ACOSTUMBRARSE A NO SER ESPAÑOL Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

El escritor César González-Ruano

César González-Ruano daba nombre a uno de los más prestigiosos premios para columnistas de periódicos y revistas. El último se entregó en 2013 y desde entonces la Fundación Mapfre, fundadora del premio, lo suprimió o lo cambió por otra cosa; vaya usted a saber. Las razones mejor las dejamos a un lado porque ninguna se sostiene en pié. Pierde la Fundación y perdemos el recuerdo de uno de nuestros mejores hombres, entretenido, vividor de todo lo bueno y lo malo, que si no, pasas por la vida sin haberte enterado.

El escritor sobrepasa al premio que lleva su nombre. Lo olvidamos, seguimos ignorando lo bueno que tuvimos. Es preferible permanecer en la noria con los ojos vendados. Siempre, por los siglos. Dicen que Ruano no era fiable. Lo son todos los que escriben. No fiables son los que no leen y, aún así, se atreven a interpretar. El mundo se deshace por las interpretaciones de los que no saben lo que leen.

César González-Ruano publica su última tercera de ABC el día 12 de diciembre del año 1965. El día de su muerte. Recordarlo me lleva muy atrás. Leía en ABC a González-Ruano antes de ingresar en la Academia Militar. No sé que tenían sus palabras. Solo casi recuerdo su nombre. Quedó en las mezclas de lecturas de aquella época. Alguna salta de repente y, entonces, de nuevo busco su compañía.

Hoy entre las hojas de Las batallas decisivas del mundo occidental del general J.F.C.Fuller, encuentro un recorte con aquél su último artículo. En amarillento papel la firma: César GONZÁLEZ-RUANO. Escondido entre las hojas del libro.

La Costumbre es el título de su última columna. Su despedida. Tengo la impresión que nunca le importó la muerte. En esta despedida se vislumbra que lo que le apena es que muera su escritura, que no vuelva la columna con la firma César González-Ruano. Todo, viene a decir, es costumbre… pero no lo dice de la escritura. Es eterno escribir, está siempre en la mente. Se vive y se duerme con lo escrito y con lo que por escribir queda: todo. Hasta el final. A lo eterno no se pudo acostumbrar el escritor porque lo desconoce, aún intuyéndolo.

Termina la columna. Y termina su vida: <<Voy creyendo que todo reside en la costumbre. Y que, muchas veces, la muerte puede consistir en ir perdiendo la costumbre de vivir>>.

Me temo que algo parecido nos ocurre. Estamos dejando la costumbre de ser españoles y dando paso a ciertas novedades que no son tales, sino oposición a lo que a base de costumbres y otras cosas ha creado nuestra cultura: la española.

Se trata precisamente de eso: …ir perdiendo la costumbre a lo español, a minimizarlo hasta que lleguemos a la muerte de lo español.

Entre las páginas 216-217 del libro Batallas decisivas del mundo occidental, capítulo dedicado al <<Sitio de Dyrraquium y la batalla de Farsalia>> (48 a. de J.), he encontrado el recorte de aquella tercera de ABC donde César González-Ruano decía adiós.

En esas páginas del libro puedo leer: <<En el fondo de todo aquel sistema, la usura actuaba como un cáncer para la república, y aunque la degeneración resultante fuera producto de la hartura más que de la carencia -o dicho de otro modo: de una violenta indigestión más que de una enfermedad mortal-, raras veces un pueblo ha caído tan bajo como el romano. Desprovisto de ideas religiosas, de moral, de virtudes sociales, aquella masa alimentada gracias a los donativos del Estado, se revolcaba en terribles vicios. El exceso de lujo produjo brutalidad, y esta dio paso a las costumbres licenciosas; como consecuencia, los matrimonios eran escasos y la falta de hijos se convirtió en mal endémico. Para aquellos degenerados, la libertad era libertinaje; en cambio para los plutocrátas significaba poder, beneficios sin cuento y un ilimitado afán de riqueza. Como consecuencia, el dinero llegó a convertirse en el único vínculo entre los hombres>>.

