1001 Historias Romanas de Lepanto, Política y Diplomática. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Recibo de mi buen amigo Francisco Vázquez y Vázquez —Paco Vázquez— Alcalde que fue de la ciudad de La Coruña y Embajador de España cerca de la Santa Sede, cargos en él de absoluto servicio a la Patria, el librito que lleva el título que acompaña. Una delicia.

Responde a la conferencia dada en el Museo Militar de La Coruña dentro de los actos conmemorativos del 450 aniversario de la batalla de Lepanto.

Paco Vázquez nos cuenta la historia a la vez que, con habilidad y la sagacidad de un Embajador, engarza aquellos eslabones con los actuales, a pesar de que algunos quieren desenganchar la historia de España de su verdad y rigor. Lo hace nada más empezar «a modo de exordio en el deseo de ser fiel a la verdad de la historia y su memoria», recogiendo la enseñanza de Don Quijote de la Mancha:

«Debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y no nada apasionados y que ni el interés, ni el miedo, el rencor ni la afición no les hagan torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir». Dice el Embajador «Sirva el axioma cervantino para poner en evidencia la mezquindad intelectual de quienes en los tiempos actuales pretenden imponer un control totalitario de la Historia, de su verdad y de su memoria».

Como ven empieza con fuerza, y es que el opúsculo de Paco Vázquez es de principio a fin un apasionante relato de una de las acostumbradas hazañas españolas cuando lo español se deja de ambages y mezclas extrañas y sale con la pureza de la fe y el patriotismo.

El libro está editado con gusto y delicadeza como no podía ser de otra manera cuando el editor es Manuel Arenas Roca, librero de La Coruña, amante de la historia y un caballero español. Siento decirles que se trata de una edición especial numerada, pero tengo la seguridad de que si se dirigen a la editorial podrán hacerse con la obra. Merece la pena.

El libro es de fácil y amena lectura y por primera vez veo un pasaje tan complejo de nuestra historia sintetizado con pulcritud y rigor a la vez que aporta documentos y nombres casi desconocidos.

Tiene un introito que permite situarse en el lugar y encontrar las razones de los hechos con una gran panorámica del momento, por cierto con gran acierto y oportunidad para transportarnos a la situación actual.

Entra de lleno en materia con una preciosa descripción de la relación del gran Felipe II con su Embajador y con el Santo Papa Pio V, recreándose con los protagonistas de la batalla donde recupera nombres algo olvidados y sobre todo resalta el valor y el honor de los verdaderos protagonistas: las tropas, los tercios españoles. Le sigue los retazos de la batalla, difícil labor que resuelve Paco Vázquez con estratégicas palabras y ¡cómo no! con algo a lo que siempre va unido mi recuerdo: el rezo del Rosario, razón sin duda de la victoria, que recomendó rezar Su Santidad, 7 de octubre, Virgen del Rosario, Patrona de esa bella ciudad de la que el Embajador fue su Alcalde.

Miren: léanlo. En un día de lectura entenderán más de mil años de historia.

Gracias Embajador y cierto es:

«La más alta ocasión que vieron los siglos pasado, los presentes, ni esperan ver los venideros».

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

27 noviembre 2021

 

EN ESPAÑA, EL QUE RESISTE, GANA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

<<En La Arcadia de Lope de Vega se dicen estos versos:

¡Ay, dulce y cara España,
madrastra de tus hijos verdaderos,
y con piedad extraña
piadosa madre y huésped de extranjeros!

En España —y os lo digo, Alteza, porque sois joven y español— el que resiste, gana. Y también os lo digo, Alteza, porque habréis de lidiar durante vuestra vida, que para bien de todos os deseo larga y colmada de aciertos, con los tres embates que siempre se arrancan y siempre se estrellan contra el alma de los elegidos: el hombre impaciente, el del tiempo inclemente y el de la circunstancia desaforada e hiriente>>.

Camilo José Cela profetizaba. Solo tenía que mirar el tiempo pasado, meditar el presente, para así ver el futuro. Era en el discurso de recepción  del Premio Príncipe de Asturias en el año 1987. Seguía diciendo, recordando las palabras de Saavedra Fajardo, que el que espera tiene a su lado un buen compañero en el tiempo y recordaba cómo con elegante y noble regodeo decía Felipe II: <<yo y el tiempo contra todo>>

Pasa el tiempo, impaciente, un tiempo inclemente sigue, y cada vez más desaforada, la circunstancia hiriente. Esperamos desesperadamente

En España, el que resiste gana. ¿Hasta cuándo?  Largo me lo fiáis.

¡Cuán largo me lo fiáis!

Implacable es la justicia, pero muy lenta, lo que viene a complicar más las cosas. Todo es paciencia y darle tiempo al tiempo. Con eso juegan los golpistas catalanes que han emprendido esta misma jugada: resistir para ganar. Hay un tufillo sospechoso que puede indicar alguna vía de escape preparada. Fuera de nuestras fronteras. Europa nos tiene acostumbrados a las más variopintas escenificaciones. Y si de España se trata… ¡Cómo para fiarse!

Dentro hemos dejado las puertas abiertas y entra una corriente que te deja helado el corazón.

Golpistas dominando los medios de difusión, la televisión pública, a su favor y rédito. Policía autonómica bajo sospecha. Un Parlamento escenificando a diario el escándalo que avergüenza; la ruina de millones de españoles, poco a poco, sin que nadie lo evite. España que se arruina y desaparece. Llantos de ruina moral y material. ¿Para qué ha servido el 155? ¿Nos están tomando el pelo; unos y otros?

El que ha perdido la iniciativa es derrotado por regla general; el que la conserva gana habitualmente. Para ello es necesario conocer al enemigo. Porque no hay enemigo fácil cuando está dispuesto a todo. Es difícil vencer a un enemigo cuando este conserva en su fondo el espíritu combativo. Cuando el enfrentamiento está enredado y sin avance hay que cambiar de inmediato nuestras intenciones y vencerle adoptando una estrategia completamente nueva.

El que resiste gana. Sin duda. Pero resistir no es inacción sino renovarse y luchar aquí y allá; con inteligencia y voluntad de vencer, no repitiendo las mismas tácticas una y otra vez.

Pronto nos llega un nuevo ataque para el que habrá que estar preparado. Resistir es ganar cuando se está preparado y dispuesto a todo. La prueba será en un inocente y sencillo juego: el fútbol. No callarán tirios y troyanos.

El simbolismo que encierra la persona del Rey es de tal importancia que ello solo justifica la existencia de la institución. Fuerza de atracción moral y emocional que el independentismo utilizará para hacer el mayor daño que pueda y, ¡ojo!, si puede, buscar mártires.

En España, el que resiste, gana. <<Y también os lo digo, Alteza, porque habréis de lidiar durante vuestra vida, que para bien de todos os deseo larga y colmada de aciertos, con los tres embates que siempre se arrancan y siempre se estrellan contra el alma de los elegidos: el hombre impaciente, el del tiempo inclemente y el de la circunstancia desaforada e hiriente>>.

En España —y os lo digo, Alteza, porque sois joven y español— el que resiste, gana.

¿Cuánto hay que resistir? ¿Hasta cuándo? El tiempo pasa y España puede desaparecer con ello.

Circunstancia desaforada e hiriente…

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

31 Marzo 2018