Pretendo con esta entrada dar comienzo a una serie de reflexiones en voz alta sobre el modelo de nuestras Fuerzas Armadas (FAS) y las cuestiones que le afectan. No se trata de definir en absoluto un modelo teórico, ilusorio e ideal de la FAS españolas del futuro, que órganos pensantes ya están establecidos a tal efecto, sino de reflexionar sobre unos ejércitos, posibles y sostenibles para una España de los próximos 15 o 20 años, analizando de forma individual algunas de las cuestiones que le afectan. Quiero de hablar de unas FAS futuras, pero sin desdeñar la experiencia.Y comienzo por tema muy candente: La edad, especialmente la de las clases de tropa. Lo hago a raíz de un comentario de un lector de este blog que hace unos días decía “Hasta que el soldado cumple 45 años que ahí ya es abandonado a su suerte en la cola del paro”.
No es un tema nuevo ni mucho menos. Por el contrario es un tema recurrente, controvertido y de solución nada fácil. El análisis que sigue a continuación se fija fundamentalmente a las unidades de la fuerza, “de combate”, para entendernos mejor y singularmente del Ejército de Tierra, que se provee dela escala Cuerpo General de las Armas y por extensión de la Infantería de Marina.
La clave del éxito de una organización que tiene su principal activo en las personas (no me gusta denominarlos “personal”, ni referirme a ellos como “recursos humanos”) está en concitar sus propias necesidades con las expectativas de sus miembros. En este sentido, las necesidades de las Unidades de la fuerza, las más numerosas en el ET, apuntan a unos individuos de tropa lo suficientemente jóvenes y robustos como para soportar con ánimo y disposición la dura vida en estas unidades y su exigencia física.Las expectativas de sus miembros están en tener un futuro garantizado hasta la edad de retiro cosa que sucede en las escalas de oficiales y suboficiales, pero no en la de tropa. A la organización le repugna la idea de tener unos batallones nutridos por soldados, pongamos con 50 años de edad. Excepciones las puede haber, pero el legislador, tiene que pensar en la mayoría. He aquí el conflicto.
De algún punto hay que partir, así que les propongo analizar la situación desde el punto de vista delas edades de ingreso en el servicio activo, de la permanencia y finalmente, de la desvinculación de los Ejércitos.En la actualidad, las edades máximas para el ingreso como alumno de estas escalas son de 21 años para los oficiales, 26 para suboficiales y de 29 para tropa. La edad mínima en todos los casos es de 18 años. Evidentemente, el plan de estudios para oficiales es de 6 años mientras que el de tropa solo 4 meses. Los aspirantes a suboficial acceden a las academias correspondientes en la mayor parte de los casos procedentes de tropa, tras algunos años de servicio.Así es que suelen ingresar en el tramo superior de las edades máximas permitidas. La consecuencia más inmediata es el envejecimiento de los suboficiales, pero veamos continuación lo que más nos preocupa: la tropa.
MODELO DE CARRERA MILITAR DE TROPA
Como muchos lectores sabrán,el modelo de carrera de un militar de tropa comprende tres modalidades diferentes y sucesivas: Un compromiso inicial, que se puede ir renovando hasta un máximo de 6 años,un compromiso de larga duración, que permite extender el tiempo en filas hasta los 45 años de edad; Y finalmente la tropa permanente que puede permanecer hasta los 58, edad en la que se pasa a la reserva. En la sociedad actual, los jóvenes (hombres y mujeres) suelen estabilizar su vida, entre los 25 y los 30 años. Es cuando suelen encontrar pareja estable y forman familia. Cada vez es más frecuente que ambos miembros de la pareja tengan trabajos remunerados, lo que supone un ancla frente a la tradicional movilidad horizontal de los militares. A esto hay que añadir que, la mayor parte de las unidades de la fuerza, se encuentran en guarniciones asiladas de entidad entre brigada y batallón. Es decir, hay pocas oportunidades de poder cambiar de plaza de destino sin afectar a la estabilidad familiar.
Así, en muchos casos los individuos de tropa se ven abocados a permanecer largos períodos en las unidades de origen para conseguir esa deseable estabilidad familiar, lo que repercute inmediatamente en el envejecimiento de la unidad. Así lo recoge el “informe de situación” recientemente emitido por el Ejercito de Tierra que reconoce que la edad media de la tropa del ET es de 33, lo que es ya una edad considerable (la mitad de los individuos superan esa edad) pero tolerable si respondiese a una distribución racional en la que los jóvenes estuvieran mayoritariamente encuadrados en unidades de la fuerza y los más mayores en destinos menos exigentes en el plano físico, como los logísticos, administrativos.Pero esto no sucede así.
