EL GRAN ESTAFADOR BERNARD MADOOF Rafael Dávila Álvarez

Ha muerto el que titulan como el Gran Estafador, Bernard Madoof, en una cárcel de Carolina del Norte donde cumplía condena de 150 años. No voy a intentar descubrir en qué consistía su estafa porque para mí es más fácil entender la teoría general de la relatividad de Einstein. Lo de Madoof debe ser algo parecido a lo de «con IVA o sin IVA» de aquellos que no llegan a su nivel, pero se esfuerzan. En la vida todo depende. Del camino que recorres y la tierra donde te plantan. Crecen tulipanes o cardos. Unos vuelan en clase/baja, low cost, y otros se van de turismo musical en avión del Estado: tulipanes y cardos, a las abejas les da igual. Se trata de robar el polen que llevan y de camino hacer germinar tu especie más allá.

Depende mucho de la cantidad porque en esto del dinero no hay calidad. Todo él es idéntico y malo quien lo maneja. Para algunos estafar mucho o poco es una escala marcada no por el nivel de honradez, sino por la capacidad para engañar, la cantidad que pasa por tus manos y las posibilidades que te ofrezcan. Se empieza por «poquitos» para luego ir creciendo, gota a gota, hasta hacerse pilar como la estalactita.

Es el gran tema de lo poco y lo mucho. De la fidelidad o si lo prefieren de la honradez. El siervo bueno y fiel en lo poco y el que no lo es que tampoco lo será en lo mucho.

Hay sin duda un código moral más equitativo que las leyes, pero eso hay que enseñarlo desde pequeñito y ahora la enseñanza se dirige a que seas una buena oveja del rebaño dirigido por determinados pastores que son los que venden las ovejas; a buen precio.

Platón decidió apostar por la filosofía. Es decir: allí donde no hay esperanza, pero sí disciplina. Moral; claro. Qué cosas tan raras decía Platón o gente así.

El estafador penado con 150 años de cárcel llegó a donde llegó porque vio el camino y ejemplos laterales, que eran autopistas. Seguro que nunca leyó a Platón. De Juan March decían que leía mal y escribía peor, pero nadie contaba como él.

Hay quienes se lo llevan y luego presumen de su habilidad y talento, encima dicen que crean muchos puestos de trabajo, que seguro que es verdad.

Como aquellos bandoleros de Sierra Morena. Cuenta Sebastián Miranda un viaje al sur en tren. Detenidos por una avería preguntó a uno que estaba en la estación.

—¿Pasamos ya Despeñaperros?

—Sí señor; este es el corazón de Sierra Morena.

—Y diga usted, buen hombre, ¿sigue habiendo bandoleros por esta tierras?

—No señor; eso se ha acabao. Por aquí no hay ninguno. Y después de una profunda pausa añadió.

—Los que queais, vais ustedes muy arropaditos en vuestras camas del tren.

Se sabía, pero era mejor no saber nada. No hacer y dejar pasar. Lo he dicho muchas veces. Un millón es de cárcel; mil es una estadística y te codeas con Hacienda. Como los muertos de Stalin: uno es tragedia, un millón una estadística.

Nunca sabremos como empezó y por qué acabó la estadística de Madoff; es más fácil entender la teoría de la relatividad.

Rafael Dávila Álvarez

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18 abril 2021

A CULO PAJARERO ¿QUIÉN ES EL GALLO? Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

He contado alguna vez lo sucedido a uno de mis bisabuelos, sevillano, inteligente y buen narrador de historias. Esta era una de sus favoritas a la que ponía un acento especial.

Iba de Madrid a Sevilla y en Despeñaperros hizo el alto técnico en un hotelito, cuya situación he localizado, convertido ahora en un merendero o algo así.

Antes de entrar al comedor y con la elegancia que le distinguía preguntó a la recepcionista del hotel por los aseos. Esta, a la vez que le señalaba una rústica puerta de madera, le entregó una cañita de aproximadamente un metro de longitud. Mi bisabuelo, aunque algo sorprendido por el ofrecimiento, prefirió no hacer preguntas y aceptarla con la misma naturalidad que a él se la habían ofrecido. Fue al abrir aquel portalón cuando rápidamente se percató del porqué del utensilio. El supuesto aseo de caballeros era un gallinero donde multitud de gallinas picoteaban alrededor de un fornido y arrogante gallo. Ponerse de cuclillas a calzón caído en aquel lugar expuesto a los ataques de las hambrientas gallinas, incluso someterse a la chulería del gallo del corral, requería, sin la menor duda, el uso de aquel utensilio para mantener a raya a cualquier gallina que osase acercarse por la peligrosa retaguardia que quedaba a culo pajarero. Mi bisabuelo, al ver el panorama se desinfló y para hacer algo de tiempo se entretuvo unos minutos sacudiéndole unos cañazos al chulo del gallo.