¿Por qué allí el recorte de aquella tercera de ABC? ¿En que estaría yo pensando cuando lo dejé olvidado? ¿Por qué surge ahora de nuevo?

Y todo esto, las costumbres licenciosas que nos traen a no ser españoles ni a amar a España, acabará imponiéndose hasta que desaparezcamos como Roma. La plutocracia se impone.

Una pira enorme se alzará junto a la puerta de las grandes bibliotecas. Se quemarán, uno a uno, todos los libros que pronuncien el nombre de España. Luego se prenderá fuego a las bibliotecas y a todo lo que dentro haya, o haya osado permanecer en su interior y pronunciar el nombre de España; un día.

Y se hará costumbre…, pero yo jamás podré acostumbrarme a dejar de ser español. Sería como ir perdiendo la costumbre de vivir.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

21 octubre 2018

17 pensamientos en “ACOSTUMBRARSE A NO SER ESPAÑOL Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

  1. Apocalípticas reflexiones mi general…. que Dios quiera no sean proféticas.
    Me han traído a la memotia una sentrncia que, aunque no recuerdo donde la he leído, la tengo fresca en la memoria como si la hubiera leído ayer:
    «Las romanas caprichosas, las costumbres licenciosas, dieron al traste con la dominación de Roma»
    Historia magister vitae. Roma, como España ahora, tuvo un problema de baja natalidad…. descuidó la defensa de los «limes» y peor aún, encargó su defensa a quienes los habían traspasado. Perdió la fe en su historia y en su «destino universal»
    Solamente se puede conjurar el negro panorama que acecha a las nuevas generacoones de españoles si España vuelve a ser Una, Grande y Libre.
    Y entonces podremos tener esperanza en un nuevo amanecer.
    Hoy ha desaparecido de su escudo esa triple vocación. Logico, puesto que España ya no es ni Una, ni Grande ni Libre.
    No es una porque está disgregada en diecisiete Taifas.
    No es Grande porque ha renegado de la grandeza de su historia.
    Y no es Libre porque ha hipotecado su soberanía al dictado de las «fuerzas oscuras de la rosa y el mandíl»
    ¿Quo Vadis españa?

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  2. De vez en cuando aparece algo esperanzador.Paso a tomarme un cafe a un bar al que acostumbro ir, y me lo encuentro cerrado.Me acerco a leer el cartel pegado en el cierre metalico, y leo la muy buena noticia : «Cerrado por paternidad.» Leer eso y llevarme una buena alegria, es todo uno.¡ Un valiente ,español por mas señas,que se atreve a traer a otro español a este mundo! Me dije : no vamos mal del todo, si siguen quedando españoles en este solar.

    Y desde luego pienso seguir siendo no fiable,por escribir.Mejor que aquellos malos doctores,que se empeñan en seguir sangrando a este pobre moribundo, a nuestra Patria, que espera con ansia la pronta llegada del «Good Doctor»que la levante de su actual postracion.No hay mal que cien años dure…Y ya va siendo hora de ir licenciando a estos falsos doctores que ni leen y encima se empeñan en reinstaurar una censura para evitar que todos los demas lean.¡ España siempre!, como dice el lema de este movimiento que acaba de nacer.