Este problema viene de lejos y alguna experiencia hemos ido acumulándolo que ha permitido introducir algunas medidas correctoras, como por ejemplo el Plan de Acción de Personal (PAP), del ET. Fue diseñado en los años 2006/8 y revisado en el 2012/15 con la finalidad de definir claramente las expectativas y las carreras de los militares estableciendo unas trayectorias definidas que, aprovechando la experiencia acumulada por cada uno tienda hacia la especialización, teniendo en cuenta las preferencias de cada profesional. Al mismo tiempo marca claramente tramos en las propias trayectorias de tal forma que, inicialmente, los primeros empleos de cada escala sean desempeñados preferentemente en las unidades de la fuerza. Contempla además medidas como el cambio de especialidad (y por tanto de escala) para los componentes del cuerpo general, que es el que más evidencia la necesidad de un continuo rejuvenecimiento, pero al hacerlo entra en colisión con los intereses de las escalas en las que se pretende acomodarlos.
En todo caso,parece que la política de personal se inclina decididamente por la incentivación para el ingreso en la escala de suboficiales, lo que va parejo a la correspondiente preparación y adquisición de la titulación académica de los aspirantes. Sin embargo esta medida, aunque cubre ampliamente las plazas de las convocatorias que se publican, no puede competir con las aspiraciones de la tropa en general a la adquisición de la consideración de tropa permanente. Les “condena” definitivamente a los empleos más bajos del escalafón, pero por el contrario, les asegura un puesto de trabajo en su localidad sin someterlos a los continuos vaivenes y cambios de destino a los que oficiales y suboficiales están abocados.
Este plan por tanto, está pensado para actuar como filtro o decantador de forma que actúe como freno para los que, alcanzada una cierta edad, no han conseguido la requerida especialización o no han ingresado en la escala de oficiales o suboficiales. Pero de momento no ha conseguido el objetivo. Claro que ya se sabe, las políticas de personal son instrumentos a largo plazo. Sus efectos tardan un tiempo considerable en sustanciarse.
Vistas las limitaciones de la organización para absorber hasta la edad máxima a toda la tropa satisfaciendo sus expectativas de permanencia en las FAS, no le cabe más opción que facilitar la desvinculación del servicio de una parte considerable de sus efectivos. Lo hace mediante tres mecanismos: La preparación para otras actividades, la intermediación con otras instituciones o empresas (públicas y privadas) y la compensación económica.
Las dos primeras opciones: la preparación y la intermediación con otras empresas e instituciones, van muy parejas.Se facilita la preparación para otros trabajos acordes con la formación, experiencia y vocación de cada individuo. Con esta intención el Ministerio de Defensa creó SAPROMIL (sistema de aprovechamiento de las capacidades del personal militar). Un sistema que nació en cuanto se detectó la necesidad de ofrecer salidas profesionales al personal excedente, singularmente la tropa; pero lo hizo en el año 2012en el punto álgido de crisis la del mercado laboral. SAPROMIL prepara a los individuos que así lo desean para el ingreso en empresas e instituciones de la administración al tiempo que abre con tales organizaciones acuerdos por los que se reservan plazas para aspirantes procedentes de las FAS.Hasta la fecha ha tenido más resultados en la oferta para ingreso en la Guardia Civil (50% de las plazas convocadas) en la Policía Nacional(20%) y en algunas policías locales, pero con carácter muy minoritario.
En cuanto a la tercera vía, hay que señalar ante todo que los soldados y marineros que tienen que dejar forzosamente el servicio, están acogidos, como cualquier trabajador a las prestaciones económicas y asistenciales propias del paro. Sin embargo, la medida más atractiva se les ofrece al alcanzar los 45 años de edad. Consiste en una compensación económica establecida en la actualidad en 620 € mensuales como reservistas de especial disponibilidad, compatibles con el ejercicio de cualquier otro trabajo que no sea en las administraciones públicas, hasta la edad de retiro. Se trata pues de una solución parecida a la que se arbitró con la reserva transitoria para los cuadros de mando. Sin embargo, esta medida, favoreciendo decididamente a los soldados que alcanzan esa fatídica fecha de los 45 años, no ha contribuido a frenar el problema del envejecimiento ya que muchos aguantan hasta que alcanzan esta edad, con lo que no resuelven la desvinculación en la franja de los 35 -40 años que es en la que sería deseable que se produjeran la mayor parte de las desvinculaciones.
