ANECDOTARIO MILITAR: HUMOR E INGENIO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

MILICIA Y HUMOREn la milicia el humor ha sido en numerosas ocasiones una forma de expresar con aguda crítica situaciones que no podían tener otra forma de expresión que la fina burla de la ironía. Lo dejó plasmado el General Bermúdez de Castro en su antológico libro «MILICIA Y HUMOR». El humor, la anécdota como arte, historias convertidas en historia.

La vida militar está llena de anécdotas, unas veces divertidas y amables, otras duras, desgarradas, pero todas, al haber sido compartidas, el tiempo las ha transformado en entrañables recuerdos.

He contado en la prensa y en el blog varias de ellas y para facilitar su lectura he creído conveniente agruparlas en un único artículo.

legion-marruecos--644x362No tengo la menor duda en empezar con la del legionario que fue capaz de conversar con Franco con mayor habilidad que este en Hendaya. Venía el Caudillo de una cacería en Jaén cuando, en un alto técnico en Despeñaperros, le avisaron de la presencia de un individuo que insistía en saludarle porque había sido legionario suyo en Ceuta y aseguraba conocer mucho a SE. Franco no tuvo inconveniente, es más, le reconoció al instante, haciéndole pasar un momento al interior del coche. El Caudillo se interesó por su vida y al final de la conversación se ofreció a prestarle ayuda si algo necesitaba. El astuto legionario nada pidió para él, pero sí para un íntimo amigo de la zona que era guardia civil y que al ser de Melilla, donde tenía a su familia, se encontraba muy decaído. Tomó nota el Ayudante y al poco tiempo el guardia salió destinado a Melilla para su sorpresa y estupor ya que nada tenía que ver con aquella ciudad . El legionario, consumado cazador furtivo, se quitó de encima al guardia civil antes de que acabase detenido ante la persecución a la que le tenía sometido.

Doy fe de la anécdota contada por vía directa del que la presenció.

Ser piloto requiere unas condiciones que deben ser revisadas periódicamente para obtener el correspondiente certificado de vuelo. Un General del Ejército del Aire acudió a su reconocimiento habitual y se encontró con el diagnóstico del oftamólogo:

– Mi General, lo siento pero vuecencia no ve muy bien. No voy a poder firmarle el certificado.

El General sin inmutarse le contestó:

– Mire usted Capitán si veo bien, que le veo a usted destinado en Villa Cisneros.

Asunto resuelto.

Quizás esta anécdota tenga que ver con aquél piloto que en un Junkers regresaba a Tánger después de haber dejado en Sevilla a un grupo de legionarios durante los comienzos de la Guerra Civil.140322-15

La tripulación se reducía al Capitán piloto y mecánico. Al empezar a notar fallos en el avión el Capitán le ordenó al mecánico que fuese a por los paracaídas. La situación cada vez se agravaba más; pasaba el tiempo sin que el mecánico apareciese por la cabina. Los gritos del Capitán debieron oírse en tierra y al fin acudió el mecánico, eso sí, con su paracaídas ya puesto.

– ¡¿Qué pasa con los paracaídas?!

Rotunda respuesta:

– Mi Capitán es que el suyo no aparece por ninguna parte.

Al final no fueron necesarios. Sin comentarios.

Las Academias militares son el lugar donde más anécdotas se concentran. A modo de muestra contaré la del Comandante profesor, gran persona, que por un accidente en unas maniobras había perdido la audición. Los cadetes, ante la sordera del profesor, solían solicitar permiso para entrar en clase con cierta maldad cambiando la reglamentaria frase: «¡¿Mi Comandante, da usted su permiso»?!, por:

07 AGM Uniforme Gris 1943 Postal Salas– ¡¿Mi Comandante me compra usted un piso?!

– Pase, pase… Caballero.

Respondía siempre amablemente el profesor.

Pero en cierta ocasión la contestación del Comandante fue una desagradable sorpresa para el Cadete de turno.

