ALASKA NO ES UCRANIA. UN EJERCICIO DE ESCUCHA. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

El que crea que la reunión entre Trump y Putin en Alaska es exclusivamente para tratar la guerra de Ucrania no sabe nada de geopolítica.

Ucrania es un paso más en el desarrollo que conlleva una política internacional en revisión que deja atrás un mundo viejo para entrar en el futuro. Estados Unidos y Rusia están obligadas a entenderse y Ucrania es una excusa para ir más allá. Es marginal en el conjunto del problema, pero forma parte de él porque deriva de la situación originada por la desaparición de la antigua URSS. Hablamos de poder, del poder perdido. Ninguna nación que haya pasado por un proceso de transformación o crisis tan grave como el de la URSS, a punto de desaparición, o peor, a vivir desde la insignificancia en una zona clave del mundo donde su influencia fue y podría dejar de ser, se conforma con ese destino.

Rusia se resiste a aceptar un destino tan humillante. Ni sus gobernantes ni el pueblo ruso están dispuestos a asumir tan señalada derrota material y moral.

El movimiento que ha llevado a pasar de la URSS a la actual Federación Rusa ha provocado convulsiones sísmicas que aún siguen desplazándose sin encontrar su lugar en esta nueva estructura que sucede en una zona muy frágil, delicada, que va a marcar el futuro del mundo nuevo. No se puede abandonar a la Federación Rusa a su libre albedrío y se hace necesario prestar atención como si de una enfermedad se tratase, aunque mejor sería hacerlo como un proceso de crecimiento y estabilización. Si tratamos el asunto como una enfermedad podemos sufrir el contagio, pero si lo hacemos en su justa medida y entendemos las razones y las medidas a tomar, todos nos beneficiaremos. No hay razón alguna para ver en el futuro a una Rusia enemiga y a Europa en permanente actitud con las armas en la mano. Eso lo entiende la buena diplomacia, esa que ahora es escasa y la manejan hombres sin historia.

Es lo que busca Trump en Alaska. No es Ucrania; es mucho más. Pero la trumpmanía está desatada contra quien hasta ahora ha pacificado zonas que llevaban años en guerra. La paz y la guerra forman parte de un negocio muy delicado a la hora de tratarlo y el tránsito de una situación a otra tiene mucho que ver con la capacidad de los negociadores y, como no, de la jauría, que alienta las armas disfrazada de Caperucita, en rojo.

Veremos quien ríe el último porque la vulgaridad preside las interminables reuniones de deslustrados dirigentes que se juntan en torno a la política, la economía y la guerra. Ni de lo uno ni de lo otro saben. Soberbios que conducen y parece gustarles la guerra. Trump y Putin parecen distintos a esa moderna serie que ahora manda sin saber lo que eso significa.

Ni Trump ni Putin son vulgares. Eso es seguro. Para bien o para mal. Deben entenderse por encima de los comediantes que forman el desafinado coro. En Europa ningún político alcanza sus niveles. Son políticos vulgares tendentes al poder omnímodo más que al interés de su nación. Cuando los vean abrazarse no piensen otra cosa: están en lucha.

Putin y Trump no tratarán una guerra en concreto, de pasada surgirá Ucrania, en un contexto mucho más amplio. En Alaska nada pinta Zelenski. Lo hará más tarde, cuando se echen los dados al futuro con el cubilete de China, cuando decidan a dónde, por dónde, cómo y cuándo.

Mientras tanto, el resto, los aficionados a la política, economía y guerra, que guarden silencio y dejen hablar a quienes saben.

Por si acaso preparen la artillería y cambien de generales.

Podemos entrar en el nuevo mundo por la puerta buena o acabar con todo dando un portazo nuclear.

Es el momento de la elección. Sería una pena convertir el mundo en un tell como los de Mesopotamia.

Vaticino un pronto alto el fuego con dificultades, pero será el inicio hacia la comprensión y la paz. Es importante tener en cuente el verbo comprender, entender,  que tanto hace en diplomacia. Un «ejercicio de escucha» lo ha definido la portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. Tammy Bruce. ¿Camino de nuevo a Yalta? ¿Quién falta? Escuchemos.

