ENTRADA MÁS LEÍDA EN ESTE BLOG EL AÑO 2023: NO QUIERO SER ESPAÑOL. Rafael Dávila Álvarez, General de División (R.)

Incertidumbre. Muchas y variadas situaciones, declaraciones, a raíz de lo que en España está sucediendo y en todas un futuro de incertidumbre se barrunta. Nada bueno.

Es lógico sentir el peso de lo que uno ha hecho hasta ahora y en el repaso que me corresponde resulta que de nada me arrepiento. Ni un paso atrás.

Me apoyo en lo que fui e hice. No me gusta lo que veo ni lo que parece que viene: la destrucción (no hay duda, son hechos) de la unidad de España, de su integridad territorial, de la Constitución (interpretada para ello y sustituida por un poder que asuma todos los poderes).

No quiero ser un estorbo ni participar en esta farsa en la que ya mi protagonismo no llega ni a ser de mero espectador ni quiero asistir a una obra de teatro a lo que no he sido invitado y con la que estoy en desacuerdo.

Ustedes se lo guisen y se lo coman.

Me explico.

Soy general del Ejército español. General de División. Estoy retirado. No del todo ni de todo, es decir que sigo, dentro de mis limitaciones, trabajando por lo que yo creo que es España y sus Fuerzas Armadas. También por lo que me gustaría que fuesen. Sobre todo y por encima de todo me preocupa y ha ocupado estos años la unidad de España. No me digan que ese no es un problema porque es el problema.

Es por eso que paso a dar algún detalle de mi lucha interior con este grave asunto de lo que fue, lo que es y lo que dejará de ser.

Lo de ser general del Ejército no me hace distinto a nadie ni es un título que quiera exhibir, porque además la primera y segunda acepción del Diccionario de la RAE lo deja bien claro.

General: 1. adj. Común a todos los individuos que constituyen un todo, o a muchos objetos, aunque sean de naturaleza diferente. 2. adj. Común, frecuente, usual.

En definitiva. General: lo más común.

Ingresé con 18 años en la Academia General Militar de Zaragoza, fui por tanto Caballero Cadete allá por los años setenta, aprendí el Decálogo del Cadete, todavía en vigor, el de Franco, fui teniente, capitán… y hasta mandé la Legión, la de Millán Astray, Franco y Valenzuela.

Decía que soy general. Pero es que soy nieto e hijo de general. Para que lo entiendan: Tres generales, Fidel Dávila, Manuel Dávila y Rafael Dávila. Entren, lean y entenderán.

La cosa se pone seria.

He sido Ayudante de Campo de S.M. el Rey Don Juan Carlos I durante cinco años y durante otros cinco Jefe de su Guardia Real.

Después fui General jefe de la Brigada de la Legión Rey Alfonso XIII, es decir jefe de la Brigada operativa y jefe institucional de la Legión, que es lo mismo que decir el conservador y continuador, por ese periodo de mando, de su historia, de sus tradiciones, de su mística, uniformidad y todo lo relacionado con el Credo y espíritu de la Legión.

He escrito dos libros, ya publicados con La Esfera de los libros y uno en estos momentos en la editorial para su próximo lanzamiento. En dos de ellos trato la guerra civil y la posguerra, documentados, incluso la guerra reciente (civil también). El otro trata del arte de la guerra, su escenografía y actores (incluidos los actuales (El tercer libro ya publicado: La segunda guerra civil de Franco)

Llevo escribiendo toda la vida, pero publicando solo desde hace algunos años. Tengo un blog que se acerca a los siete millones de visitas y colaboro lo que puedo y donde me llaman de la prensa y la televisión.

En lo que escribo y cuento nunca he escondido mis amores y desamores. Ser honrado y disciplinado lo he intentado.

También tengo condecoraciones y una pensión. Mi mujer, seis hijos y más nietos. Nada más (y nada menos). Si desean algo distinto busquen en otro lugar. Aquí no lo encontrarán.

Viendo estas pequeñas cosas de una vida, a estas alturas de la vida, con la ley en la mano, no la de la vida, con el vil ataque a España,  a su unidad, afincado el terrorismo en su institución, el separatismo reinante, una Ley aplicada ad hoc, me pregunto insistentemente si seré «compatible con la democracia», si no debiera «en buena Ley» con esa que nos gobierna cada día, con tanta insistencia del dedo señalador, si seré digno de ser español, o mejor debería renunciar a ser general, a la faja y a las estrellas, al bastón de mando, a todo eso que ya solo adorna una pared (y algo la morriña en el alma). Mis antecedentes (aquí te fichan enseguida y te bautizan, es decir te adjetivan) podrían ir contra la ley aprobada y, sin la  menor duda, mis presentes van en contra de lo que el elegido presidente del Gobierno de esta nación junto a su Gobierno predica y ejecuta, y claro yo no voy a arrepentirme, porque ninguna razón hay, de ninguno de mis antecedentes ni presentes, mucho menos si estos son familiares. Aún estoy a tiempo de entregar mi militar carrera, renunciar a mi oficio, a mi hoja de servicios, al sable que tan mal desenvainé. No tengo inconveniente. Ninguno. No seré un obstáculo y prefiero que la memoria no sacuda mi vida con ese desprecio que muestran quienes entienden el gobierno como el arte de la ofensa a más de la mitad de los españoles, es decir a España.

En estas condiciones no quiero, siendo español, ver morir a España sin poder hacer nada.

