EL JEFE DEL EJÉRCITO ESPAÑOL EN ESTADOS UNIDOS Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

De vez en cuando es conveniente mirar hacia el lado bueno de las cosas que, aunque parezca mentira, aún quedan algunas en España, en lugares donde guardan y velan con constancia y firmeza nuestras tradiciones y valores. No es fácil ni se le da la importancia que tiene. Quizá así sea mejor y en silencio, pero sin pausa, se siembre cada primavera el fruto de nuestra historia.

Las Fuerzas Armadas españolas disciplinadas y con las ideas muy claras mantienen viva la llama de la unidad de España, de su integridad y soberanía y lo hacen dentro y fuera de nuestras fronteras, aunque en ocasiones no nos enteremos de su trascendente labor. Intachables nuestros ejércitos, modernos y eficaces dentro de sus limitaciones de todo tipo; que no son pocas.

He dicho y escrito en infinidad de ocasiones que nuestros ejércitos perdieron credibilidad y la debida confianza desde el año 2004 en el que empezamos a cometer errores políticos muy graves para nuestras Fuerzas Armadas que nos llevaron a ser vistos entre nuestros aliados con interrogantes en lo militar y nos dejaron en un segundo plano con repercusiones en otros sectores importantes para nuestro futuro. He enumerado con frecuencia, uno a uno, casi todos esos errores, los que se pueden y deben contar, una larga lista inolvidable.

Recuperar el crédito y la confianza está costando y no es nada fácil cuando la política interfiere la solidaridad y lealtad entre Ejércitos aliados que debe estar por encima de los vaivenes políticos. Nada fácil. Las cosas de la Defensa no son ningún juego entre naciones que están en primera línea de fuego y con sus hombres en constante entrenamiento para la guerra.

Cuando me llega la noticia de la visita oficial de nuestro Jefe de Estado Mayor del Ejército, Amador Enseñat y Berea a Estados Unidos me sobresalta una gran esperanza.

Empezó en Fort Liberty con el Jefe del Mando de Fuerzas Terrestres. Entre el FORSCOM y la 82nd División visitó el 101st Cuerpo de Ejército Aerotransportado, siguió con la visita al Army College y West Point, además de las conversaciones mantenidas con su homónimo de las FAS de Estados Unidos. Sé positivamente que no ha sido un viaje de turismo ni de simple protocolo y que se ha profundizado en temas exigentes para nuestros ejércitos y que mucho tienen que ver con la organización y misiones de la nueva guerra que ya se discute y se vive. Unas reuniones de gran calado y alto nivel profesional. Prueba de ello es la visita que incluyó el Army Futures Command.

Siendo esto de gran relevancia y esperanzador futuro para nuestra posición internacional desde el punto de vista estratégico y táctico, más lo es el que haya servido de punto de partida de una nueva relación de confianza entre nuestros respectivos ejércitos.

Me llega la información del interés del mando de los Estados Unidos en estrechar lazos de amistad y confianza, del trato extraordinario y el impecable recibimiento a nuestro Jefe del Ejército.

La visita y sus consecuencias son un hito de gran trascendencia para nuestras Fuerzas Armadas, aunque la noticia no abra telediarios ni primeras páginas. Debería serlo porque estos temas que pueden parecer  de exclusivo interés militar guardan en momentos como el actual muchos más aspectos que el militar y en definitiva abren el camino a todo un mundo de relaciones que afecta a todos, militares o no.

El JEME fue condecorado con la Legión al Mérito con el grado de Comandante algo que muy pocas veces se otorga. Realmente excepcional y que tiene la gran lectura del buen hacer de un Ejército bien mandado. Aquí, entre soldados, no hay paños calientes.

Enhorabuena a nuestro Jefe de Estado Mayor del Ejército por abrir una puerta que si no cerrada, casi lo estaba y ahora se abre de par en par.

Esperemos que haya la necesaria continuidad política y no más desencuentros.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

24 mayo 2024

ESPAÑA NO TIENE QUIEN LA DEFIENDA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

12 de octubre de 2019. Día de la Fiesta Nacional de España.

<<Durante la entrevista a la ministra de Defensa, mi hijo pequeño, de 8 años, escuchaba con atención. La ministra dijo algo así como « las Fuerzas Armadas españolas están para garantizar la paz en el mundo…», en ese momento mi hijo me mira y me dice con cara seria: «papá, eso no es verdad. Están para defender a España!»>>.

Me lo envía un amigo desde Alemania, donde trabaja, que es un español de bien que sigue muy de cerca los extraños acontecimientos que aquí suceden. Su visión me ayuda mucho a la hora de describirlos. Este es el caso, aunque desde el punto de vista infantil de un niño de ocho años.

