Ángel Cerdido Peñalver
Coronel de Caballería ®

…pues que nos gustaría ir a Madrid a rondar al Gobierno y cantarles las cuarenta, pero no nos llega el cable.
A D. Antonio Mingote Barrachina (q.e.p.d.): dibujante, escritor, periodista, miembro de la Real Academia Española (silla r), marqués de Daroca y Teniente Coronel honorífico del Arma de Infantería.
Mi Teniente Coronel, al Cielo me dirijo para pedirle perdón por haber reproducido la viñeta sin su permiso, y por haber tenido la osadía de cambiar el bocadillo de texto que encerraba la llave. Solo espero que el día que me toque llegar a donde esté, se encuentre de servicio en la puerta para conseguir que me dejen entrar también a mí, habiendo contado como es preceptivo, con la misericordia divina.
De vuelta a mis cuarteles de invierno hoy trataré de resumir el absurdo correo que recibí este verano: una carta de película, otra que no recibí y la que no mandé.
De película.-
De Hollywood me llega una carta del que fuera ayudante de dirección del gran director de cine estadounidense, Cecil B. DeMille. En ella me cuenta que el autor de «Los diez mandamientos», siempre recomendaba arrancar una película con un terremoto y seguir «in crescendo». También me dice que al maestro le apasionaba el espectáculo de la política española y que de haber tenido acceso a su «Diario de Sesiones», seguro que lo hubiera tomado como referencia para el guion de una futura película.
Ahora es este ayudante el que quiere rodarla y me pide, en la carta que me mandó, copia de las últimas sesiones del diario. Con mucho gusto se las mando, y le hago saber que en el citado diario se reflejan los debates parlamentarios, elaborados por el Cuerpo de Redactores y Taquígrafos que recogen la palabra hablada con rapidez.
«Luz y taquígrafos», expresión que popularizó D. Antonio Maura siendo Presidente del Consejo de Ministros de España, cuando en cierta ocasión llegó a decir que:
-«Yo, para gobernar, no necesito más que luz y taquígrafos».
También le prevengo que a veces en ese diario queda escrito con veracidad lo sucedido, como en el caso del «Caballo de Pavía». En el imaginario colectivo ha quedado que el General entró en el Congreso para disolver las Cortes a lomos de su caballo. Sin embargo, este hecho en realidad no ocurrió, y por tanto no figura en él.
Aprovecho para ilustrarle y le cuento que Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque fue un general español que con su golpe de Estado del 3 de enero de 1874, acabó prácticamente con la Primera República.
Pero otras veces le digo, que el «Diario de Sesiones» de nuestro Congreso se dedica a omitir o corregir muchas de las pifias de sus señorías. Recientemente no transcribieron lo que dijo la famosa ministra cuando hablaba del «diputao» y lo «aprobao», o si decía «dos mil vente». Y si en el diario constan Gotemburgo, sorber y soplar o puesto catorce se falsea puesto que la señoría de turno dijo en verdad: «Gotemberg»; «sorber y absorber»; y «decimocuarto puesto». Según sus mismas palabras «es obvio de toda obviedad» que esto no está bien.
Seguro que pocas generaciones separan a más de uno de su «bancal» en el pueblo, y también más de uno, serán «desertores del arado». Si en sus familias no le enseñaron modales, fíjense, puesto que hay gente a la que mirar, estudiar, leer, lo que sea… todo menos usar el tenedor y cuchillo como si fuesen puñales. Las buenas maneras son especialmente necesarias en el caso de las personas corrientes. Las señoras muy guapas pueden permitirse el lujo de no tenerlas, pero fijándose detenidamente, al cabo de un rato, se observa que a un gran número de ellas se les ve el «pelo de la dehesa». Perdonen que se lo diga, pero la mayoría de ustedes no son muy guapas… y de los «perroflautas» mejor no hablar.
Al cabo de unos días el ayudante de dirección, me contestó diciendo que debido a lo que había leído y a lo que yo le había contado, abandonaba el proyecto pues dudaba algo de la veracidad del diario y mucho, según sus palabras: «You lair half-doctor, they turned you into president» (del mentiroso semi-doctor que tenemos de Presidente).
Al final me decía que no entendía eso del «bancal», «desertores del arado», «pelo de la dehesa» y «perroflautas».