Se abría la puerta del Parlamento para la sesión de control al Gobierno. Al entrar todos recibían de un ujier correctamente uniformado una caña de un metro aproximadamente; en algunos antiguos lugares llamada el estupidómetro porque medía en centímetros el grado de estupidez del usuario. A algún diputado han tenido que explicarles su mecanismo combinado y otros muchos la llevaban de casa, pero muy larga, demasiado, tanto como la nariz de Pinocho. Evito dar nombres.

La sesión de control se ha convertido en un penoso ataque a España en la figura de su símbolo y exponente más fuerte: la Corona.

En estos momentos comprendemos al Rey y debemos estar cerca de su segura firmeza que convertirá en realidad integradora para el futuro y en cada día más ganas de luchar por España.

Recuerdo las palabras de Don Juan Carlos en Covadonga cuando le imponía a su hijo, hoy Rey de España, la Cruz de la Victoria como Príncipe de Asturias:

<<Esa cruz significa también tu cruz. Tu cruz de Rey. La que debes llevar con honra y nobleza, como exige la Corona. Ni un minuto de descanso, ni el temblor de un desfallecimiento, ni una duda en el servicio a los españoles y a sus destinos. En esa obra bien hecha y en esa voluntad de superación, yo quiero que tú, Príncipe de Asturias, te sientas entrañablemente crucificado>>.

No va a ser fácil doblegar a los españoles por mucho que este temporal presidente y los actores que hoy han querido convertir el Parlamento en un gallinero se empeñen. A cañazo limpio se han insultado, amenazado, y descubierto sus vergüenzas, a culo pajarero, un triste espectáculo digno de la ironía de Berlanga: Todos a la cárcel.

Me repito; sí. Ya lo he contado. Pero tiene propósito. Escribe Ángel González en sus Glosas a Heráclito:

Nada es lo mismo.

Nada permanece.

Menos la historia y la morcilla de mi tierra:

se hacen las dos con sangre, se repiten.

Y el gallo del corral negó lo evidente tantas veces como fuese necesario para no ser descubierta su traición. Aunque tenía el estupidómetro de mayor tamaño y quedaba a culo pajarero con las vergüenzas al aire.

En la sesión de control.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

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1 octubre 2020

 

 

 

ANECDOTARIO MILITAR: HUMOR E INGENIO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

MILICIA Y HUMOREn la milicia el humor ha sido en numerosas ocasiones una forma de expresar con aguda crítica situaciones que no podían tener otra forma de expresión que la fina burla de la ironía. Lo dejó plasmado el General Bermúdez de Castro en su antológico libro «MILICIA Y HUMOR». El humor, la anécdota como arte, historias convertidas en historia.

La vida militar está llena de anécdotas, unas veces divertidas y amables, otras duras, desgarradas, pero todas, al haber sido compartidas, el tiempo las ha transformado en entrañables recuerdos.

He contado en la prensa y en el blog varias de ellas y para facilitar su lectura he creído conveniente agruparlas en un único artículo.

legion-marruecos--644x362No tengo la menor duda en empezar con la del legionario que fue capaz de conversar con Franco con mayor habilidad que este en Hendaya. Venía el Caudillo de una cacería en Jaén cuando, en un alto técnico en Despeñaperros, le avisaron de la presencia de un individuo que insistía en saludarle porque había sido legionario suyo en Ceuta y aseguraba conocer mucho a SE. Franco no tuvo inconveniente, es más, le reconoció al instante, haciéndole pasar un momento al interior del coche. El Caudillo se interesó por su vida y al final de la conversación se ofreció a prestarle ayuda si algo necesitaba. El astuto legionario nada pidió para él, pero sí para un íntimo amigo de la zona que era guardia civil y que al ser de Melilla, donde tenía a su familia, se encontraba muy decaído. Tomó nota el Ayudante y al poco tiempo el guardia salió destinado a Melilla para su sorpresa y estupor ya que nada tenía que ver con aquella ciudad . El legionario, consumado cazador furtivo, se quitó de encima al guardia civil antes de que acabase detenido ante la persecución a la que le tenía sometido.

Doy fe de la anécdota contada por vía directa del que la presenció.

Ser piloto requiere unas condiciones que deben ser revisadas periódicamente para obtener el correspondiente certificado de vuelo. Un General del Ejército del Aire acudió a su reconocimiento habitual y se encontró con el diagnóstico del oftamólogo:

– Mi General, lo siento pero vuecencia no ve muy bien. No voy a poder firmarle el certificado.

El General sin inmutarse le contestó:

– Mire usted Capitán si veo bien, que le veo a usted destinado en Villa Cisneros.

Asunto resuelto.

Quizás esta anécdota tenga que ver con aquél piloto que en un Junkers regresaba a Tánger después de haber dejado en Sevilla a un grupo de legionarios durante los comienzos de la Guerra Civil.140322-15

La tripulación se reducía al Capitán piloto y mecánico. Al empezar a notar fallos en el avión el Capitán le ordenó al mecánico que fuese a por los paracaídas. La situación cada vez se agravaba más; pasaba el tiempo sin que el mecánico apareciese por la cabina. Los gritos del Capitán debieron oírse en tierra y al fin acudió el mecánico, eso sí, con su paracaídas ya puesto.

