¡ENVIDIA TENGO AL TRAJE DE SOLDADO! EL ORDEN CERRADO Y EL 5%  General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

¡Qué galán, qué alentado,/ envidia tengo al traje de soldado!

Así exclamaba el hijo del alcalde de Zalamea al verlos desfilar.

Los ejércitos del futuro no serán fáciles de mandar y sobre todo cuando la disciplina, la instrucción y el ejercicio continuo seguirán siendo su pilares básicos.

La guerra, cualquier guerra, es orden, sin el cual no podemos entender ninguna actividad humana y menos si esta la tratamos como un arte. Orden en el planeamiento, en el combate, en el fuego y  en el conjunto de la maniobra. En la ejecución combinada del fuego y movimiento.

Se le llama orden de combate que tiene su preludio en el orden cerrado.

El orden de combate requiere un escenario previo donde se pone a prueba el movimiento, incluso el fuego y las órdenes que mueven los cuerpos: el orden cerrado. Es el arte del movimiento que necesita de buena enseñanza, de la disciplina militar que fortalece, y aligera los miembros, quita el pavor, y constituye el buen orden que es necesario para vencer no por la multitud sino por la buena disciplina y orden.

Los desfiles ponen a prueba elementos imprescindibles que nos muestran campos difíciles de comprobar fuera del combate: la moral, la preparación física y la instrucción profesional.

Veíamos el desfile del Día de la Fiesta Nacional de España.  Francamente mejorable. La revista forma parte del conjunto. Antes de salir a escena hay que comprobar la uniformidad hasta el más mínimo detalle. Desde el pelo hasta las botas todo debe ser armonía y estética militar, sin más ni menos, exactamente la figura justa que todos quieren ver. Es lo que lo que llamamos y todos entienden:  uniformidad. Revista minuciosa de hombres y armas, sin pasar detalle por alto. Luego son horas de preparación al sol o bajo el agua, interminables voces de izquierda y derecha, ¡esas diagonales!, giros y evoluciones, ¡Cambien! ¡Armas!, los vivas repetidos, los descansos a discreción…

Quien no ha formado bajo el sol de los recintos militares en interminables horas de orden cerrado no entenderá jamás lo que es la milicia ni será soldado que valga para la guerra. En compañía, más que unidad, brazos en armonía, a la misma altura, las miradas de reojo, alineaciones imposibles, miradas perdidas al horizonte militar, sudor y frío, la sensación indescriptible de los aplausos, pero nada como ese grito partido de ¡Vista a la derecha!, ¡¡¡Vi-va España!!!

Durante esos tediosos y formativos ensayos en la Academia General Militar de Zaragoza las diagonales eran la obsesión de uno de nuestro profesores, que solía subirse a una tarima para corregir cualquier pequeño defecto que observaba al paso de la formación. ¡Esas diagonales! ¡Esas diagonales!, insistía constantemente antes y después de los vivas. Un compañero de promoción, famoso por sus sonoros despistes, se quedó con el mote de «el diagonales» después de uno de estos ensayos.

Razones hubo. Mi querido compañero tenía una incorregible manía, no podía evitarlo, gritaba ¡viva! en cuanto oía la voz del profesor, dijese lo que dijese. Así que en más de una ocasión la voz correctora ¡¡¡esas diagonales!!! era contestada con un solitario grito de ¡¡¡viva!!! pronunciado con fuerza, alto y claro, por mi amigo. Algún arresto le costó pero se ganó un mote, algo que solo consiguen los distinguidos en alguna faceta. Para bien o para mal a partir de aquello pasó a denominarse: «el diagonales». Ya saben que en una Academia Militar no tener un mote es ser un don nadie.

El mal orden cerrado no es sino síntoma evidente de que la maquinaria militar no funciona y que se resquebraja la disciplina. El orden es un conjunto armonioso que empieza por la individual uniformidad, impecable, y termina en un conjunto disciplinado donde todos se transforman es un solo hombre al mando del capitán. Si eso funciona es que  la geometría del combate y la aritmética de la moral están en orden de combate.

Las falanges macedonias requerían de una disciplina y entrenamiento que permitiera ese invencible choque sin desmoronarse en sus movimientos. Cualquier formación cerrada exige orden, que deriva de la instrucción. Es el orden cerrado, todavía practicado en todos los ejércitos del mundo. Son formaciones compactas muy sólidas y fáciles de mandar una vez que todos los formados conocen las voces de mando. No hay iniciativa ni nada que pensar. Se ejecuta el movimiento al unísono y eso es todo.

