JURAR LA CONSTITUCIÓN Y JURAR BANDERA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

El próximo día 31 de octubre la Princesa de Asturias cumplirá dieciocho años y jurará la Constitución ante las Cortes españolas. Antes, no menos importante pero más silenciado, el sábado día 7 de octubre, la Dama Cadete Doña Leonor de Borbón y Ortiz jurará bandera en la Academia General Militar de Zaragoza. Dos actos de hondo calado histórico, político y espiritual, dos compromisos vitales a los que nuestra futura Reina tendrá que entregarse con cuerpo y alma a lo largo de toda su vida y comportarse de acuerdo con ellos.

Lo primero que consagra la Constitución española es la Unidad de España. La irrenunciable unidad de la Nación española. Es conveniente entender lo que se lee, donde se lee y en este caso el lugar que ocupa lo que se lee en la Constitución: el concepto fundamental de la unidad de España.

«La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas».

Lugar donde se lee: Artículo 2 del Título Preliminar de la Constitución española.

Entender lo que se lee: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española…

La Unidad de la Nación española es la razón o fundamento, a ella se consagra toda la Constitución tal y como la conocemos; ni un solo artículo se escapa de ese concepto «fundamental»: que sirve de fundamento o es lo principal en algo. Ir en contra de la unidad de España es ir contra la Constitución; así de sencillo. Es tal su importancia que el artículo 8 pone toda su fuerza, nunca mejor dicho, en su defensa, también insertado en el título Preliminar.

«Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional».

Sin unidad no hay Constitución que valga, todo salta por los aires; y no hay lugar a interpretaciones sobre el significado de unidad: «No puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere».

Podrá modificarse la Constitución, pero nunca de manera y forma que destruya la nación y surjan nuevas naciones. Ese es el fundamento de Ley que rige la convivencia y que los españoles nos hemos dado, que el poder Judicial, en su independencia, debe vigilar para que se cumpla y que el Legislativo y Ejecutivo deben defender hasta incluso, llegado el caso, con la fuerza que le otorga el artículo 8 de la Constitución.

Debe quedar muy claro a lo que a cada cual obliga el juramento constitucional y no convertirlo en un simple protocolo sujeto a los beneficios partidistas o interpretaciones amparadas en el mismo poder, que suele ir más allá de lo que la Ley le otorga.

Hay que ser responsable con lo que se jura cuando lo que se jura va más allá de su cumplimiento: «cumplir la Ley y hacerla cumplir». No debemos decir una cosa y hacer otra en aras a interesadas interpretaciones porque si todo vale mejor no jurar nada.

El concepto superior del juramento: «cumplir y hacer cumplir la Constitución», significa mantener por encima de todo la indisoluble unidad de la Nación española que no puede romperse por la voluntad de una parte de la nación ya que se conculcaría un derecho que tienen todos los españoles. Ello ni siquiera es admisible con el apoyo del Ejecutivo ni del Legislativo ni de los dos a la vez que se deben al cumplimiento constitucional sin trampa ni cartón. Para modificar la Constitución hay que cumplir con la Constitución.

El artículo 61 recoge el juramento que ha de prestar el Rey y el Príncipe heredero.

Artículo 61

  1. El Rey, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestará juramento de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas.
  2. El Príncipe heredero, al alcanzar la mayoría de edad, y el Regente o Regentes al hacerse cargo de sus funciones, prestarán el mismo juramento, así como el de fidelidad al Rey.

La Constitución a todos obliga, pero a unos más que a otros, unos cumplen mientras otros, además de cumplir, están obligados a «…hacer guardar la Constitución y las leyes». No sé si convendría añadir que al menos deberían hacerlo.

Dicho esto y entendido la responsabilidad que conlleva el juramento no menos importante es ser consciente del grave riesgo al que en estos momentos está sometido el fundamento de nuestra Constitución.