– ¡¿Qué pasa con los paracaídas?!

Rotunda respuesta:

– Mi Capitán es que el suyo no aparece por ninguna parte.

Al final no fueron necesarios. Sin comentarios.

Las Academias militares son el lugar donde más anécdotas se concentran. A modo de muestra contaré la del Comandante profesor, gran persona, que por un accidente en unas maniobras había perdido la audición. Los cadetes, ante la sordera del profesor, solían solicitar permiso para entrar en clase con cierta maldad cambiando la reglamentaria frase: «¡¿Mi Comandante, da usted su permiso»?!, por:

07 AGM Uniforme Gris 1943 Postal Salas– ¡¿Mi Comandante me compra usted un piso?!

– Pase, pase… Caballero.

Respondía siempre amablemente el profesor.

Pero en cierta ocasión la contestación del Comandante fue una desagradable sorpresa para el Cadete de turno.

– ¡¿Mi Comandante, me compra usted un piso?!

– Sí Caballero, como no, pero se lo empezaré a pagar cuando salga usted de corrección (especie de calabozo donde se cumplían los arrestos más graves).

Se había comprado un sonotone.

No quiero alargarme porque hay para un libro.

Tuve un soldado de Monforte de Lemos que siempre estaba pidiendo permisos para irse a su pueblo. Debía de tener un buen patrimonio en tierras y andaba metido en juicios con su vecino por problemas de lindes. Un día regresó muy contento diciéndome que ya lo había arreglado todo y que no volvería a pedir más permisos.

ordenanzas_1Después de contarme la historia del pleito le nombré Cabo.

Mi querido soldadito durante el desarrollo de la causa consultó con su abogado la posibilidad de enviarle un jamón y buen vino al Señor Juez para conseguir una resolución satisfactoria. El abogado le dijo que ni se le ocurriese ya que el magistrado era muy recto y que iba a ser contraproducente. El juicio se enredó y todos lo daban por perdido, incluso el abogado se retiró del caso.

Pasado el tiempo se encontraron soldado y abogado que le preguntó por el resultado del juicio. Su sorpresa fue grande al enterase que lo había ganado.

– Pero hombre, ¿como conseguiste ganarlo?

– Pues muy fácil, hice caso de su consejo y le envié el jamón y el vino al Juez, pero a nombre de la parte contraria.

¡Qué bien hice en nombrarle Cabo! Fue uno de los mejores que he tenido a lo largo de mi vida militar. Listo, leal y cumplidor al máximo.ordenanzas_2

En fin, la milicia escuela de la vida, donde alguno se declaraba joyero de profesión y lo que hacía eran joyos hasta el legionario que en su red social se anuncia diciendo: «director, escritor, cantante, poeta, pintor, actor, compositor, escultor… y ni aún así triunfo, así que ¡LEGIONARIO!». Es textual.

Anécdotas, humor, ingenio. Humor e ingenio requieren la facultad de discurrir; en la milicia suelen ir unidos. La vida sonríe cuando con ingenio se comparte lo bueno y lo malo.

Es parte fundamental de la milicia: compartir.

Espero haber compartido con ustedes una sonrisa. Buena falta nos hace.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Publicado en Blog: generaldavila en junio 2015

26 junio 2020

España respira aliviada: Gibraltar no cerrará la verja. Ángel Liberal Fernández, Capitán de Navío (R)

El brexit sigue confuso pues la Unión Europea no se somete a los deseos de los británicos, quizá porque ni estos saben qué quieren. La posibilidad de un brexit duro cobra fuerza.

El gran problema es la frontera irlandesa; lo que pueda suponer la verja de Gibraltar es algo que le importa a España, a Gibraltar y seguramente al Reino Unido,pero menos de lo que pensamos.

Esa verja la construyeron los ingleses entre 1908 y 1909. Si les molestase mucho no tendrían más que desmantelarla. Fue el general español Cuesta Monereo -Gobernador Militar del Campo de Gibraltar– el que en 1954 construyó una cancela adosada a la puerta inglesa de forma que cuando abrían esta no se podía pasar hasta que la cancela española estuviese abierta.

El 08.06.1969 la cancela se quedó cerrada para frustrar el hasta entonces camino imparable de Gibraltar hacia la independencia. La población de la colonia militar británica se quedó enjaulada y tuvo que vivir con las subvenciones que recibía del RU. El éxito del cierre español fue notorio pues Gibraltar no es un país independiente.

El problema para los ingleses se terminó cuando nuestro gobierno cedió al chantaje británico que amenazó con vetar la entrada de España en la UE si no abría la verja, cosa que hizo el 14.12.1982.

Gibraltar renació hasta convertirse en la población con la tercera renta per cápita del mundo (2015).

