DIMITE LA DIRECTORA GENERAL DE LA GUARDIA CIVIL Rafael Dávila Álvarez

Lo importante y grave no es la moción de censura para mover la presidencia, sino la moción de la Directora General de la Guardia Civil. No, no miren al Parlamento, miren hacia fuera, hacia el orden y la ley. El intento de moción en el Parlamento ha sido liquidado en segundos con una dimisión en la cúpula de la Guardia Civil y una cosa no puede tapar a la otra.

La dimisión de la Directora General de la Guardia Civil es un escándalo con precedente. Decir lo contrario sería olvidar quiénes son estos señores del nuevo socialismo en constante evolución y adaptación al ambiente. Especialistas en la confusión y el mimetismo para adoptar como propio cualquier comportamiento que les sea rentable. La moral no importa, sino los resultados.

Sería un error político que insistiésemos en la moción de censura cuando se ha abierto una brecha de tamaño descomunal con lo que esconde la dimisión del mando político de la Benemérita.

Quizá el PSOE quiera vivir una temporada más de las rentas, pero la realidad es mucho más grande y donde hay que mirar de una vez por todas es hacia la corrupción. Esa que le lleva a un presidente a preguntarse que cuánto cuesta una moción de censura después de bajarse del falcon para comprar bombones o ir de fiesta con los amigos. Esa corrupción que no lo es sino moral y que se centra en que es bueno para ti lo que para los demás es malo. Esa corrupción que confunde la justicia con el personalismo que ha inaugurado el periodo de la democracia presidencialista con un presidente que quiere pasar a la historia como el regente de nombre «El Democrático I» o «El Sostenible I».

Aquí, en esta dimisión, nadie acusa a nadie y es muy saludable porque solo se trata de que el marido de la Directora General de la Guardia Civil está imputado. Solo eso. Que no es nada. Mediador es uno más…, Marlaska no dimite, la nueva Directora General, pues eso: arropada.

Sus argumentos, los de la dimitida jefa política de la Guardia Civil, son suyos, pero solo suyos y no tenemos porqué creerlos o no creerlos. Se irán conociendo más y más y datos. Nadie la va a echar de menos. O no deberían. Aquí se viene a servir y «se es el último en comer, el último en dormir, el último en tener y el primero en morir». Te vas «al Rey servido y patria honrada». No pidas más.

Dimitir es decisión suya, no de los que manda a los que no deja ni bien ni mal. Solo se va a su casa, algo que es un hecho en sí que a nadie perjudica ni importa y tampoco para rajarnos las vestiduras, sino para saber las razones profundas y, sin duda, para que nos preocupemos por esas razones. Adiós sin más y que le vaya bien. Demos tiempo al tiempo para ver en qué queda todo; no estamos juzgando, estamos noqueados.

Pero el acto de dimitir es de ella, personal e intransferible y la imagen de hacerlo rodeada de altos mandos de la Guardia Civil como si estuviese apoyada y sustentada por ellos es inadmisible. Dimite ella y solo ella, sin amparo ni cobijo, sino como cualquiera que decide irse. Ese coro a sus alrededor descompone la imagen de su dimisión, suya y solo suya sin que la Guardia Civil deba pronunciarse más allá, ni con palabras ni con la imagen.

La Guardia Civil sigue y sigue honrada y con el honor intacto sin necesidad de dar amparo a quien dimite.

Lecciones de honradez ni una. La Guardia Civil no las necesita.

Por cierto: ¿Qué le pasa al PSOE con la Guardia Civil?

Memoria democrática condimentada con moción de censura a quienes se echan por encima a la Guardia Civil como si fuese una capa para cubrirse del frío o del calor.

Es un escándalo que hace días ha estallado y el arte de la política ha hecho que miremos en otra dirección cuando la tormenta está dentro.

La orden era: ¡Que no dimita antes de la moción de censura! Después; y moción olvidada.

Sin duda tenemos una oposición que me recuerda al pardillo que ha anidado en la hiedra del jardín y me deja tocar a sus polluelos.

¿O soy yo el pardillo?

Defínanme la situación: Máxima gravedad.

Serlo y parecerlo. Tener y no poseer.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

24 marzo 2023

CORONEL DE LA GUARDIA CIVIL DIEGO PÉREZ DE LOS COBOS. ¿ESCÁNDALO JUDICIAL? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

El Honor es su divisa. Una vida entera viviendo por y para  ello, para una historia y unos hombres que dan ejemplo lleno de atractivo. Al final lo bueno atrae y repugna la traición y los cobardes. Aunque lo escondan. <<¡Sima profunda a la que cae mi honor!>> (Le Cid.  Pierre Corneille).

