LA MINISTRA DE DEFENSA DEBE DIMITIR Y OCUPAR UN DESTINO IRRELEVANTE General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Dimita señora ministra. Deje de ser ministra de Defensa y ocupe un irrelevante puesto. De no existir, pase a la reserva.

El almirante de la Armada española Alfonso Carlos Gómez Fernández de Córdoba fue destituido recientemente de su cargo en el ministerio de Defensa por no estar de acuerdo con la repetición de unas oposiciones a psicólogo militar realizadas con todas las garantías y ajustadas a derecho. La reclamación de dos aspirantes, eliminadas por un tatuaje de acuerdo con las normas dictadas por el ministerio, hizo a la ministra replantearse la convocatoria y repetirla. Lógicamente eso significaba un serio revés y perjuicio para aquellos que hasta ese momento habían aprobado todas las pruebas realizadas. Por tanto estos aspirantes, con las pruebas superadas,  recurrieron la decisión de la ministra. La misma decisión que el almirante no compartía.

El almirante al mantener su justo criterio fue cesado. A los pocos días la ministra pidió al Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada que, al ser cesado en Defensa, la Armada le asignase un destino irrelevante. El AJEMA contestó diciendo que eso no existía en la Armada y que allí todos los destinos son relevantes. La ministra, no sabemos si como reacción airada u otras causas que nos gustaría conocer, si es que existen,  decidió mandar a la reserva al almirante, es decir truncar su carrera militar. Dicho en román paladino: mandó al almirante a su casa.

Ahora el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) da la razón al recurso de los aprobados en las pruebas, desestimando que el ministerio de Defensa pueda repetir la oposición a psicólogo militar, reafirmándose en su auto del 10 de agosto en el que se acordaba la suspensión cautelar de la repetición de la oposición. Aún le queda a la señora ministra el recurso de amparo ante el Tribunal Supremo, pero mientras, el periodo de formación de los futuros psicólogos y otros cuerpos comunes lleva un mes desarrollándose. Todo un despropósito, señora ministra; por no calificarlo de escándalo, no solo administrativo.

Es decir, que el almirante tenía razón. Pero aquí hay un detalle que no pasa desapercibido para nosotros. El almirante ya está en su casa; sin posibilidad de reingreso en la actividad de su querida Armada. No hay más recursos. Fue el Consejo de Ministros mediante Real Decreto, tan usado, mal usado, abusado, el que decidió la reserva del almirante.

La consecuencia de este enredo, señora ministra,  no debería hacerse esperar. Su dimisión es lo que corresponde al honor de su ministerio y que se le dé, a usted, un irrelevante puesto en la administración; si es que lo hay. En la política los tendrá a buen seguro: cientos de miles… muy irrelevantes. Ese es su lugar.

No está de más recordarle lo que dicen las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas que a buen seguro usted conoce:

<<Artículo 18. Justicia en las Fuerzas Armadas.

Propiciará, con su actuación, que la justicia impere en las Fuerzas Armadas de tal modo que nadie tenga nada que esperar del favor ni temer de la arbitrariedad>>.

Pero antes de dimitir de su cargo deje de exhibir el Escudo de España, símbolo de la Nación,  partido en dos. La Patria se lo agradecerá y si no…

<<¿Es consciente la ministra de que sólo acierta cuando rectifica?>>.

Deberá responder.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

Twitter: @generaldavila

17 septiembre 2018