Por más que les pese a los “buenistas”, que no bondadosos, nos encontramos empezando un nuevo ciclo de enfrentamiento en la convivencia de nuestra Patria como si de una maldición centenaria se tratara.
El cercano comentario del General Dávila “Duelo a garrotazos”, perfectamente ilustrado con la imagen pictórica de Goya del mismo título que reflejaba la situación de España tras su victoria en la Guerra de la Independencia, lo continúo con esta reflexión preocupado por la marcha de acontecimientos y recordando aquella poesía de Antonio Machado que, un siglo después del cuadro de Goya y hace ya cien años, repetía el malhadado presagio:
“Hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza
entre una España que muere
y otra España que bosteza
españolito que vienes
al mundo te guarde Dios
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón”
Desgraciadamente veinte años después se consumó la advertencia por el empeño de aquellos que, dispuestos a negar la realidad histórica de nuestra Nación, desvirtuaban los hechos y esfuerzos de tantos antecesores que extendieron su cultura, lengua y Fe por tantos lugares de todos los continentes donde aún se conservan como herencia imperecedera.
No se puede obviar la existencia de ese pensamiento contra España que permanece en una parte minoritaria de sus hijos que, al parecer, a su pesar nacieron, vivieron y viven en este solar con el que se ensañan en lugar de dedicar su empeño en mejorarlo.
El objetivo de estos movimientos antiespañoles, la destrucción de la esencia histórica de España, no se ha modificado a lo largo de estos dos siglos largos en los que periódicamente intentan alcanzarlo. Como es lógico, los procedimientos y medios que justifican su fin, han tenido que irse adaptando a la situación general del entorno. Desde buscar apoyos en los enemigos de su Patria o en organizaciones propias y foráneas contrarias a las creencias y tradiciones nacionales, hasta la adopción de ideologías extranjeras hasta el límite de maldecir el propio terruño en beneficio del ajeno.
Como ejemplo recordamos aquello de ¡VIVA RUSIA! En la Puerta de Alcalá de Madrid.
La nueva situación internacional en que nos encontramos, obliga a que los mismos de siempre, izquierda radical y secesionistas, adopten posturas que se han venido a denominar “populistas” ya que los dos “ismos” del pasado siglo XX (comunismo y fascismo), han dado paso en el mundo globalizado, por una parte al nuevo concepto político-social en el que los grandes lobbies económicos, políticos, mediáticos, etc., pretenden organizar y condicionar la vida de los ciudadanos del mundo. Enfrente resurgen los movimientos que pretenden mantener sus responsabilidades nacionales y la independencia de su idiosincrasia, lo vemos en el Reino Unido, Alemania, Holanda Hungría Polonia… y en Estados Unidos.
El mundo se encuentra, pues, en un nuevo dilema que no es fácil acertar cómo se resolverá, pero que España deberá estar atenta para no perder su identidad en esa alternativa global.
Por el contrario, la parte disolvente de la soberanía española, dispuesta siempre a aprovechar cualquier inestabilidad para volver “a lo suyo”, ha pasado de una actitud expectante al asalto, como ellos dicen, del poder
No cabe duda de que los dirigentes opuestos a dichas posiciones les han dado muchas facilidades para que nos hayan puesto en esta situación, más peligrosa que alarmante, a la vez que sus acciones les condicionan para reaccionar ante el presente riesgo, tal y como contemplamos a diario.
En esta encrucijada nos encontramos la mayoría de los españoles, más en número, con más conciencia y conocimiento de nuestra Historia, más liberales, con mayor fuerza moral y creencia en nuestros valores y principios pero con menos capacidad de reacción y entrega personal en su defensa.
Diferente actitud es la de quienes, una vez más, aprovechan el río revuelto a nivel internacional y sobre todo la conducta indolente de los que deberían representar a esa mayoría española. Así, los radicales, aún siendo notablemente muchos menos, mantienen sus procedimientos agresivos tanto verbales como materiales, rebotan su intolerancia contra quien no acepta su doctrina y sobre todo envían sus ataques contra lo más sensible de la sociedad, sus valores, apuntando con engaños a los más jóvenes.
Ahí está LA DIFERENCIA.
Esa diferencia es debida a la actuación decidida de una minoría exaltada ante la falta de reacción de la mayoría conformista, siempre a la espera de alguien que la dirija. Ello me trae a la memoria la escultura que ocupa el centro del patio del Alcázar de Toledo, cuna de la Infantería y hoy Museo del Ejército. En ella se representa al Emperador Carlos V venciendo al Furor. Réplica de la obra Leone Leoni. Que se encuentra en el Museo del Prado con el título “Carlos V y el Furor” en cuyo pedestal figura la inscripción latina:
“CAESARIS VIRTVTES DOMITVS FVROR”
Alegoría política que indica:
“POR LA VIRTUD DEL CÉSAR ESTÁ DOMINADO EL FUROR”
Es decir: El desorden, la rebeldía y el caos.
Creo que es necesario que para el bien de la convivencia, la Unidad de España y la igualdad de todos los españoles, desaparezca pronto y de la mejor forma posible, LA DIFERENCIA que denunciamos.
Emilio Pérez Alamán Teniente General (R.)
Blog: generaldavila.com
23 mayo 2017