«No hay nada más reservado que un militar en activo ni nada más activo que un general en la reserva».
El mayor cargo militar de los ejércitos alemanes, el general Eberhard Zorn, The Chief of Defence, (equivalente en España al Jefe de Estado Mayor de la Defensa), ha sido destituido de su cargo. Dicen que por unas declaraciones que hizo el pasado 2022 sobre la situación de la guerra de invasión a Ucrania en las que dudaba de la capacidad militar del ejército ucraniano para, en esos momentos, expulsar al invasor ruso de su territorio.
No creo que esas declaraciones sean la razón de su destitución, sino que el tema va más allá de una apreciación personal y el fondo de la cuestión, que es una cruda realidad de mayor envergadura que una simple opinión, sea lo que sobre la guerra haya expuesto a su Gobierno de una manera real y detallada.
Porque el general Eberhard Zorn no es cualquiera, sabe muy bien de lo que habla y su opinión, guste o no, está fundamentada en la información y el análisis del proceso bélico del que conoce hasta sus más mínimos detalles. Quiero decir que cuando se ocupa un cargo como él ocupa no se tiene opinión personal, sino la de un informado y estudiado general que ha recibido miles de informes sobre la situación y habla como resultado de serios y concienzudos análisis. Que se pueda equivocar es ley de guerra donde el azar y la fricción clausewiana mandan casi siempre.
La suya no es una opinión aislada, eso es seguro, y no sé el alcance de la misma más allá o más acá de su propio ejército y de la OTAN.
Cada vez que a través de la imagen o la palabra analizo esta guerra dejo claro que en general no disponemos de más información que la que los medios de comunicación, a través de sus enviados especiales, los milbloger, o entidades cualificadas que siguen el proceso, nos remiten sin que haya el más mínimo pronunciamiento de profesionales en activo que nos den a conocer detalles de lo que allí ocurre. Esto es lógico por lo que nuestra palabra es un simple análisis de factores basados en los estudios y el conocimiento del arte y la ciencia militar. Eso es todo.
También he dicho que asistimos a una guerra donde la información ha sido sustituida por la desinformación y el confusionismo a lo que cooperan con gran acierto los silencios de muchos. Porque no siempre hay que hablar, pero hay veces que es peor callar.
Todos mienten y nadie habla; todos callan y todos hablan; todos dicen la verdad a la vez que mienten. Nunca sabes quienes son los unos y los otros.
Me hago eco de Kant: «la veracidad es absoluta e incondicionalmente exigible, sea cual sea el inconveniente que de ahí resulte», incluso en la guerra, o si no mejor no la hagas, o no digas nada.
Otra importante cuestión que debemos dejar claro los que hablamos de la guerra es que lo que exponemos es el análisis de lo que en nuestra opinión está ocurriendo y puede ocurrir y no lo que nos gustaría que ocurriera. Ese es un factor importante porque intentar llevar el análisis a favor de una opción, la que nos gustaría que fuese, cuando una vez analizados los hechos vemos que eso es casi imposible o muy difícil, sería un error y el mentir podría tener graves consecuencias.
Mejor estar callado y ya sabemos lo que eso significa.
El general Eberhard Zorn, a diferencia de nosotros, está informado, muy bien, tiene datos para basar su análisis, es conocedor de las tácticas y técnicas de la guerra moderna, y conoce muy a fondo la estrategia política y militar de Alemania, de la Unión Europea y de la OTAN. La opinión dada en aquella entrevista del año 2022 en la que declaraba que «Ucrania realiza contraataques, con ayuda de los cuales puede recuperar lugares del frente, pero no puede hacer retroceder a Rusia en un frente amplio» era una cruda realidad y lo sigue siendo y en ello coincidimos la mayor parte de los analistas.
Porque el arte de la guerra no responde a los deseos, sino a la cruda realidad que surge del análisis de la misión, el terreno, los medios y el ambiente, algo que solo hacen los militares y no aquellos que creen que la guerra es agua de rosas de lo que ya avisó Napoleón y Clausewitz.
Destitución o no del general alemán no es la cuestión.
Lo verdaderamente grave de la situación es saber si en esta cruel guerra de invasión se está escuchando a los profesionales del arte de la guerra o solo es una cuestión política y económica. Intereses que cada vez se enredan más por la falta de valores entre los que nos mandan.
Porque la guerra no se gana con desear ganarla sino con la voluntad de vencer y mandos que sepan manejarla, junto al armamento y un planeamiento real y eficaz. Y con valores morales.
En definitiva creo que la destitución del general ha sido más por decir lo que nadie quiere oír lo cual es un grave error cuando se trata de asuntos de guerra. Estos tiempos son capaces de poner al mando político, e incluso militar, a hombres que piensan que el Ejército ya no está para la guerra, que ahora la sociedad demanda otra cosa lo que significa acabar con la voluntad de vencer.
Doy fe.
El maestro Jiménez Lozano dijo que «la corrección política es un adiestramiento a los totalitarismos, y éstos celebran su triunfo cuando todos mienten, los de arriba y los de abajo». Yo no les voy a mentir.
Ya saben ustedes el dicho: «No hay nada más reservado que un militar en activo ni nada más activo que un militar en la reserva».
Añadiría: como debe ser. Claro que sin exageraciones. En España siempre ha sido mayor el silencio, casi total, que la expresión.
Creo que eso es algo bueno porque uno de los grandes problemas que tiene la desaparición del servicio militar obligatorio es el cada vez mayor distanciamiento entre los ejércitos y los ciudadanos a los que sirven y así ocurre que llegan a tener muchos de ellos la conciencia de que el soldado es un bombero o cosa parecida.
Acabamos creyendo que otros vendrán que nos defenderán y cuando llegamos a casa el enemigo está en la cocina.
Rey don Sancho, no me digas que no te aviso.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
16 marzo 2023