GABRIEL ALBIAC EN EL DEBATE. SABIDURÍA.

Gabriel Albiac

El maestro y amigo Gabriel Albiac inicia su andadura en El Debate y es bueno que lo sepamos, que reconozcamos donde está la sabiduría en tiempos de zozobra.

Un remanso de paz es saber y aprender con alguien que definiría como la honradez intelectual y un alma bondadosa, quizá demasiado y eso que vivimos en un mundo en el que nunca sobra la bondad.

En el libro Historia del arte de la guerra el Mariscal Montgomery relata el siguiente episodio:

En la guerra civil norteamericana el general Lee conservó la devoción de su ejército a pesar de haber perdido. Wavell escribió de Lee: «Posiblemente fue demasiado caballero para el áspero negocio de la guerra» .

Estamos ante un caballero de la sabiduría. Aunque sea áspera la guerra que nos rodea hay que mantenerse y cumplir cada uno con su deber.

Estamos por aprender.

EL QUE CUENTA LAS SÍLABAS GABRIEL ALBIAC
En el curso del tiempo
El que hoy comienza aquí a escribir ha navegado un tiempo tormentoso. Como todos los tiempos de los hombres. Y ha tenido el privilegio de poder observarlo
«Yo, que tantos he sido…». Borges pone la confesión en labios de un apócrifo poeta del siglo XVI, para poder hablar de ese sí mismo que la elegancia impide explicitar. Logra, con ello, dar voz a un desasosiego que lo hermana con el griego que inventó la palabra «filósofo»: el efesio Heráclito. Y, acogido a su tutela, afronta lo más difícil de decir: que no somos más que tiempo; y que, en ese torrente, nunca se nos permitirá volver al instante legendario en el que el río de la vida nos deslumbró por primera vez con su violencia. Nada, absolutamente nada, retorna en el tiempo. San Agustín sabe que es ése el único imposible metafísico: el de hacer que lo que fue no haya sido. Y, entre San Agustín y Borges, Quevedo: «Soy un fue, y un será, y un es cansado»; un animal perdido en el laberinto de sus tiempos verbales.
A mí, de ese modo no previsto en que suceden las cosas serias, me resonó en la memoria, hace unos días, el verso borgiano, cuando Bieito Rubido, con la benevolencia que es en él naturaleza, me ofreció este lugar que hoy inauguro en El Debate. Desde él, proseguiré la ininterrumpida charla con los amigos, en conversación con los cuales se gestaron mis columnas de los últimos catorce años: los tiempos de un señorial ABC, que queda en mi recuerdo como la más feliz experiencia de mi aventura periodística. Me empecinaré en preservar ese diálogo. Por encima de todo. Con los amigos, con los lectores. Y en hacer de esa amistad fuente de escritura. Y, en esa continuidad, tal vez me sea dado rastrear huellas de los tantos con los que fui revestido por el torrente que talló mi rostro y mis afectos.
Una vieja historia de amor se teje entre amistad e inteligencia: los griegos la llamaron «filosofía». «Amistad con el saber» es su traducción más propia en castellano. La gran literatura apostó todo a ese envite. Rutebeuf, Montaigne, Spinoza… Y, antes que todos, el Aristóteles que asienta el horizonte de una ética que es esta misma que hoy seguimos persiguiendo: la que debe saber que «la amistad perfecta es la de aquellos que se asemejan en virtud».
El que hoy comienza aquí a escribir ha navegado un tiempo tormentoso. Como todos los tiempos de los hombres. Y ha tenido el privilegio de poder observarlo. Siempre a través de los libros: que es la única manera de arrebatar las cosas a su primordial caos, para plegarlas a los tenues algoritmos de un pensar, el nuestro, tan, tan, tan precario. Quise anotar algo de eso. Se me dio el privilegio de hacerlo regularmente ante aquellos hacia los que me impuse observar siempre un inviolable respeto: porque es nada un escritor que escribe para nadie. Van ya más de treinta años de asomarme a esa ventana, cuyo otro lado nunca le es dado ver al columnista. El desasosiego que paralizaba al joven de entonces no ha hecho más que crecer. Hoy sé que no se escribe inocentemente. Que hay consecuencias en toda línea, en cada palabra. Y que nadie, absolutamente nadie, puede estar del todo seguro de no equivocarse. Pero apuesta. Con aquel desasosiego que hace tan íntimo a Pascal: apostar es inevitable; e inevitablemente inseguro.
Puede que, en algunas de esas vidas que dejé atrás, me haya soñado épico. Sé ahora, como lo sabía Borges, que el destino de un hombre se juega en el lírico abrigo de su biblioteca. Desde allí seguiré escribiendo. Mientras sepa. Sin pretensión de cambiar nada ya, a no ser ciertos tenues matices en la sintaxis. A esa melancolía del poeta bonaerense acogeré mis columnas. Y a su serena añoranza: «no haber caído, / como otros de mi sangre, / en la batalla. / Ser en la vana noche / el que cuenta las sílabas».
Gabriel Albiac
Blog: generaldavila.com
El Debate 4 julio 2022

9 pensamientos en “GABRIEL ALBIAC EN EL DEBATE. SABIDURÍA.