Porque digo yo y dice su pequeño hijo que alguien tendrá que defender España. Y digo yo que este caso, el de ahora, es uno de ellos, el de la violencia no violenta de Cataluña, que parece como que España está indefensa. Porque si uno repasa la Constitución y las leyes se observa que dicen muchas cosas sobre cuándo, cómo y quiénes deben defender España, que son muchos los que tienen esa obligación, y dice la Constitución, y las otras leyes menores, cosas como que España es una e indivisible y que es una nación soberana y además algo dice de la integridad territorial, pero a la hora de mirar así de conjunto, de repente, a lo bruto, quizá parezca que nadie defiende España, que se trocea y se deshace y a nadie le importa. ¿Será verdad que nadie defiende a España? o ¿será que no es necesario defender a España?

Dice el hijo de mi amigo, de 8 añitos, y dice muy bien, que las Fuerzas Armadas españolas están para defender España y no, como dice la ministra de Defensa, para garantizar la paz en el mundo; que es como no decir nada, o decir que el policía municipal de mi pueblo regula la circulación del mundo cuando no es así que solo regula el tráfico de la calle principal del municipio, y ya le llega.

A España no se la defiende solo con las armas; mejor con las armas y las letras, y sobre todo cumpliendo cada uno con su deber, para lo que primero hay que conocer el deber que desde luego no consiste en hacer lo que cada uno entienda o le dé la gana de hacer.

Y al leer lo que me manda mi amigo veo que su hijo, con ocho añitos, tiene toda la razón. Entonces pienso que esto debo ampliarlo para recordar que además de las Fuerzas Armadas, en España hay otras instituciones para defenderla de sus enemigos que son en definitiva los que de ella quieren apoderarse o destruirla como nación, o sea como Nación y Estado. Estamos en eso, este es el momento. Digo yo. ¿O no hay un ataque contra la soberanía e integridad territorial de la Nación española?

El enemigo que lo pretende parece ser que, a  no ser que nos lo expliquen y hagan ver de otra manera, no está en Afganistán, ni en Irak, ni en Malí, ni en Turquía, ni navega por el Índico. Está mucho más cerca y ataca desde las mismísimas instituciones.

De no respetar la soberanía, de atacar a la integridad territorial, de incumplir la Constitución, hemos pasado la fase primera y ahora entramos en la siguiente: hacerlo con violencia. El escándalo es mayúsculo porque los que deben defender a España se muestran incapaces de garantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades y la seguridad ciudadana. A España no solo se la defiende con las armas sino principalmente con la ley y la gobernanza y eso hoy por hoy no se cumple.

España indefensa ante el mayor ataque recibido en democracia está desamparada y los que tienen como prioritaria responsabilidad defenderla de sus enemigos no lo hacen, y no lo hacen a la vez que se muestran descarados y desvergonzados, riéndose de todos nosotros.

La policía abandonada a su suerte, los españoles privados de sus derechos, rehenes de los violentos, todos asustados, preocupados, y enormemente enfadados. No por los violentos, que poco duraría su violencia si se quisiese, sino por los irresponsables gobernantes que nada hacen. Los otros, los violentos y golpistas, sí que hacen sin que nadie les detenga y juzgue por cometer el mayor de los delitos: atacar la integridad territorial y el ordenamiento constitucional.

Es la misión de las Fuerzas Armadas españolas según la Constitución, pero no solo de ellas, que hay otros sobre ellas: El presidente del Gobierno y su Gobierno.

Lo que ocurre es que en España estamos acostumbrados a mirar en la dirección equivocada y echar la culpa al otro.

Lo que ocurre en España hoy, ayer, y ocurrirá mañana, es que estamos -en Cataluña y en algún lugar más- sin derechos, ni libertades, ni garantías de seguridad ciudadana.

Grave lo que ocurre: incumplimiento de la Constitución y brutal ataque a la integridad territorial,. ¿Alguien da más?

Miremos para otro lado.

¿Ustedes creen que en Cataluña el 10N se puede votar con libertad?

¿Dónde está la libertad?

En Cataluña no se puede votar con libertad y el voto puede traer consecuencias.

Ustedes también lo saben.

España no tiene quién la defienda. Usted tampoco. Lo acabamos de comprobar.

Puede que el mundo sí lo tenga, pero no España. Si hasta un niño sabe mejor que la ministra de Defensa para lo que están las Fuerzas Armadas españolas.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

23 octubre 2019

LA EXTERNALIZACIÓN EN LAS FUERZAS ARMADAS: ¡QUÉ GRAN INVENTO! Salvador Fontenla Ballesta. General de Brigada (R).

Leyendo la excelente obra de Roca BareaImperofobia y Leyenda Negra (2017, 362) he tropezado con el siguiente texto: La venta de cargos y oficios en Francia había comenzado a finales de la Edad Media y se convirtió en un mal endémico que terminó pudriendo el Estado. No es un procedimiento inventado en Francia ni muchísimo menos. En cuanto existe algo parecido a un Estado, aparece este sistema que consiste en entregar a particulares gestiones necesarias de la cosa pública. Ahora lo llaman privatización y parece que lo acaban de inventar. No es difícil asociarlo inmediatamente con los problemas que las externalizaciones han producido en las Fuerzas Armadas.

