LOS SICOFANTAS. Rafael Dávila Álvarez

Puertas giratorias

Los sicofantas acusaron a Sócrates hasta lograr su muerte con cicuta, procedimiento al uso. Así era, entonces, la muerte y la vida doméstica, hasta la decadencia de Atenas.

Los sicofantas no son una especie extinguida sino que resurgen cuando la sociedad se degrada. Como en Atenas.

Pluto es la última comedia de Aristófanes donde el sicofanta queda definido y al descubierto: impostor y calumniador.

EL SICOFANTA.-¿No ha de importarme, imbécil, el servir a mi patria en la medida de todos mis medios?

CREMILO.-Pues qué, ¿el ser intrigante es servir a la patria?

Energías renovables y renovadas.

Acusadores profesionales que sustituyen al fiscal, juez y parte, predicador y maestrillo, se hacen necesarios en todas las salsas, que como vulgarmente —o sabiamente— se dice: te los encuentras hasta en la sopa.

Los servicios a la patria son la escusa perfecta para recurrir a cualquier procedimiento antes de admitir que debe uno contentarse con la alabanza de la aldea ante el olvido de la corte. Muchos, pasado el tiempo y la edad, no encuentran en el retiro sosiego para el ánimo y pretenden seguir en la vida palatina y gustan de los rigores del favor.

Caro es el retiro cuando lo haces pobre, lo que te corresponde, aún con alabanzas, muchas con el tiempo perdidas, y cuando el brillo del sol sirve para traerte sino sombras de antaño.

El sicofanta repite con Diego Saavedra Fajardo:

<< cuncta, quae fecerat, et erant valde bona>>.

Su servicio no tiene fin, se hace necesario y cree que con él acierta el oráculo de Delfos ante la pregunta de Querofonte. No hay hombre más sabio.

Aquí la necesidad no es infamia (?)

<<Entre los funcionarios hay hombres de mérito que han sido destituidos, hay otros que han sido castigados por haber cometido errores. Hay sicofantas y validos que ambicionan la  riqueza […]. Los hay de doble faz, inconstantes y pérfidos, que siempre esperan ver de dónde sopla el viento. Por lo que concierne a todos estos podéis investigar discretamente su situación material y cubrirlos de oro y seda para ganároslos […]. También pueden provocar disensiones entre el soberano y sus ministros, de forma que no reine entre ellos un acuerdo perfecto>> (Tu Mu. El Arte de la Guerra de Sunzi. Capítulo XIII. La utilización de los agentes secretos).

<<Suelto el halcón, procura librarse del cascabel, reconociendo en su ruido el peligro de su libertad, y que lleva consigo a quien le acusa, llamando con cualquier movimiento al cazador que lo recobre, aunque se retire en lo más oculto y secreto de las selvas. ¡Oh, a cuántos lo sonoro de sus virtudes y heroicos hechos les despertó la envidia y los redujo a dura servidumbre! >> (Diego Saavedra Fajardo. Empresas Políticas 10).

EL SICOFANTA.-¿No ha de importarme, imbécil, el servir a mi patria en la medida de todos mis medios?

CREMILO.-Pues qué, ¿el ser intrigante es servir a la patria?

Encima exigen un retiro dorado, sin recordar que:

Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mejor cualidad
que el más galán y lucido.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

26 julio 2020

PONGA UN MILITAR EN SU PARTIDO. YO ME OFREZCO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

En algún momento escribimos un artículo que parecía un anuncio, una oferta: ponga un militar en su mesa. Ya saben: bodas y bautizos. Una especie de esmoquin de alquiler, un uniforme militar con el personaje dentro.

Para una boda, un bautizo -cosas así-, que prestigian el evento, le dan categoría y mola cantidad. ¿Que quieres un general de uniforme de diario?: tanto; ¿que lo quieres de uniforme de gala?: tanto más; de etiqueta con condecoraciones y faja la cosa sube un poco, como si lo quieres de testigo que es lo más caro.

