¡MUCHA OTAN, MUCHA OTAN, EH! General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

No todo empieza y termina en la OTAN.

«El mundo está ante un cambio drástico en la situación geopolítica global, en la que el mundo occidental, y en consecuencia España como parte activa de él, se encuentra inmerso en una especie de Guerra Fría», dice el Jefe de Estado Mayor de la Defensa de España (JEMAD) y no es para menos que quedarse pensativo, ¿qué querrá decir? y no saber qué pensar ni qué opinar. ¿Guerra Fría? No sé si a Vitruvio llegan los cañonazos o quedan amortiguados por Castellana 109.

Ha sido allí en la sede de la OTAN, donde hay una parte, no la mitad ni mitad de cuarto, donde está la sede del Presidente del Comité Militar de la OTAN, puesto que nunca ha ocupado España ni visos tiene de hacerlo. Limítese a un Representante de España en el Comité y pare usted, no dé un paso al frente que no nos fiamos.

Aquí la OTAN es la prioridad de nuestros uniformados desde Castellana 109 y no digamos en Vitruvio.

Nos empeñamos en mantener estructuras antiguas para enfrentarnos a las guerras modernas, y entre ellas está la OTAN.  Huele a cadáver. ¡¿Que dices!? Den tiempo al tiempo.

Otra cosa es que las Fuerzas Armadas españolas estén repletas de otanistas y no lo digo con sentido peyorativo, sino simplemente señalo las ventajas y beneficios que tiene un destino en la Alianza (militar o no) y ello es por lo que muchos se posicionan y mantienen como valor en alza el inglés y una estructura mental anglosajona. Desarrollan un rentable trabajo personal, sustancioso en lo económico y en el  porvenir,  que a España  pocos beneficios ha reportado. No es comparable con los Tercios de Flandes sin idioma ni Alianza, pero con más táctica, forma de ser y estar más grecorromana. Y con la muerte en los talones.

No es atacar a la OTAN, sino aclarar; el mundo (gracias a Dios) no se divide entre otanistas y no,  sino que vamos camino de alguna cosa nueva, no Guerra Fría, almirante, que como no se sabe muy bien lo que es y será, evitamos soltar  amarras anclados en un pasado que se derrumba.

En época del Protectorado en África se decía por aquellas tierras rifeñas que los ingleses pegaban y pagaban;  los franceses no pegaban y pagaban y que los españoles ni pegaban ni pagaban. La OTAN algo parecido: paga, pero no pega. Paga bien, así que de caqui, blanco o azul,  incluso bicolor, hay codazos, y los hay que centran su futuro en ello. A ver si con un poco de suerte, si es que hay OTAN con futuro, algún día un oficial general español, de blanco o azul, incluso de caqui llega a ser presidente del Comité Militar de la OTAN, algo que hasta ahora parece vetado.

Claro que lo bien pagado tiene su devolución que ahora ya no será el 2%, sino el 3%; sí el 3. Ya me entienden.

Además el Atlántico, que lleva su nombre, no es tan Atlántico, tan vinculante, que se acerca o aleja, depende, porque ahora la moda, la guerra lleva otro nombre como Indopacífico, incluso, como siempre, sabor Mediterráneo, incluso desde el mar Negro y aquellas tierras que baña el Azov. O sea que es otra cosa y que lo que nos importa es la puerta esa que se abre y se cierra entre el Atlántico y el Mediterráneo y, mira por donde, esa puerta no pertenece a la OTAN, sino que tiene sus propios centinelas que nos vigilan incluso a nosotros.

A un lado África con Marruecos y los Estados Unidos (la garita MarrUsa) y al otro, donde está España, es Gibraltar quién está, (la garita RUUsa), es decir que de OTAN nada; claro no están ni Ceuta ni Melilla ni Peñones, que para eso están los vigilantes del Estrecho.

Por tanto ¿OTAN? Mejor empecemos a buscar otro nombre y podría ser que haya que revisar a los aliados y lo que dicen sus alianzas porque ya está bien de que te tomen por el último de la fila, claro que se llega a entender si resulta que te pagan y muy bien, pero tu eres el último a la hora de pagar. Puede que sea por eso que se hayan dejado abierta la puerta de atrás de la alianza y hayan tirado la llave para que aquí entre quien quiera y  por donde quiera.

Esa es la primera batalla perdida (por la OTAN) porque a la OTAN el flanco sur le importa un rábano y solo le interesa y vigila quien entra y sale por donde a los que mandan les interesa.

Vamos que ha llegado un momento en el que el señor presidente de Gobierno, la ministra de Defensa, el ministro de Exteriores y el Jefe del Estado Mayor de la Defensa deberían explicarnos muchas cosas que no entendemos. Esto de la Guerra, de la OTAN, la puerta del SAHEL abierta de par en par, ¿esto qué es cuando aquí entra y sale quien quiere como quiere y en la puerta no está ni la OTAN ni nosotros, sino unos que dicen ser amigos y aliados de la OTAN?