– ¡¿Mi Comandante, me compra usted un piso?!

– Sí Caballero, como no, pero se lo empezaré a pagar cuando salga usted de corrección (especie de calabozo donde se cumplían los arrestos más graves).

Se había comprado un sonotone.

No quiero alargarme porque hay para un libro.

Tuve un soldado de Monforte de Lemos que siempre estaba pidiendo permisos para irse a su pueblo. Debía de tener un buen patrimonio en tierras y andaba metido en juicios con su vecino por problemas de lindes. Un día regresó muy contento diciéndome que ya lo había arreglado todo y que no volvería a pedir más permisos.

ordenanzas_1Después de contarme la historia del pleito le nombré Cabo.

Mi querido soldadito durante el desarrollo de la causa consultó con su abogado la posibilidad de enviarle un jamón y buen vino al Señor Juez para conseguir una resolución satisfactoria. El abogado le dijo que ni se le ocurriese ya que el magistrado era muy recto y que iba a ser contraproducente. El juicio se enredó y todos lo daban por perdido, incluso el abogado se retiró del caso.

Pasado el tiempo se encontraron soldado y abogado que le preguntó por el resultado del juicio. Su sorpresa fue grande al enterase que lo había ganado.

– Pero hombre, ¿como conseguiste ganarlo?

– Pues muy fácil, hice caso de su consejo y le envié el jamón y el vino al Juez, pero a nombre de la parte contraria.

¡Qué bien hice en nombrarle Cabo! Fue uno de los mejores que he tenido a lo largo de mi vida militar. Listo, leal y cumplidor al máximo.ordenanzas_2

En fin, la milicia escuela de la vida, donde alguno se declaraba joyero de profesión y lo que hacía eran joyos hasta el legionario que en su red social se anuncia diciendo: «director, escritor, cantante, poeta, pintor, actor, compositor, escultor… y ni aún así triunfo, así que ¡LEGIONARIO!». Es textual.

Anécdotas, humor, ingenio. Humor e ingenio requieren la facultad de discurrir; en la milicia suelen ir unidos. La vida sonríe cuando con ingenio se comparte lo bueno y lo malo.

Es parte fundamental de la milicia: compartir.

Espero haber compartido con ustedes una sonrisa. Buena falta nos hace.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Publicado en Blog: generaldavila en junio 2015

26 junio 2020

12 pensamientos en “ANECDOTARIO MILITAR: HUMOR E INGENIO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

  1. Pues no ha estado nada mal para empezar la mañana, mi General.

    Una que es de secano no ha visto un cuartel mas que por fuera, porque mi tío era coronel en Ceuta, y alguna vez pasé allí alguna temporada de verano, pero a su hija y a mi nos prohibía pasar ni siquiera cerca (mi prima era altísima y muy guapa) y si los pobres centinelas no la conocían, ya saben que entonces eso de decir piropos no estaba penado por ley, pues se montaba un pequeño revuelo porque se avisaban unos a otros y alguno caía en la tentación de decir algo, y por lo que supe mi tío estaba en una ventana una de aquellas veces, y la abrió con todo el ruido que pudo y llamó a mi prima y la mandó irse de inmediato a casa. Ya pueden suponer el susto que debieron pasar los cadetes de milicias, aunque no debió llegar la sangre al río, porque en uno de los bailes del casino militar uno de ellos fue quién me lo contó, muerto de la risa. !Que tiempos!

    Así que me quedé con las ganas de entrar alguna vez en el cuartel y conocerlo por dentro. Pero recuerdo aquel par de temporadas pasadas en Ceuta con cariño, porque tanto él como su mujer en la intimidad eran muy divertidos, y mi tío solía contar anécdotas del tipo de las que nos refiere, y la verdad, no lo imaginaba y sigo sin imaginarlo en plan autoritario y serio, como al parecer era dentro del recinto militar.