El Peñón es importante para los británicos por la base militar que les cuesta unos 60 millones de libras al año, subvencionada indirectamente por la economía local. Esta sobrevive gracias a la ayuda indispensable de los trabajadores transfronterizos y a la enorme generosidad y flexibilidad de España en la verja.

Ahora pasan las personas, bienes y servicios con gran fluidez; tanta que la aplicación de las disposiciones del tratado de Schengen admite un buen margen de mejora.

La colonia aprendió las lecciones del pasado y ha sabido poner a su servicio a amplios sectores de la Comarca del Campo de Gibraltar. Existe un número inconmensurable de trabajadores españoles en Gibraltar (o que dicen que lo son) del cual, al parecer, no hay registros españoles. Además de aportar su sueldo a la economía de la Comarca, algunos también la engrosan con el tabaco y otros productos que pasan por la verja de contrabando. También Gibraltar proporciona la gasolina (española pero con menos impuestos) de los vehículos que a diario cruzan la verja.

Conocidas empresas españolas de prensa, radio y televisión, reciben contratos de publicidad de Gibraltar, engordando los bolsillos de sus gestores. Lo mismo cabe decir de conocidos políticos, profesores, empresarios, periodistas, sindicalistas, etc. prestos a defender los intereses coloniales pues también son los suyos.  Los beneficios que reporta el «negocio de Gibraltar» no se limitan a la Comarca ni a Sevilla; se notan al norte de Despeñaperros e incluso en la costa cantábrica.

Muchos habitantes de la Comarca han encontrado su modo de vida sometiéndose al interés británico por mantener esta base con sus muelles para atraque y reparaciones de submarinos nucleares y buques de superficie, carga y descarga de misiles, torpedos y otras municiones, aterrizaje y despegue de aviones militares, espionaje de las comunicaciones de la Comarca y telefónicas submarinas, control del tránsito de submarinos por el Estrecho etc. Un conjunto de operaciones militares que –al compartir con los EEUU por su «relación especial»- hacen que la soberanía española y la marroquí de las costas del Estrecho resulten casi irrelevantes.

Las autoridades locales de Gibraltar insisten en que por el brexit no quede, que no hay que preocuparse por la verja, que con el «control de fronteras» ellos pueden hacer lo que quieran, de forma independiente a lo que haga el RU(mientras no perjudique a los ingleses, claro) y que no piensan dificultar el paso.

Es un gran alivio porque si existiesen dificultades, España (y la UE) recaudaría cerca de 1.000 millones de euros que ahora se reparten entre contrabandistas y otros defraudadores del fisco.

Pero todavía más. Gibraltar tiene una población de 34.900 h. (agosto 2019). Según los datos del gobierno local, existen 29.995 (junio 2019) trabajadores; de ellos 15.275 (julio 2019) son transfronterizos que tienen que cruzar diariamente la verja y de estos, 9.726 son españoles. Es una vulnerabilidad asombrosa  para una economía de relevancia mundial que carece de recursos básicos, no tiene industrias, agricultura, ganadería, combustible ni fuentes de agua potable.

Submarino nuclear en Gibraltar

España tiene 3.230.700 parados (2º trimestre 2019). El que algunos miles de transfronterizos españoles pasen a engrosar la lista de parados (si es que no están ya en ella), puede ser algo muy serio. Además, el contrabando de tabaco y otros ilícitos –con la riqueza que genera- podría verse afectado hundiendo a la parte sumergida de la economía de una sociedad,como es la vecina de Gibraltar,que secularmente vive de esto.

Como existan problemas en el tránsito, por la aplicación del brexit o de Schengen, la economía de Gibraltar se desmoronará y la base pasará a costar muchos más millones al contribuyente británico en un momento en el que no está para muchas alegrías.

Si cae la base, la Comarca se queda sin la emoción que supone tener a escasos centenares de metros a submarinos nucleares averiados, británicos o americanos; sin escuchar el ruido de las turbinas de los aviones de transporte o de combate de la RAF o americanos que maniobran cerca de La Línea de la Concepción; sin la emoción y la intriga de lo que pueda ocurrir con los petroleros que fondean en la bahía y en las zonas prohibidas a levante del Peñón y sin la incertidumbre de no saber cuándo ocurrirá el próximo accidente con un submarino nuclear de los que tienen por costumbre ponerse a jugar cerca de la Costa del Sol.

Pero como hemos dicho, no hay que preocuparse. Gibraltar mantendrá la verja abierta de par en par. Podrán seguir el contrabando y sobrevivirá la economía «golfa»cuyas migajas nutren la Comarca; un buen número de conocidos españoles podrá seguir engordando sus bolsillos y contribuyendo a esa pérdida anual de unos 1.000 millones que supone Gibraltar para España. Además, los vecinos de la Comarca podrán seguir viendo como entran y salen los submarinos nucleares y cómo los aviones militares británicos y americanos sobrevuelan la bahía de Algeciras.