Nos queda esperar. En un día como hoy, arrodillarse y rezar.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

15 agosto 2025

EL ACUERDO DE PAZ Y LA MILITARIZACIÓN  DE LA SOCIEDAD. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

Putin no tiene prisa, pero el tiempo le va cercando alrededor de un Kremlin cada vez más inseguro. Su debilidad está provocada de manera indirecta por la guerra de Ucrania, donde está siendo vencedor, pero lo coyuntural de la guerra le ha llevado a una situación estructural caótica de su economía que en nada se parece a lo deseado al invadir Ucrania. La jugada le ha salido mal y ha sido rematado con un inesperado desequilibrio, actual y futuro, que nunca imaginó, en Oriente Medio. Pierde influencia y poder. Pierde el Mediterráneo. Pierde sus ventas de gas y petróleo a Europa. A ello se suma una gran derrota tecnológica. Rompe un vínculo inesperado: el de Occidente que siempre mantuvo viva a Rusia. En este histórico momento es la mayor de sus debilidades.

Sus devaneos africanos también se disipan y su influencia estratégica, aun siendo importante, ya no es tan decisiva como esperaba.

Trump y Putin son los únicos que saben a día de hoy lo que el futuro nos ofrece. Keir Starmer también, como lanza estadounidense en Europa. La Unión Europea no sabe nada. Ucrania obedecerá si no hay un golpe de Estado antes. Turquía mantendrá el tipo en Siria junto a Israel (norte y sur) que por ahora es un tema menor. Los Servicios de Inteligencia de todo el mundo (especialmente en Europa) llevan tiempo alertados por un probable atentado terrorista de esos indefinibles y sin origen conocido.

A Europa todo esto le ha pillado sin diplomacia ni Ejército. No cuenta por ahora, es un largo camino, un calvario lo que le espera.

Sin  analizar algunos aspectos militares, nada periodísticos, será imposible entender algo más allá de las invenciones que a diario nos mandan, incluso desde el frente, que en su mayoría forman parte de la guerra informativa, muy lejos de la verdad.

Nadie se ha parado a pensar que los hombres serán capaces un día de destruir el mundo. Lleva tiempo, pero cada vez estamos más cerca. Esta guerra marcha por un camino de destino fatal, la escalada  a los extremos, porque ha traspasado el interés concreto y se ha convertido en un enfrentamiento global que está conmocionando a Oriente y Occidente. La historia se repite violentamente, incapaz de resistirse a la fuerza y todo, incluso la razón, la justifica. La sociedad camino de la militarización vive manipulada, de espaldas al conflicto humano, hasta que la llevan a la guerra, quiera o no quiera.

Es necesario recordar Auschwitz e Hiroshima. Se repite cada cierto tiempo, el suficiente para creer que aquello es el pasado. Pero de manera inevitable el concepto se hace realidad. El hombre acabará con el mundo, ese es el fin y la guerra será el medio.

Ni Einstein ni Freud pudieron resolver el ¿por qué la guerra? Dan vueltas a las pulsiones: conservar y unir; destruir y matar. ¿Son lo mismo? «El ser viviente protege en cierta manera su vida destruyendo la vida ajena». Es cuestión de tiempo, los iguales se rechazan; es el tan conocido combate entre dos gemelos o, según Clausewitz, la guerra; cualquier guerra conduce a la escalada a los extremos (En Acabar a Clausewitz de René Girard).

El duelo es la constante en el desarrollo que conduce al enfrentamiento, la acción recíproca detallada magistralmente por Clausewitz. Una ley de guerra sigue secretamente todas las relaciones humanas.

Francis Fukuyama nos asombró cuando dejó escrito que la Historia, como lucha de ideologías, terminaría tras la Guerra Fría gracias a la democracia liberal. Estábamos convencidos de que lo que narraba en El fin de la historia sería el de las guerras ideológicas. La sociedad se lanzaba al placer y bienestar. Toda una generación entendió mal y cayó en el optimismo hegeliano. El comercio se impondría a cualquier ideología. Lo cual hasta ahora se ha demostrado como un fracaso. «Desde que los romanos se aficionaron a los placeres, empezó la ruina de mi patria» (El arte de la guerra. Maquiavelo).

Podría haber individuos satisfechos con el disfrute de su bienestar material y de los placeres hedonistas, sin luchas dialécticas, pero vemos que no es así. El hombre ama más la caza que la presa, nos dice Pascal.