  1. Sí, mi General, gracias mil veces por sus palabras. Considero que aunque con las «cicatrices» propias de las «batallas» perdidas, seguimos firmes en nuestro inicial empeño de entrega y defensa de lo justo, de lo español de siempre de antes y de ahora, de nuestra Patria en suma, y de aquella decisión inicial de entrega de nuestra vida «HASTA LA ÚLTIMA GOTA DE NUESTRA SANGRE», que juramos solemnente ante su Bandera. Gracias ,otra vez, mi General
    Pero lo halagueño es escaso en estos tiempos. No nos vemos reflejados en estamentos y autoridades que deberían hacer gala de ello por la responsabilidad que adquieren al aceptar el puesto que ocupan. Y recuerdo con añoranza cuando yo, cadete de 1º, novato, pero con ansias de servir a España, formado en la Plaza de Armas de la Academia Militar del Ejercito que habia elegido para servir a España, escuchaba aquellas palabras iniciales con que aque4l curtido Coronel Director iniciaba sus discursos desde la balconada central. «¡¡¡¡SOLDADOS DE ESPAÑA, CABALLEROS DEL AIRE!!!!. No lo olvide jamás.
    Hoy, al ver que el silencio puebla a toda la cúpula directiva actual, que se haya obligada a hacer alguna declaracion acerca de lel reciente cambiko de denominaqcion del Ejercito al que entregue todos los esfuerzos y amores de mi vida. cambio al que no encuentro justificacion alguna alguna constructiva y de futuro, sino de manipulacion humillante y ridiculizadora bajo su primera vista de grandilocuencia., Pienso que no se han atrevido con la Armada ni con el Ejercito de Tierra donde todavia cuentan con Jefes DIGNOS que se opondrian a estas manipulaciones .
    !! VIVA EL EJERCITO DEL AIRE!!
    ¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!!

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  2. A las órdenes de V. E., mi General.

    En verdad es una delicia y un privilegio poder leer a quien es un maestro en el arte de la palabra, en el dominio de una lengua tan inmensamente rica, y tan difícil, como el castellano, que por ser de Castilla es español universal.

    Qué lujo de amistad y fuente en la que beber e inspirarse, mi General.

    Quienes odian y atacan a este idioma, pretendiendo grotescamente sustituirlo por algo más simple, de clan, incluso de pastores y labriegos, dicho sea con todo el respeto y cariño que merecen esas personas nobles y sencillas, no saben lo que se pierden al no atreverse a adentrarse, siquiera un poco, en él.

    ¡¡¡Viva España!!!

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  3. Un gran fichaje para El Debate el de Gabriel Albiac, uno de los tipos más cultos que conozco. Y perfectamente traído por Vd. a este blog, para mejor ilustración de los que andamos a años luz de tanta sabduría y conocimiento.

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  4. Buenas tardes

    Gracias mi General por indicarnos dónde podremos encontrar las palabras siempre sabias y medidas de nuestro admirado Gabriel Albiac.

    Siempre he intentado leer todas sus intervenciones en prensa, y disfruto cuando leo que estará en la tertulia de Federico, porque a pesar de su inmensa cultura jamás parece presuntuoso, al contrario, más bien habla con la humildad del verdadero erudito. Es normal, siempre he pensado que quién presume de algo es porque justamente le falta.

    Preciosas sus palabras de presentación, y magnífico el artículo que ha escrito D. Gabriel. Él es de las persona con quién a todos nos gustaría tener una charla, preguntarle por sus opiniones, consultarle nuestra dudas. Tengo la sensación de que lo sabe todo sobre la naturaleza humana, sobre literatura, sobre la sociedad que lo rodea, y a pesar de todo nunca es agrio en sus comentarios. El Coronel D. Angel Cerdido me lo recuerda en cierta manera, cada uno en su campo, pero leerlos resulta relajante, porque no hay acritud en sus palabras, ni siquiera cuando tocan temas muy candentes que a todos nos altera.

    Le deseo a D. Gabriel Albiac muchos éxitos en ése nuevo medio «El Debate». Ya era hora de que los intelectuales españoles se pronuncien, y nadie mejor que él para enseñarnos el camino.

    Un cordial saludo

    Margarita Alvarez-Ossorio

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  5. El que cuenta las sílabas. con la añoranza de la legión de los que ya cayeron en la batalla; Me considero un superviviente; mal, porque siento como grabados a fuego en mi mente la marcha y el lugar de los que se fueron, de los que formaron a mi lado en aquella Plaza de Armas murciana, «Caballeros del Aire, Soldados de España». Sí, Sr. Albiac, Maestro entre los maestros, tambien tuve el privilegio de sobrevivir a pesar de los obstáculos y asechanzas del camino, y así, poder observar. Leeré con atención los pensamientos que nos envies para aprender, pues hasta el final, dia a dia, tenemos el deber de seguir enriqueciendo nuestro intelecto con la experiencia sana de los que relatan las luchas mantenidas para vencer las asechanzas de los caminos recorridos.
    ¡Caballeros del Aire, Soldados de España!, los que todavia quedais con este pensamiento abierto de servicio a España, gritad conmigo: ¡¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!! ..

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  6. Con la benevolencia de V. E., General.

    Sin poder evitarlo, con el nudo de siempre en la garganta, ¡¡¡VIVA SIEMPRE ESPAÑA!!!, mi Coronel, sea cual sea la circunstancia y venga de donde venga el huracán que la azote. Que todavía y aunque ya peinando canas, o sin nada que peinar, quedamos una reserva muy notable de los que no hemos abjurado ni olvidado nuestro juramento de hace sesenta años, y que además, lo hemos renovado con la misma o más emoción que lo hicimos la primera vez.

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