Gibraltar y el Brexit: La Royal Navy envía dos Avisos para Navegantes. Ángel Liberal Fernández, Capitán de Navío (R.)

El HMS Talent, averiado, atracado en el muelle Z de Gibraltar

En estos tiempos de tribulación que padecemos, con tantos mensajes confusos como recibimos, parece que los únicos que envían señales claras son los militares británicos en lo relativo a Gibraltar y el Brexit.

Mientras nosotros no conseguimos ponernos de acuerdo con el objetivo de reintegrar Gibraltar a España, la Royal Navy nos ofrece dos muestras claras de las razones por las que no está dispuesta a moverse de Gibraltar.

La vieja torre de control de Windy en primer plano con la nueva en construcción justo detrás de ella.

El primer ejemplo palpable de su interés lo ofrece la nueva torre de control que están construyendo en la meseta de punta Europa, al sur del Peñón, en el lugar conocido como Windy. Es una gran estructura en la que están invirtiendo más de dos millones de libras, tanto en el edificio como en sus equipos. Como puede verse en la fotografía parece que está destinada a sustituir a la otra torre (anexa por su fachada sur), que tiene más de 25 años de antigüedad. Su misión será la de conocer en todo momento el tráfico de superficie por el Estrecho de Gibraltar y, muy importante, obtener Inteligencia visual, optrónica, radar y electrónica de toda cuanta plataforma, civil o militar, entre en su radio de acción, sin olvidar las comunicaciones a cuya interceptación dedican muchos de sus afanes. Los trabajos en la nueva torre están muy avanzados y puede suponerse que su aspecto será espectacular mostrando un decidido afán de permanencia.

El siguiente ejemplo, también visible este mes de septiembre, lo constituye la presencia del submarino nuclear HMS Talent (con un amplio historial de averías) de la misma clase que el infortunado HMS Tireless y bastante más antiguo que el HMS Ambush, también de triste recuerdo en el Estrecho.

El HMS Talent, averiado, atracado en el muelle Z de Gibraltar

El caso es que las autoridades de la Royal Navy, en lo que pareció todo un detalle de aprecio hacia la población de Gibraltar, decidieron que el HMS Talent entrase en ese puerto el día 8 de septiembre para –según dijeron- estar presente en los actos conmemorativos del denominado día nacional de Gibraltar que se celebra el día 10. Así fue, y muy celebrado y agradecido en la localidad. Lo malo es que once días después, el submarino seguía en puerto, junto con un movimiento inusual de grandes aviones de la RAF que han transportado personal y material. En realidad, el «detalle» de la Royal Navy fue colarle a la población local el enésimo submarino nuclear averiado. Por lo que se ve, los británicos necesitan esta base –lejos de la metrópoli- para poder hacer reparaciones de emergencia a sus submarinos nucleares porque se averían más de lo que sería prudente.

Y a todo esto tenemos a los políticos españoles de la Comarca – a diestra y siniestra- compitiendo a ver quién es el que consigue – a cuenta del Brexit- mayores favores para Gibraltar y para esa cifra incógnita tan importante como es la de los que se dicen trabajadores españoles en Gibraltar. Su cifra real probablemente nuestras autoridades la desconocen pues no se ha publicado ni se sabe que exista un censo oficial español que ofrezca un mínimo de garantía, sólo se manejan las cifras que proporciona Gibraltar.

Así tenemos a nuestras autoridades otorgando la máxima prioridad al bienestar de una cifra desconocida de trabajadores españoles que, casualmente, son los que hacen posible la supervivencia de la economía de Gibraltar y por ende, la de la base militar con sus submarinos nucleares y demás recursos como los de Inteligencia.

El bienestar de los nuestros es tan importante que incluso las autoridades de Gibraltar y las británicas (algo asombroso) no dejan de repetir su interés por ellos, naturalmente junto con el bienestar  -suponemos que bastante más alto- de los habitantes del Peñón.

Habilidad que tienen para manejar  a los españoles como rehenes con los que conseguir garantías sobre la fluidez del tránsito por la verja, absolutamente vital para la supervivencia de la colonia e incluso, de la industria turística local. En su trabajo cuentan con la valiosa colaboración de unos periodistas y significados políticos de la izquierda parlamentaria española reconvertidos, algunos de ellos, en algo así como asesores del denominado ministro principal.

Si la situación está evolucionando como se ha publicado, no nos extraña lo exultante que están las autoridades llanitas pues, según parece, los cuidados con que –durante años- han tratado a sus asesores finalmente dan sus frutos.