¿Y el 5%? Eso es otra cosa, pero constituye una prueba de cómo está el orden cerrado de la nación, esa que asiste a los desfiles y aplauden a sus tropas. España es la única nación de la OTAN que habiendo aprobado, conjuntamente con el resto de naciones, el 5% del PIB en gasto de Defensa, firmado por el presidente, se ha ido de la reunión para decir, por convicción y a la vez presión de sus socios de Gobierno, que no va a cumplirlo y que son las Fuerzas Armadas las que le han informado de que con el 2% del PIB les sobran capacidades. Miente.

No hay acuerdo para la Defensa, sobra todo orden cerrado y de combate. Ni orden ni concierto. Porque al no haber orden inútil es calificarlo como cerrado o abierto. Solo importa el negocio.

Un dato que cierra este artículo y que debería abrir diligencias sobre el asunto de la Defensa.

De los 10.000 millones de euros de los que el ministerio de Defensa dice haber aumentado el Presupuesto, ayer martes día 14 de octubre en Consejo de ministros se decidió darle 6.582 al cero por ciento de interés a la empresa INDRA. ¿De quién depende INDRA? Mientras tanto los soldados van a pie por el escandaloso vehículo de combate  «DRAGÓN» del que son incapaces de dotarlos, no hay fusiles ni cascos ni uniformes.

Munición toda de fogueo y desfilar cada vez peor.

¡…envidia tengo al traje de soldado!

Vergüenza tampoco debe de haber mucha.

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines,
la espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

16 octubre 2025

Blog: generaldavila.com

LA PRINCESA DE ASTURIAS O LOS DESEOS DE ESPAÑA Rafael Dávila Álvarez

Sigo la lectura de Carlos Seco Serrano en un libro coordinado por Julián Marías 25 años de reinado de Juan Carlos I. De necesaria lectura para entender ese periodo de la historia en la palabra de los 25 autores que mejor podrían hacerlo. Se lo recomiendo para enderezarse en estos tiempos de tribulación para España.

Carlos Seco Serrano en su aportación La monarquía, encarnación total de la historia describe la magia de la realeza, la unión de lo visible con lo invisible, la encarnación de todo un pueblo: «Conmueve la magia de la realeza a aquellos que no la aman, cuando un buen día les sacude la presencia del hombre que la simboliza, de la bandera que lo precede o de la música que lo acompaña. Una escena dolorosa, la partida de Carlos X, hacía decir a Balzac: “Aun detestando a los reyes, debemos morir defendiéndolos, en el umbral de sus palacios, porque un rey somos todos nosotros, un rey es la patria encarnada…”. (Cuando Don Juan Carlos realizó su primera visita a Argentina, alguien preguntó al gran historiador Sánchez Albornoz, viejo republicano azañista, presidente en el exilio y residente en Buenos Aires, cómo contemplaba él ese acontecimiento. Don Claudio contestó: «Es España, España que viene a la Argentina…)».

En los últimos meses la Princesa de Asturias ha sido protagonista y los españoles parece que han descubierto en la heredera del Trono la ilusión perdida de tener una España unida, de todos y con todos.

Doña Leonor se ha ganado a España y a los españoles que ven en la Corona el factor determinante de «integración nacional» y al fin dejar a un lado el cotidiano y desastroso elemento de «discusión nacional».

Es el valor del símbolo, el valor moral incomparable con cualquier otro, el que se eleva por encima de mezquinas discusiones, es en definitiva el valor de la realidad integradora en unos momentos donde la unidad está en serio peligro.

Su paso por la Academia General Militar de Zaragoza, con ese estilo propio que muestra disciplina, entrega y sacrificio; su presencia en los actos del Día de la Fiesta Nacional el 12 de octubre, con ese aire marcial y austero en institucional imagen; la entrega de los Premios Princesa de Asturias, con una sobriedad y grandeza inusitada, y por fin la Jura de la Constitución, han hecho que España, los españoles, de repente miren hacia ella, hacia la Corona y ahonden en sus valores esperanzados en el futuro.

Algo inexplicable tiene nuestra Princesa, algo que no se enseña, un atractivo con el que se nace, un carisma mezcla de lo visible e invisible, que ha quedado resumido en sus propias palabras: «Me debo desde hoy a todos los españoles a quienes serviré en todo momento con respeto y lealtad», y cuando creíamos que ya estaba todo dicho, nos sorprende: «Les pido que confíen en mi como yo tengo puesta nuestra confianza en nuestro futuro».