La mayoría de edad significa dar ese paso en el que oficialmente uno es consciente de sus responsabilidades y por tanto una vez asesorado de todos y por todos le corresponde decidir lo mejor para España.

Íntimamente ligado a lo que acabamos de exponer esté el juramento o promesa ante la Bandera de España regulado por la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, que la Princesa de Asturias realizará en el histórico marco de la Academia General Militar de Zaragoza el próximo sábado día 7.  Es el acto más importante y trascendente en la vida de un militar porque con él comprometes la vida.

No me extenderé en detalles ya que la historia del juramento y su fórmula están recogidas en este blog cuyo enlace les dejo. https://generaldavila.com/2022/02/21/la-formula-del-juramento-a-la-bandera-general-de-division-r-rafael-davila-alvarez/.

En estos días dedicaré un artículo al sentimiento y devoción del Juramento ante la Bandera de España, a esos valores intangibles que se veneran en los ejércitos.

Para un militar el juramento ante la Bandera lo es todo. Es renuncia a su propio ser y entrega total a Ella: España. No son palabras sino una historia que imprime carácter especial y único a este oficio militar. Ni mejor ni peor que otros, pero es indudable que distinto a cualquiera ya que no hay oficio que te haga firmar un contrato en el que renuncias a ti y firmas: «Todo por la Patria». Todo es todo. Eso es lo que significa jurar ante la bandera de España.

Es necesario recuperar la importancia y significado del juramento ante la Bandera de España que por ser un deber militar, no exclusivo de ellos,  están olvidados algunos detalles, al menos poco resaltados entre la población, casi ocultos por los medios, en ocasiones señalados como trasnochados, sin duda valores intangibles siempre necesarios.

Las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas dicen en su artículo 3:

«Primer deber del militar. La disposición permanente para defender a España, incluso con la entrega de la vida cuando fuera necesario, constituye el primer y más fundamental deber del militar, que ha de tener su diaria expresión en el más exacto cumplimiento de los preceptos contenidos en la Constitución, en la Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional, en la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar y en estas Reales Ordenanzas».

En su artículo 6: «Símbolos de la Patria. Todo militar tiene el deber de prestar ante la Bandera juramento o promesa de defender a España. Mostrará el máximo respeto a la Bandera y Escudo de España y al Himno Nacional como símbolos de la Patria transmitidos por la historia».

Así mismo como precepto legal, la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar en su artículo 7.1 dice : «Juramento o promesa ante la Bandera de España. Todo militar tiene el deber de prestar ante la Bandera juramento o promesa de defender a España. Este juramento o promesa se efectuará durante la enseñanza de formación de acuerdo con lo que se establece en este artículo y será requisito previo e indispensable a la adquisición de la condición de militar de carrera, de militar de complemento y de militar de tropa y marinería».

El texto del juramento no admite lugar a dudas:

«¡Soldados! ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?».

Vuestra vida, ¡la vida! ¿Se puede comprometer algo más valioso?

Jurar ante la Bandera de España y jurar la Constitución española. Dos actos diferentes, pero con el mismo sentido: España. La unidad de España, es decir de la Nación española. Ambos comprometen. El juramento a la Bandera tanto o más que la propia Ley.

La Nación se arropa en la Constitución y cualquier alteración de la unidad de España es contraria a los juramentos: a la Bandera y a la Constitución.

No me cabe la menor duda de que el símbolo obliga tanto o más que la Ley porque te obliga a dar la vida.

Ese es un matiz que diferencia la jura de la Constitución de la que se hace ante la Bandera.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

02 octubre 2023

 

 

 

 

DAMA CADETE DOÑA LEONOR DE BORBÓN (I) Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Este es un artículo largo, muy largo, demasiado corto para la larga historia de nuestra Corona y sus avatares que para bien o mal siempre han ido al lado de la historia militar de España, porque todas las naciones, se oculte o no, se han construido y destruido con las armas o como consecuencia de ellas.