El SAHEL abierto, el Estrecho, el  sur de España (el que debería ser también de la OTAN) vigilado por extraños centinelas que han ocupado tierra española y a todo esto nadie la da a España el santo y seña.

Sí, almirante: Guerra Fría. Congelados estamos.

Quizá la clave de todo está en aquel viejo postulado que decía que «el Estrecho es  la clave de la seguridad del mundo libre» y es evidente que estos señores no ven a España con manos fiables como para que ande hurgando en estas cosas. En el artículo publicado en este blog por el Capitán de Navío Ángel Liberal, profundo conocedor de estos temas, LORD CAMERON, LA BASE MILITAR DE GIBRALTAR Y LA COLABORACIÓN ESPAÑOLA, decía «En cuanto al ámbito militar español conviene recordar que en la OTAN no es fácil tener responsabilidades personales o colectivas sin el favor de los EEUU y del Reino Unido» y uno se queda pensando si no será que desde el ministerio de Defensa están encantados de esta anómala situación y nada tienen que decir.

Si me preguntasen diría que para ser militar más que saber inglés es necesario saber griego… y latín.

Deberíamos pedir el santo y seña. Por ejemplo: «Santo: Gibraltar. Seña: Español. Contraseña: ¡Viva España!».

¡Mucha OTAN, mucha OTAN, eh!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

10 septiembre 2024

 

6 DE DICIEMBRE. DÍA DE LA CONSTITUCIÓN: ¡QUÉ NO ME LA CAMBIEN! General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

El Rey y la Constitución

Día de la Constitución. Cercana ya a su 40 cumpleaños y según dicen los políticos ya vieja, muy vieja. ¡Vamos que hay que cambiarla!

Es evidente que tiene algunas cosas que no nos gustan. Por acción y omisión. Entre las primeras destacaría sin duda el artículo 2 en el que expresa con rotundidad la indisoluble unidad de la Nación española para luego meterse de lleno en un grave problema que ellos mismos, los redactores, preveían. Perdónenme la expresión, pero nos la metieron doblada. Lo sabían que iba a suceder. La prueba palpable son las palabras finales del artículo.

Empiezan rotundos: “Indisoluble unidad de la Nación…”

Siguen contemporizando: “Derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones…”

Para terminar, sabiendo que aquí cada una va a ir a lo suyo, predicando: “La solidaridad entre ellas”.

Pues bien, cuando estamos llegando a los cuarenta años de su aprobación vemos que lo de indisoluble está en tela de juicio, las nacionalidades se rebelan y quieren ser naciones y la solidaridad se convierte en una lucha despiadada por el dinero sin importar lo más mínimo el reparto equitativo y solidario. Pero sin duda lo peor de todo es marcar de entrada las diferencias: nacionalidades y regiones. Ahora que nos expliquen lo de nacionalidad sin nación, pero regionalidad con región. Hasta el Diccionario de la lengua española tuvo que modificar la definición y surgieron polémicas que intencionadamente buscaban dejar claro que lo de nacionalidades era porque ellos (catalanes, vascos…, por ahora) eran nación. Y todo el mundo en primer tiempo del saludo.

Lo de solidaridad no hace falta comentarlo. Todos ustedes sufren las injustas diferencias que existen entre comunidades; hasta para curarse o morirse.

Hace unos días el Embajador Melitón Cardona escribía en este blog un artículo espléndido que tuvo muchos lectores y comentarios: ¿Reforma de la Constitución? Con acierto e ironía repasaba los necesarios cambios que creo están en la mente de una gran mayoría. Pero como el mundo de los políticos es distinto al del conjunto de los mortales nadie le hará -ni nos hará-  caso, por lo que es mejor volver al dicho virgencita, virgencita, que me quede como estaba. Que no la toquen. Que la cumplan. Que la hagan cumplir. Y mientras todo eso llega: ¡Que no la cambien! Solo pedimos eso que, visto lo visto, no es poco.

Termino con un ruego que llevo tiempo haciendo. Todavía alguien puede hacerme caso y conseguirlo para el próximo año. La Medalla de Oro del Senado y la del Congreso español debería ser entregada por méritos propios a las Fuerzas Armadas. Creo que la petición no requiere ninguna explicación ya que en estos casi 40 años de Constitución nadie ha defendido con tanta fuerza y respeto las libertades, incluso a costa de la vida, que las Fuerzas Armadas españolas.

El Rey y la Constitución

Tienen un año para pensárselo señores senadores y diputados del Reino de España.

Feliz Día de la Constitución a todos y que dure muchos años.

La Constitución se fundamente en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles.

¿O vamos camino de cambiarlo por la puerta trasera?

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com6 diciembre 2017