Está todo dicho.

Se hace la luz, reluce el símbolo moral que representa. La unidad que de ello se deriva.

Es España. En nuestra futura Reina se descubre el rasgo de su figura: la identificación con España.

Es Princesa de Asturias, de acuerdo con lo establecido en el art. 57.2. de la Constitución, junto con los títulos de Princesa de Girona y Princesa de Viana, correspondientes a los primogénitos del Reino de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra, cuya unión formó en el siglo XVI la Monarquía española. Como Duquesa de Montblanc, Condesa de Cervera y Señora de Balaguer.

Será Mando Supremo de las Fuerzas Armadas y de ahí esa su imagen en plena formación militar.

Día de la Fiesta Nacional, y allí estaba nuestra Princesa, de uniforme, rindiendo honores a la historia y fuerza creativa de nuestra cultura: la Hispanidad.

Por fin el martes día 31 cumpliendo los 18 años, reúne a la soberanía nacional, y con el peso de la historia, la seriedad del momento y la esperanza que representa, Jura la Constitución española, se planta ante España, ante los que la quieren y los que la rechazan y a todos sorprende y asombra. Esta mujer es una Reina.

Han sido tres momentos:

Su formación militar, al lado de los que constitucionalmente están para defender la unidad de España y el cumplimiento de la Constitución.

La grandeza del reinado en España, su historia resumida en dos momentos: Principado de Asturias. Hispanidad.

El respeto, guardar y hacer guardar la Ley: «Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y las Comunidades Autónomas y de fidelidad al rey».

Sin duda los españoles han identificado a la Princesa con España, esa «España que viene» en palabras de Sánchez Albornoz. El símbolo de su unidad.

Lo ha sido con su presencia en tres momentos claves: en la Historia; en la Ley: el acatamiento de la Constitución; en el Mando Supremo de las Fuerzas Armadas.

Todos hemos captado la trascendencia de cada uno de los tres momentos. Son los pilares de la unidad de España.

España se ha dado cuenta de que la Corona es el símbolo de su unidad, el factor determinante de la integración nacional. Es la patria encarnada.

Conmueve la magia de la realeza cuando un buen día nos sacude la presencia de quien la simboliza, de la bandera que lo precede o de la música que lo acompaña.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.) y escritor

Blog: generaldavila.com

02 noviembre 2023

 

DAMA CADETE DOÑA LEONOR DE BORBÓN (II): JURA ANTE LA BANDERA DE ESPAÑA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Hace algo más de un mes la Princesa de Asturias Doña Leonor de Borbón y Ortiz entraba en la Academia General Militar de Zaragoza cuna de la formación de los oficiales del Ejército español. Era un día trascendente para ella, la familia Real y para España. Reunía dos características fáciles de entender. Una la natural preocupación de cualquier familia, sea Real o no, de que tu jovencísima hija se va a enfrentar a una vida además de nueva muy dura, sobre todo este primer periodo hasta que llegue el día soñado: La Jura de Bandera. La otra es la grave responsabilidad que supone afrontar esa formación y que debe hacerlo con el espíritu de una futura Reina.

El resultado ha sido la excelencia. Preguntes por donde preguntes la respuesta es que la Princesa de Asturias ha dado unas muestras de madurez, sensatez, entrega y disposición que han asombrado hasta a los que no teníamos la más mínima duda de sus capacidades. Todos estamos de enhorabuena y lo que podía ser una simple rutina en su formación se ha convertido en júbilo y esperanza hacia el futuro, hacia la grandeza de una España que hoy mira con inquietud a su alrededor.

Cruzaba Doña Leonor la invisible raya que marca los límites de la vida civil y la militar y la primera lección estaba grabada en los muros de la que iba a ser su nueva casa: «Todo por la Patria».

Unos pasos más allá, firme ante el calor del seco agosto zaragozano, se encerraba aquel patio de armas al que la Princesa miraba con el sobrecogimiento del vacío que se mantiene entre sus paredes con o sin formación, un patio de armas siempre lleno de miradas armadas que hicieron ya un día lejano su promesa a la Patria. Un vacío que cada año se llena con la esperanza en los nuevos Cadetes que asombrados se les nubla la mirada cuando por primera vez pisan su suelo adoquinado. Sin duda sobrecoge la nobleza de aquel patio en el que uno se siente impulsado a formar parte de su arquitectura.

