LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Ya saben aquello de la Transición en consejo de Torcuato Fernández Miranda ante ciertos escrúpulos: <<El poder tiene recursos para todo… ofrece muchas posibilidades… Todo el secreto está en saber manejar los dispositivos legales>>.

Necesitamos contar la Guerra Civil para, una vez conocida la verdad, asumirla entre todos. Dejémosela a los historiadores. Es su hora. Descargados de ideología y sectarismo; si es posible. Que sigan buscando las razones, si es que las hubo. Un arco siempre tenso se vuelve inservible. Destensemos el relato, aunque aún quede el sonido de la hiriente flecha.

<<Solo hay dos legados duraderos que podemos esperar dar a nuestros hijos, Uno de ellos son raíces, el otro alas>> (Goethe). Ni sequemos unas ni derrotemos las otras con el ardor del enfrentamiento.

No deja de ser curioso que la soberanía nacional española debata sus cuestiones en un palacio cuya entrada está presidida por dos leones hechos con el bronce de los cañones de una guerra, que los dos leones miren en direcciones opuestas, y que a uno de ellos le falte la bolsa escrotal. Daoíz y Velarde les llamaron, pero los madrileños fueron más elegantes, Malospelos y Benavides, el del valor y la historia y el de los simulacros, según Leopoldo Alas, Clarín. Algo que encaja con nuestra forma de ser, de una manera y la otra, todas válidas,

Desde aquel lejano año 1936 hasta nuestros días han pasado muchas cosas. Quizá se hayan escrito muchas de ellas, casi todas, pero no todas. De unas se sabe todo, casi todo, de otras, no menos importantes, nada, casi nada. Hacer historia es difícil. Siempre queda la duda. Hay una subjetividad grande, dudosos testimonios y muchos intereses; incluso pasado el tiempo permanecen, se doblan los «dudosos testimonios» y mucho más los intereses. Los documentos, que son el valor de aquella palabra de entonces, no han aflorado en calidad. Faltan los decisivos.

Hay que desterrar, dentro de un orden, aquella imagen de los tres monos: no ver, no oír, no hablar.

Mienten casi todos los que dicen que valen más por lo que callan que por lo que cuentan, sobre todo si eso que dicen callar tiene precio. No se callarán pase lo que pase. Aunque el silencio también tiene su precio; queda demostrado a la vista de los hechos; que las lealtades son contadas, si es que las hay.

Nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira.

Guerra Civil: la historia de este periodo de España ha sido contada de maneras muy distintas, tan subjetivamente narrado, tan partidista, que uno no sabe cuál es la verdad y la mentira. De ello da fe el momento actual donde un revisionismo legal de la historia, algo inaudito en esta materia, impone sus criterios para contar no lo que ocurrió sino lo que se impone como teoría de lo que ocurrió sin más pruebas que una dogmática ley. Aún es difícil saber si lo que ayer ocurrió fue de esta manera o de la otra, si Carrero Blanco fue asesinado por unos o por otros, si Pte. significaba presidente o pendiente,  si faisán es un ave u otra cosa o, lo más importante, seguimos sin saber quién mató a Prim y a Manolete.

Hay verdadera lucha entablada desde las redacciones y editoriales convertidas ahora en trincheras con selectos puestos para los francotiradores. Ahí se desarrollan las actuales batallas que pagan por un relato partidista que no instruye, pero construye intereses. Hay prensa de izquierdas y de derechas, la hay tibia e interesada, en el dinero claro.

Sobre todo hay crispación y mentira alrededor de intereses; de izquierdas y derechas. Hasta que estos conceptos impositivos no los superemos seguirán las diferencias y los enfrentamientos. Par ello hay que empezar por la verdad. En la historia sobre todo. Estamos empezando a cansarnos de la triste realidad del poder que interviene hasta en la historia para contarla según le interese: <<El poder tiene recursos para todo… ofrece muchas posibilidades… Todo el secreto está en saber manejar los dispositivos legales>>. De esta manera la Guerra Civil continúa, aunque sea de otra manera. En las trincheras de editoriales y redacciones, en instituciones que deberían estar al servicio público y no al del poder establecido.

Es la imposición de un relato de buenos y malos. Es el relato de la mentira impuesta por ley. Es la historia que conviene a unos determinados intereses.

Es la imposición de un relato de buenos y malos. La imposición de un viejo relato que hoy nos viene a la memoria, de la verdad histórica: <<La suerte del pueblo español no se decidirá en las urnas sino en la calle. La calle es lo vivo y lo palpitante. Conviene deshacer el error de atribuir a estos episodios pasajeros de la política turnante un valor transcendental y determinativo>>.

¡Velay!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

21 agosto 2019

Blog: generaldavila.com

SUGERENCIAS PARA LOS CAMBIOS EN EL CALLEJERO Salvador Fontenla Ballesta, General de Brigada (R.)

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Teniente Ruiz

La Comisión para la Memoria Histórica designada por el Ayuntamiento de Madrid para cambiar el callejero de la Capital de España está compuesta por representantes de los partidos políticos, un asesor histórico y por José María Urquijo Azcárate “asesor” no sabemos de qué, porque en su currículo no consta, a pesar de la Ley de Transparencia, ni tampoco su perfil académico ni profesional.

Este texto pretende colaborar con dicha Comisión y con otras similares, para tratar de subsanar las lagunas que sobre conocimiento de historia militar evidencian y hacerles nuevas propuestas, que seguro serán recibidas con elogio y ecuanimidad.