De tal fosa nadie se levanta ni nadie quien te saque.

Lo ocurrido con la destitución del Coronel de la Guardia Civil don Diego Pérez de los Cobos hace tambalear el sistema democrático. Algo en lo que los socialistas son especialmente hábiles. Nunca pasa nada y se salen con la suya. Por citar solo poco y de pasada: GAL, Luis Roldán. Creían que lo del honor era algo del pasado y los enterró en una sima de la que jamás deberían haber salido. ¡Lo que no sabremos!

El resumen es elemental. Un juez se vale de la policía judicial para sus investigaciones: Guardia Civil o Policía Nacional. Dependencia única y exclusiva del juez. Es decir, en el caso que nos ocupa la guardia civil en su actividad de policía judicial no depende  del coronel de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, Pérez de los Cobos. Para nada y de nada deben informarle. Su dependencia es administrativa y para asuntos meramente burocráticos, pero para nada en su labor judicial. Es más, darle cuenta de ellos, o él pedirlo, sería sancionable e incluso delictivo. Es decir que cuando al coronel Pérez de los Cobos le han pedido el informe que la policía judicial ha realizado se ha limitado a cumplir con su deber: No.

El código de honor es para un guardia civil como el aire que respira y ninguno deja de respirar ni un segundo sin caer en el deshonor que se nota tanto que te delata.

Los hechos son: un alto cargo del Ministerio del Interior llama al coronel pidiéndole una copia del informe que la policía judicial iba a entregar a la Juez que investiga las presuntas irregularidades  y responsabilidades por la manifestación del 8M en la que se ven claros -presuntos- indicios de responsabilidad de Simón y del Delegado del Gobierno de Madrid. El coronel cumple con su deber, se niega y es cesado. Eso es todo.

El problema que hoy ocupa las primeras páginas de los periódicos no debemos enfocarlo en la Guardia Civil. Olvídense del tema. Incluso del gesto gallardo de la dimisión del general Ceña. Para mí todo esto es normal y entra dentro de los códigos de conducta de los hombres de honor, aunque no todos los secunden. ¡Solo faltaría que no fuese así! Podemos estar tranquilos.

El problema es mucho más grave. Estriba en quién ha ordenado su destitución: el ministro del Interior. ¿Dónde está la gravedad? En que hasta hace muy poco este personaje era juez de la Audiencia Nacional. ¿Eso qué significa? Que nadie como él conoce la ley, o debería. Que nadie como él sabe cómo trabaja la policía judicial y cuáles son sus dependencias y jerarquías. Que nadie como él debe tener el compromiso moral y material de cumplir la ley y hacerla cumplir.

El escándalo alcanza niveles muy elevados y peligrosos porque es inevitable mirar hacia atrás y preguntarse el concepto de justicia que tiene un señor que siendo ahora ministro del Interior ha estado impartiendo justicia ni más ni menos que desde la Audiencia Nacional; hasta hace muy pocos días. ¿Quedan invalidados sus juicios? Desde luego la duda abre sus puertas ante un abismo.

Menos mal que una golondrina no hace primavera.

La Guardia Civil cumple con su deber. El Gobierno no. El ministro del Interior no. La Directora General de la Guardia Civil ni está ni se la espera.

Juez y parte no. O se es juez o se es ministro. En cualquier caso la ley sigue siendo la misma y más para quien ha juzgado y sentenciado. Flaco favor le ha hecho a la justicia y que peligrosa duda acaba de abrir.

Puede repetir: ante la <<¡Sima profunda a la que cae mi honor!>>.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

26 mayo 2020

LA GUARDIA CIVIL SIEMPRE DICE LA VERDAD General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

General José Manuel Santiago. Jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil

Algo que no todos hacen ni tienen como divisa.

<<Aquí mentimos todos>>. Fue un mazazo que me retumba a diario desde que llegó a mis oídos. Algún día habrá que contarlo.

Ahora pretenden desviar la atención, que nuestra mirada se dirija hacia el Jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil. La habilidad de los miembros de este Gobierno y <<sus elegidos>>  para acusar a otros de <<su presunción…>> es digna de una cátedra universitaria. Desde hace tiempo ellos tienen catedráticos del <<yo no he sido>> en su seno, los mejores del mundo mundial. En eso rozan la excelencia. La mentira y la manipulación informativa es una de las armas que casi siempre les da la victoria. Pero que se anden con cuidado porque siempre hay un <<casi>>.