Adentrarse en la Academia un paso más allá es encontrarse con la tercera lección. Antes de subir por la histórica escalera del cañón que conducía a los interiores académicos aparece la frase de Vegecio: Si vis pacem, para bellum.

Tras los primeras normas domésticas, entrega de material, saludos y contacto con su nuevo alojamiento, se les hace entrega de una nueva enseñanza que han de aprender rápido: El Decálogo del Cadete, código de honor desde la época del general Franco como Director de la Academia General Militar y que reciben impreso todos los Cadetes para llevarlo siempre consigo, memorizarlo y asimilar su profundo contenido.

DECÁLOGO DEL CADETE

  • Tener un gran amor a la Patriay fidelidad al Rey, exteriorizado en todos los actos de su vida.
  • Tener un gran espíritu militar, reflejado en su vocación y disciplina.
  • Unir a su acrisolada caballerosidad constante celo por su reputación.
  • Ser fiel cumplidor de sus deberes y exacto en el servicio.
  • No murmurar jamás ni tolerarlo.
  • Hacerse querer de sus inferiores y desear de sus superiores.
  • Ser voluntario para todo sacrificio, solicitando y deseando siempre el ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga.
  • Sentir un noble compañerismo, sacrificándose por el camarada y alegrándose de sus éxitos, premios y progresos.
  • Tener amor a la responsabilidad y decisión para resolver.
  • Ser valerosoy abnegado.

Estas primeras lecciones se asumen antes de vestirse el uniforme de manera que cuando te miras al espejo para componer tu figura militar sabes en qué mundo extraño te has metido, comprendes que el camino que inicias está resumido en una lección sencilla y dolorosa, la más dura y gratificante que puedas haber elegido, esa que un infante de armas y letras dejó resumida en la belleza de unos versos que componen toda la poesía militar:

Este ejército que ves
vago al yelo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que él adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira cómo procede.

Nadie lo olvida y quien ha sido soldado algún día, de soldado muere.

Jurar ante la Bandera de España. Llega el día después de superada la prueba, porque besar la Bandera es un compromiso que obliga más allá que la ley, solo permitido cuando estás en condiciones de cumplirlo.

Hasta este momento todo ha sido una dura prueba, un tan arduo como bello camino que termina con un beso a la Bandera que recorrerá tu médula, tu sensibilidad, tu razón y convicción del amor  a tu Patria, y con ello conocerás cómo y porqué los soldados de España dan la vida por su bandera.

No hay explicación. Hay que vivir el día y sentir desde la formación el momento y la unión, el milagro que en aquel Patio de Armas de la Academia General Militar de Zaragoza se produce entre los que besan su Bandera. No hay momento igual ni se puede transmitir un relato que alcance lo que uno siente.

Después de años, de muchos años, nadie olvida el día ni el lugar. España, en los pliegues de su Bandera, llevará agradecida hasta tu último día el beso que recibió. Un beso que es compromiso de eternidad.

Soldado, Infante, Príncipe o Princesa, Rey o Reina, que aquí a la sangre excede el lugar que uno se hace y sin mirar cómo nace se mira cómo procede.

¡Enhorabuena Alteza!

En palabras de Vuestro bisabuelo: ¡Por España! ¡Todo por España!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

5 octubre 2023

 

 

 

JURAR LA CONSTITUCIÓN Y JURAR BANDERA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

El próximo día 31 de octubre la Princesa de Asturias cumplirá dieciocho años y jurará la Constitución ante las Cortes españolas. Antes, no menos importante pero más silenciado, el sábado día 7 de octubre, la Dama Cadete Doña Leonor de Borbón y Ortiz jurará bandera en la Academia General Militar de Zaragoza. Dos actos de hondo calado histórico, político y espiritual, dos compromisos vitales a los que nuestra futura Reina tendrá que entregarse con cuerpo y alma a lo largo de toda su vida y comportarse de acuerdo con ellos.

Lo primero que consagra la Constitución española es la Unidad de España. La irrenunciable unidad de la Nación española. Es conveniente entender lo que se lee, donde se lee y en este caso el lugar que ocupa lo que se lee en la Constitución: el concepto fundamental de la unidad de España.

«La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas».

Lugar donde se lee: Artículo 2 del Título Preliminar de la Constitución española.

Entender lo que se lee: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española…

La Unidad de la Nación española es la razón o fundamento, a ella se consagra toda la Constitución tal y como la conocemos; ni un solo artículo se escapa de ese concepto «fundamental»: que sirve de fundamento o es lo principal en algo. Ir en contra de la unidad de España es ir contra la Constitución; así de sencillo. Es tal su importancia que el artículo 8 pone toda su fuerza, nunca mejor dicho, en su defensa, también insertado en el título Preliminar.

«Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional».

Sin unidad no hay Constitución que valga, todo salta por los aires; y no hay lugar a interpretaciones sobre el significado de unidad: «No puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere».

Podrá modificarse la Constitución, pero nunca de manera y forma que destruya la nación y surjan nuevas naciones. Ese es el fundamento de Ley que rige la convivencia y que los españoles nos hemos dado, que el poder Judicial, en su independencia, debe vigilar para que se cumpla y que el Legislativo y Ejecutivo deben defender hasta incluso, llegado el caso, con la fuerza que le otorga el artículo 8 de la Constitución.

Debe quedar muy claro a lo que a cada cual obliga el juramento constitucional y no convertirlo en un simple protocolo sujeto a los beneficios partidistas o interpretaciones amparadas en el mismo poder, que suele ir más allá de lo que la Ley le otorga.

Hay que ser responsable con lo que se jura cuando lo que se jura va más allá de su cumplimiento: «cumplir la Ley y hacerla cumplir». No debemos decir una cosa y hacer otra en aras a interesadas interpretaciones porque si todo vale mejor no jurar nada.

El concepto superior del juramento: «cumplir y hacer cumplir la Constitución», significa mantener por encima de todo la indisoluble unidad de la Nación española que no puede romperse por la voluntad de una parte de la nación ya que se conculcaría un derecho que tienen todos los españoles. Ello ni siquiera es admisible con el apoyo del Ejecutivo ni del Legislativo ni de los dos a la vez que se deben al cumplimiento constitucional sin trampa ni cartón. Para modificar la Constitución hay que cumplir con la Constitución.

El artículo 61 recoge el juramento que ha de prestar el Rey y el Príncipe heredero.

Artículo 61

  1. El Rey, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestará juramento de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas.
  2. El Príncipe heredero, al alcanzar la mayoría de edad, y el Regente o Regentes al hacerse cargo de sus funciones, prestarán el mismo juramento, así como el de fidelidad al Rey.

La Constitución a todos obliga, pero a unos más que a otros, unos cumplen mientras otros, además de cumplir, están obligados a «…hacer guardar la Constitución y las leyes». No sé si convendría añadir que al menos deberían hacerlo.

Dicho esto y entendido la responsabilidad que conlleva el juramento no menos importante es ser consciente del grave riesgo al que en estos momentos está sometido el fundamento de nuestra Constitución.

La mayoría de edad significa dar ese paso en el que oficialmente uno es consciente de sus responsabilidades y por tanto una vez asesorado de todos y por todos le corresponde decidir lo mejor para España.

Íntimamente ligado a lo que acabamos de exponer esté el juramento o promesa ante la Bandera de España regulado por la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, que la Princesa de Asturias realizará en el histórico marco de la Academia General Militar de Zaragoza el próximo sábado día 7.  Es el acto más importante y trascendente en la vida de un militar porque con él comprometes la vida.

No me extenderé en detalles ya que la historia del juramento y su fórmula están recogidas en este blog cuyo enlace les dejo. https://generaldavila.com/2022/02/21/la-formula-del-juramento-a-la-bandera-general-de-division-r-rafael-davila-alvarez/.

En estos días dedicaré un artículo al sentimiento y devoción del Juramento ante la Bandera de España, a esos valores intangibles que se veneran en los ejércitos.

Para un militar el juramento ante la Bandera lo es todo. Es renuncia a su propio ser y entrega total a Ella: España. No son palabras sino una historia que imprime carácter especial y único a este oficio militar. Ni mejor ni peor que otros, pero es indudable que distinto a cualquiera ya que no hay oficio que te haga firmar un contrato en el que renuncias a ti y firmas: «Todo por la Patria». Todo es todo. Eso es lo que significa jurar ante la bandera de España.

Es necesario recuperar la importancia y significado del juramento ante la Bandera de España que por ser un deber militar, no exclusivo de ellos,  están olvidados algunos detalles, al menos poco resaltados entre la población, casi ocultos por los medios, en ocasiones señalados como trasnochados, sin duda valores intangibles siempre necesarios.