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  3. Profundo y certero su artículo de hoy, mi querido General; y cierto el comentario de Don Lorenzo.
    Aunque siempre hay que ser sumamente cauto al establecer paralelismo histórico, pues se dice que la Historia nunca se repite, es indudable que los síntomas de descomposición, de podredumbre, que se advertían entonces en lo que hoy llamamos la Europa Occidental y que emanaron de Roma, eran muy semejantes a los que se perciben actualmente en el mismo ámbito geográfico y sobre todo en España.
    Pero lo más parecido no es eso: es la actitud de aquellos hombres, como los europeos de hoy, que no querían reconocer su propia decadencia y menos aún analizar las causas, que eran muchas y muy variadas; pero, sobre todo, la pérdida de unos ideales, de unos valores y de unas virtudes que habían constituido el armazón, la sustancia misma del Imperio Romano; pérdida que había conducido al debilitamiento del principio de autoridad, a la corrupción de las costumbres, a la disolución de la unidad familiar, tan sólida en el Derecho Romano, a la proliferación del adulterio, del divorcio, del infanticidio y del aborto, y, como consecuencia de todo ello, a un descenso vertiginoso de la natalidad en todo el Imperio Romano, es decir, a una especie de suicidio colectivo de los “progres” de aquellos tiempos.
    Estamos ante un mundo nuevo, Dios quiera que sea un mundo mejor, aunque lo dudo; la amplitud y la rapidez caracterizan la cultura de nuestra época. La tendencia en nuestros tiempos de exagerar el “Yo” o el “Nosotros” de formas sectarias es una verdadera crisis que amenaza la unidad social.
    Nunca como hasta ahora la humanidad había caído tan bajo moralmente. Siempre ha habido golfería y degeneración, pero jamás hasta ahora se había intentado justificar lo injustificable y llamar bien al mal. Hoy día, no sólo se hace esto sino que se aplaude y se presenta como signo de libertad y de progreso.
    Por eso necesitamos gobernantes que sean verdaderamente servidores del pueblo y de la verdad, y no de sus intereses electorales. Ello requiere capacidad para aceptar las críticas y hasta el rechazo de su gestión. La mayoría de nuestros gobernantes no están capacitados para gobernar porque no aman al pueblo sino a su cargo y por eso no legislan conforme a la verdad sino a los gustos de la gente que les vota, a su ideología o a sus propios intereses, asesinando la verdad por lo políticamente correcto porque no saben gobernar, no saben amar.
    Y aunque se haga costumbre…, yo tampoco podré acostumbrarme a dejar de ser español, porque sería como ir perdiendo la costumbre de vivir.
    Un fuerte abrazo.
    Pedro Motas

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  4. Somos españoles porque no somos franceses ni ingleses ni moros, y, además, estamos en el centro de esas periferías. Mal haríamos en perder la inveterada costumbre de lo español, pues si lo que somos muere, indefectiblemente morimos nosotros. Mejor (con el permiso) de Vuecencia, que se mueran ellos (sin odio), y separatistas, y terroristas, y acólitos, y todos los que malversan la amada España que nos dejaron nuestros padres y nuestros abuelos, que si no es lo grande que fue, sí es subsidiaria de poderse engrandecer, honrar y servir.
    ¡Viva España!
    ¡Viva el Rey!
    ¡Viva La Legión!

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  5. Queridisimo Rafa, y amigos:
    A pesar de la podredumbre que nos ahoga, no concibo, como tu dices Rafa, que puedas acostumbrarte a dejar de ser ESPAÑOLA, porque a pesar de lo que estan haciendo con nuestro hermoso país, NADIE va a lograr que reniegue de CRISTO, MI PATRIA, o MI REY.
    ¡¡¡A ESPAÑA Y A MIS REYES SERVIR HASTA MORIR, VIVA LA LEGIÓN!!!
    Esperanza González de Fonseca Marco

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  6. A la orden de V.E. mi general, comparto profundamente ese sentimiento, la necesidad de anestesiar hasta el desmayo, ese sentimiento de lo español que todavía nos queda. Los que hemos vivido la Milicia y nos ha cambiado por dentro como si de un sacramento se tratase, nos hemos forjado el carácter bajo nuestra Bandera, nuestra voz, hasta la ronquera gritando Viva España, no tenemos sitio, no podemos ver nuestra Bandera pisoteada por unos malnacidos, no , nuestra Bandera no. No somos politicos, somos soldados y solo se nos ocurre acometer contra el enemigo encarnado en el mal nacido que pisotea nuestra enseña y dar cuenta de el, y de sus acólitos y de sus jefecillos responsables y hasta de la madre que los parió…pero no, somos gente de bien, de orden y de eso se valen, pues de otra forma no serían enemigos.
    Solo nos queda anestesiarnos hasta la axfisia, y pedir al Altísimo que termine o que nos deje terminar con este sufrimiento diario que representa asistir impasibles al derribo de Lo Español.
    Un saludopac

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  7. A las órdenes de V.E., mi General.

