ministros; o, si no, enemistadle con sus aliados. Sembrad entre ellos las sospechas mutuas, de manera que reine en ellos el malentendido. Así podréis conspirar contra ellos>>.
La guerra surge por caprichosas decisiones políticas, tomadas por políticos que saben poco de la guerra. No son soldados. No son nada.
Trump rompe con la UE y se alinea con Israel y Arabia Saudí contra Irán. No podía ser de otra manera. Los misiles ya sabemos hacia donde apuntan. ¿O somos tontos?
Lo que de todo esto saldrá puede tener contestación en días, meses o años.
No será nada bueno. Los que inician la guerra jamás la saborearán porque es amarga y corrosiva. No son soldados. No son nada. Pero podrían significar la guerra que no conocen. Ellos son la guerra. Se les pide lucidez.
Hay momentos en los que el valor debe ser una cualidad entre otras, pero jamás ha de obstaculizar lo que debe ser la cualidad primera de cualquier dirigente: la lucidez. Sin ello el valor de nada sirve.
Este es el momento: de la lucidez, sin olvidar que los misiles no varían de objetivo simplemente por tratados escénicos.
Las guerras no las provocan las crisis económicas sino las morales. En esas estamos. En la mayor de las crisis morales y de pensamiento que se recuerdan.
Esa es la guerra que hace tiempo empezó. La que le sigue está en proceso de maduración. Cualquier día, cualquier mes, cualquier año.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog generaldavila.com
15 mayo 2018