Las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas dicen en su artículo 3:

«Primer deber del militar. La disposición permanente para defender a España, incluso con la entrega de la vida cuando fuera necesario, constituye el primer y más fundamental deber del militar, que ha de tener su diaria expresión en el más exacto cumplimiento de los preceptos contenidos en la Constitución, en la Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional, en la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar y en estas Reales Ordenanzas».

En su artículo 6: «Símbolos de la Patria. Todo militar tiene el deber de prestar ante la Bandera juramento o promesa de defender a España. Mostrará el máximo respeto a la Bandera y Escudo de España y al Himno Nacional como símbolos de la Patria transmitidos por la historia».

Así mismo como precepto legal, la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar en su artículo 7.1 dice : «Juramento o promesa ante la Bandera de España. Todo militar tiene el deber de prestar ante la Bandera juramento o promesa de defender a España. Este juramento o promesa se efectuará durante la enseñanza de formación de acuerdo con lo que se establece en este artículo y será requisito previo e indispensable a la adquisición de la condición de militar de carrera, de militar de complemento y de militar de tropa y marinería».

El texto del juramento no admite lugar a dudas:

«¡Soldados! ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?».

Vuestra vida, ¡la vida! ¿Se puede comprometer algo más valioso?

Jurar ante la Bandera de España y jurar la Constitución española. Dos actos diferentes, pero con el mismo sentido: España. La unidad de España, es decir de la Nación española. Ambos comprometen. El juramento a la Bandera tanto o más que la propia Ley.

La Nación se arropa en la Constitución y cualquier alteración de la unidad de España es contraria a los juramentos: a la Bandera y a la Constitución.

No me cabe la menor duda de que el símbolo obliga tanto o más que la Ley porque te obliga a dar la vida.

Ese es un matiz que diferencia la jura de la Constitución de la que se hace ante la Bandera.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

02 octubre 2023

 

 

 

 

«MIS QUERIDOS PROFESORES» General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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Caballeros Cadetes en clase

En mis tiempos de cadete en la Academia Militar el deporte que practicábamos era muy específico y dirigido a nuestra peculiar formación. Equitación, esgrima, esquí, pentatlón militar, judo. Las academias militares contaban con el material y las instalaciones más modernas para su práctica. La natación además de deporte era un entretenimiento durante los largos fines de semana en los que el dinerito se había acabado. Como pronto descubrirán, hay deportes y deporte militar; parecidos, pero no exactamente iguales.

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El Trampolín era una prueba de decisión

Uno de los primeros días de curso nos llevaron a aquella inolvidable piscina académica. Tenía dos trampolines a distintas alturas. A la mayoría subir simplemente al más bajo de ellos y mirar hacia el agua nos provocaba vértigos y mareos. El capitán profesor ordenó que uno tras otro subiésemos a aquella plataforma (de las dos posibilidades a la de mayor altura) y, sin la más mínima duda, nos lanzásemos al agua. Mostrar indecisión antes de lanzarte al abismo que te separaba del agua significaba no superar la prueba y las consecuencias imagínenselas. La flexibilidad del método de enseñanza, sumado a la bondad del profesor, permitía lanzarte del modo que dios te diese a entender. Pocos dudaban. Sobran razones. Pero uno de mis compañeros al ser ordenada la prueba se acercó cariacontecido al capitán.

-Mi capitán es que yo no sé nadar.

El profesor mirando al infinito militar, sin ni siquiera mirar al apesadumbrado cadete, le dio una lección que desde entonces ninguno de los que la presenciamos hemos podido olvidar.

-Caballero: Nadie le ha preguntado a usted si sabe nadar. Únicamente se le ha ordenado que se lance al agua desde el trampolín.

Aquella piscina me trae un mar de recuerdos. Uno de mis más queridos profesores tenía una pierna de madera que había perdido por la explosión de una mina en Ifni. Siempre que llegaba a la piscina llevaba a cabo la misma maniobra. Créanselo por extraño que parezca. En bañador se acercaba al borde de la piscina y al primero que veía nadando le preguntaba por la temperatura del agua. A continuación y cuando había conseguido la atención de casi todos los que tomaban el sol, se quitaba despacio su pierna de madera y, como el que brinda la faena, la lanzaba al agua para a continuación exclamar.

-¡Coño, qué fría está hoy! Ya no me baño. ¡Oye tú!, acércame la pierna.

El bañista al que más cerca le había caído le llevaba sonriente la pierna de madera.

Así un día y otro. Jamás le vi bañarse. Al poco rato de estar en la piscina se ponía su uniforme y desaparecía.

