LIBRO «LA GUERRA DE MARRUECOS 1907-1927» de Manuel Casteleiro. Editorial ACTAS

Nadie quiere hablar, aún menos mirar, de África, de Marruecos, cuando es imposible entender el siglo XX español y sus consecuencias sin conocer la labor de España en aquellas tierras. Hay mucha sangre española mezclada con las áridas tierras del Rif, sangre vital perdida por ser desconocidos unos hechos que aún sangran, olvido que supone una de las grandes injusticias de la historia interpretada por los hombres. Sobrecoge que nadie recuerde a aquellos miles de españoles, humildes y sencillos que allí siguen muertos por la imperdonable mala memoria de las posteriores generaciones que en gran número proceden de aquella sangre perdida. El ADN de las tierras rifeñas es español en su mayoría, una fuente que mana sangre de los españoles que murieron por España. Ahí quedó todo.

¡Qué lejos queda todo aquello!, mientras en ello está el germen de nuestra historia reciente.

Cuando aparece un libro que lleva en su portada ese nombre prohibido La guerra de Marruecos, el corazón da un vuelco y se abre un mundo de esperanza hacia la historia olvidada. Así ha ocurrido con la reciente obra de Manuel Casteleiro: La guerra de Marruecos 1907-1927 que hoy les traigo a colación por su enorme importancia. Una obra monumental como aquella guerra fue y exige, un trabajo que se escapa ya del autor y pasa a ser la obra colectiva de aquellos que la protagonizaron, bien podríamos decir, por España, incluso por encima de los que decían ser España. Lo eran los que allí lucharon y de ellos es la historia.

Una esmerada y magnífica edición de la editorial ACTAS que ha cuidado su presentación como la historia y la obra merecen. Hacía mucho tiempo que no se veía un trabajo tan completo y bello a la vez de nuestra historia.

Manuel Casteleiro se ha dejado la vida en este texto que nos ofrece y la editorial la ha recogido como cofre que guarda un tesoro. Lo es; y me permito decirlo desde el conocimiento de una etapa que por razones familiares entiendo profundamente y de la que dispongo la adecuada información como para poder contrastar los hechos. Este es un libro necesario, profundo, muy documentado y que recomiendo no solo a los interesados en el tema sino a todos los que quieran saber algo de la historia de su patria.

La guerra de Marruecos se ha contado muchas veces, pero tantas como mal contadas, pesadas y aburridas, técnicas, llenas de nombres lejanos y distantes, con feroces críticas y fantasías muy propias de los que pretenden dulcificar actos merecedores de una nueva Ilíada. Este libro de Manuel Casteleiro pone a cada uno en su sitio y cuenta los hechos de manera rigurosa y académica siendo a la vez de fácil y amena lectura.

Vuelvan la vista al sur, lean lo que allí hicimos, y verán lo que somos y porqué somos. Es la historia suya y mía, bien contada y editada con la estética y la esmerada presentación que requiere.

Me atrevería a decir que es una obra definitiva y que marcará un hito en aquellos hechos tan relevantes de los que repito somos descendientes y a cuyos protagonistas debemos honor y gloria.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

22 noviembre 2023

 

LA LEGIÓN CAMINO DEL CENTENARIO (V) LA BANDERA DE LA LEGIÓN General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

La Reina Victoria entrega la primera Bandera a La Legión en Dar Riffien

‹‹LA BANDERA DE LA LEGIÓN será la más gloriosa porque la teñirá la sangre de sus legionarios››.

Orden dada, orden cumplida…  Es la norma de La Legión.

