EL GRAN ESTAFADOR BERNARD MADOOF Rafael Dávila Álvarez

Ha muerto el que titulan como el Gran Estafador, Bernard Madoof, en una cárcel de Carolina del Norte donde cumplía condena de 150 años. No voy a intentar descubrir en qué consistía su estafa porque para mí es más fácil entender la teoría general de la relatividad de Einstein. Lo de Madoof debe ser algo parecido a lo de «con IVA o sin IVA» de aquellos que no llegan a su nivel, pero se esfuerzan. En la vida todo depende. Del camino que recorres y la tierra donde te plantan. Crecen tulipanes o cardos. Unos vuelan en clase/baja, low cost, y otros se van de turismo musical en avión del Estado: tulipanes y cardos, a las abejas les da igual. Se trata de robar el polen que llevan y de camino hacer germinar tu especie más allá.

Depende mucho de la cantidad porque en esto del dinero no hay calidad. Todo él es idéntico y malo quien lo maneja. Para algunos estafar mucho o poco es una escala marcada no por el nivel de honradez, sino por la capacidad para engañar, la cantidad que pasa por tus manos y las posibilidades que te ofrezcan. Se empieza por «poquitos» para luego ir creciendo, gota a gota, hasta hacerse pilar como la estalactita.

Es el gran tema de lo poco y lo mucho. De la fidelidad o si lo prefieren de la honradez. El siervo bueno y fiel en lo poco y el que no lo es que tampoco lo será en lo mucho.

Hay sin duda un código moral más equitativo que las leyes, pero eso hay que enseñarlo desde pequeñito y ahora la enseñanza se dirige a que seas una buena oveja del rebaño dirigido por determinados pastores que son los que venden las ovejas; a buen precio.

Platón decidió apostar por la filosofía. Es decir: allí donde no hay esperanza, pero sí disciplina. Moral; claro. Qué cosas tan raras decía Platón o gente así.

El estafador penado con 150 años de cárcel llegó a donde llegó porque vio el camino y ejemplos laterales, que eran autopistas. Seguro que nunca leyó a Platón. De Juan March decían que leía mal y escribía peor, pero nadie contaba como él.

Hay quienes se lo llevan y luego presumen de su habilidad y talento, encima dicen que crean muchos puestos de trabajo, que seguro que es verdad.

Como aquellos bandoleros de Sierra Morena. Cuenta Sebastián Miranda un viaje al sur en tren. Detenidos por una avería preguntó a uno que estaba en la estación.

—¿Pasamos ya Despeñaperros?

—Sí señor; este es el corazón de Sierra Morena.

—Y diga usted, buen hombre, ¿sigue habiendo bandoleros por esta tierras?

—No señor; eso se ha acabao. Por aquí no hay ninguno. Y después de una profunda pausa añadió.

—Los que queais, vais ustedes muy arropaditos en vuestras camas del tren.

Se sabía, pero era mejor no saber nada. No hacer y dejar pasar. Lo he dicho muchas veces. Un millón es de cárcel; mil es una estadística y te codeas con Hacienda. Como los muertos de Stalin: uno es tragedia, un millón una estadística.

Nunca sabremos como empezó y por qué acabó la estadística de Madoff; es más fácil entender la teoría de la relatividad.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

18 abril 2021

UN GENERAL PARA ESPAÑA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Me figuro la cara que habrán puesto al leer el título. No, no van por ahí los tiros.

Cuando ascendí a general se me ocurrió mirar en el diccionario el significado de la palabra “general” y, mira por donde, antes de llegar a la acepción militar (la cuarta) encontré otro significado con el que me identifiqué y sentí más satisfecho. General: Común, frecuente, usual. ¿Lo recordaban? General significa lo más común, frecuente, lo más usual. No está lejos la definición del verdadero sentido del generalato, que viene a ser formar un todo con todos los que, aún de naturaleza diferente, están bajo tus órdenes. Aquella definición me llevo a la otra: sentido común; que no es ni más ni menos que la capacidad de entender o juzgar de forma razonable. Lo más común tiene, o debería tener, mucho que ver con el sentido común.

