Vivimos ese mundo: el de la imagen y el relato que la acompaña.
Así las cosas, mientras yo camino cada vez más hacia Flandes, por el Camino Español, mi querido Ejército de Tierra se precipita hacia el futuro. Ya me quedan lejos sus medios y misiones. Poco entiendo de las burocráticas que envuelven el núcleo de su actividad principal oculto por cada vez más capas accesorias. Hasta que desaparezca -cerca está- su verdadera razón de ser.
Aún fuera de lugar, me queda la libre disposición para opinar -y equivocarme- con independencia, no sé si con libertad, que todo ello significaría que nadie me lo tuviese en cuenta ni para bien ni para mal. Me place meditar y revolver conciencias con distintas opiniones.
La imagen o figura literaria debe trascender para descubrir la verdad, no un engaño, y atraer a los hombres. La historia de un ejército es permanente huella depositada por generaciones reflejada en un simple símbolo y de ahí su importancia. Es una figura que condensa la gloria.
Viene todo esto a cuento porque ese camino -precipitado- al futuro debe darlo el Ejército de Tierra despacio y con sentido.En este camino de la modernidad, en el que parece imponerse el minimalismo, veo que se ha lanzado un esquemático símbolo del emblema distintivo del Ejército de Tierra. Un diseño hacia la modernidad que está ¡muy guay!, pero que no me gusta y lo digo pensando que es inapropiado.
Supongo que la elección de este nuevo símbolo distintivo del Ejército se enmarca dentro la campaña -incomprendida e incomprensible para mí- Marca Ejército, en la que también se busca un lema, como si se hubiese perdido la guía y el destino. Resumir nuestro emblema, del águila dorada, alas extendidas y levantadas en alto, cruz espada de Santiago y corona real de España, en un diseño atractivo, popular y emblemático es posible, pero…
A mí el elegido, repito, no me gusta. No sé si es águila o gallina. Podrán decirme que sobre gustos no hay nada escrito, pero yo opino que se ha escrito mucho y se ha leído muy poco.
Lo que veo es algo inacabado, incompleto y que nada dice. Águila desplumada, despeluzada, suprimida la cruz llana de oro que remata la corona sobre el globo, la bandera mal representada y ese lateral vacío, sin contenido, un emblema dividido. Todo un símbolo. No sé lo que es ni lo que representa.
No me siento identificado. No logro precipitarme al futuro de modernidad de mi Ejército que con ese símbolo quiere expresar. ¿O no quiere expresar nada?
Ahora a esperar al lema.
Apasionante modernidad de mantequilla… sin cañones.
Pronto ni pan para untar.
Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
3 julio 2020