Esfuerzos se han hecho pues para atajar el problema del envejecimiento, pero con unos resultados – hay que decirlo – más bien modestos. “La Defensa es cosa de todos” rezaba el eslogan de la pasada semana de las Fuerzas Armadas. Pues eso, es de todos. Si queremos unas FAS bien preparadas, en todos los sentidos y con unas edades acordes a la dura vida que se les exige a sus miembros, aparte de unas condiciones retributivas acordes con las posibilidades del Estado y, en sintonía con otros cuerpos de la administración, hay que facilitar una desvinculación eficaz, poner en valor la titulación, capacitación y experiencia de nuestros soldados en las convocatorias a todas las administraciones, y ofrecer incentivos reales a las empresas civiles que los contraten. Naturalmente, esto exige un compromiso firme de todas (o al menos las principales) fuerzas políticas y organizaciones sindicales mediante acuerdo de Estado. O bien cambiar la ley, pero eso es ya otra historia.
Adolfo Coloma. GB (R) del ET
Blog: generaldavila.com
15 febrero 2018
Muy interesante mi general el tema que propones para reflexionar en este foro.
Me permito contribuir al debate con dos observaciones. La primera es que a la “salida” de los soldados veteranos, por integración en la Guardia Civil y Policía Nacional, habría de sumarse las compañías privadas de seguridad, potenciando esta posibilidad, en cuanto fuera posible, mediante los oportunos convenios.
Igual podría decirse de las policías autonómicas y locales o municipales… las “dificultades” para esta otra salida a nadie se le ocultan. Y es otro “daño colateral” más del “Sistema”
La otra posibilidad ya la apunté en un informe que elevé al Mando en el año 1997 siendo T. Col. en la JEPER sobre una inquietud que había tenido en mi anterior destino como jefe del GOE VI, buscando un futuro para los “guerrilleros” que se licenciaban.
Esta posibilidad me la ha recordado el otro día el teniente Manrique, en su reciente comentario sobre el futuro de las pensiones. Se trataría de que el MINISDEF comprara grandes extensiones de terreno, preferentemente en zonas despobladas o en vías de despoblarse, y tras parcelarlas, entregarlas a los soldados veteranos que abandonaran el servicio de unidades de combate, dentro del rango de edades que has apuntado, en torno a los 30-40 años. La entrega podría ser a perpetuidad, o por un plazo de 50 o 60 años, prorrogable en función de que alguno de sus descendientes quisiera seguir en ellas. La otra posibilidad es que transcurrido el plazo, volvieran a ser propiedad del Estado.
El tamaño de las parcelas estaría en función de la naturaleza del terreno, la climatología etc, de tal forma que una explotación agro ganadera permitiera vivir a una familia. Esto facilitaría el asentamiento de tropa licenciada de ambos sexos, dando prioridad a los que ya formaran una familia. El compañerismo, las virtudes inherentes al soldado, así como la afición que siente por la vida en la naturaleza, harían atractiva esta posibilidad. Serviría además para solucionar otros graves problemas sociales, como es el descenso demográfico, la despoblación del campo y la posibilidad de que estas áreas fueran ocupadas por “colectivos” menos «apropiados».
Como decía el teniente Manrique, los romanos ya probaron con éxito esta fórmula…. y cabría decir; “Nihil novo sub sole”. Son muchos los soldados que hubieran encontrado atractiva esta posibilidad, de habérsela ofrecido en el rango de edad y condiciones apropiadas. Es cosa de estudiarlo a fondo. Por eso es tan interesante el debate que planteas mi general.
Un abrazo y a tus órdenes.
