Laya era ministra de Exteriores. De interiores también sabía, de asuntos de dentro, inconfesables, donde ahora parece que todos son unos mandados, que aquí el señor presidente manda más de lo que nos creemos y cambia el colchón a diario para que sea mullida su presidencia, y cuando no es así utiliza la podadora, que estamos en otoño y a algunos se les caen las hojas que tapan sus vergüenzas cosa que el presi parece que no tiene y dice por tanto lo que le da la gana porque al no tener hojas, ya que es caduco, a él nadie le poda.
Laya era y ahora es Albares, de Exteriores, que suena mucho mejor y rima; con Nueva York.
La que ha liado la señora Laya es muy gorda, tanto que no me lo creo. Me creo que ella es incapaz de tomar una mínima decisión y menos dejar entrar a un presunto terrorista buscado por la justicia. ¡Que no, hombre que no! Que eso viene de arriba, muy arriba.
Investigada. ¿Y qué? Unos se miran a otros, todos señalan, pero ninguno habla. Pruebas. Los aeropuertos son un misterio que Ábalos conoce y reconoce por lo que el presidente juega con el aire: ¡aire!, a todo lo que vuela. A la cazuela.
Dice el señor presidente desde Nueva York, con aire inter, muy neoyorquino, que le educaron en inglés, que solo pronuncia: «El Gobierno hizo lo que debía y como debía». ¡Ya! Sapos.
El juez del caso se va a tragar todo menos esta mentira. Nunca el Gobierno ha hecho lo que debía, claro que eso solo es juzgable en las urnas y en la historia; aunque lo de la historia es un decir ya que los historiadores de cabecera de España desde hace algún tiempo son el dúo Zapatero-Sánchez, de la mano del gran Ángel Viñas que historian desde la historia única y verdadera que dicen sus indocumentos que nunca aparecen, aunque citarlos los citan pero los evitan.
Rotas las relaciones con Marruecos, a pesar de Zapatero, las cosas empiezan a mejorar con los del Sur, pero les aseguro que tampoco me creo nada. ¿Qué habrá dado a cambio el señor Sánchez? En este caso la duda no ofende, sino lo contrario. No dudar sería ofender. Los hechos son tozudamente delatadores y la situación nacional e internacional de España jamás estuvo en democracia bajo tantos mínimos.
A mí el tema de Laya no me interesa porque sé a priori que quedará en nada, como anticipa ya el presidente: «ya se verá», que nadie sabe a qué se refiere, pero alguno ya nos hemos dado cuenta de sus andares y quereres, que aún no siendo los mismos lo parecen, porque listo no es, pero se la cuela al más tonto y hay que andarse con cuidado, por eso no me fío del frío que relacionan nuestras bilaterales con el vecino del sur y a lo mejor, es un suponer, uno se la está colando al otro y ambos se la dejan colar y nos la cuelan al conjunto.
El tema es para preocupar, aunque aquí ya nada preocupa que no sea yo y mis circunstancias que son variadas e inconfesables para la gran mayoría. Política.
Lean y divulguen y cuando suceda no me digan que no están avisados.
Rafael Dávila Álvarez
23 septiembre 2021
Blog: generaldavila.com