TRUMP Y LA ALTERNATIVA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

 

¿Alguien en el mundo tiene mayor protección? Nadie. A pesar de las barreras el misil traspasó las defensas americanas e impactó en el lugar más seguro del mundo. ¿El corazón de América?

Nadie está libre de los peores políticos que ha tenido la historia de la civilización. Nunca. España encabeza la lista. Es por ello que el virus, bautizado con ese nombre intraducible, manda sobre todos nosotros.

La ciencia, en desbocada carrera, ha quedado en una situación un tanto desairada. Ellos, científicos, hablan, pero achacan los problemas a la falta de dinero para la investigación. Quizá no vaya por ahí la solución, sino que surjan, de nuevo, el inaceptable Edward Jenner o lo casual de Fleming, imaginación, paciencia y humildad. Primer paso. Los líderes mundiales deberían ser el principal, pero son el que retrocede del minué. Es un momento en el que el liderazgo moral también está ausente, nada mejor para que se cuelen los falsos predicadores.

Hay muchos, no solo estadounidenses, que están encantados con Trump, pero es que no hay donde elegir. Eso es muy grave. La clave de todo está en la capacidad y el poder de elección. De eso carecemos. De alternativa. ¿Capacidad? Cada uno dirá. Sin capacidad; sin alternativa, la elección se traduce en dictadura. También ahora se traduce por inseguridad. Te arrastran los relatos. Por eso —nadie se fija— hay un número cada vez mayor de no votantes. Ofrecen incumplimientos y jamás resuelven.

No hay lugar seguro en el mundo cuando no hay elección libre y sin condicionamientos.

Se cuela —virus con inseguridad— hasta en los gregorianos de las clausuras, en las monásticas celdas; y en la Capilla Sixtina se le caen las vestiduras a Santa Catalina y a San Blas, suprimido el imbraghettamento porque <<Hermanos Todos>> (Fratelli Tutti), todo es de todos y nada hay que esconder o guardar. Convertido el mundo en un inmenso campamento de felicidad donde nadie es más que nadie y trece se sientan en la misma mesa. Siempre habrá quien lleve la bolsa con los denarios.

¿Para qué las leyes y las normas?: <<Antaño sufrimos a causa de nuestros vicios; hoy sufrimos a causa de nuestras leyes>> (Tácito: Anales, III,25). Mejor así; sin ley; repartamos miseria, mentira, echemos a suertes la túnica, tu casa y la mía. Tú ministro de Educación y yo de Descanso.

Creo que recuerdan que tenemos elecciones en los Estados Unidos y que lo que allí ocurra repercute aquí; de lo contrario no estoy seguro.

Las encuestas de poco sirven. Los resultados tampoco, pero generarán una enorme incertidumbre. Gane quien gane, no se librará del misil.

Por un lado están, con gran fuerza, los que aprietan el botón de las ideologías y explotan el victimismo. Al otro lado los mayores inútiles que hasta ahora han regido el mundo. En definitiva malvados contra incapaces.

La incertidumbre es, por ahora, el futuro que nos espera. Tanto en la prosperidad, en la adversidad, en la salud y en la enfermedad.

<<Anhelamos la verdad y no hallamos en nosotros más que incertidumbre>> (Pascal: Pensamientos, L401/B437. Estudio preliminar, edición, traducción y notas de Gabriel Albiac).

No hay alternativa. Demos un repaso a la lista:

Trump, Putin, Xi Jinping, Papa Francisco, Kim Jong-Un, Boris Jonhson, Ram Nath Kovind, Macrom, Merkel, Bolsonaro, António Guterres, Tedros Adhanon  Ghebreyesus… Maduro… Pedro Sánchez.

¿Quién ganará? Usted no.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

9 octubre 2020

Blog: generaldavila.com