Ex comisario Villarejo, ahora vas y lo cascas. ¡Maños… que nivel!
Carta que no recibí:
Querido pensionista,
Este Gobierno se siente incómodo… desearíamos que no le llegase esta carta… pero necesitamos dinero, y para resolver todos los problemas que tenemos recientemente hemos decidido iniciar una campaña tratando de convencer a nuestros súbditos aborregados, para que ustedes los jubilados devuelvan, según nuestro criterio, todo lo que cobraron de más en sus pensiones de lo que en su día aportaron.
Luego me enteré que con esos ahorros quieren comprar un espejo deformante, y que a diario en él se puedan mirar y verse como aquellos «Centauros del desierto»… iguales que John Wayne encaramado en su «quarter-horse». ¡Más quisieran!
Carta que no mandé:
A la semana, les contesté:
Les mando estas letras para que sepan que estoy vivo. Escribo despacio porque sé que ustedes son de leer deprisa. Si no reciben la carta me lo dicen, y se la mando otra vez. Como se van cambiando a menudo de casas a «casoplones», no les pongo dirección porque no la sé. En ella les cuento que nunca olvidaré los grandes daños que están y que pretenden hacer a nuestra querida España y a nosotros los funcionarios, jubilados y pensionistas.
Veo que en la actualidad, por culpa de la pandemia, el señor Filosofilla (perdón quise decir Sr. Illa, el de la mascarilla) y el doctor Pedro (perdón quise decir el Dr. Simón), están más despistados que el perro de mi vecino, que ahora le ha dado por correr detrás de los coches que están parados. Ojo, que como dice una de las tiras cómicas de «supermaño» (Alberto Calvo) que a diario aparecen en un periódico local, por culpa de esos dos inútiles podemos pasar del «estado de alarma» al «estada de armarla».
Tranquilos, pongo en su conocimiento que su carta no me ha llegado, pero a este pensionista que le escribe, aunque no le llegara, le entraron grandes remordimientos de conciencia. Pidiendo un préstamo, pude reunir lo que según ustedes cobré de más en los muchos años cotizados y con la presente se lo envío.
¿No será que a ustedes les pasa lo que a la Iglesia?, que son muchos los creyentes y cada vez más escasos los practicantes y ninguno de ellos aportan. Su único objetivo es agrandar su patrimonio mientras se hacen cargo de las riendas del negocio, y digo riendas porque lo hacen como si se tratase de manejar ganado.
Si ven a mis compañeros: pensionistas, jubilados y funcionarios, les saludan de mi parte, y si no los ven, no les digan nada.
Me parece que estoy escribiendo a tontas y a locas, en vez de escribir tranquilamente a toda esa buena gente enmascarada; se ve que no se fían ni de su padre, es decir de ustedes y de su Gobierno.
P.D. Iba a mandarle el dinero, pero ya cerré el sobre.
En agosto del año 1927, a «Cagancho» el torero gitano, tras el tercer aviso le devolvieron el toro al corral porque era incapaz de matarlo aunque lo intentaba a distancia sin salir de la barrera. El torero salió escoltado por la Guardia Civil, habiendo tenido que intervenir incluso un destacamento de Caballería del Ejército que reforzaba a la Benemérita, para apaciguar los ánimos de los tendidos en los que hubo una de las mayores broncas de la historia.
Pero ahora ¿dónde están las Fuerzas Armadas para poner fin a tanta tropelía?, no olvidemos que tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
Hasta a la gente le extraña
y le causa desconsuelo
el vernos como nos vimos
y el vernos como nos vemos
Pero cuidado, pues como dicen en Aragón hay que cantar las cuarenta al lucero del alba cuando veamos la razón atropellada, siempre carecer antes que pedir, sentirse en el mundo como en la propia tierra, y luchar por un futuro solidario, limpio y justo.
La rondalla de Mingote vuelve a gritar:
- ¡Que no nos llega el cable!
Lo mejor será que demos por concluido el desventurado 2020, como si estuviéramos a 31 de diciembre, a punto de tomar las uvas para entrar en el 2021.
Adiós 2020, ¡no vuelvas más!
Ángel Cerdido Peñalver. Coronel de Caballería ®
Zaragoza, octubre 2020.
Blog: generaldavila.com