Destruirnos o amarnos y entre las dos opciones está la competición que lleva al enfrentamiento, el juego que consiste en aniquilar al adversario. Siempre presente. «Además, los hombres tienen menor consideración en ofender a quien se hace amar que a quien se hace temer pues la amistad, como lazo moral que es, se rompe en virtud de que la crueldad lleva a los hombres a cuidarse de sus intereses. En cambio, el temor se mantiene merced al castigo, sentimiento que no se abandona jamás» (Maquiavelo, El Príncipe).

Hasta ahora solo se ha demorado, pero siempre ese juego regresa y lo hace con más poder de destrucción: la guerra nuclear o la inteligente. En nada ha puesto más inteligencia el hombre que en la guerra.

Vamos camino de un mundo nuevo y la tecnología nos permite adivinar al menos los pasos que habrá que ir dando. Ninguno nos separa del enfrentamiento. En un mundo dominado por el comercio, la economía es la guerra, y no creo que la guerra sea economía, sino su derivada.

Más cercano a una realidad de los hechos se nos muestra Clausewitz, aún no superado en las razones de la guerra, aunque el siguiente paso está muy cerca: una guerra sin límites, de la que nada se podrá escribir.

Europa, que va más allá de la Unión Europea, se arma. No sabemos muy bien porqué ha tardado tanto, ni a qué se han dedicado los asesores  militares en la OTAN tantos años atrás. ¿No veían que ya desde Maquiavelo «Los principales cimientos en que asentar un Estado -sea nuevo, viejo o mixto- son las buenas leyes y los buenos ejércitos»?

Es bueno amar la paz, pero grave irresponsabilidad no saber hacer la guerra.

Concluyamos que la paz solo llega en la guerra cuando uno de los contendientes es derrotado de forma irreversible o bien existe un equilibrio sin que se prevea ningún cambio probable en ese estado, casi inamovible.

De una u otra manera se ha llegado en la guerra de Ucrania a un interés mutuo por no seguir, por ahora, con el enfrentamiento. Las razones las hemos analizado en muchas ocasiones, pero todo pesa, la acción de unos y la inacción de otros; en ambos casos hay una debilidad sospechosa que nos hace dudar y mirar en otras direcciones en no mucho tiempo. Si no fuese así la guerra terminaría con un claro vencedor, sin renunciar a sus iniciales objetivos, la invasión para uno y la recuperación del terreno invadido para el otro. No será así.

Se abre un dudoso acuerdo. «Siempre, en lo que yo recuerdo. o bien se hizo la guerra o bien se discurrió cómo hacerla; ahora discurrimos, dentro de nada la haremos; y cuando la hayamos acabado volveremos a discurrir sobre ella». Eso decía en 1526 Maquiavelo y hoy es actualidad: discurrimos.

Es muy pronto para ver las condiciones y los efectos de las mismas.

Es difícil asumir ese empeño de seguir con la guerra a cualquier precio, tarde o temprano el equilibrio se romperá; ahora soñemos mientras discurren.

Las condiciones previas nadie las sabe, pero como en toda negociación se emiten señales para ver si hay respuestas de los que quedan fuera.

-Alto el fuego antes de mayo.

-Retirada de las tropas ucranianas de Kursk.

-Se abre el espacio aéreo y marítimo sobre Ucrania y mar Negro. El mar de Azov control ruso.

-Ucrania acepta soberanía Rusa sobre Crimea y conversaciones sobre Dombás que pasan a Administración rusa.

-Elecciones en Ucrania a corto plazo.

-Ucrania renuncia a su entrada en la OTAN y a su expansión hacia el este.

-Se autoriza extracción minerales y reconstrucción de Ucrania.

-La OTAN renuncia a su expansión. No participará en nada sobre acuerdos de paz en Ucrania

-Las tropas estadounidenses en Letonia, Lituania y Estonia se retirarán a los EEUU.

-Se negociarán las sanciones a Rusia.

-Rusia acepta soberanía Ucrania y reconoce su independencia y libertad.

-Fuerza de Verificación Alto el Fuego a lo largo de la actual línea del frente con Reino Unido y Francia (¿Alemania?). Otras: España, Italia, Polonia, Turquía… Entre 15 y veinte mil hombres.

-Acuerdo del Consejo de Seguridad de la ONU.

No será Europa quien lleve el mando de las tropas, caso de enviarse, a una línea de armisticio. El Reino Unido se ha hecho cargo del alto el fuego y será el representante de Trump en Europa. Es significativa la desaparición o ausencia del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (Kaja Kallas). Ni está ni se la espera.

