No invento la palabra. Paseando por la orilla del mar oí el comentario a un grupo de lugareños:
-Se nota que han llegado los mierdaleños.
Rebosaban las terrazas, los chiringuitos hervían de cervezas, los restaurantes sin reservas, hoteles como en los toros «No hay billetes», lo que siempre se ha llamado <<hacer el agosto>>. Mierdaleños había.
No me agradó el comentario, por injusto. Sentí tristeza y me vino a la memoria el de Estanislao Figueras: <<Estoy hasta los cojones de todos nosotros>>, que efectivamente era para coger un tren o el coche y no bajarse hasta llegar a Madrid. Incluso me vino a la memoria Antonete Gálvez el terror del Mediterráneo, que bombardeó Alicante, se enfrentó a escuadras extranjeras y quiso invadir el resto de España.
Voy o iba, ya no me acuerdo a Mera y oí u oigo, eso de fodechinchos que me suena aún peor. España está llena de maestros ciruela que sin saber leer ponen escuela. Nunca me había dado cuenta de que yo era de Madrid, mierdaleño, hasta que se empeñaron en insistir en las diferencias. La diferencia estaba en la «singularidad» cuando creía que lo revolucionario era la pluralidad de ideas y de cosas terminadas en s como españoles, mejor que mierdaleño o el singular origen. De repente dejamos de ser españoles y aparecimos con inventados gentilicios, muchas veces incomprensibles y difíciles de situar.
Ahora soy también, a mi edad, fodechincho.
Lo de fodenchinchos ha sido en un bar de Mera, escuela de un maestro ciruela, que pertenece al ayuntamiento de Oleiros, un municipio de La Coruña donde reside gente adinerada, dicen que el que tiene más ricos por metro cuadrado en España. Alguno muy rico presume de no haber leído un solo libro en su vida. Por eso es rico sin saber más allá. Oleiros es un precioso lugar donde los vecinos (nadie es de allí pero todo Coruña vive allí, incluso está lleno de fodechinchos) hablan muy bien de su alcalde al que llevan votando varias legislaturas sin fijarse mucho en la ideología que vende. Hablando con los que allí viven descubrí las razones del éxito. Servicios impecables, colegios, limpieza, atención sanitaria, playas… y ¡por fin!, lo mejor y quizá la secreta razón de su éxito: una gran rotonda (el alcalde que no hace rotondas coronadas por un bodrio no es nadie) con una gigantesca imagen del Che Guevara inaugurada, no sin polémica, por su hijo. Los vecinos de Oleiros que, repito, en su mayoría no son oleirenses, presumen de alcalde y de rotonda, aunque dudo que alguno de ellos entienda porqué hay una avenida y rotonda con monumento incluido dedicados al Che Guevara. Yo tampoco ¿Sería el Che un fodechinchos? Seguro que la culpa la tiene la cercanía al Pazo de Meirás. Que lo bueno, y lo malo, se contagia.
Todo el que puede se va a descansar, gozar de esta España plural, atractiva, acogedora y ningún maestro ciruela está autorizado a creerse algo más de lo que es por el simple hecho de haber nacido chincho, percebe, gamba o mejillón. Ya saben que esas son cosas que iban para jamón y se quedaron en el camino. No cerrar puertas sino abrirlas, con ventanas y balcones. Es una necesidad. También un deber.
Aún recuerdo de mi infancia los carteles por las calles de aquella acogedora ciudad con el atractivo lema: La Coruña, ciudad en la que nadie es forastero.
España es muy bonita y diversa. Somos todos españoles, sin fronteras, y nos necesitamos los unos a los otros. Convendría no apuntalar las diferencias con divisorias, sino animar a visitarnos con más facilidades y frecuencia.
Mierdaleños, fodechinchos: catetismos de quienes su horizonte es la punta de la nariz (además son chatos). Hay que viajar más; o leer que también es un viaje.
Solo faltaría que tengamos que reclamar, como si de una ONG se tratara: <<Españoles sin fronteras>>. Estamos cerca. ¿O ya lo han conseguido? No vayan a esa escuela del maestro ciruela que acaban de abrir (o cerrar) en Mera (Oleiros). Allí no enseñan a leer, sino a dividir y además se equivocan.
Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
18 agosto 2024