    Precisamente en el pasotismo congénito de los españoles y en la facilidad con que nos acostumbramos a cualquier cosa y no analizar antes de aceptar cualquier idea o mercancía que nos quiera vender el primer charlatán que pase por nuestro lado, reside el gravísimo peligro en que ahora nos encontramos.

    Hemos dejado hasta de pensar en nosotros mismos y en nuestros intereses, y faltos de un guía, hemos corrido tras una pléyade de embaucadores y flautistas de Hamelin creyendo en sus promesas huecas, cuando lo cierto es que les hemos facilitado con nuestros votos el poder medrar y enriquecerse ilícitamente a nuestra costa. Es triste tener que reconocer que nos han estafado y que los de ahora es lo que persiguen también, despojarnos de lo poco que nos queda y ponerlo a buen recaudo fuera, para que cuando nos cierren el grifo del crédito y la confianza, no desaparecer ellos con una mano detrás y otra delante, sino con las espaldas bien cubiertas.

    Recuerdo a una señora (es un decir), que cuando bajó del avión en Barajas regresando del exilio, dijo algo muy parecido a lo de Scarlett O¨Hara en «Lo que el Viento se llevó». «Juro que jamás volveré a salir de aquí en la miseria». Esperemos, si aún vive, que nunca tenga que exiliarse otra vez y todo quede en casa.

    ¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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  8. Acabo de leer el artículo del general Dávila. Ahora mismo.
    En la mañana de ayer domingo 21, por la mañana con la misma fecha que general Dávila cuelga su articulo de la Costumbre, como advertencia de lo que nos ocurrirá si no tomamos medidas de perentoria necesidad.
    Leí una referencia en el libro de Federico Jiménez Losantos Memoria del comunismo. Trataba el asunto de la atracción psicológica enfermiza del comunismo por la necrofilia. Ya que el autor de Memoria del comunismo sospecha que los asesinatos de las princesas hijas del zar Nicolás II, han sido violadas una vez muertas.
    Después de leer esto, y de tomar conciencia de ello.
    Me pongo a escribirle a un viejo doctor que dirige un psiquiátrico en Nueva York.
    Le digo en mis mensajes por Facebook, que algún día las diferentes formas pasionales. Ya lo estamos viendo llamando a cosas impensables hace una década atrás, cómo hoy ya lo llamamos sin escandalizarnos, salvo unos pocos.
    Diferentes formas pasionales que llaman actos de amor.
    Quizá el día de mañana, le dije a ese doctor psiquiatra, por COSTUMBRE, sería normal esa anormalidad que omito el renombrarlo.
    El asunto, le recalcaría el cambio vendría por COSTUMBRE.
    Se lo nombraría una docena de veces éste calificativo de COSTUMBRE.
    En el futuro quizá lo verán.
    Yo al menos no deseo verlo, ese reclamo necrófilo qué quizás lo vean las generaciones venideras.
    Fue una extraña coincidencia que ahora haya leído de general Dávila su artículo sobre como por dejadez y derrotismo y degeneración de la plutocracia. Lleguemos a niveles tan destructivos como lo que estamos padeciendo de igual de enfermizo de aquella caída de la civilización romana en similitud con la nuestra. Por falta de buenas y virtudes COSTUMBRES.

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  9. CGR murió un año antes que mi padre, lector de ABC, la Codorniz, y el Time Magazine además de American Navigator…vivir es una costumbre, leer debería serlo, y escribir parece lo más fácil, sólo cuestion de continuar lo empezado; pero no estoy seguro, por no estar seguro, dudo que todo esto sea importante…

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