Europa o apuesta por la política de Trump o tiene un futuro preocupante en Defensa. Tampoco la OTAN que será un simple observador que vaya perdiendo cada vez más fuerza. Por ahora no hay ninguna señal de que la Defensa de Europa vaya a sostenerse en un Ejército Europeo. Aún poniéndose en marcha de manera urgente y todos de acuerdo se tardaría no menos de 5 años en contar con un embrión de Ejército, Armada y Aviación más todo lo que conlleva de Inteligencia, Operaciones Especiales, ciberguerra, y sobre todo una poderosa industria militar de armas y municiones muy condicionada por los intereses de cada uno. A día de hoy parece imposible por lo que la UE deberá ceder y confiar en Trump.

España ha de pensar más en el sur que en otros lugares donde cada vez pintamos menos por intereses  y capacidades.

Está claro que a Europa nos miran desde una prudencial distancia. No habrá Ejército, pero ya han empezado a militarizar a una sociedad confusa que banalizó su seguridad y defensa. Esperemos que no sea tarde y el uniforme esté hecho a la medida.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

17 marzo 2025

Blog: generaldavila.com

 

 

 

 

 

 

ATAQUE A ISRAEL (I). Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

«Ciudadanos de Israel, estamos en guerra. No es una operación, no son rondas de combates, es una guerra».

Así se dirigía a su pueblo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a la vez que declaraba el Estado de Guerra ante el ataque sufrido por el grupo terrorista Hamás con las Brigadas de Al Qasam, su brazo armado. Los terroristas palestinos han infiltrado decenas de milicianos y disparado 2.500 cohetes, causando al menos 40 muertos. La violencia ejercida es repugnante y define el tipo de personajes a los que se enfrenta el mundo. Este no es un ataque contra Israel, sino contra la libertad. El Ejército israelí ha respondido bombardeando de manera inmediata la Franja de Gaza y se prepara para un ataque a gran escala. Pero es el mundo libre el que debe medir al enemigo que tiene delante.

Es muy pronto para hacer un análisis detallado de la grave situación y aventurar su origen, alcance y evolución, pero no lo es para decir de entrada que todo está interrelacionado y que la guerra de Ucrania no es un hecho aislado ni lo es ninguno de los movimientos que en este agitado momento se desarrollan en el mundo. Dos capas tectónicas se acercan, se aproximan al choque y no habrá rincón del mundo que no se vea afectado por sus consecuencias.

Todavía hay muchas cosas inexplicables. Ante todo y sobre todo es necesario solidarizarnos con el pueblo de Israel, hacerlo de manera contundente y sin ambigüedades.

La primera pregunta ante esta guerra larvada y ahora activa surge ante la extrañeza de que sea posible que el grupo Hamás, controlado por agentes secretos de campo y tecnológicos del más alto nivel, haya podido lanzar por sorpresa este ataque masivo contra una de las potencias mejor defendidas del mundo.

Sorprende la sorpresa. En el mundo de la Inteligencia algo ha cortocircuitado. La pregunta por ahora queda sin respuesta, pero podemos afirmar que no creemos en las casualidades. Solo les anticipo que en mi humilde opinión esto se sabía, quizá no la hora y el día, —para estas organizaciones terroristas el tiempo no existe— pero se era consciente de que algo así estaba entre las hipótesis más peligrosas.

¿Se ha dejado hacer por razones que más adelante conoceremos? En una «Defensa y Seguridad» del nivel del que hablamos no existen fallos humanos. Que haya existido dejadez por parte de los Servicios de Inteligencia militares no parece posible, y que los sistemas defensivos no sean tan eficaces como nos venden, tampoco es probable. Quizá se haya blindado Israel, todo menos la puerta de casa que se la han dejado abierta a la hora de cerrar el sistema de seguridad. Es una posibilidad.

La segunda cuestión que planteamos es continuación de la primera.

Un ataque de esta envergadura está milimétricamente medido. No solo la acción en sí sino sus consecuencias, las reacciones y represalias que van a producirse, entre las que puede incluso que desaparezca la franja de Gaza y morir miles de personas, muchas inocentes. Israel lucha por la alternativa de existir o desaparecer, no tiene otra posibilidad que no sea luchar por su existencia libre. Lo hará. Esto lo saben quienes han atacado. A pesar de ello se han lanzado a la aventura. Por algo será, entre otras cosas porque alguien les apoya y apoyará.