Un día, pasado el tiempo llegué  a tener una cierta relación con él; aproveché para preguntarle por qué siempre hacía la misma broma.

-Mira Davilita, lo importante en esta vida no es bañarse, ni mi pierna de madera, sino saber lo que haces. En este caso hay que saber nadar, con una o con dos piernas, y yo ni sé hacerlo ni tengo ganas de aprender. Pero no dudes que si el capitán (dio el nombre del capitán que nos lanzaba desde el trampolín) me ordena tirarme del trampolín lo hago de cabeza para ir por delante de la pierna. Una palmada en mi espalda acompañada de una sonora carcajada dio por terminada la conversación.

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Distintivo de profesorado

La enseñanza es quizá el más delicado oficio de esta vida. Hay que ser maestro, atrayente, ejemplo de virtudes. La humildad es quizá la más difícil de todas. La tarima son unos centímetros de más que en algunos casos eleva al que a ella se sube hasta la altura del trampolín.

Otro de mis recordados profesores, teniente coronel de Infantería, nos contaba como había sido fusilado por un pelotón de ejecución durante la Guerra Civil. Tuvo enorme suerte y solo un disparo le rozó la cabeza. Haciéndose el muerto logró salvar su vida.

Nos decía:

-Pues bien, señores. No fue aquel día en el que me fusilaron cuando realmente he pasado miedo. Miedo, lo que se dice miedo, lo he pasado en estas aulas cuando el profesor desde esa tarima me hacía salir a la pizarra. Y más miedo pasé en el curso preparatorio para ascenso a general. Les aseguro que prefiero un pelotón de fusilamiento. Huyan de la tarima, de lo que significa, y bájense a tierra. ¡Caballeros!, enseñen y manden, pero no pontifiquen.

He aprovechado estas anécdotas para que en la lectura no se quedasen a medio camino y llegasen a este momento final que es de agradecimiento. Agradecimiento a mis profesores de la Academia General Militar de Zaragoza y de la Academia de Infantería de Toledo. Nunca podré olvidarlos, ni a los buenos, la mayoría, ni a los malos.

Tenían una difícil misión y viendo el paso del tiempo y sus resultados, bien se les puede dar las gracias por la semilla sembrada que sigue, a pesar de todos los pesares, dando sus frutos en nuestras filas de soldados.

Gracias a todos ellos y, por ellos y con ellos, sigo con la esperanza de que ningún plan de enseñanza saque de sus textos y formación, como asignatura obligatoria y principal, el trampolín a la vez que disminuya, pero solo lo suficiente, la tarima.

¡Gracias!, mis queridos profesores.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

6 agosto 2018

HOMENAJE A LA PROMOCIÓN DE CADETES DEL CUARTEL DE LA MONTAÑA. Salvador Fontenla Ballesta, general de brigada de Infantería retirado.

Cuartel de la Montaña

El 13 de marzo de 1935 el gobierno hizo una convocatoria de ingreso de alumnos para las academias militares especiales, puesto que la Academia General Militar de Zaragoza había sido clausurada por orden gubernamental. El 21 de enero y el 8 de febrero se publicaron los alumnos admitidos, en sendos diarios oficiales del Ministerio de la Guerra.

Monumento a los Caídos en el Cuartel de la Montaña

La disposición marcaba que los alumnos, previo a su ingreso en sus respectivas academias especiales, deberían hacer unas prácticas en regimientos de sus armas. Los alumnos de Infantería en el regimiento Covadonga núm. 31 de guarnición en el Cuartel de la Montaña de Madrid. Los de Caballería en el regimiento de cazadores de Calatrava núm. 2 en Alcalá de Henares. Los de Artillería en el regimiento a caballo en Carabanchel. Los de Ingenieros en el regimiento de zapadores minadores en Madrid.

Las prácticas comenzaron el 1 de febrero, debían estar terminadas el 21 de julio, para disfrutar el permiso de verano e incorporarse, el 1 de septiembre, a las academias especiales. El inicio del permiso veraniego se adelantó al 14 de julio y la Guerra de Liberación trastocaron todos los planes oficiales y personales. Este es el resumen de sus vicisitudes y un homenaje a su vida de servicio a España.

El 1 de febrero se incorporaron 150 cadetes de infantería al regimiento Covadonga, en el Cuartel de la Montaña, por los que esta promoción se les conoció coloquialmente con este nombre.