El ingreso de la Princesa de Asturias en la Academia General Militar de Zaragoza no ha sido la noticia del verano. Pronto fue olvidada y sustituida por la mugre informativa que nos asola. Después de unos días de detallada y oficial información dimos paso a la España profunda del chisme, la ofensa y la corrupción moral que se predica como doctrina social a cambio de lectores ávidos de morbo y de ver la paja en el ojo ajeno. Es un tipo de información que da dinero, educa en el borreguismo y deforma.

Conviene regresar, aunque solo sea un destello, al balcón desde donde se contempla la España con historia, la de la formación humana, la educación en valores intangibles y el respeto a la individualidad de cada uno sin olvidar que muchos dieron su vida por la unidad y construcción de esta gran nación: España; ya que es conocido que «La negligencia individual provoca un prejuicio colectivo, y la diligencia propia produce un triunfo colectivo». Norma de educación cívica y de convivencia cuando amas más allá de tus propias ambiciones.

Eso es algo que se tiene muy en cuenta en una Academia Militar donde se forma la individualidad para el conjunto, donde se deja de ser uno para ser compañía. Acertaba el Nobel española Cela: «La Infantería no es la masa, es la compañía».

La fundación de la Academia General Militar data del 20 de febrero de 1882 en Toledo (Primera Época. La Segunda Época abarca desde 1927 a 1931 en la ciudad de Zaragoza). Es el nacimiento del espíritu de la General. El de unidad en la vocación, el servicio, compañerismo, patriotismo, honor y valor, que reciben los futuros oficiales del Ejército de Tierra en su formación en la Academia General Militar de Zaragoza y que constituye la correa de transmisión que alcanza a todos los que visten el uniforme caqui de nuestro Ejército. La II República ordenó su cierre en un intento de acabar con la unidad del Ejército, con el único espíritu conjunto al servicio de la Patria. Hoy es preocupante el dato que reflejan algunas encuestas: «La disciplina y la jerarquía, así como los distintos rangos o empleos se consideran como una falta de democracia. En el caso de la disciplina, se ve negativo que sea acrítica y que se convierta en obediencia ciega. Se critica también el corte de pelo, el uniforme de la Legión y en general los uniformes por ser demasiado militares» (Observatorio sociológico sobre la percepción de las actividades, planes y programas del Plan de Cultura y Conciencia de Defensa. 2019).

Es difícil ser militar, arriesgado también, criticado, desconocido o ignorado, pero a pesar de ello los jóvenes españoles saben del amor a España y se integran con vocación y entrega absoluta al oficio de las armas.

Evoluciona el pensamiento, el mundo recorre caminos nuevos, cambian las costumbres y se avanza en ciencia y tecnología, pero las armas siguen siendo un oficio que da sentido al progreso, que defiende la convivencia, que pone orden ante la violencia, que permite el imperio de la ley y la justicia, protege los derechos humanos, la diversidad y cuida de los recursos vitales mientras preserva la naturaleza. Sin unos ejércitos modernos y eficaces el mundo no se sostendría ante los cada vez mayores y crueles ataques al hombre, a la soberanía e integridad territorial de las naciones y a los deseos de paz.

Los recursos cada vez son más escasos y el futuro que se divisa está plagado de riesgos y amenazas en un ataque sin precedentes a lo más elemental: la vida.

No creo que se necesiten muchas más explicaciones para respetar y sentir de cerca la vida militar. Así estaremos en mejores condiciones de entender y responder a la pregunta:

¿Por qué la Princesa de Asturias debe tener formación Militar?

Conviene aclarar que lo único legislado sobre la carrera militar del Príncipe de Asturias está en la Ley de Carrera Militar, a todas luces insuficiente.

En el artículo 2.2 dice: «El Príncipe de Asturias podrá desarrollar la carrera militar y tener los empleos militares que, mediante real decreto, determine el Gobierno, que queda facultado para establecer un régimen propio y diferenciado teniendo en cuenta las exigencias de su alta representación y su condición de heredero de la Corona de España».