La principal diferencia, con el caso que relata Roca Barea, es que la descomposición del Estado es una consecuencia de privatizaciones indiscriminadas; y en el caso de las Fuerzas Armadas españolas estas privatizaciones han sido una de las herramientas empleadas para socavar estas esenciales instituciones estatales.

Narciso Serra, el que fuera ministro de Defensa, ha dejado claro la finalidad última de las reformas militares (“La transición militar”, 2008). Sus antecedente inmediatos son las reformas de Azaña, y cuya línea de política militar han seguido fielmente los gobiernos posteriores, incluidos los del Partido Popular. Intenciones y procedimientos que han sido analizados en profundidad por Blas Piñar y José María Manrique, en su libro; “Ejércitos Anulados” (2016).

Como las privatizaciones están muy mal vistas en el ideario socialista, se las denominó, más eufemísticamente, como externalizaciones. Independientemente de su finalidad de socavar las competencias de los ejércitos, también han contribuido a la corrupción generalizada que sufre España, innegable a estas alturas con solo ver los telediarios, porque han dado pie a centralizar, en el nivel político, suculentos contratos.

La concienciación previa.

Todas estas acciones de privatización fueron precedidas de las correspondientes campañas de concienciación, entre los estados mayores y altos mandos. Se empezaba con el adanismo: todo lo anterior estaba mal, pero, a partir de ahora, todo iba a empezar a solucionarse. Si se encontraba reticencias, estaba el recurso convincente de una velada amenaza: si no eres parte de la solución (la suya, por supuesto), eres parte del problema.

De todas las privatizaciones (perdón externalizaciones) llaman poderosamente la atención las producidas en las áreas de seguridad, formación y logística.

 Las privatizaciones en la seguridad.

Es sorprendente, cuanto menos, que una institución que tiene por esencia la seguridad haya privatizado la seguridad exterior de muchas de sus instalaciones, lo que no deja de ser extrañamente paradójico. La visibilidad externa de esta medida es bien evidente, y daña la imagen de los ejércitos, ya tan pocos visibles ante los ciudadanos. Es también extraño que para estas funciones no se hubieran potenciado, en su día, la policía militar, que además tiene la ventaja, como todo lo militar, de una polivalencia y disponibilidad (incluido el horario) que no tienen los elementos civiles. Sería interesante conocer quiénes están detrás de las empresas de seguridad que prestan estos servicios.

Tampoco debe extrañar que también se haya privatizado parcialmente la seguridad interior, porque es lo que se ha hecho con la descentralización de las fuerzas de seguridad en Cataluña y Vascongadas. No es un secreto que ahora dependen de poderes feudales, que no acatan la autoridad del estado ni coordinan con él.

La privatización de la formación y de la enseñanza militar.

Si sorprendente es lo anterior, más lo es la privatización, más que parcial, de la formación de nuestros oficiales.

La preparación del ejército español, y por ende la formación de sus cuadros de mando, ha quedado contrastada y reconocida, desde el inicio en sus participaciones en operaciones internacionales. Así lo acaba de reconocer públicamente la actual ministra de defensa.

Es indudable que la enseñanza, como todo, es siempre susceptible de mejoras y de perfeccionamiento. Pero, previamente para ello hay que hacer un análisis, para localizar las deficiencias y corregirlas, o potenciar sus capacidades. No fue así. No se hizo un ningún análisis y ningún estudio. Se ha privatizado por la cuestión ideológica de desmilitarizar al ejército.

Es desconcertante que unas fuerzas armadas que habían demostrado su eficiencia internacionalmente, que demostraba el alto rendimiento en la formación de sus cuadros de mando, haya descargado su formación en el sistema universitario español, uno de los peores del mundo occidental.

Si aplicáramos esta misma regla de tres, podríamos privatizar los cursos para los ascensos a jefe, general, etc.; o de formación para el estado mayor, etc., que seguro que muchas universidades se prestarían gustosas a impartir sus célebres, costosos y prestigiosos másteres.

Las privatizaciones logísticas.

Las primeras acciones consistieron en la enajenación de terrenos e inmuebles. Desamortización que ha dejado pequeña a la célebre de Mendizábal, aunque esta haya sido más discreta. Sería también interesante conocer los precios reales de venta y los beneficiarios últimos.

La reducción de unidades ha sido tan drástica, que tenemos unas fuerzas armadas macrocefálicas. Donde la dirección de los asuntos militares está,  en la mayoría de las veces, en manos de civiles, con mucha menos preparación y experiencia en asuntos de defensa (si es que tienen alguna) que muchos militares, forzados a estar sin destino a pesar de su formación.

Sería más rentable privatizar a las grandes unidades tácticas, que seguro que sería más barato para las arcas públicas. Alquilarlas, como antes de la Guerra de la Independencia. El nuevo jefe empresario dotaría, formaría a sus cuadros de mando y adiestraría a su unidad, mejor y a menos coste, que mantener la actual y monstruosa infraestructura administrativa.

Salvador Fontenla Ballesta. General de Brigada (R.)

19 septiembre 2018

Blog: generaldavila.com