Ángel Liberal Fernández, Capitán de Navío (R)

28 agosto 2019

Blog: generaldavila.com

PONGA UN CAGANER EN SU NACIMIENTO. General de División (R.)Rafael Dávila Álvarez

Quim Torra y Pedro Sánchez ya tiene caganer

Todos los años, con paciencia y dedicación, pongo el nacimiento en casa con la principal finalidad de transmitir a mis nietos esa tradición a la que conforme pasan los años más valor le doy. Espero que a ellos les ocurra lo mismo y que en el futuro no se conformen con los virtuales adornos o las luces que proyecten desde las pantallas táctiles de sus ordenadores.

Nunca debería faltar el ritual de extraer las figuritas que llevan un año envueltas en papel, comprobar las que se han roto, buscar el musgo, la tierra, el serrín; simular con el corcho las montañas, el cielo con papel y las nubes de algodón, mientras el agua corre por un río de papel de plata arrugada. Un conjunto de desproporcionados tamaños, imposibles perspectivas, anacronismos y contrastes; así es el nacimiento que aceptan las mentes de los más pequeños que todavía entienden la metáfora del paisaje. Tampoco falta el Castillo de Herodes donde se esconde el malo que nos perseguirá ya para siempre.

Recientemente se ha incorporado a nuestro nacimiento una figurita que yo desconocía ya que nunca estuvo en el que en mi niñez se montaba en casa. Figurita que al principio rechacé al pensar que no venía a cuento, pero las risas de picardía de mis nietos me hicieron aceptarla, y esconderla por el belén convirtiendo su búsqueda en un motivo de entretenimiento. Habrán adivinado que hablo del caganer, figura que según leo tiene sus orígenes a finales del siglo XVIII y que se ha convertido en tradición indispensable en los belenes catalanes. Nos dicen, y así lo entiendo yo, que no es una grosería ya que es una de las muchas metáforas del nacimiento. Esta en concreto significa el abono de la tierra para hacerla fecunda. Por eso se considera el caganer un símbolo de salud, prosperidad y felicidad para el año entrante. La figurita en cuestión, los recuerdos y la utilización práctica del abono, me han traído a la memoria una anécdota que tenía olvidada y que oí a mi madre siendo niño.

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Contaba mi bisabuelo que bajando hacia Sevilla hizo un alto técnico en un hotelito de Despeñaperros. Antes de almorzar y con la elegancia que le distinguía preguntó a la recepcionista del hotel por los aseos. Esta, a la vez que le señalaba una rústica puerta de madera, le entregó una cañita de aproximadamente un metro de longitud. Mi bisabuelo, aunque algo sorprendido por el ofrecimiento, prefirió no hacer preguntas y aceptarla con la misma naturalidad que a él se la habían ofrecido. Fue al abrir aquel portalón cuando rápidamente se percató del porqué del utensilio. El supuesto aseo de caballeros era un gallinero donde multitud de gallinas picoteaban alrededor de un fornido y arrogante gallo. Ponerse de cuclillas a calzón caído en aquel lugar expuesto a los ataques de las hambrientas gallinas, incluso someterse a la chulería del gallo del corral, requería, sin la menor duda, el uso de aquel utensilio para mantener a raya a cualquier gallina que osase acercarse por la peligrosa retaguardia que quedaba a culo pajarero. Mi bisabuelo, al ver el panorama se desinfló y para hacer algo de tiempo se entretuvo unos minutos sacudiéndole unos cañazos al chulo del gallo. Por si alguno está interesado, todavía existe el hotelito, aunque ahora el gallinero es un hermoso comedor de tres tenedores.

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Mira por donde la figura del caganer es más corriente de lo que nos parecía aunque, visto lo visto, este año entre mis nietos y yo hemos tomado la decisión de ponerle una caña en la mano del caganer no vaya a ser que se nos ponga chulo un pollo del corral. Porque cuando un pollo se quiere hacer gallo, y entiéndanlo como mejor les parezca, hay que tener cuidado ya que dice el refrán que no es buen año cuando el pollo pica al gallo.

Este viernes en Barcelona hemos visto con claridad quien era el gallo y quien el caganer. Iba con la varita en la mano.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

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“LA JUSTICIA EN ESTE PAÍS, UNA PUTA MIERDA” (Exjuez Baltasar Garzón) Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

La todavía ministra de Justicia Dolores Delgado

Baltar, Lola y compañía. La conversación sonroja al más pintado. Entre la caverna y la taberna. Cuando se mezclan ambas, el resultado es un desastre o “una puta mierda” que diría el ex.

Conversaciones de amigos entre la todavía ministra de Justicia, cuando era fiscal de la Audiencia Nacional, el inspector Villarejo y el exjuez Garzón.

El inspector Villarejo

El CIS lo tapa todo. Suben y suben.Unos pocos saben mucho y muchos saben un poco…, de lo que aquí está pasando. Esto es demasiado serio como para que nosotros, el conjunto, no sepamos nada. Les aseguro que algo hay. Más que algo; lo que hay es mucha mierda escondida y perdonen por el tabernario lenguaje que uso para ponerme al nivel de la caverna ¿o de la taberna? Definen el lugar quienes lo ocupan.