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Buenos dias me dirijo ha ustedes uescencias no estoy de acuerdo con lo que seace con los militares alos 45 años ala calle pues,esta de mostrado que con esa edad pueden tumbar alos mas jóvenes como experiencia en todo este tema no podran aber nunca militares con la,experiencia que tienen los,que se estan echando que suboficiales y que oficiales pueden ser en tan poco tiempo de 30 saldra uno los demas co todo mis respetos los pillamos los de 45 años y algunos mas en similacru de gerrilla u los,dejamos tirados no quieran en el Ministerio tener una gran potencia lo unico que tendran sera un.punto sin entrada y salida ustedes como Generales que desde abajo yegaron asta donde estan lo deben de saber quitar slos mienbros wue,saben y todavía en plena forma estan mose que ejercito tendra España como los de antes no de eso esto y seguro yo arrepentido estoy de haberme salido pues cualidades y valía tenia para aber sido un gran oficial comandante fijó eso sin dudarlo como lo es un gran amigo y de mis mismo reemplazo y compañía hicimos el curso de cabos juntos el se quedó como otros yo por asuntos que no.encubren mesali y.la cage pero como birn digo habrá qué luchar para que no los,echen asta los 55 años no siendo ya nad de comandantes sino no.creo que les toquen se quedarían sin oficiales un saludo viva España y viva la legion el veterano cabo miguel lores Gallego siempre alas ordenes de vuescencias
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Pero como siempre leo y me hinflullo en sus sabias palabras como siempre luchando por ell vienestar de España y sus Ejércitos un saludo y que tengan ustedes in buen día
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Que duda cabe que esa solución contribuiría a paliar el problema del envejecimiento (bueno para la organización) y a proporcionar un justo reconocimiento a los que durante tantos años han renunciado a una vida más cómoda y a algunas de sus libertades (bueno para el individuo) Así nacieron muchas ciudades, con soldados «eméritos», como la ciudad de Emérita Augusta (Mérida).
El ofrecer puestos en las industrias y empresas afines al ramo de defensa, es el que ha adoptado el Ejercito Francés y el que está impulsando el MINISEDEF a través de SAPROMIL. Pero convengamos en que la industria del ramo francesa y española difieren mucho. De ahí los escasos rendimientos de nuestro programa.
Los británicos han optado por abrir camino decididamente a los veteranos en la administración. Pregunten a cualquier ujier de un museo británico por su pasado militar.
en definitiva es un tema a resolver en el que los militares tenemos mucho que decir, pero la solución está más arriba. como trato de argumentar: La defensa es de todos.
Gracias, Lorenzo.
Un abrazo
Adolfo Coloma
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Querido y viejo legionario Miguel.
¡Cómo te entiendo! Todavía estás peleando para que el Estado te reconozca los años que serviste en la Legión, primero en el Sahara en el 4º Tercio y cuando te lo ordenaron, marchaste con tu unidad a Melilla. Y ahora, cerca de la jubilación te dicen que te faltan precisamente esos años cotizados para tener acceso a una pensión digna.
Pero lo que estoy planteando en mi artículo es un modelo de reclutamiento, permanencia en filas y desvinculación que, proporcionando a las FAS, en especial a las unidades de la Fuerza soldados lo suficientemente jóvenes y robustos para soportar la dura vida que se les exige, finalizado su compromiso cuando ya no tienen opciones para seguir, sea el propio Estado a través de una legislación adecuada y unos convenios con empresas y otras instituciones, les garantice una salida digna. Eso creo yo que haría de esta noble profesión un atractivo para nuestra juventud.
Un abrazo, amigo.
Adolfo Coloma
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Gracias como siempre por su participación, Sra. López del Moral
Atentamente
Adolfo Coloma
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A las órdenes de V.E., mi General.
Este tema de qué Ejército queremos y que España pueda asumir con su siempre escaso presupuesto de defensa, mientras se dilapida el dinero de todos en alimentar de lujos a grupos marginales insaciables (para que luego se nos suban a las barbas y hasta nos declaren la guerra de facto) que en realidad no representan a nadie pero sí se pintan solos para hacer ruido. En sueldos millonarios a gente que ha demostrado no saber hacer la O con un canuto, pero que cuando se les ha puesto a ejercer responsabilidades administrando ese dinero, se lo han repartido como buenos hermanos y no lo han dedicado a aquello para lo que fue librado, A grupos feministas para que no les creen problemas. Y sin embargo nadie ha mencionado siquiera el problema de la mendicidad, mucha de la cual es controlada por mafias que explotan a la pobre gente que no tiene donde caerse muerta pero no le falta el móvil de última generación. Y para qué seguir enumerando supuestos.
