Recordarán el caso del vicealmirante Alfonso C. Gómez Fernández de Córdoba que fue cesado de su cargo por la ministra de Defensa, luego enviado a la reserva por real decreto del Consejo de Ministros y recientemente vuelto a la actividad en la Armada por auto del Tribunal Supremo. He seguido el caso e informado a ustedes puntualmente de todos los detalles dando mi particular opinión. Seguiré haciéndolo porque lo que parecía finalizado cada vez se enreda más. Antecedentes
Antes de proseguir es necesario destacar que nadie, creo que ni el mismo vicealmirante, sabe las razones de fondo que motivaron el cese y posterior pase a la reserva. Sí se sabe que al almirante nadie le dio explicación alguna ni le recibió para despedirle. Un adiós, una sencilla explicación, un gesto de educación…, nadie actuó con la corrección que se debe a todo el que se entrega con rectitud, aunque te exponga un criterio no coincidente con el tuyo. Eso es lealtad. Pues no; todo se hizo desde la frialdad administrativa del boletín oficial sin explicación de ningún tipo. En mi opinión desde una absoluta falta de respeto al almirante, pero también, y eso es más grave, a la Armada española.
La historia parece no terminar y tiene visos de haberse convertido en una sutil trama contra el almirante por haber ganado el pulso a la ministra y a su directora general, señora Valcarce. Da el aspecto de haberse convertido en algo personal más que otra cosa; ¿por qué?
El caso es que el almirante llevaba tiempo esperando que se diese cumplimiento al auto del Tribunal Supremo reincorporándole a la actividad y asignándole un destino en la Armada. Por fin ha ocurrido, pero ni en la forma ni en el fondo ha sido como se esperaba.
El teléfono suele ser el portador de las noticias. Me figuro la conversación.
-¡Enhorabuena Alfonso!
-¿Y eso?
-Te han nombrado Alto Representante del Ministerio de Defensa para los actos de conmemoración del <<V Centenario de la Expedición de la primera vuelta al mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano>>.
-¿Cómo? Pero eso no es un destino sino una comisión. Nadie me había dicho nada. Me pilla totalmente de sorpresa.
-Pues hoy sale en el boletín de defensa tu vuelta a la actividad y tu <<comisión>> o como quieras llamarlo.
El almirante se quedaría perplejo. Ha sido el último en enterarse de la peculiar forma de dar resolución al auto del Tribunal Supremo o lo que es lo mismo a su futuro profesional.
¡Sorpresa! En el Boletín Oficial de Defensa hay una Resolución por un lado y una Orden por otro. La Resolución está firmada por el almirante Jefe de Personal de la Armada; la Orden por la ministra (?). Significan: continuación en el servicio activo y un supuesto destino. ¿Quién ha urdido tan sibilino plan?
La jugada parece perfecta, pero no es inocente. Tan <<alto nombramiento>> conduce irremisiblemente a felicitar al que lo recibe; al menos por rimbombante y largo. Veamos lo que esconde la sibilina actuación ministerial.
Al almirante de entrada no se le da destino en la Armada española, de la que se le aleja, sino que se le nombra una comisión de servicio para una importante celebración que ya cuenta con un vicealmirante en la reserva nombrado por el AJEMA.
Es decir, que no le dan un puesto en la plantilla de la Armada y dudo que sea puesto de plantilla en el ministerio ya que responde a una simple y temporal comisión, en la que otros militares en ella implicados lo están además de seguir ocupando su destino.
Por tanto no se cumple el auto del Tribunal Supremo ya que se debería dar un destino al almirante de los que existen en la Armada, y si en estos momentos no lo hay por estar todos ocupados, bien puede ocupar el de asesor del AJEMA, algo habitual en todos los ejércitos, hasta que haya vacante, que en este caso será en enero de 2019 según el escalafón de oficiales generales. Pero no, ha sido mejor asignarle una comisión de servicio temporal en el ministerio que acaba precisamente cuando en principio le correspondería pasar a la reserva y de esta manera relegarle a un solitario y oscuro despacho sin gran actividad y alejado de todo contacto con el Cuartel General de la Armada.
El vicealmirante a todo esto no ha recibido la más mínima explicación por parte de ninguna autoridad del ministerio al que vuelve para entrar en el ostracismo.
Mucho tiempo les ha llevado tomar una decisión desde el auto del Supremo. La intención es hacer ver que le han dado un destino relevante y que debería ser motivo de enhorabuena como las que seguro que, sorprendido, estará recibiendo el almirante. ¡A ver cómo se queja ahora después de tan brillante destino!, dirán en el ministerio.
Pues sí, señora ministra. No es para estar muy contento después de las formas y menos por el fondo. No se despacha un asunto de un oficial general con tan poca delicadeza, por medio del boletín oficial, sin una explicación o aviso previo.
Pretende nadar y guardar la ropa. Es decir hacer como que cumplen el auto y salirse con la suya: <<Dele un destino irrelevante>>, le dijo en su día la ministra al AJEMA.
Así ha sido. Irrelevante no porque lo sea tan magno acontecimiento, sino porque no es un destino sino una representación, una comisión de servicio brillante, pero para la que ya hay nombrado un vicealmirante en la reserva.
Lo que es indudable es que el vicealmirante Alfonso C. Gómez Fernández de Córdoba perderá contacto, el mando, con su pasión que es la Armada, y pasará a otra actividad desde una comisión de la que se ha enterado por la llamada telefónica de un amigo.
Esperemos a ver lo que dice el Tribunal Supremo. Puede que esto no acabe aquí.
En la jugada maestra (?) ha movido pieza la ministra. No soy experto en materia jurídica, pero me parece que se salta lo ordenado por el Tribunal Supremo.
Ahora le toca mover pieza al almirante.
Desde luego no seré yo quien ahora le dé la enhorabuena, sino todo lo contrario. Hasta el final de la partida que ya veremos quien gana.
<<Decíamos ayer…>>
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
10 diciembre 2018