Iniciado el Alzamiento Nacional el 18 de julio de ese mismo año, 140 (93,33%) cadetes se adhirieron a él, de ellos 32 (22,86%) cayeron en combate (22 en la defensa del Cuartel de la Montaña) y 3 fueron asesinados en la zona controlada por el Frente Popular. He aquí sus nombres:

Asesinados en el Cuartel de la Montaña

Cuartel de la Montaña (20 de julio de 1936).

  • Cadete Alfredo Vara de Rey Izarduy.
  • Cadete Antonio del Castillo Olivares y Manrique de Lara.
  • Cadete Antonio García García.
  • Cadete Antonio Rodríguez Amat.
  • Cadete Arturo Juliá de Córdova.
  • Cadete Enrique Sanz Acero Rodríguez.
  • Cadete Felipe Ruiz Garrido Cortés
  • Cadete Francisco García Almenta.
  • Cadete Francisco Moreno Serrano.
  • Cadete Gabriel Moyano Aboin.
  • Cadete Ignacio Cembreros Hornillos.
  • Cadete Ignacio Ugalde Fernández
  • Cadete Javier Caperochipi Aguirrebarrena
  • Cadete Luis Barberán del Águila.
  • Cadete Luis Otero González.
  • Cadete Manuel Juanes García.
  • Cadete Pedro González Aguilar Soto.
  • Cadete Rafael Domínguez Tabares.
  • Cadete Ricardo Corras Rodríguez.
  • Cadete Tomás Galván Bello.
  • Cadete Vicente García García.
  • Alférez Luis Fernández Lequerica, murió el 24 de febrero de 1940, en el hospital a consecuencia de las heridas.

Otros frentes

  • Alférez José Lucio Vallespín, el 18 de febrero de 1937 en la batalla del Jarama. Medalla Militar Individual.
  • Ramón Doste Fuentes, el 12 de abril de 1937, en el frente de Aragón.
  • Alférez Abelardo del Caño Cerdido, el 15 de junio de 1937 en el frente de Bilbao.
  • Cadete Juan Ribas Santadreu, el 7 de noviembre de 1937 en Mallorca.
  • Teniente Jesús Cristóbal Bustillo, el 29 de marzo de 1938 en el frente de Castellón.
  • Teniente Luis Montel Toucet, el 19 de junio de 1938 en Villarreal (Castellón). Medalla Militar Individual.
  • Teniente Antonio Ríos García, el 22 de agosto de 1938 en el frente del Ebro.
  • Teniente Diego Rojas Díez de la Cortina, el 16 de enero de 1939 en el frente de Lérida.
  • Alférez Jesús Ochoa Echagüe Pérez.
  • Antonio Vega Rodríguez.

Asesinados en Málaga.

  • Cadete Antonio Troncoso Falleiro el 22 de julio de 1936.
  • Cadete Luis Pecci Barraca el 22 de julio de 1936.
  • Cadete José Pérez Pérez en septiembre de 1936.

    Mapa ubicación Cuartel de la Montaña

 

Posteriormente muchos de ellos se alistaron en la División Española de Voluntarios para luchar contra el comunismo, conocida como la División Azul, y 7 (5%) fueron muertos en acción de guerra.

  • Isidoro Navarro Fraile el 17 de octubre de 1941, en la entrada en línea de la División. Dio nombre a la posición Navarro en la cabeza de puente del Wolchow.
  • Capitán Laureano Echevarría Jiménez, el 7 de noviembre de 1941, en los ataques a los cuarteles de Muraweskia.
  • Capitán José Sebastián Díaz el 13 de noviembre de 1941, en Dubrowka.
  • Capitán Juan Portolés Dihinx, el 22 de diciembre de 1942 en el frente de Leningrado. Dos medallas militares individuales.
  • Capitán Edmundo Campos Sixto, el 16 de abril de 1943 en el frente del río Ishora.
  • Capitán Enrique Vera Fernández, el 19 de mayo de 1943 en Slawinska. Medalla Militar Individual.
  • Capitán José Torres Arias el 30 de junio de 1943.

 

También pagó su tributo de sangre ante la banda terrorista ETA:

  • General de División Constantino Ortín Gil, el 3 de enero de 1978 en Madrid.
  • Teniente General Guillermo Quintana Lacacci.

 

Milicianos asaltantes del Cuartel de la Montaña

En resumen de los 150 cadetes de la promoción del Cuartel de la Montaña, 44 (29,33%) cayeron por ser fieles al juramento que empeñaron a la Bandera.

Salvador Fontenla Ballesta, general de brigada de Infantería retirado.

Blog: generaldavila.com

27 julio 2017