Yo quisiera unos ejércitos para mi Patria lo más parecidos posible a lo que conocí y viví. Primero, que todo el mundo en la juventud se implique en la defensa de la nación. porque no me parece justo que unos vivan y se sientan felices a costa de otros, sin arriesgar nada, y otros hagan el trabajo y lo pongan todo. Conozco algún caso tremendamente trágico y lamentable de los tiempos de la guerra de Africa. Parece ser que cuando hacían levas para reponer los miles y miles de bajas que se producían, estaba permitido que alguien que quisiera librarse de ir a aquella guerra, pagase creo que unas dos mil pesetas de la época, que era mucho dinero, a alguien que pudiera sustituirle. No quiero imaginar el mercado negro que se habría montado con aquello, pues un tío carnal mío pagó ese dinero y el mozo que lo sustituía tuvo, como cientos de miles, la desgracia de morir en el llamado «Desastre de Annual», no de un tiro en una trinchera o línea de combate, que eso al fin de cuentas es un riesgo inherente en toda guerra, y hasta una muerte gloriosa, sino pasado a cuchillo después de haber entregado el armamento y haberse rendido formalmente.
Mi pobre tío llevó durante toda su vida ese remordimiento, y según me contaron pues yo no llegué a conocerla, mi abuela ya nunca levantó cabeza y vivió poco pues ella fue quien, sabe Dios con cuánto esfuerzo, puso el dinero. Parece que murió muy trastornada y con la obsesión de que siempre estaba esperando respuesta a cartas que ella decía enviaba a mi tío a Africa. O sea, un drama humano que se cebó, supongo, con dos familias, la mía y la del infortunado que por necesidad de dinero seguramente que para comer, quedó allí para siempre.
Deseo un Ejército todo lo profesional que quieran, pero en el que se vayan relevando los jóvenes, entre los dieciocho y los veinticinco años de edad al menos como condición indispensable para lo que yo llamaría «acción»; es decir, para las unidades de combate. Otros servicios, mecánicos, los puede hacer gente un poco más mayor. Pero no me imagino ni a un pelotón, y menos aún una compañía o escuadrón, en donde la media de edad esté en los cuarenta años. No tendrían muchas oportunidades, por muy alta que tuvieran la moral, frente a chavales con veintipocos años, ágiles como gacelas y con una capacidad de aguante poco menos que ilimitada. Yo he pasado por todas esas edades y puedo hablar con conocimiento de causa desde ambas perspectivas, la de joven y la de la de la década de los cuarenta.
¿Cómo se puede conseguir eso?. Pues que los políticos piensen un poco y no dejen eso para que se lo resuelvan los estados mayores. Al fin, ellos siempre tienen la última palabra. Pues que se lo curren y lo hagan bien siquiera por una vez.
Ah, y que comiencen por dar ejemplo, y todos los que estén en esa franja de edades se alisten por un período de un par de añitos. Asó siempre podrán alegar que al menos han hecho algo útil en su vida.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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Mi general , totalmente de acuerdo con su escrito , muchas gracias por tener en cuenta a todos y como siempre , …… Siempre a sus órdenes
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Todas las ideas dirigidas a dar salida digna al problema son plausibles. La colocación, respetando como mérito importante el duro servicio a la Patria, no es fácil en las administraciones autonómicas y locales. Unas por un enfermizo nacionalismo y todas por los condicionamiento que supone el voto vecinal. También hay que reconocer que en estos últimos 40 años se ha fomentado más el odio al vecino que el amor a la Patria. Hasta las palabras «patria» y «ESPAÑA» han caído en desuso en el lenguaje político Es evidente que se deben estudiar todas las iniciativas de las naciones de nuestro entorno cultural y económica. De todas formas España con sus tasas de paro, quizá algo infladas por el fraude, y su disparatado déficit, reúne más características negativas para llegar a una solución aceptable. Nadie dudará que si reducimos a la mitad los políticos y confiamos más en los técnicos, todo iría mejor. No se puede sobrecargar sin necesidad los gastos del Estado y con más motivo si es para alimentar a una rémora.
Dicho esto , las evidencias no requieren explicaciones.
Lo que sí está en nuestra mano (FAS) es intentar, sin bajar el nivel de adiestramiento, dedicar un cierto tiempo a reforzar la formación de nuestros soldados para facilitarles la difícil integración en el mundo laboral.
Ya hace 20 años en situación de «Activo» recuerdo que no solo los oficiales, que todos dominaban un idioma, también entre los suboficiales el número iba creciendo. Saco esto a colación porque hoy en día para muchos oficios o puesto de trabajo tales como taxista o camarero es casi imprescindible al menos manejarse en Inglés. A no ser que pretendan llegar a Presidente del Gobierno, es necesario hablar idiomas. En serio, todo lo que tenemos a nuestro alcance sin salir del cuartel Desde la cocina a la mecánica , desde soldar a poner ladrillos.