Por mucho que el excelentísimo señor ministro del Interior del Gobierno del Reino de España pretenda aludir a un lapsus (falta o equivocación cometida por descuido), es muy raro, por no decir imposible, que la Guardia Civil, a ese nivel y en estas circunstancias, tenga un descuido. Todas las intervenciones se preparan minuciosamente, quedan escritas, se repasan y reparan y es prácticamente imposible que se equivoquen. Cualquier palabra está medida y se sabe sus repercusiones.

Primer punto a tener en cuenta: lapsus parece que no ha habido.

Lean: <<Estamos trabajando con nuestros especialistas en dos direcciones. Una, a través de la Jefatura de Información, con el objetivo de evitar el estrés social que producen todas estas series de bulos. Y otra de las líneas de trabajo es también minimizar ese clima contrario a la gestión de la crisis por parte del Gobierno>>. La longitud, contenido y calado del texto no permite lapsus de ningún tipo.

Son varias varias las alternativas:

-Que no sea cierto lo expresado por el general, lo que traería consecuencias inmediatas, ya que el honor es su divisa. Creo que si hubiese una remota posibilidad de error u omisión, falta o equivocación, el mismo general habría dimitido de su puesto de Jefe de Estado Mayor. De eso no me queda la menor duda. Su puesto no admite errores en los que se ponga en entredicho el cumplimiento de la ley. Un error de esa magnitud en un miembro de la benemérita exige su inmediata dimisión, sin que nadie se la exija, cosa que no se ha producido.

Segundo punto: que no sea un lapsus sino una realidad, un hecho incuestionable, algo que despierte dudas tan razonables como la gravedad de la congelación de ley de transparencia que nos impide conocer los tejemanejes de las compras del Gobierno a los chinos, o algo peor y de escandalosa elegancia democrática (por no hablar de la redacción): ¿Cree usted que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales, o cree que hay que mantener la libertad total para la difusión de noticias e informaciones? Aquí no hay lapsus sino manipulación. Necesidad urgente de abrir una investigación, una investigación democrática, ver el estado de salud de la democracia en manos del señor Sánchez y del señor Iglesias. Ese es el tema, el único tema y no la persona del general de la Guardia Civil.

Solventar cualquier duda es fácil: se reúne a la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso y se hace comparecer ante ella al Jefe de la Oficina de Coordinación Cibernética (OCC) del Ministerio del Interior para que aclare el lapsus.

Porque la Guardia Civil siempre dice la verdad. Nadie duda de la Guardia Civil ni de su Jefe de Estado Mayor. La duda está más arriba y el señor ministro, que además es juez en excedencia, ahora debe ser ministro, no juzgar y mucho menos ser parte. Decir la verdad con pruebas encima de la mesa: que se llame a declarar al jefe de la Oficina de Coordinación Cibernética (OCC) en sede parlamentaria o en donde la ley permita.

Ellos impusieron aquel <<los españoles queremos un Gobierno que no nos mienta>>. Es parte muy importante de la narrativa que pretenden imponernos y del caos informativo y legal en el que nos movemos. Porque empezamos a estar asustados y no sabemos si podemos decir o no podemos, si podemos criticar o no, si esto es legal o no, si me vigilan o no, si me van a multar por salir o por no obedecer, si… Nos sentimos vigilados y coaccionados. Jamás en la historia se han restringido de manera tan despiadada las libertades. Adecuadas las medidas de confinamiento y control en el fondo; en absoluto en las formas.

Sabemos que se puede injuriar al Rey y a la bandera, pero no sabemos si se puede decir que el señor presidente, el excelentísimo señor don Pedro Sánchez lo está haciendo muy mal.

Hemos entrado en terreno fanganoso  desde que se atreven a preguntarnos: ¿Cree usted que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales, o cree que hay que mantener la libertad total para la difusión de noticias e informaciones?

Para finalizar. No olvidemos algo importante. ¿Hay una Directora General de la Guardia Civil llamada María Gámez? ¿Dónde está?

Libertad: un bien preciado que se está poniendo muy caro.

La libertad está en la verdad. La única que os hará libres.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

21 abril 2020

Blog: generaldavila.com