La venganza circula por las alcantarillas, como la sangre por nuestras venas. La corrupción crea lealtades muy superiores a las familiares y cuando se rompe el pacto un olor nauseabundo todo lo invade. Empezando por la palabra convertida en palabrota.

El exjuez Garzón

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) acude al rescate y nos ofrece la habitual encuesta; de dudosa neutralidad. La función principal que el CIS tiene encomendada es la de <<contribuir al conocimiento científico de la sociedad española>>. ¿Nos conocen científicamente? Resultados de dudoso valor.

Una sociedad no puede apoyar lo que vemos y oímos cada día, lo que no sabemos y ellos saben, el escándalo continuo y el engaño permanente. Yo creo que a uno le pueden engañar una vez, incluso dos, pero si te engañan la tercera te está bien empleado; te lo mereces. Sobre todo cuando siempre son los mismos trileros. Entre <<la mierda>> que dice el señor Garzón y la mentira permanente, que digo yo, cerramos un círculo. Mentir a estos niveles es una técnica. En algunos incluso llega a ser un arte.

Las bombas de precisión que está apareciendo no son casuales. Hay un centro de control desde donde se pueden lanzar bombas con una tecnología de tan alta precisión, que si te da a ti el que tienes al lado ni se entera. Son bombas inteligentes que no pueden estar en manos de cualquiera. Cualquiera deben ser los árabes de Arabia Saudí que inauguran el AVE a La Meca con una fuerte inversión española y el futuro de muchas empresas, de la economía española, en juego, pero, precisamente, nadie aparece por allí, aunque habrá mucha gente, con técnica y arte.

Estamos a un gran nivel. Riqueza intelectual, urbanidad, instituciones ejemplares en sus formas y fondo. No cambiemos. Estamos muy bien. Dice el CIS (datos científicos de la sociedad española) que la mayoría queremos una reforma importante de la Constitución. Nosotros no cambiaremos. El juego seguirá con los mismos actores. Las reglas para nosotros.

<<Toda la mierda para mí, para el partido poca>>, decía Jordi Puyol (¿desaparecido, silencioso?).

Mi abuelo me contaba que en cierta ocasión viajando de Madrid a Sevilla hizo un alto en un restaurante de Despeñaperros. Al entrar se dirigió a recepción a preguntar por los servicios. Una amable señorita le entregó, como si tal cosa, una varita de caña de medio metro a la vez que le señalaba  el portalón detrás del que se encontraban los servicios. La sorpresa fue mayúscula. Aquello era el gallinero, para aguas mayores y menores, y la varita tenía su razón de ser. Si la necesidad era de aguas mayores, a culo pajarero, no quedaba otro remedio que cubrir la vanguardia y retaguardia con un varazo a tiempo antes de que se acercase el gallo o gallina.

Abran el portalón y entren. Esta es su casa. Más mierda que el palo de un gallinero.

Baltar, Lola y compañía. La conversación sonroja al más pintado. Entre la caverna y la taberna.

Termino pidiendo de nuevo disculpas por el lenguaje tan vulgar. Ya saben.

Dice el exjuez Garzón, al menos decía cuando era juez, que <<la justicia en este país, una puta mierda>>. No sabemos si entonces hacía algo para evitarlo. Él fue condenado e inhabilitado. Tampoco sabemos, si de aquella, la justicia habrá mejorado. Tendríamos que preguntárselo.

¡Ojo con las bombas de precisión! Se lanzan con toda intención. Habrá más y pronto. La próxima está preparada. ¿Quién las lanza y por qué? ¿A quién le tocará?

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

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FURTIVOS DE LA POLÍTICA. EL LEGIONARIO QUE ENGAÑÓ A FRANCO  General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

FURTIVOS DE LA POLÍTICA. EL LEGIONARIO QUE ENGAÑÓ A FRANCO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Tener un amigo es un tesoro. Es costumbre española que el amigo, no pocas veces, se confunda con el conseguidor. Don Jacinto Benavente lo puso en boca de Crispín en Los Intereses Creados: <<Mejor que crear afectos es crear intereses>>.  

En los años cincuenta no había casi coches en España y los que había eran de importación lo que requería una licencia especial y numerosos trámites burocráticos para conseguir un flamante Ford, Citroën o Fiat. Pero, como casi siempre, quedaba el recurso del amigo, en aquellos momentos, en este caso concreto, el amigo debía ser el mismísimo ministro. Para conseguir ser poseedor de una de aquellas maravillas automovilísticas era imprescindible, además de dinero, tener un papel firmado por el ministro del ramo y si no, no había coche. El ministro de Comercio, el de la firma necesaria, era don Manuel Arburúa, Manolo para los amigos. Como es lógico el ingenio español que todo conoce y a todo bautiza, no dejó de hacerlo con los coches de aquella época:¡Gracias Manolo! Así llamaron a los vehículos que entonces circulaban por España. No creo que nadie tuviese en aquellos momentos más amigos que el señor ministro Arburúa. Franco debió de tener mucha gente alrededor, pero amigos creo que pocos, eso sí alrededor hubo muchos intereses, aunque no era fácil sacar provecho del Palacio del Pardo. Cuando menos te lo esperabas un motorista aparecía en tu casa con un sobre que dentro llevaba el agradecimiento por los servicios prestados.

