He contado alguna vez lo sucedido a uno de mis bisabuelos, sevillano, inteligente y buen narrador de historias. Esta era una de sus favoritas a la que ponía un acento especial.
Iba de Madrid a Sevilla y en Despeñaperros hizo el alto técnico en un hotelito, cuya situación he localizado, convertido ahora en un merendero o algo así.
Antes de entrar al comedor y con la elegancia que le distinguía preguntó a la recepcionista del hotel por los aseos. Esta, a la vez que le señalaba una rústica puerta de madera, le entregó una cañita de aproximadamente un metro de longitud. Mi bisabuelo, aunque algo sorprendido por el ofrecimiento, prefirió no hacer preguntas y aceptarla con la misma naturalidad que a él se la habían ofrecido. Fue al abrir aquel portalón cuando rápidamente se percató del porqué del utensilio. El supuesto aseo de caballeros era un gallinero donde multitud de gallinas picoteaban alrededor de un fornido y arrogante gallo. Ponerse de cuclillas a calzón caído en aquel lugar expuesto a los ataques de las hambrientas gallinas, incluso someterse a la chulería del gallo del corral, requería, sin la menor duda, el uso de aquel utensilio para mantener a raya a cualquier gallina que osase acercarse por la peligrosa retaguardia que quedaba a culo pajarero. Mi bisabuelo, al ver el panorama se desinfló y para hacer algo de tiempo se entretuvo unos minutos sacudiéndole unos cañazos al chulo del gallo.
Se abría la puerta del Parlamento para la sesión de control al Gobierno. Al entrar todos recibían de un ujier correctamente uniformado una caña de un metro aproximadamente; en algunos antiguos lugares llamada el estupidómetro porque medía en centímetros el grado de estupidez del usuario. A algún diputado han tenido que explicarles su mecanismo combinado y otros muchos la llevaban de casa, pero muy larga, demasiado, tanto como la nariz de Pinocho. Evito dar nombres.
La sesión de control se ha convertido en un penoso ataque a España en la figura de su símbolo y exponente más fuerte: la Corona.
En estos momentos comprendemos al Rey y debemos estar cerca de su segura firmeza que convertirá en realidad integradora para el futuro y en cada día más ganas de luchar por España.
Recuerdo las palabras de Don Juan Carlos en Covadonga cuando le imponía a su hijo, hoy Rey de España, la Cruz de la Victoria como Príncipe de Asturias:
<<Esa cruz significa también tu cruz. Tu cruz de Rey. La que debes llevar con honra y nobleza, como exige la Corona. Ni un minuto de descanso, ni el temblor de un desfallecimiento, ni una duda en el servicio a los españoles y a sus destinos. En esa obra bien hecha y en esa voluntad de superación, yo quiero que tú, Príncipe de Asturias, te sientas entrañablemente crucificado>>.
No va a ser fácil doblegar a los españoles por mucho que este temporal presidente y los actores que hoy han querido convertir el Parlamento en un gallinero se empeñen. A cañazo limpio se han insultado, amenazado, y descubierto sus vergüenzas, a culo pajarero, un triste espectáculo digno de la ironía de Berlanga: Todos a la cárcel.
Me repito; sí. Ya lo he contado. Pero tiene propósito. Escribe Ángel González en sus Glosas a Heráclito:
Nada es lo mismo.
Nada permanece.
Menos la historia y la morcilla de mi tierra:
se hacen las dos con sangre, se repiten.
Y el gallo del corral negó lo evidente tantas veces como fuese necesario para no ser descubierta su traición. Aunque tenía el estupidómetro de mayor tamaño y quedaba a culo pajarero con las vergüenzas al aire.
En la sesión de control.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
1 octubre 2020
Jauria humana contra los Reyes. Todos tienen la presuncion de inocencia, menos ellos. La subversion, a la vista de todos. El Ejecutivo
contra la Jefatura del Estado y el Poder Judicial.
En 1936 les falto tiempo para cargarse al entonces Jefe del Estado, el Presidente de la Republica D. Niceto Alcala Zamora.Se repite la Historia.
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¡…susórdenes!
Los españoles necesitamos que el Rey dé un paso adelante en el asunto del COVIT, comprometiendo a los políticos a la unidad de acción con criterios unificados en el tiempo, en lo científico y lo económico. Una intervención al modo de la que tuvo cunado el golpe de estado de los separatistas catalanes.
Necesitamos su protección. Necesitamos comprobar, que al contrario que los políticos, alguien sólo dice y hace por España y los españoles.
¡Viva el Rey!
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No soy más que una abuela de 82 años que le lee cada día porque necesito saber que seguimos vivos.