La Reina Doña Sofía, entonces Princesa de España, entrega la Bandera al Tercio Duque de Alba

Tuvo que pasar tiempo para que la Legión tuviese su anhelada bandera. No quisieron cobijarse en ella hasta que con sus vidas hubiesen demostrado su amor y entrega. Fue un largo cortejo, un enamoramiento lento que se consumó cuando se había derramado la última gota de sangre. Ofreciéndose en sacrificio teñían de roja sangre aquella Enseña Nacional  que una Reina ya bordaba. La guerra está en marcha, la Legión sin bandera… ¡Tiene que ser la más gloriosa! Eso requería una espera de sangre y sacrifico.  El jefe y fundador de la Legión, teniente coronel Millán-Astray, había señalado las condiciones necesarias para alcanzar el Amor de la Bandera, para llevar la Enseña al combate. El valor, compañerismo, amistad, unión y socorro, marcha, sufrimiento, endurecimiento a la fatiga, compañerismo ante el fuego, y las cardinales: Disciplina, Combate, Muerte. Con ello se lograba el Amor a la Bandera. Nunca quiso decir ‹‹es la más gloriosa››, como algunos equivocadamente recitan, sino ‹‹será››. Es un permanente compromiso. Es la constante búsqueda de su gloria; nadie puede pronunciar el verbo ser hasta que no lo ha entregado todo. En la Legión ‹‹todo›› es la vida. Por eso cada uno lanza su juramento diciendo ‹‹será la más gloriosa›› como lo es ya para los muertos por ella. Cada caído en combate, cada sangre derramada hace gloriosa a la Bandera de la Legión. Mientras, en la diaria entrega, estás en deuda con ella, tienes el compromiso de hacerla la más gloriosa. En la Legión no se admite apropiarse de la gloria de los demás sino aprender de ellos e imitar su comportamiento. La bandera es gloriosa desde el primer día, pero un legionario vive con el compromiso constante que se conjuga en será, será, será… hasta que tengas por sudario, legionario, la Bandera Nacional. Tu gloria es la de tu Bandera y por ello tu vida está hipotecada a su futuro de gloria. Nunca al tuyo.

Tiempo costó recibir aquella bandera. Los primeros legionarios juraron Bandera ante la Enseña Nacional del Regimiento de Infantería Ceuta nº 60. Fue un 21 de octubre de 1920 en el llano de El Tarajal. La formación era mandada por el comandante Jefe de Instrucción Francisco Franco, siendo el abanderado el capitán Justo Pardo Ibáñez, el diseñador del emblema de la Legión. La presidencia la ostentaba el fundador del Tercio de Extranjeros, teniente coronel Millán-Astray.

La fórmula del juramento fue: ‹‹¿Juráis a Dios y prometéis al Rey, defender la Bandera de España hasta perder la última gota de vuestra sangre y no abandonar al que os mande?››.

Cuando se retiraba la bandera, la emoción se unía al deseo de ser merecedores de tener su propia bandera.

La primera Bandera de La Legión

‹‹Tendréis Bandera propia y estaréis cobijados por ella›› decían los carteles de propaganda. Pasaron tres años hasta que se iniciaron los preparativos para la ceremonia de entrega de la merecida Enseña propia a la Legión. Debería ser en la Corte el año 1923. Cuando una Bandera expedicionaria formada por legionarios de todas las unidades de La Legión se encontraba en Algeciras camino de Madrid para el acto de entrega y el Jefe de La Legión, teniente coronel Valenzuela, ya estaba en la capital del Reino organizando el acto, los acontecimientos en el protectorado exigieron la presencia de todas las unidades y sus jefes, por lo que la programada y tan ansiada entrega de la Enseña Nacional se vio suspendida.

Finalizada la Guerra de Marruecos en la que La Legión ocupó un lugar destacado pudo de nuevo volver a organizar los actos de entrega de la Bandera. Por fin. Se realizó el 5 de octubre de 1927 en Dar Riffien siendo la madrina Doña Victoria Eugenia, Reina de España.

‹‹La Bandera que recibís lleva en cada puntada de sus bordados las gotas de sangre heroica que los hombres a que se destina ofrecieron como anticipo a la gloria con que llega a vuestras manos.