    Gracias por esa sonrisa mañanera. Hoy empezaré mi jornada con buen pié, y con buenos recuerdos.

    Un afectuoso saludo

    Margarita Alvarez-Ossorio

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  2. Mi General,
    Con la venia…: Ese «marinero» que luciendo el uniforme con el «lepanto» reglamentario, se pasó 12 años entrando en el estadio del Cádiz, durante la celebración del Trofeo Carranza, integrándose el «muy jeta» con un bombín de bicicleta al hombro, en la formación de la Banda de Cornetas y Tambores de el Cuartel de Instrucción de Marinería de San Fernando, tampoco tiene desperdicio….para ver los partidos de» gañote».
    Fuerte abrazo y gracias por esa sonrisa ampliamente conseguida.

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  3. A las órdenes de V. E., mi General.

    Algún pequeño miedo hemos pasado con eso de no preocuparse en la revisión obligatoria prevuelo, de la existencia y el estado de los paracaídas suficientes para todos los ocupantes del avión, así como de colocarse debidamente ajustado el atalaje de forma que, en caso necesario o emergencia, poder simplemente enganchar el paracaídas por si había que saltar y abandonar el avión sin pérdida de tiempo.

    No creo que sea necesario entrar en detalles de lo que entra por el cuerpo ante una situación de esas y la perspectiva de tener que morir inútilmente.

    Y bueno, por no contar en detalle,, por forzosamente extenso, el diagnóstico que me aventuró e improvisó un Capitán Médico cuando estuvimos en lo de Palomares en Enero de 1.966. Su especialidad era la de ginecólogo, para más INRI, y como un servidor era el muy joven y quien recorría pateando palmo a palmo, el terreno que luego se constató estaba altamente contaminado, y a la sazón el que suscribe estaba todo ilusionado preparando su boda, no se le ocurrió forma más chusca de amargarme el día que decirme que me fuera haciendo a la idea de que lo más probable sería que no pudiera contraer matrimonio, y que él se lo explicaría a mi novia, porque (con perdón) el contagio me haría sufrir «impotencia».

    Y no lo decía de broma, sino muy en serio y sin pruebas médicas en qué basarse. Loque son las cosas; a pesar de tan demoledor augurio, contraje matrimonio dos años más tarde, vigiló y trató el primer embarazo, y cuando elparto sepresentó una madrugada, fuí a por él a casa con mi moto, y tuvimos que llamar a un taxi que nos trasladar a los tres, ya casi cuatro, al hospital civil en que él colaboraba, pues el militar no disponía de medios actualizados si se presentaba algún contratiempo importante. Y unos años después,ya en Madrid, también llevó el embarazo y asistió al nacimiento de otra de mis hijas. A veces, todos nos equivocamos en lospronósticos, afortunadamente.

    ¡¡¡Viva España!!!

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  4. Mi General por si lo considera oportuno
    A la orden de Vuecencia

    Hecho real
    Antonio L. A. era un Legionario con estudios elevados, pero se dio al alcohol y casi siempre estaba arrestado. a finales del 65, yo esta de Cabo de Cuartel, me ordenó el Sargento de semana que formara la compañía para la instrucción de orden abierto, al darle novedades le dije que este Legionario se encontraba indispuesto, y en ese momento sonó un disparo dentro de la Compañía, desde la explanada de la IV Bandera salí corriendo escaleras arriba y allí estaba, recostado sobre el somier desnudo, ya que entonces se recogía el colchón con las sábanas dobladas bajo la almohada y envueltas por la manta. llegué el primero, luego el Sargento y el Teniente DON Luis F.V., bajo el somier se podía ver una mancha de sangre muy pequeña, él se reía y no paraba de decir palabras fuera de toda coherencia, se había pegado un tiro muy superficial en el costado izquierdo y a la altura del ombligo, en el pellejo y algo de la poca grasa que tenía su cuerpo.