Si no se ha llegado a una solución pacífica para establecer una relación en convivencia entre las dos naciones, Palestina e Israel, tiene mucho que ver la aparición de grupos terroristas y no ejércitos regulares constituidos en y para el orden y la ley. No es casual. Quizá a alguien le interese mantener estos grupos terroristas para desestabilizar la zona según convenga. El dinero y la formación de estos grupos no sale de debajo de la tierra, sino que sus complejos mecanismos, conocidos, son de difícil destrucción ya que se conforman entre dos mundos enfrentados, cada vez más.

¿Por qué ahora y de manera tan violenta se ha producido este ataque que lleva sin remisión a una nueva guerra?

Hay muchas hipótesis. Permítanme que les dé la mía.

El Congreso de los Estados Unidos ha congelado los presupuestos y por tanto esta situación, que se alargará debido a la época electoral en la que entran, conlleva a eliminar las inversiones económicas para ayudar a Ucrania. El flujo de armamento se detiene y Europa, también dividida, no está en condiciones de rellenar este vacío.

El Pentágono ha decidió resolver la grave situación tirando de su «Despliegue logístico Estratégico» que en pocas palabras consiste en disponer por todo el mundo de armamento y munición para atender cualquier conflicto en cualquier punto. En estos momentos el lugar con la mayor cantidad de estas reservas es Israel y desde allí se ha pensado enviar ese armamento y munición sobrante a Ucrania de manera que así se evite detener el flujo logístico sin tener que tirar del presupuesto.

Alguien ha percibido la maniobra. Díganme quien se atreve después de lo sucedió a mover un solo cartucho de las reservas americanas depositadas en Israel. Ucrania ahora está en mayor riesgo y se va encontrar con una grave carencia en el necesario apoyo.

Es una hipótesis, Habrá otras, pero hoy el mundo gira sostenido en un punto fijo, Ucrania, que solo escenifica un pequeño acto de una obra mucho mayor, un enfrentamiento de capas tectónicas ideológicas, de consecuencias impredecibles. Durará tiempo, ellos lo tienen, pero no se detendrá, hasta que se produzca el inevitable choque.

Oriente próximo es la clave, pero lo es el Sahel, África, donde se ha expulsado a la mítica Francia, donde Europa despierta odios y recelos, donde todos se arman, unos huyen y otros ocupan su lugar armados.

Tendremos que seguir muy de cerca la evolución de la guerra, pero en estos momentos bueno sería adoptar urgentes medidas como la alerta policial y militar en todos los lugares de la Tierra porque en cualquier punto puede producirse un gravísimo atentado.

Quieren infundir miedo. Ante eso hay que combatir con firmeza y seguridad. Sin concesiones ni brindis al sol.

El efecto contagio es previsible y nuestras tropas en el sur del Líbano, frontera con Israel, donde se mueve el grupo terrorista Hizbulá, están en máxima alerta.

Nuestra solidaridad y apoyo firme a Israel debe ser inquebrantable.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

09 octubre 2023

 

 

 

 

PRESUPUESTOS Y MINISTROS DE DEFENSA PARA LA GUERRA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

A todos se les llena la boca de milicia y ardor guerrero cuando entran por la puerta del 109 del Paseo de la Castellana de Madrid, sede del ministerio de Defensa.

No voy a hacer ningún análisis del comportamiento de los titulares del ministerio más fácil del ejecutivo, aunque ganas no me faltan de hablar de aquel del piano o del manchego metido a mal poeta y peor defensor de la Defensa.

No solo la peor pareja, sino que también hubo quien hizo trizas la Legión y jugó con el personal militar reducido a sus leyes. Ya sin remedio.

Lo que quisiera traer a debate es que ninguno, o casi, ahondó en los presupuestos para la Defensa de España, que no son para los ejércitos sino para que los ejércitos defiendan a España, es decir para que todos los españoles vivan en libertad, esa que solo se obtiene desde la seguridad y tranquilidad que marca el artículo 8 de la Constitución; y fíjense que se da la paradoja que es defensa incluso de los que no quieren una España fuerte y unida:

«Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional».