Algo tan sencillo -tan común (?)-, -tan poco general-, que cuando en la política está ausente, todo lo que se hace, se aprueba y se legisla, es contrario al interés general, es decir al interés común, por lo que casi siempre acabamos en el enfrentamiento y la derogación de lo hecho por el anterior. Falta de sentido común.

Porque general es lo contrario a lo particular, al egoísmo, y al interés de partido, clan o grupito.

Porque no tiene sentido, común, que la señora Elsa Artadi, dirigente independentista, diga que el Rey no puede ser recibido con normalidad en Cataluña porque “justificó la violencia”.

Porque no tiene sentido, común, vetar al Rey de España en España, y que la entrega de los premios Princesa de Gerona se realice en un lugar privado debido a que la alcaldesa de Gerona, Marta Madrenas, niegue las instalaciones municipales para ello -¿son suyas en propiedad?-, aunque haya antecedentes como el del alcalde de Barcelona que en su día se negó a que allí se entregase la bandera de combate al buque insignia de la Armada española cuyo madrinazgo ostentaba la Reina Doña Sofía. No es general.

Porque no tiene sentido, común, que asistamos a la reapertura de las embajadas catalanas y que la portavoz del Gobierno diga que ven ese espectáculo con respeto mientras el independentista que se ha alzado contra España en Cataluña, y ahora gobierna (?), anuncia que las utilizará para promocionar el independentismo.

Porque no tiene sentido, como denunciamos cada día y a cada hora, que nuestra lengua, la española, es motivo de enfrentamiento y que en España no se pueda estudiar, hablar, rotular, en definitiva expresarte con libertad en español.

Porque no tiene sentido, común, que los independentistas que dieron el golpe de Estado en España estén huidos de la justicia o en la cárcel mientras los que ahora ocupan sus puestos en la gobernanza de Cataluña digan, hagan, y prediquen con sus obras lo mismo que los perseguidos o encarcelados.

Porque no tiene sentido, común, que un partido que es una franquicia del terrorismo, que ha defendido a los etarras, que exhibe a los que a esa banda han pertenecido, esté en las instituciones.

Porque no tiene sentido, común, que se insulte y se ofenda a los símbolos de España con impunidad y provocación.

Porque no tiene sentido, común, que los independentistas sostengan en pie al Gobierno de España y no tiene sentido, común, ninguno, que el Gobierno de España se deje apoyar por los que quieren romper con España. Nada tiene ese sentido de generalidad sino más bien de particularidad.

Poco general y mucho recluta recién llegado.

Porque no tiene sentido, común, que sigamos con un Gobierno no votado por el pueblo español, que nos sintamos igual votando que no, que nos parezca que cualquiera es apto para estas lides, que sonriamos las ocurrencias que sobre la marcha se le ocurren al gobernante de turno.

Nada en busca del interés general.

General, algo común, usual, frecuente, lleno de sentido, común, que sepa constituir un todo desde las diferencias, la diversidad, y las particularidades de cada cual. Alguien que sintamos común a todos y que piense en todos. No son estos los “generales” (entiéndase como debe entenderse) que tenemos.

El término general se aplicó cuando surgió la necesidad de poner un mando superior, sobre la generalidad o totalidad del ejército.

<<¡Ah, el papa! ¿Cuántas divisiones tiene el papa?>> ¿Recuerdan la chulería de Stalin?

No. No se trata de medir las fuerzas de los contrincantes. No se trata del poder de las divisiones. Estamos en un momento en el que hay que medir el poder de la razón, de la historia de una nación, de sus habitantes, y mostrar el poder moral que nos acompaña frente a los que pretenden aflorar todo lo malo que se ha creado en estos años.  Desmenuzados en taifas necesitamos un general, no un oficial general sino alguien que siendo de lo más común sepa aglutinar ilusiones y proyectos alrededor de esa idea común llamada España. Mira que es sencillo. Pues parece que no.

El sentido común, aunque no suele ser el más común de los sentidos, debe guiar este difícil momento. Alguien habrá que lo tenga y sea capaz de ponerse al frente de ese proyecto. Hoy por hoy no se le ve por ninguna parte. Y eso que es lo más común. Un buen momento para encontrarlo por ejemplo en ese partido que busca líder. Haberlos haylos.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

18 junio 2018