Por encima de todo la voluntad de enseñar , que va en nuestra vocación militar. Y , por supuesto, por parte del soldado cierto interés y sacrificio añadido a la ya de por sí dura vida castrense. Por otra parte, la formación profesional es una larga tradición en nuestros ejércitos.
Es una idea más. ¡ Ánimo y a ello|
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Entiendo y comparto la exposición del Sr. colconad. La observo muy acertada visión, es sencilla, digna y pragmática, a semejanza de las salidas que ofrecen a los militares franceses y británicos, mas… será que Spain is diferent? preguntémonos, porqué maltrata el gobierno de España (y sus partidos políticos TODOS, ) a los mejores ciudadanos? esa es la cuestión, sine qua non, caben otras.
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Gracias por su intervención, don Rafael y muy en especial por su valiente testimonio familiar que desde luego invita a la reflexión. lo que vd cuenta se aproxima bastante a la realidad, pero aquella realidad estaba amparada por una ley. Injusta, a todas luces, pero era la ley. Por eso yo propongo un autentico acuerdo de estado, una especie de pacto que vincule a partidos políticos e incluso a organizaciones sindicales o, en su defecto, que se modifique la ley.
La defensa es un compromiso de todos y para todos.
Atentamente
Adolfo Coloma
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Gracias, don Carlos.
Adolfo Coloma
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Salvador. De acuerdo con tus planteamientos.
A un profesional, después de un cierto numero de años de servicio no necesita tanta instrucción. el tiempo sobrante se puede invertir en ampliar sus conocimientos o capacitarlo para otro trabajo. Ya se hacía como bien señalas en la extinta «Promoción Profesional en el Ejercito»
Pero el problema que yo planteo es cómo hacer compatible la necesaria reducción progresiva de la edad con las aspiraciones de la tropa de tener un futuro razonablemente garantizado para que la opción de ingreso en las FAS sea suficientemente atractiva para nuestros jóvenes y podamos optar a los mejores.
Gracias por tu participación, mi coronel
Adolfo Coloma
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Don Román:
abordaba su cuestión en el último párrafo de mi relato: “La Defensa es cosa de todos” y abogaba por un auténtico pacto de estado, para que no se quede todo en buenas intenciones, como letra menuda de una ley que no acaba de cuajar.
muchas gracias por su aportación.
atentamente
Adolfo Coloma
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El trabajador invisible.
Alguien puede imaginar un trabajo donde, después de desempeñarlo durante
muchos años, no tienes curriculum, no tienes Hoja Laboral porque en vez de
contrato de trabajo posees un compromiso, todos los cursos que has realizado
no valen porque no están homologados, tienes frecuentes reconocimientos
médicos y pruebas físicas que debes superar para seguir en él, si tienes un
accidente laboral te expulsan porque has perdido las aptitudes psicofísicas, te
prometieron formación y convenios con empresas y prácticamente son
inexistentes, existe una doble vara de medir en cuestión de justicia porque no
eres fijo, las oportunidades para ser fijo son escasas en número y limitadas en
el tiempo y la edad, la experiencia no se valora y no es un grado, la vocación
no importa, te prometen un seguimiento y apoyo para integrarte a la vida civil y
no se lleva a cabo.
Pues esa es la vivencia de la llamada “Tropa Profesional” del Ejército en
España. Son objeto de una obsolescencia programada gracias a la Ley 8/2006,
de 24 de abril, de Tropa y Marinería, y deben dejar su puesto de trabajo a los
45 años de edad, porque están viejos y no deben seguir trabajando, con una
paga no contributiva de unos 600 euros. Un PER castrense. Se les denomina
Reservistas de Especial Disponibilidad y sí pueden ser llamados hasta la edad
de retiro en caso de extrema necesidad. Aclarar si un hombre o una mujer con
esa edad es mayor para seguir desempeñando su trabajo sería surrealista,
más cuando Policías Nacionales, Autonómicos y Municipales, Militares de
Carrera, Bomberos, Guardias Civiles y un sinfín de empleos civiles están hasta
la edad de jubilación. Siempre ponen el mismo ejemplo, que con esa edad no
se está para atacar una colina, cuando en realidad deberían mostrar que hoy
en día el Ejército se compone principalmente de especialistas y trabajo en
nuevas tecnologías, donde las personas con más experiencia son las que
tienen mayor poder resolutivo a la hora de trabajar. Y les dicen a las personas
que ingresan con 18 años de edad que después de dar lo mejor de sí hasta los
45 años y 27 años de servicio no son militares de carrera.