Aquí y allí todos hablan de guerra, pero nadie habla del dinero que hace falta para la guerra. Les dije que uno de los síntomas de fatiga de una guerra es la escasez de munición y la dificultad para reponer un material que requiere mucho tiempo para su fabricación y puesta en marcha. Es decir que dependemos de dos cosas: el presupuesto y una industria capaz de satisfacer las necesidades de la Defensa en tiempo y espacio. Esto es algo que ha pillado desprevenidos a casi todos los ejércitos al creerse que ya no había guerras largas, que todo era cuestión de semanas y que con lo que tenían era suficiente. Algo de lo que alertó el Jefe de Estado Mayor de la Defensa de España en su reciente comparecencia ante la Mesa de Defensa del Congreso de los Diputados: «La industria de Defensa forma una parte fundamental de la Defensa Nacional y tienen las capacidades que tienen. Entonces, aunque haya más dinero, en muchas ocasiones no es posible obtener lo que se quiere porque hay un límite en las cadenas de producción. Por eso yo he dicho que esto a lo largo de estos años debe permitir mejorar la competitividad de nuestra industria; han tenido un periodo de contracción importante durante todos los años en los que prácticamente no ha habido inversión o ha sido escasísima y ahora, evidentemente, no se les puede pedir para mañana que cambien radicalmente esto…».

Tenía que tronar para que nos acordásemos de que las tormentas no avisan y que cuando llegan no es cuestión de lamentarse. «Cuando estalla el trueno es demasiado tarde para taparse los oídos».

De repente todo ha cambiado y nos ha pillado, como vulgarmente se dice, desnudos. Sin traje que nos cubra. Nueva revisión estratégica, nuevo planeamiento de fuerzas, nuevo objetivo de capacidades militares, y todo ello sin quitar el ojo a la guerra de Ucrania.

¿Qué habrá al otro lado de la colina? La eterna duda de la guerra del futuro. ¿Cuántica o mecánica? ¿Fisión o fusión? ¿Qué nos depara el futuro?

Nadie podría imaginar que un Gobierno formado por socialistas y comunistas, apoyados en el pilar del separatismo, iba a subir el presupuesto de Defensa en un 26%. ¿Por qué? Gravedad sin duda ante la incertidumbre y presiones de nuestros aliados, lo que nos demuestra que estamos ante una situación de máxima gravedad. Es notorio que en España ha pasado desapercibida la mayor subida presupuestaria en Defensa de los últimos cien años. Desde luego de nada serviría si esta subida es coyuntural y una vez resuelta la actual coyuntura pasamos a lo de siempre. Porque lo de siempre, señores ministros de Defensa de la historia democrática del Reino de España, es que ninguno de ustedes, ninguno, se tomó en serio esto de la Defensa y creían que era mejor dejarse matar que defenderse, todos, y a esa situación nos han arrastrado.

Ha tenido que llegar doña Margarita Robles al ministerio de Defensa para indicarles el camino. La actual ministra de Defensa a pesar de estar rodeada de emboscadas y campos de minas ha sido capaz de subir el presupuesto de Defensa un 26%. Ese es el dato. Positivo. Tomen nota los mariscales de campo que nunca supieron lo que es ser sacrificado soldado español que todo lo aguanta menos que le hablen alto.

Algunos de los que se subieron al reglamento de honores militares lo hacían a voces. Pero de presupuesto ni para la dignidad del combate diario.

Esperemos que el paso final sea asumir que la Defensa no es algo partidista ni de partido, sino común, indivisible y necesario para la libertad y el bien común. Mientras juguemos con los soldaditos y nos guste más el pódium y mandar generales que el bien común no iremos a ninguna parte. No me canten canciones guerreras y se pongan estrellas en las solapas. Nunca mandarán nada, porque no es esa su misión en las Fuerzas Armadas, sino armarlas de verdad y hacer uso de ellas para lo que están.

Sí: por primera vez tenemos un presupuesto digno, aunque tan tarde que de nada servirá si no se convierte en estructural; con una ley de consenso y que contemple la guerra del futuro que ya está en marcha.

Es necesaria más que nunca una ley de programación y financiación de la Defensa. Por primera vez nos vemos más cerca.

La guerra llama a nuestras puertas. Un futuro incierto está golpeándonos. Todos ustedes deberían saber distinguir al cuco del gavilán, que no son iguales como Plinio creía. Los huevos en nido ajeno.

¿Es que no se dan cuenta?

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez        

Blog: generaldavila.com   

15 diciembre 2022