[…]

Os incumbe desde hoy la misión honrosa de guardarla, defenderla y glorificarla.

[…]

La Bandera de La Legión será la más gloriosa…

Mi corazón palpita y mis manos tiemblan al despedirme de ella, aun conociendo lo muy fuertes y nobles que son los que la reciben, que la nobleza es redentora y engendra siempre nobleza de la vida a los altos ideales de la Patria y a la civilización por la que venís luchando, guiados por el nombre glorioso y evocador de España››.

Eran palabras de la Reina. Quedaron grabadas en los pliegues de la Bandera de la Legión. Para siempre. La Bandera permaneció en Dar Riffien hasta la llegada de la República, pasando al Museo del Ejército donde en 1991 su Director la entregó al Jefe de la Legión siendo depositada en el Museo de la Legión en Ceuta. Finalizado el acto de imposición de condecoraciones es de resaltar que S.M. el Rey Alfonso XIII, nombró coronel honorario de La Legión al general Millán-Astray. El coronel Sanz de Larín entregó su bastón de mando al fundador. El heroico mutilado avanzó hacia los legionarios y les dirigió una de sus más encendidas arengas que terminaba agradeciendo al Rey:

‹‹Señor: Este es el día más feliz de mi vida, gracias por haberme nombrado Jefe de esta pléyade de bizarros soldados, que lucen cicatrices en la cara, la cual jamás han vuelto al enemigo››.

Con voz vibrante y gorro en alto, gritó:

‹‹¡Legionarios! Descubríos ante el recuerdo de los muertos que con raudo vuelo fueron a la gloria, y gritad con todas las fuerzas de vuestros pulmones:

¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Legión!››

La Bandera permaneció en Dar Riffien hasta la llegada de la República pasando al Museo del Ejército. En 1991 su director hizo la entrega al Jefe de La Legión depositándose en el Museo de la Legión en Ceuta.

La Reina Sofía, entonces Princesa de España, entregaba la Bandera al Tercio Duque de Alba

El 20 de septiembre de 1970 la Reina Doña Sofía entregaba en Ceuta la

Bandera al Tercio Duque de Alba. Volvió a recordar aquella primera Bandera empapada de gloria por la sangre de sus legionarios.

Hoy camino del Centenario traigo el recuerdo de sus palabras y el documento que estuvo en sus manos cuando entregó la Bandera:

‹‹Siento gran emoción al entregaros esta Bandera, símbolo de nuestra España milenaria, foco de cultura, de heroísmo y de honor.

Bandera por la que han muerto tantos héroes, cuya defensa jurarán nuevas generaciones con el mismo amor a la Patria que yo juré en mi corazón cuando pisé tierra española.

Quisiera representar en estos momentos a todas las madres españolas; las que trabajan en el campo, en la fábrica, las humildes o desvalidas. Todas, ejemplo magnífico de las virtudes de la mujer, que cuando atiende y cuida su hogar, piensa en vosotros, que aseguráis la libertad y paz de sus familias y de sus hijos.

Documento original que leyó la Reina Sofía en la entrega de la Bandera al Tercio Duque de Alba

Cuando la Reina Victoria entregó a la Legión su primera Bandera, sabía muy bien, que manos la recibían. La que ahora yo os entrego, está enriquecida por el sacrificio de vuestros predecesores, y estoy segura, que todos los días os haréis dignos del depósito de honor que en ella nos legaros, para que así la reciban vuestros sucesores en el futuro con más gloria››.

No hay duda, el mandato está cumplido y la sangre legionaria sigue tiñendo de rojo la Bandera de España y siempre queda hueco para el oro de su gloria.

‹‹LA BANDERA DE LA LEGIÓN será la más gloriosa porque la teñirá la sangre de sus legionarios››.

General de División Rafael Dávila Álvarez

(Jefe de La Legión entre 2001-2004)

Blog: generaldavila.com

1 junio 2017