Daba comienzo 1921. La confianza en nuestra actuación en el Protectorado de Marruecos por los éxitos de nuestras armas y las muestras de amistad de la población indígena se reflejaba en el mensaje de la Corona del 4 de enero.
«Singularísimo aspecto de esa obra civilizadora es para nosotros la que en Marruecos hemos asumido, resguardando derechos e intereses primordiales de España que logramos ver universalmente reconocidos, y me es muy grato, señores, solicitar vuestra atención, y esta traerá necesariamente consigo vuestro aplauso y vuestra gratitud, para los magnos progresos en esa obra realizados durante los últimos meses.
El esfuerzo marcial de un Ejército abnegado y heroico, hábilmente combinado por los aciertos del mando con las más eficaz acción política, ha traído a contacto directo con nuestra misión civilizadora territorios y muchedumbres que hasta ahora la rehusaron o resistieron, y cuanto allí ocurre permite asegurar que nos acercamos rápidamente al término de los sacrificios que en sangre y dinero viene haciendo el país por el logro de un sagrado designio nacional.
Allanadas las resistencias materiales, establecido el contacto moral con el pueblo cerca del cual nos corresponden esas funciones de Protectorado, hemos de ir rápidamente a la realización de aquellas obras de altura y de fomento económico, que han de producir, a la vez que el bienestar del pueblo tutelado, la compensación para el tutor de los esfuerzos consumidos en la empresa».
Habían sido derrotados los kabileños de Beni Ulixech y solicitado el amán por los de Beni Said. El general Silvestre ganaba en prestigio entre los jefes indígenas además de necesitar estos su apoyo ante la situación de penuria en la que se encontraban debido a las malas cosechas de los años anteriores.
Se había ocupado el Monte Mauro. Era un hecho notorio que recorrió la médula del sentimiento rifeño. El mando de Melilla ordenó estudiar las líneas de penetración hacia Alhucemas. Las dificultades eran grandes y entre ellas destacaba la falta de fuerzas al quedar licenciados los soldados del reemplazo del año 1917. Era necesario cubrir bien los flancos y atender de manera urgente a la construcción de caminos, terminación del ferrocarril y mejorar los servicios de intendencia y telégrafos. Antes de operarlo se necesitaba consolidar lo conseguido y constituir una línea base donde apoyar el avance.
«Se carecía de elementos para hacer nada más».
Se propuso la ocupación de Afrau (Sidi Hossein) que era imprescindible para englobar la costa en la zona del Protectorado lo que mostraría la eficacia de nuestro quehacer además de fiscalizar y fomentar el comercio desde la costa con el interior y evitar el contrabando. Había que acabar con la imagen de «unos soldados entre una cuantas piedras rodeados de alambres que contaban los días que les faltaban para regresar a su pueblo natal y además se carecía de elementos para hacer nada más y se había rebasado el límite de elasticidad de las fuerzas del territorio», en palabras del jefe de la Sección de Campaña del Estado Mayor de la Comandancia General de Melilla.
No fue así. Se decidió seguir adelante. Un general de huevos al que «le sobraban fuerzas». El ministerio de miraba para otro lado y no enviaba los créditos necesarios para convoyes y caminos.
«La situación era de extremada paz en el territorio dominado e incluso en el sometido, pero no ocupado; pero un mando previsor no podía desconocer la versatilidad de sus habitantes, que, por otra parte, estaban armados, más los factores de su crueldad, frugalidad, forma de combatir, de grande peligrosidad en guerra irregular, y ello en relación con los elementos y fuerzas con los que, en momento de cambio en las relaciones de paz, pudiere garantizar el dominio y la victoria».
Había autorización expresa del Alto Comisario para establecer las posiciones necesarias para la seguridad del terreno y las que juzgase convenientes para facilitar los futuros avances con la única limitación de la escasez de elementos y medios disponibles.
El general Silvestre estimó que Annual entraba dentro de los límites de la autorización y encargó la operación de su ocupación al coronel Morales.
Era el 15 de enero de 1921 cuando a las 1030 horas se ocupaba Annual.
Tenía la aguada al pie del poblado y a una distancia de cuatrocientos metros del campamento. Desde que fue ocupada no dejó de verse vigilada al estar en los límites de la hasta hacía poco tiempo insometida kábila de Tensaman y dentro de una orografía durísima. Constituida por tres colinas en cuyo declive e interior se asentaron los campamentos.
En la posición, y mientras era fortificada, comentó el comandante general ante su Estado Mayor, la facilidad con que había sido ocupada y volviéndose al teniente coronel Dávila, jefe de su Sección de Campaña, contrario a la ocupación en aquellas condiciones de desprotección, le preguntó que qué tenía que decir ahora.
—Mi general, yo no digo que los pelos se me han puesto de punta porque no los tengo; pero sí digo que me ha salido pelo a través de la calva. Ahora sí que opino, mi general, que hay que ocupar inmediatamente Sidi Dris, si puede ser mañana mejor que pasado, y hacer en ella base fuerte.
Entrábamos en lo desconocido.
—Pero ¿qué es lo que ha pasado en Annual?
«Se llegará a recuperar el territorio perdido y a dominar el que fue durante muchos años motivo de constante preocupación; pero temo que los afectos anteriormente conseguidos tardarán mucho tiempo en volver a aparecer, para contrarrestar los sedimentos de los odios producidos, y mientras estos subsistan el problema seguirá agudizado» (1921. Teniente coronel Dávila. Jefe de la Sección de Campaña del Estado mayor de la Comandancia General de Melilla).
Miles de muertos y prisioneros. Se había llegado a las puertas de Melilla. Cien años han pasado. ¿Solo?
Troya va cambiando de nombre y está en todas partes, siempre es en una encrucijada. Desde Annual también se había llegado a las puertas de Troya y Héctor se vio obligado a salir a luchar en campo abierto. Hubo que esperar después de su muerte. Por la puerta oeste entró el caballo de madera arrastrándose sobre troncos. Es tan visible que no se ve y los guerreros que lleva dentro campean con sus armas como si fuesen necesitados de amparo.
Hay ocasiones que es preferible leer lo que ya está escrito; mejor que repetirse.
«Quebrantados por la guerra y contrariados por el destino en tantos años ya pasados, los caudillos de los griegos construyeron, por arte divino de Palas, un caballo tamaño como un monte, cuyos costados forman con tablas de abeto bien ajustadas, y haciendo correr la voz de que aquello es un voto para obtener feliz regreso, consiguen que así se crea. Allí, en aquellos tenebrosos senos, ocultan con gran sigilo la flor de los guerreros, designados al efecto por la suerte, y en un momento llenan de gente armada las hondas cavidades y el vientre todo de la gran máquina»
Baja entonces corriendo del encumbrado alcázar, seguido de gran multitud, el fogoso Laoconte, el cual desde lejos, «¡Oh miserables ciudadanos! ¿Qué increíble locura es esta? ¿Pensáis que se han alejado los enemigos y os parece que puede estar exento de fraude don alguno de los Dánaos?» (Virgilio. La Eneida. Segundo Libro).
Mientras esto subsista el problema seguirá agudizado.
¿Pensáis que se han alejado los enemigos? Mirad dentro.
Tendremos que solicitar el amán cuando el caballo rompa las tablas de abeto y queden al descubierto lo que guarda en sus tenebrosos senos.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
24 mayo 2021