    Cuando lo sacaron en una camilla y al pasar junto la compañía formada, alguien le dijo, Por qué no te has pegado el tiro en la cabeza y nos dejas de problemas. Y sin dejar de sonreírse dijo. QUE GRACIOSO, SI TENGO CASI TODAS LAS MUELAS PICADAS, QUÉ QUERÉIS, QUE ME ARRANQUE LAS QUE TENGO BUENAS.

    Esto le costó seis meses de Castillo y expulsión

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  5. Buenos días y muchas gracias, mi General:
    Reír es una estupenda forma de empezar el fin de semana, que se agradece mucho más en estos momentos.
    Por si no le ha llegado por otras vías, reproduzco aquí algo que me ha parecido muy ingenioso.
    FACHA: Figura Amable Cansada y Harta de Analfabetos.
    Buen fin de semana a todos.

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  6. Da gusto empezar el día con una sonrisa, seguramente hoy será muy difícil perder el ánimo.
    Propongo ensayar sonrisas y disfrutar de la vida, no dejemos de hacerlo, realmente es fácil. Siempre hay motivos para sonreír, aún dentro de un día difícil. Necesitamos alegrías y disfrutar de la vida.
    Os invito a intentarlo, mañana lo comentaremos.
    Gracias mi General, por empezar el día con humor. 🇪🇸🇪🇸🇪🇸

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  7. Buenas tardes mi Genera y todos. ¿Saben el de uno al que se le paró el motor volando, sobre el mar, y que al comunicar a la base el incidente, de allí le preguntaron que si había oído un «¡puf-puf»?; cuando el piloto contestó que lo que había sonado en el motor no era ni puf-puf ni rateo, sino una estruendosa cacerola, acompañada de llamaradas y olor a chamusquina, de la base le contestaron que «lo mejor será, repita conmigo, «Padre Nuestro, que estás en los cielos…»

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  8. Dicho y hecho : He tenido un día más amable, y tranquilo, por supuesto, ni encendí la TV.
    Se puede intentar, de vez en cuando, no está el horno para bollos, y hay que estar al loro.
    Os deseo a todos, que mañana domingo, continuemos felices, el lunes será otro día. 🇪🇸🇪🇸🇪🇸

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  9. Tienes toda la razón. Así es la vida, con humor, se aguantan mejor los sinsabores, que la propia vida te da. 🇪🇸🇪🇸🇪🇸

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  10. Aunque tarde, me sumo al blog con la sonrisa aún no borrada tras la lectura de esta “entrada” y sus comentarios.
    Aporto el mío.
    Hospital Militar de La Coruña. Siendo yo capitán, reconocimiento médico para revalidar el título paracaidista. Por primera vez, entre las “clínicas” por las que tenía que pasar, figuraba psiquiatría.
    El médico, muy amable, me preguntó el motivo por el que acudía. Al decirle cuál era el motivo, estuvo un rato mirándome hasta llegar a “mosquearme”
    Finalmente me dijo muy serio: pues lo siento, pero no puedo darle apto.
    Mi sorpresa fue mayúscula, y cuando comprendió que iba a preguntarle la razón continuó:
    Una persona que se baja de un avión en marcha no puede estar bien de la cabeza….
    Lo dijo muy serio…. y mi mirada debió de ser “inquietante” porque añadió de inmediato
    ¿No te acuerdas de mi? yo fui “aspirino con tu promoción.
    Tras los correspondientes posteriores saludos y bromas, yo pensé para mis adentro lo que hubiera pasado de haberme dejado llevar por mi primer impulso.
    Aunque creo sinceramente que aquel compañero galeno comprendió que con su “coña” había jugado con fuego. Y decidió cortarla a tiempo.

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  11. Cosas “ veredes”, como decir, no se quien, ni me importa, pero hay situaciones muy chungas. Con los reconocimientos médicos para las revalidaciones, los Paracas nos reíamos casi siempre.🇪🇸🇪🇸🇪🇸

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