En estos momentos los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, que
están en esta situación no llegan a quinientas en todo el país, en los próximos
años saldrán miles, con lo difícil que es encontrar trabajo en España con 45
años. Con lo sencillo que sería integrar a la Escala de Tropa y Marinería en la
Carrera Militar, y se solucionarían muchos problemas.
Así diferentes asociaciones de Tropa y Marinería piden la reforma o
derogación de la Ley 8/2006 y el reingreso de los que ya están fuera.
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don francisco Javier:
Si ha leído Vd. con atención mi reflexión en voz alta en este artículo, podrá ver que me muestro de acuerdo con Vd. en los escasos resultados que hasta la fecha ha producido los programas de desvinculación de las FAS, por la falta de desarrollo de normativa que reconozca los méritos (fundamentalmente años de servicios, pero no solo eso ) y sobre todo las capacidades (demostrables con los cursos que ha superado y las titulaciones que ha adquirido) Es decir, tengo que lamentar que la ley 8/2006 no ha tenido la fuerza coercitiva necesaria para llevarlo a cabo. Yo abogo, como ha visto, por un auténtico acuerdo de estado que vincule a todas las administraciones, no solo a Defensa, o como sugiere Vd. al final, que se cambie la ley.
En lo que, lamento no estar de acuerdo con Vd. es en lo de que todos los soldados en servicio activo, puedan alcanzar la edad de pase a la reserva a los 58 años. ningún ejercito lo hace.
Le agradezco la exposición que nos ha hecho de su punto de vista.
atentamente
Adolfo Coloma
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Don Adolfo:
Esa fuerza coercitiva necesaria para llevar a cabo la Ley 8/2006 o la Ley que venga en un futuro, espero no lejano, es el escollo tan importante que deben solucionar quienes tienen la potestad de hacerlo. Como muy bien dice, ningún soldado pasa a la reserva a los 58 años en ningún ejército. Y como bien sabemos todos, esos países que con sus ejércitos no dejan pasar soldados de 58 años a la reservan han puesto los medios y los procesos selectivos precisos para que el que llegue a esa edad esté plenamente integrado en el ejército y con su graduación correspondiente, también han logrado dar ese empuje necesario a todos aquellos que no quieren seguir en la carrera militar y utilizan la profesión como rampa de lanzamiento para la vida civil, claro que en muchos países el ser militar no es un handicap como en España para trabajar, y se lo digo, créame, porque lo vivo.
Solo espero que estas exposiciones y lecturas nunca acaben en saco roto y, ojalá, sirvan para dar alguna idea positiva.
Mientras, muchas personas lo están pasando mal, pues ven que tanto esfuerzo como vocación no han sido suficientes para no tener la sensación de que quedan en desamparo.
Agradecerle su respuesta y felicitarle por los artículos.
Atentamente
Francisco Javier Guerrero de la Torre.
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Gracias, don Fráncico Javier por su nueva intervención.
No puede imaginar qué cerca me siento de Vd. y de cuantos «lo están pasando mal, pues ven que tanto esfuerzo como vocación no han sido suficientes para no tener la sensación de que quedan en desamparo» como vd. bien dice, ya que no hace más que poner voz a todos ellos.
El Ministerio de Defensa, a pesar de haber tratado de impulsar la desvinculación a través de SAPROMIL es incapaz de ofrecer las oportunidades laborales a los que tiene que desvincular. Es un problema de todos, como sostengo, de todos los ministerios, de la administración en su conjunto, sin obviar a las organizaciones sindicales, para hacer verdad aquello de «La defensa somos todos» y el problema que afecta a nuestros soldados es el problema de todos.
No queda otra que insistir y hacer llegar esta preocupación a quienes tiene los resortes legales. Me consta que el artículo que he escrito (y probablemente los comentarios, como el suyo) ha sido leído por algún miembro de la Comisión de Defensa del Congreso. todo sea por el bien de nuestros ejércitos y por el de los que sirven en ellos o por los que alguna vez han servido.
Le saluda atentamente
Adolfo Coloma
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G R A C I A S.
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