Pero sé que hubo alguien, un humilde legionario, que fue más astuto que aquellos visitantes del Pardo y se llevó al Caudillo al huerto con astucia y elegancia. ¡Lo que no haga un legionario…!

Venía Franco de una cacería celebrada en alguna finca de Jaén cuando se realizó un alto técnico en conocida venta de Despeñaperros. El despliegue de curiosos y las medidas de seguridad no impidieron a un viejo legionario acercarse hasta el ayudante del Caudillo para expresarle sus deseos de saludar a su antiguo jefe de la Legión. El ayudante, antiguo legionario también, cuando ya Franco iba a meterse en el coche y emprender de nuevo el viaje se acercó a comentarle el hecho mientras señalaba al legionario que esperaba discretamente apartado. Franco lo reconoció de inmediato, incluso recordó su nombre, y con un gesto de la mano le invitó a  acercarse.

(El propio ayudante me contó esta historia).

-No podía creerme lo que veía: Franco indicaba al legionario que entrase en el vehículo y los dos sentados en la parte posterior charlaron durante unos minutos.

Algunos recuerdos de aquellos tiempos, miradas de entrañables aventuras y riesgos africanos, nombres y empleos casi olvidados, muy pocos minutos, pero contaba el ayudante que se veía a Franco feliz con aquel hombre que avivaba sus recuerdos legionarios. Terminaba la conversación, había que despedirse.

-¿Te va bien la vida, necesitas algo?

-Nada mi general. Se lo agradezco mucho. No se moleste por mí. Estoy bien, no me puedo quejar, pero ya que Vuecencia me lo ofrece me gustaría pedirle algo para un amigo. Si no fuese por la amistad…

-Dime, dime, no te cortes; ¿es un familiar…?

-No mi general. Se trata de un guardia civil aquí destinado y que es de Melilla donde tiene a toda su familia. Se encuentra muy solo tan lejos de ellos y ya sabe lo difícil que están las cosas para poder traérselos a vivir aquí, porque además sus padres son muy mayores.

Franco sin dudarlo llamó al ayudante y le hizo tomar nota del nombre del guardia civil. En menos de dos meses aquel número de la benemérita estaba presentándose al Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla.

-¿Pero tú quién eres que desde El Pardo han dado orden de tu destino a Melilla?

-No soy nadie mi teniente coronel, yo estaba feliz en mi destino en Santa Elena y de repente me he visto aquí destinado sin yo pedirlo.

-¿Pero qué me dices? ¿No tienes aquí a tu familia?

-Yo mi teniente coronel es la primera vez que piso Melilla, que no sabía ni donde estaba.

Al final la historia quedó descubierta. El legionario era un furtivo sin remedio al que aquel guardia civil llevaba persiguiendo noche y día sin dejarle en paz. La solución era mandarlo mientras más lejos mejor.

Y entre legionarios…

Les he contado esta historia varias veces, pero creo que conviene recordarla cuando vemos que aquí, a lo que se ve y se oye, no se gobierna sino que el Gobierno, el que gobierna, se ha convertido en una agencia de colocación.

Furtivos de la política que colocan y descolocan para sus particulares cacerías.

Gobiernan no para llevar adelante el proyecto llamado España sino para crear intereses: los suyos.

Furtivos de la política. El resto, a los que vigilan, lejos, mientras más lejos los manden, mejor.

Si es posible, si les queda aún memoria sin manipular, recuerden como son las cacerías de ahora: ministro, juez y parte. Aquel día quedó escrito todo sobre nuestra reciente historia. Vendrán días de gloria… Como aquellos.

El tiempo inapelable.

<<Muchos los portatirsos, pero pocos los bacantes>>.

Que más da si ya hasta la memoria hemos perdido: manipulada.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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12 agosto 2018

¡FELIZ CUMPLEAÑOS CAUDILLLO!… MI COMANDANTE. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Franco en África

Franco  cumpliría mañana 125 años. ¿A qué no lo parece?

Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde nació el 4 de diciembre de 1892.

Franquito. “Allí está Franquito”, solía oírse por los campos de batalla africanos. En Asturias ya siendo comandante le aplican otro diminutivo el Comandantín. Pero Franquito, el Comandantín, tenía poco de diminutivo. El ascenso a teniente fue el único que alcanzó por antigüedad. A partir de ahí las acciones en combate, la guerra, le llevarían hasta el generalato. Ascensos por méritos de guerra.

Decían que casarse con uno del Tercio era como casarse con un torero. A Franco fue precisamente la Legión lo que le obligó a retrasar su boda un par de veces.