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General Espartero

La Historia de España ya empieza a ser larga, y por tanto ¿Para qué nos vamos a detener en los últimos años?. Quitemos del callejero a todos los golpistas, para empezar, al menos, desde el siglo XIX, que podemos destacar, entre otros: Fernando VII que se alzó contra su padre y contra la Constitución de 1812, capitanes Daoiz y Velarde y Teniente Ruiz que se alzaron contra el gobierno constituido y faltaron a la lealtad hacia sus superiores, General Riego (conocido por el himno de su nombre), generales golpistas Espartero, Diego de León, Narváez, Martínez Campos, O´Donnell, Prim, Serrano, Pavía etc. y en la Restauración al político Cánovas del Castillo por el Pronunciamiento de Sagunto, que trajo al Rey Alfonso XII. También se les ha olvidado suprimir al General Gutiérrez Mellado que se sublevó en 1936 e hizo carrera política y militar con el franquismo, por los méritos que contrajo como espía, cuyas informaciones tanto contribuyeron a la victoria del Ejército de Franco

Si nos centramos en la última Guerra Civil, también denominada Guerra de Liberación, porque dejó a España fuera del paraíso comunista, que disfrutaron los países del otro lado del Telón de Acero.  Propongo cambiar nombres por otros que hayan combatido al lado de la República, Por ejemplo.

  • Teniente Fernando Condés, asesino confeso de Calvo Sotelo, jefe parlamentario de la oposición, que provocó y precipitó el inicio de la contienda, y que a ella se sumase el General Franco.
  • José Giral Pereira, Presidente de Gobierno de la II República, verdadero genio de la guerra que disolvió el Ejército, el suyo y no de los alzados, y armó al populacho el 18 de julio, con lo que se incrementaron los crímenes y fue presa fácil de las aguerridas fuerzas africanas.
  • El Destructor Alcalá Galiano, en vez del Crucero Baleares, que permitió heroicamente el paso del Convoy de la Victoria el 5 de agosto de 1936.
  • Santiago Carrillo que borró de las calles y de un plumazo a tantos fascistas.

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    Calle a Santiago Carrillo

  • Enrique Líster, el mítico jefe del 5º Regimiento comunista. General que no ganó una sola batalla, aunque fue sin querer; y en cuyas derrotas solía hacer autocrítica con el fusilamiento de oficiales subordinados, anarquistas y prisioneros, esta vez queriendo.
  • Andrés Nin Pérez dirigente del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) que fue ejecutado seguramente por antifacista. Sería recomendable, dentro de la Memoria Histórica conocer donde están sus restos y poder desmentir que fuera torturado por los soviéticos, como algunos historiadores tendenciosos pretenden.
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    … y más nombres para el enfrentamiento

    General Vicente Rojo que fracasó en todos sus contraaques (Brunete, Belchite, Teruel, Ebro, Plan P y otros), y sobre todo, porque contraviniendo todas las reglas de la táctica, estableció a lo más granado que quedaba del Ejército Popular de la República (EPR) en defensa sin retroceso, con un obstáculo natural, de la imponente categoría del río Ebro, a retaguardia y con inferioridad aérea, para así servir en bandeja la destrucción del EPR al Generalísimo.

  • Stalin, inventor del GULAG, que presidió junto con el clarificador lema ¡VIVA LA URSS!, la emblemática Puerta de Alcalá en la Guerra. ¿Habría en la España republicana algún letrero que diga ¡Viva España!? ¿Por qué sería?
  • Al soldado indígena de las Fuerzas Regulares, que alistados por la fuerza en el Ejército franquista, no se conoce ninguno que fuera hecho prisionero por el EPR y sobreviviera, contra las leyes y los convenios internacionales sobre la guerra. Se podría conceder una beca de la Memoria Histórica para conocer cuál fue su suerte, por qué no sobrevivieron, y en qué cunetas están sepultados. Aunque tienen el inconveniente, y la paradoja, que al paso de estas fuerzas musulmanas se restauraron templos e imágenes católicos incendiados (seguramente por autoignición, porque en los mismos se indican en sendas lápidas la fecha en que fueron quemados, pero no por qué y por quién) y además se reiniciaron las celebraciones de misas.
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Hernán Cortés

También podíamos para continuar con la Memoria Histórica, preguntarnos ¿por qué tenemos tantas estatuas de próceres iberoamericanos, en el Parque del Oeste? Al que se propone el nuevo nombre de Parque de los Traidores, para que se vea que “España sí paga a traidores”. Militares españoles que en diferentes golpes de estado rompieron las Españas, consiguieron que los prósperos y seguros virreinatos, defendidos con escasas fuerzas, cayeran en manos de tiranuelos de la oligarquía criolla, que perdieran grandes extensiones de territorios (por ejemplo más de la mitad de México) en manos de potencias imperialistas, consiguieron la fragmentación en pequeñas naciones irreconciliables entre sí, cundiera la inseguridad, y se hundieran en la ruina.

Se podía proponer, al menos, que a cambio y en reciprocidad las naciones iberoamericanas erijan, entre otros, monumentos a Hernán Cortés conquistador de México y estadista (aunque privó de sacrificios humanos de los mexicas); General Pablo Morillo reconquistador de Cartagena de Indias en 1815; Ramón Rodil heroico defensor de la fortaleza del Real Felipe de El Callao; el leal Tomás Boves caudillo de los llaneros y defensor de los indios contra la traidora aristocracia criolla; Vicente Benavides último defensor de la causa de España, al frente de los indios araucanos, cuya gran mayoría pelearon a favor de España;  o el mestizo colombiano Agustín Aguilongo que al ser fusilado en 1824, expresó la razón de su lucha: Si tuviera veinte vidas. Estaría dispuesto a inmolarlas por la Religión Católica y por el Rey de España.

Salvador Fontenla Ballesta. General de Brigada (R.)