Gracias mi general.
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Gracias a usted doña Lourdes
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A las órdenes de V. E., mi General.
Están ya en la fase de preparación artillera del terreno que quieren conquistar. Hay que aguantar la embestida sin vacilar, y esperar a que agoten la munición, porque son tan torpes, que disparan sin orden ni concierto, dispersos y en plan francotirador, sin concentrar el fuego en un punto concreto, y entonces salir al contraataque sin hacer prisioneros. A por todas de una vez para siempre, o al menos para doscientos años más. Qué tíos más pesados.
Todos los que están al acoso y derribo del sistema gracias al que ellos viven y medran, son por definición una cuadrilla de traidores y golpistas confesos, que no tienen legitimidad para estar donde están, y merecen ser destituídos y neutralizados.
Y a continuación, eso. «Todos a la cárcel». Pero a pudrirse allí, sin indultos exprés ni esas cosas. A envejecer hasta que les llegue la pérdida de la memoria. Siempre saldrá más barato darles de comer, que dejarlos sueltos robándonos. el dinero y la paz.
¡¡¡Viva España!!!
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Yo ni tengo la suerte de ser abuelo ni aún he llegado, con la lucidez de doña Lourdes, a esos benditos años, pero confieso igualmente que esta ración de animina en vena, cuando puedo aplicármela mañanera y con el café, es un chute magnífico. No perdamos de vista a la presidenta del gallinero: tiene más peligro que una piraña en un bidé. Y es que ni elegidos con el candil de Diógenes les salen más bastardos.
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Al gallo del culo pajarero
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Cuando el pueblo se acobarda
ante la sinrazón gubernativa
y las mentalidades bastardas
en su indignidad se alargan
bailaremos en las derivas.
Que forman las tempestades
de los que en ellas se impulsan
dentro de las ilegalidades
bendecidas por sociedades
que de la dignidad rehúsan.
En este país sin nombre
sobran todos los valientes,
porque el pensamiento progre
se opuso contra lo NOBLE
aprovechando la PESTE.
Que administran al antojo
de la inmoralidad conveniente,
que sin sentir ningún sonrojo
nos tratan como despojos
y de la forma más hiriente.
Este gobierno es un petardo
que aplauden las bastardías
y presumiendo de GUARRO
se hacen ver en los desgarros
DADOS A LAS FELONÍAS.
España día 1 de Octubre de 2,020
Ramón Lencero Nieto
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Buenos días mi General y todos; retrete y gallinero como plato único, y la culpa la tenemos todos menos la caca, el gallo, y sus gallinas. Problema de muchas plumas para tan poco vuelo, con las peores minorías mejor representadas, y encima nos avisan de los peligros de una meritocracia. ¿Y a la mayoría quien la representa?, pues la mayoría, cuanto más lejos mejor, lagarto, lagarto, no vaya a ser que…
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De momento, y hasta que no me consulten otra cosa, ¡¡¡¡ VIVA EL REY!!!!
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Muchas gracias Mi General. Totalmente de acuerdo con lo escrito. Saludos para todos.
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Hace años vi un reportaje sobre la guerra de las Malvinas en el que entrevistaron a combatientes de ambos bandos. Un infante de marina británico contó que, tras desembarcar, tuvieron que hacer a pie unos 100 km hasta la capital de las islas cargados con armamento, munición y mochila. Como tuvieron problemas logísticos, tenían que beber el agua de los charcos que se iban encontrando por el camino, lo cual les provocó diarrea. De vez en cuando, un infante de marina de Su Graciosa Majestad se apartaba de la fila y tras quitarse la mochila, desabrocharse el cinturón y bajarse pantalones y calzoncillos, pues… a culo pajarero. Afortunadamente allí no había gallos que pudieran importunarles. En una ocasión, un infante de marina se apartó de la fila, se quitó la mochila, se desabrochó el cinturón pero como no veía que no le daba tiempo a desabrocharse el pantalón y bajarse los calzoncillos, recurrió a una solución de emergencia. Sacó su bayoneta y se rajó pantalones y calzoncillos para que estos pudieran bajar rápidamente.
Los políticos que atacan a la monarquía tienen mucha prisa por echar al rey. Como si tuvieran diarrea. A culo pajarero y con prisas diarreicas. Y las prisas a veces no son buenas.
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Muy bueno el símil, General. Yo les dejaría ir a los aseos sin la varita, a ver si con suerte…
En fin, mejor no dejar vagar la imaginación, porque se me ocurren cosas mucho más peligrosas.
Usted al menos le echa cierto humor, yo ya no soy capaz ni de eso.
Saludos
Margarita Alvarez-Ossorio
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El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
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