Y fue la Legión la que le imprimió carácter; él a su vez dejó el suyo en la historia eterna de la Unidad. Hoy lleva su nombre la I Bandera “Comandante Franco” encuadrada en el Tercio “Gran Capitán” 1º de la Legión.

Ya es historia. Para repasar y seguir analizando con la tranquilidad y el sosiego que dan tantos años de lejanía.

Como la Legión forma una parte muy importante de la vida de Franco les contaré una anécdota que en alguna ocasión anterior ya hice, pero que por sus circunstancias y el inesperado desenlace de la misma a nadie le cansa oírla por segunda vez. Añadiré el final de la historia cosa que anteriormente no hice.

Francisco Franco

Doy fe de los hechos por el testimonio directo del que la vivió.

Creo que pocas personas habrán tenido la osadía, el valor… y el ingenio, de utilizar descaradamente a Franco para su beneficio propio. Y hacerlo con salero y gracia. Algo muy típico del carácter legionario. ¡Ojo!, de un legionario… cualquier cosa.

Había pasado el Caudillo un largo fin de semana cazando en una de una finca de Jaén (Mancha Real) a la que iba habitualmente. De regreso a Madrid se dispuso que el alto técnico se hiciese en un restaurante de Despeñaperros. Todo estaba dispuesto y controlado, incluso se limitaron las paradas al público en ese lugar horas antes de la presencia de Franco.

Al poco tiempo de la llegada se acercó el ayudante de Campo al Caudillo: un hombre insistía en verle. Decía que había sido legionario con Su Excelencia en África y que seguro que en cuanto le viese le reconocería. Quería saludarle. Sus legionarios era un tema importante para el antiguo Jefe de la Legión y no se atrevió el ayudante a dejar pasar aquello por alto sin avisar al Caudillo. Franco no tuvo inconveniente, es más, le reconoció al instante, desde lejos. Me cuentan que fue en el momento en el que abandonaban ya el lugar cuando Franco le hizo un gesto con la mano para que el legionario se sentase con él en el interior del coche. Solos, aunque con las puertas del vehículo abiertas, se quedaron Franco y su antiguo legionario. Fue todo muy breve; no llegó a cinco minutos la charla. El Caudillo se interesó por su vida y se ofreció a echarle una mano si algo necesitaba.

-Nada mi general. Estoy muy bien y yo con poco me conformo. Nada necesito, pero ya que me lo dice excelencia, quisiera pedirle algo para un gran amigo que tengo; como un hermano. Es guardia civil aquí destinado y el hombre está muy decaído porqué es de Melilla y allí tiene a sus padres muy mayores y le gustaría poder echarles una mano. Jamás sabrá que le he dicho esto a SE. porque es muy reglamentario y capaz es de dejar de hablarme.

Franco hizo un gesto con la mano y el ayudante inmediatamente se acercó.

-Pacón toma nota del nombre que te va a dar el legionario y me lo recuerdas mañana.

Al poco tiempo el guardia civil era destinado a Melilla. Extrañado el jefe de la Comandancia del repentino destino, casi impuesto, del guardia le interrogó con extrañeza el día de su presentación.

-¿Pero quién es usted y por qué viene aquí destinado “o enchufado” desde las alturas? Me he enterado que desde la mismísima Casa del Generalísimo se han interesado por su destino.

El pobre Guardia Civil no daba crédito a lo que oía.

-Perdone mi teniente coronel, respondió, nada tengo que ver con Melilla ni yo he pedido este destino. Es más quería presentar un escrito de reclamación porque creo que ha habido un error, pero en Jaén me han dicho que primero me presente aquí y luego ya veríamos.

Mayúscula sorpresa por parte de todos.

Con el tiempo todo se aclaró. El legionario de Franco era un experto cazador furtivo y perseguido de manera permanente por el guardia civil. Se mantenían en la distancia, pero ambos se la tenían guardada. El legionario no se amedrantó y ante la posibilidad de hablar con Franco no dudó en pedir destino para su amigo el guardia civil. Mientras más lejos mejor. A Melilla.

La historia terminó bien ya que el guardia civil encontró al poco tiempo de estar en Melilla, y mientras esperaba la resolución de su caso, a una joven de la que se enamoró por lo que rompió su reclamación quedándose definitivamente en Melilla.

La osadía del legionario llegó más lejos porque el día que vio a su perseguidor hacer las maletas camino de Melilla le escribió una carta a Franco dándole las gracias por haber echado una mano a su amigo que se lo agradecía enormemente. Nada hay mejor para uno mismo que nunca pedir para ti sino para los demás. Esa es la razón por la que esta historia tiene un final feliz. Todos fueron felices y comieron perdices, cazadas por supuesto por el furtivo legionario al que no se escaba ni una.

Legionarios

“Gracias Excelencia. Feliz cumpleaños Caudillo y siempre a sus órdenes mi comandante”, terminaba la carta que se recibió en el Palacio del Pardo un 4 de diciembre de hace ya muchos años. La firmaba un legionario.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com3 diciembre 2017