Díganme, si es que es posible, cómo debo hacerlo, renunciar a todo, incluidos ustedes que me gobiernan, donde debo dirigir mi instancia, donde depositar esas condecoraciones, donde la nacionalidad. Díganme, si es posible, dónde quedará un lugar allí que surja el nombre de España, sin persecuciones, ni acusaciones graves, sin mentira ni difamación, para allí acogerme en asilo político. Donde la amnistía no sea un arma destructiva, donde no se mienta ni se ofenda a la nación. Donde no haya destrucción ni odio. Donde no se manipule el Poder. Dígamelo aquel que sepa los pasos burocráticos que he de dar para que nada tengan que ver estos personajes con mi pasado ni con mi futuro, sobre todo no quiero sentirme culpable por partícipe, aun silencioso, de esta destrucción de la Historia de mi Patria y de la iniquidad sobre ella vertida. Esta no es mi España.

Creo que como yo hay unos cuantos, pero que o no se atreven o cuenta no se han dado, así que seguro que contaré con el apoyo de más de uno. Fundaremos de nuevo España, no sé donde, pero gritaremos de nuevo ¡Viva España! y nos extenderemos por una tierra que nunca olvide a España.

Quítenme todo, nada quiero de ustedes. Solo déjenme la pensión, es lo único que me queda, para poder poner un sello en la instancia y que Correos no me la devuelva.

Un último favor: no me sigan. Ni me persigan. Allí donde recale, ustedes no serán bienvenidos.

Sin duda alguien dirá, ¿y a mi qué me importa? Tiene toda la razón. A mi puede que tampoco.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

 

AVENIDA DE LA INTELIGENCIA (En defensa del General Millán-Astray, fundador de La Legión) (General de División Rafael Dávila Álvarez)

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Calle del General Millán-Astray en Madrid

En un artículo anterior dejé claro mi escaso interés por el tema de los nombres de las calles. Es más, comenté que esperaba con alegría el día que quitasen del callejero de Madrid el nombre de mi abuelo: ‹‹Calle del General Dávila››. Parece que ese día de júbilo está ya cercano. ¡Dejen en paz a mi abuelo! Este ayuntamiento debería dedicarse a lo suyo que no es el despilfarro y el sectarismo sino servir y vivir en democracia.

¡Cómo se desprecia la espada en la diestra del cobarde!

Ni una palabra más voy a dedicar al tema, aunque hoy al ver los cambios en las calles tengo necesariamente que entrar de nuevo en el debate. He sido general Jefe de la Brigada de la Legión “Rey Alfonso XIII” y Mando Institucional de la Legión. No voy a callarme ante la felonía y el sarcasmo de la comisión de memoria histórica (minúscula actuación) de Madrid que propone cambiar el nombre del fundador de la Legión, general Millán-Astray por el de Avenida de la Inteligencia (?). No estamos para sarcasmos y veleidades. Es toda una provocación.

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El Credo de la Legión

No necesita el general defensa ni más explicaciones. Su obra, la Legión, es suficiente. La creación y fundación de la Legión es la obra más necesaria e importante llevada a cabo en el Ejército español en los últimos cien años. Después de Annual quedaron muchas cosas en entredicho. Hoy el Ejército español lleva en su ADN el valor y el honor de siglos de historia de la que forma parte una de las obras cumbres del espíritu militar español, el espíritu de la Legión plasmado en su Credo a base de valor y heroísmo de sus legionarios. Es la guía del comportamiento militar. Su ‹‹Espíritu de compañerismo›› sería suficiente para justificar la trascendencia de su obra: ‹‹Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos››. Como decía no necesita el general Millán-Astray explicaciones ni defensa alguna. Sigue teniendo el máximo respeto y admiración de todos los legionarios, de los de ayer y de los de hoy. Ha sido objeto de las más injustas críticas que en no pocas ocasiones llevaban oculta una intención más sibilina: atacar su obra, atacar a la Legión. De eso se trata. Eso defendemos y de eso hablamos. Y lo hacemos ante la callada por respuesta del mando y responsables del ministerio de defensa encabezado por el ministro. Ministro, Secretario de Estado, JEMAD, JEME… y algunos más, Cofradías, Hermandades… ¿No tiene nada que decir y defender? Es parte de la historia del Ejército español, una unidad querida por los españoles y también querida y admirada por todos y en todos los rincones del mundo. Allí donde ha estado ha dejado sangre, sudor y también lágrimas.

Hay que decirlo y proclamarlo. Ya está bien de cobardes silencios; de esa gente que te dice una cosa en privado y luego defiende lo contrario. No utilicéis el silencio cómplice, no volváis a hablarme de lo que no cumplís.

Borrad el nombre del fundador, no estáis a su altura, pero no ofendáis a la Legión y a sus legionarios. No utilicéis el sarcasmo contra la Legión. Y los que tenéis esa obligación, defended a la Legión.

Calle general Millán-Astray

¿No os gusta el nombre de general Millán-Astray? Yo os doy la solución. Cambiadlo por ‹‹Calle de La Legión española››. Por si tampoco os gusta os doy una última idea: ‹‹Calle del Espíritu de compañerismo››.3091262_640px

¡Ay!, si viviese Unamuno. De él mismo dijo: ‹‹Soy una M entre una uno, una-M-uno. No me extrañaría que os mandase a ese lugar entre una y uno. Ya saben: ‹‹Dios me libre de los tontos que de los inteligentes ya me libro yo››. Con perdón.

‹‹Cuando tengas en tu mano a quien te ha dañado,

sé generoso con él y olvida lo que ya pasó.

Al recompensar siempre el mal con el bien,

pones en evidencia su mal proceder.

El perdón, es lo más hermoso que puedes dar al ofensor,

pues le humilla y hace ver que obró injustamente›› (Anónimo siglo XIII).

Pues eso, con perdón y con razón. ¡A mí la Legión!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez (General de la Legión entre 2001-2004)

Blog: generaldavila.com

22 julio 2016