“Atacan a un hombre por llevar tirantes con la bandera española y lo dejan en muerte cerebral”. Esa es la fría noticia. Con escaso eco mediático. Vayan ustedes a saber por qué. El caso es que es un hecho grave y con derivadas de alto riesgo.
Los cobardes abundan cada vez más y pretenden elevar su cobardía a virtud. Para ello se juntan, atacan en grupo, siempre por la espalda que es donde se reconocen. Solo dan la cara ante las indefensas retaguardias. Este ataque es una prueba de su valor. Dos contra uno y por la espalda. Son el reverso de la cara, la retaguardia; que descansa en el lecho de la alcantarilla. Luego la hazaña la pregonan desde su infectado cubil. El miedo les hermana y son muchos los cobardes que se unen ya bajo el terror de su formación. Empieza a preocupar la situación cuando se confunden el odio y la agresión con una pelea callejera o un asunto de ajuste de cuentas. Empieza a preocupar cuando detrás hay algo más que una riña o pelea. Si hay algo de lo que hay que protegerse es del odio, y más del cobarde.
Esto de las banderas no es ninguna broma. Los gongs de los tambores, las banderas y los estandartes tiene una poderosa razón de ser. Mientras la bandera está enhiesta en medio de la niebla y el humo de la batalla es señal que seguimos luchando y no va a ser fácil vencernos. ¡Ay!, de quien osa mancillar la bandera. Se defiende con la vida. Hasta sin brazos, con los dientes la sostendremos.
La espesa niebla no permite distinguir bien entre amigos y enemigos. Las formaciones de cobardes lo saben. Van a por lo que nos une e identifica: la bandera. El enemigo avanza a tu lado y aprovecha cualquier descuido para asestarte su traición. Por sus frutos los conoceréis.
Conoce al enemigo y conócete a ti mismo. No abandones nunca la guardia.
<<Cuando el mundo está en paz, un hombre de bien mantiene su espada al alcance de la mano>> (Sunzi- El Arte de la Guerra).
Elevamos hoy nuestra plegaria por el alma de Víctor Láinez asesinado en Zaragoza por llevar tirantes con la bandera de España. Cuesta trabajo creerlo. No confundamos una pelea callejera que termina en tragedia con la tragedia del odio de los cobardes.
Sin dejarse llevar por la ira hay que defender lo que nos une y estar vigilantes. Sin miedo, con prudencia, sin odio.
<<La técnica de la dominación consiste en actuar de suerte que nadie pueda perturbar a la nación y no en esperar que ningún enemigo venga a causar problemas. El país que erige sus instituciones civiles en la esperanza de que nadie les cause perjuicio alguno perecerá, mientras que aquel que establezca las leyes de modo que nadie ose ponerlas en peligro emergerá floreciente>> (Han Feizi xin jiao zhu).
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
13 diciembre 2017