-Sí, es un tío lejano de mi marido, pero muy querido en casa. Es general… Con esa explicación quedas muy bien y se comentará que tienes un tío muy importante en la familia.

En una boda queda de tronío sentar a un general con sus entorchados en la mesa principal.

Pero aquello no tuvo éxito y cerramos la empresa.

Ahora la cosa va de partidos políticos. Buscan militares para sus listas. Habrá que ofrecerse. Mientras más rango mejor. Que tenga éxito no lo sé. Además hay que andarse con cuidado. Tenemos el ejemplo de que cuando un partido político te quiere para exhibirte como la antítesis del militar, lo opuesto al ser militar, pasa lo que pasa, que no te vota nadie. Te llevan de un lado para otro a ver si cuela, pero nada. Que la gente tonta no es. Un militar está para representar lo que es y no lo contrario. Tenemos recientes pruebas en España del fracaso que eso supone.

El estadounidense general Mattis, un tipo duro, general de los Marines, era ministro de Defensa con Trump. Claro que el general leía a Marco Aurelio, siempre llevaba consigo Las Meditaciones, y debió meditar su marcha de la política cuando vio que aquello era peor que la guerra. Firmeza en sus creencias. La política es tentadora, pero un soldado tiene principios…; y fin.

A mí también se me insinuaron desde un conocido partido político. Fue en aquellos momentos cuando me di cuenta de mi valía y la gran carrera política que tenía por delante. Ocurrió cuando las elecciones municipales; las últimas. La oferta fue tentadora. Todavía no sé como la rechacé. Me dijeron que me daría prestigio a mí y a la lista de candidatos del partido. Lo del prestigio me sonó raro. Un soldado solo gana prestigio en las batallas. Pero en fin la vida es batalla y pensé en ello. El prestigio para el partido y para mí consistía en ir el último en la lista de los candidatos en un ayuntamiento importante próximo a Madrid; repito, el último, ese que, aunque ganen, a él no le queda hueco. ¡Uf! Pensé en mi prestigio y vi que aquello no era lo mío, siempre me gustó ir en vanguardia. A pesar de eso que dicen: los últimos serán los primeros. Yo no lo veo. Les hice la contraoferta de ir de candidato a presidente del Gobierno que me parecía más sencillo, o un puestecito en Europa, o asesor de…, que se paga bien. Pero no; yo estaba llamado a ser el último de la lista. Así que la cosa no cuajó y desde aquel día he visto que tenían razón y mi prestigio está por los suelos; el del partido casi, casi tanto como el mío. ¡¿Cómo pude renunciar a aquel puesto de tanto prestigio?! La verdad es que el partido político en cuestión no ha vuelto a levantar cabeza en ese ayuntamiento. Yo tampoco. Puede que si hubiese aceptado ellos hubiesen ganado las elecciones y yo prestigio. No he vuelto a ser tentado por ningún partido y ya que lo siento. Han debido pensar que soy un desagradecido y que me creo alguien. Estoy triste y desconsolado porque hoy en día si eres general y ningún partido político se interesa por ti es que no eres nadie. En fin a ver si después de este articulo alguno lo lee y todavía tengo hueco en alguna lista sin necesidad de ser el último de la misma. Es que lo del último me da que no lo voy a aceptar.

Bueno, y si no siempre me queda el consuelo de decir aquello: <<Haga usted como yo y no se meta en política>>,  que atribuían a Franco.

Mejor me quedo como estoy, y más si voy a ser el último de la lista, aunque me queda la duda. ¿Será verdad que los últimos serán los primeros? Como les decía hace unos días, la guerra es la continuación de la política por otros medios. No sé muy bien que quería decir Clausewitz, pero por ahora prefiero la guerra que es más noble.

Heráclito decía que el oráculo de Delfos ni dice, ni oculta, sino da señales. Le he consultado. Sigo esperando la señal. Mientras, si hay algún interesado en mi persona para su partido político puede ponerse en contacto conmigo. No es seguro que acepte, pero me harán feliz por un rato.

La oferta está hecha. Gracias.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

7 enero 2019