Y posteriormente en la disposición adicional primera:

«La carrera militar de Su Alteza Real Don Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias, se ajusta a un régimen propio y diferenciado regulado mediante real decreto aprobado en Consejo de Ministros, basado en el régimen del personal de las Fuerzas Armadas y teniendo en cuenta las exigencias de su alta representación y las circunstancias que concurren en su persona como heredero de la Corona de España».

No hay nada más legislado sobre la carrera militar del Príncipe de Asturias, sino un real decreto sacado ad hoc para la carrera militar de la Princesa Leonor, sin recorrido legal ni futuro para la Corona.

Todo queda en ese condicional «podrá desarrollar…» que se traduce en voluntad del Gobierno. Ni siquiera del Rey.

Contestemos ahora al porqué del ingreso de la Princesa de Asturias en la Academia Militar, aunque antes permítanme compartir con ustedes un comentario.

¿Conocen alguna carrera, profesión, oficio, trabajo… en el que se firme un contrato por el que te comprometes a dar tu vida en defensa de la vida de los demás?: solo la militar.

«¿…si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?».

De manera que parece lógico que quien va a asumir el Mando Supremo de las Fuerzas Armadas (Art. 62 h de la Constitución) conozca de cerca a sus soldados y se forme como el primero de ellos.

Son razones evidentes que pueden ustedes leer en el Real Decreto mencionado 173/2023 de 14 de marzo. Pero hoy quisiera traerles otras razones más profundas que las que recogen las disposiciones legales; son las morales e históricas cuyos sentimientos y valores no sabría recoger la Ley.

Lo contaré de manera gráfica porque, aunque ya contado, el hombre necesita escuchar muchas veces el relato para no olvidarlo o cambiarlo por otro.

En su libro Arte del Buen Mandar Español el general Bermúdez de Castro nos cuenta una bella historia:

En cierta ocasión se encontraba el Tercio de Antonio Leiva, el mejor discípulo del Gran Capitán, pasando revista por el Veedor cuando a lo lejos se divisó un tropel de jinetes que se aproximaba.

— ¡Es el Emperador!, gritaron los oficiales.

Los tambores y pífanos rompieron a tocar la Marcha Real.

Detuvo el Emperador su caballo, descabalgó de un salto y se incorporó a la cabeza de la primera compañía. Tomó un arcabuz y ordenó que empezase la Muestra. El Veedor, sorprendido, nombró al Emperador en voz alta:

— ¡Su Majestad Don Carlos de Gante, Rey de las Españas, Emperador de Alemania!

Terció el Emperador su arcabuz, quitóse el sombrero y oyéndole todo el Tercio contestó:

¡Presente y armado!

Desde aquel momento el Emperador quedó hecho primer soldado arcabucero de la 1ª Compañía del Tercio de Infantería de Milán. Su haber pasó a cobrarlo el soldado más viejo.

Ser soldado es una honra hasta para el Monarca. Un soldado es algo más que Caballero y solo exige el buen trato de la patria y la consideración que le da ceñir una espada.

El jefe debe ganarse la consideración del soldado y, si lo alcanza una bala o le hiere el acero, compartir su destino.

Deberían saberlo los que pretenden que un soldado se muera en la tristeza de ver su patria quebrada y rota por los pusilánimes.

«Un pueblo que pierde sus virtudes y le falta el valor a sus soldados, está llamado a desaparecer».

«Presente y armado». Quedó hecho primer soldado.

Dama Cadete Doña Leonor de Borbón: ¡Presente y armada!

Decía el Rey Don Juan Carlos a su hijo Don Felipe, Rey de España, el día que fue filiado como soldado:

«Que las Fuerzas Armadas, modelo de lealtad y disciplina, sigan formando a nuestros jóvenes y montando la guardia permanente de España. Y que todos y cada uno de nosotros, sepamos cumplir con nuestro deber».

Que así sea.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

11 septiembre 2023

Blog: generaldavila.com