Los españoles que trabajan en Gibraltar los cifran en unas 8.000 personas. Todas ellas serán muy importantes –sobre todo los asesores- pero no creo que sean menos importantes que las más de 200.000 personas que viven en el arco de la bahía de Algeciras y que, debido a la colonia británica, se ven obligadas a asumir unos riesgos que no les corresponden. Dicho sea esto sin entrar en el resto de las importantes consecuencias negativas que tiene para España la presencia de este como de cualquier parásito, como apuntó una de nuestras autoridades.

Paradojas de una política –principalmente de izquierdas pero también de derechas- interesada en mantener la presencia de una base militar colonial extranjera en nuestro territorio y que –aparentemente- se queda tan tranquila como si no hubiese alternativas que ofrecer a quienes atraviesan la verja a diario. Mucho «bienestar» deben recibir unos y otros. Hasta es posible que alguno de estos políticos españoles no sepa que Gibraltar es una base militar desde la verja hasta punta Europa, de la costa de levante a la de poniente, en la superficie y en el interior del Peñón así como en las aguas españolas que lo rodean.

Ángel Liberal Fernández, Capitán de Navío (R.)

Blog: generaldavila.com

22 septiembre 2018

 

La manipulación con los trabajadores españoles en Gibraltar Ángel Liberal Fernández, capitán de navío (R)

El HMS Queen Elizabeth entra en Gibraltar

La reciente visita del portaaviones HMS Queen Elizabeth a Gibraltar ha servido para recordar que el interés del Reino Unido por el Peñón radica, principalmente, en la base militar.

La mantienen con un coste irrisorio, unos 60 millones de libras al año, porque las infraestructuras necesarias las transfirieron en 2007 a las autoridades locales. Ahora, el Ministerio de Defensa británico sólo paga los consumos. Incluso comparten los gastos del aeródromo de la RAF.

Así pues, la supervivencia de esta base militar de bajo coste depende de la economía local, lo mismo que las condiciones de vida de los 32.194 (2012) habitantes de Gibraltar que sirven al Reino Unido como excusa para justificar su presencia colonial.

Esa economía se sustenta en cinco pilares: el turismo, el centro financiero, el aprovisionamiento de buques, las apuestas on-line y, la «importación/exportación» de tabaco. Como es lógico, esos pilares dependen de la mano de obra. Gran parte de los trabajadores son extranjeros que viven al norte de la verja y se desplazan al Peñón diariamente. En Gibraltar no hay sitio para alojar a semejante número con sus familias. En una medida variable, estos pilares se subordinan a la fluidez del tránsito por la verja.

Gibraltar publica periódicamente la relación numérica de los transfronterizos. De un total de 13.251 (31.01.2018), son españoles 8.164. El pase especial para evitar la cola en la verja que se concede a los «trabajadores autorizados» lo pidieron 120 hasta mayo de 2015, en junio de 2017 quedaban unos 50; el resto, por razones no declaradas, no quiere identificarse como tales ante nuestras autoridades.

Esa cifra varía de mes en mes. En los últimos años, Gibraltar vive un auténtico boom con la construcción que se terminará en cuanto este «Kowloon mediterráneo» haya llegado a la saturación, lo que parece próximo. Es lógico pensar que se reducirán los puestos de trabajo en cuanto disminuya la actividad como consecuencia del Brexit y las empresas se marchen; por ejemplo, algunas de apuestas, industria que ocupa a unos 3.200 trabajadores. Otras podrán ir cerrando y en consecuencia, despidiendo a sus trabajadores.

El denominado ministro principal dijo el 17.10.2017 que, en caso de crisis, los trabajadores extranjeros suponen un “elemento de flexibilidad” (eufemismo de despido). Con razón insiste en que no pondrá dificultades para el tránsito, pues sería como un suicidio, pero nadie puede obligar al gobierno local de Gibraltar o a sus empresarios a mantener los puestos de trabajo.

La fluidez en la verja también es imprescindible para mantener las condiciones de vida de que disfruta su población desde que se abrió el paso en 1985. Gibraltar ha llegado a convertirse -a costa de España- en el territorio con la tercera renta per cápita más alta del mundo; algo difícil de mantener si tiene dificultades.

Ante la amenaza del Brexit, el gobierno local ha movilizado a todos sus colaboradores españoles necesarios (conscientes o inconscientes) y estos repiten sus consignas. La más  importante destaca que si hay problemas en la verja, los trabajadores españoles -utilizados como rehenes- perderán sus puestos de trabajo.

La pregunta obvia es: ¿cuántos trabajadores españoles hay en Gibraltar, según los datos oficiales de España? La respuesta pertenece al más profundo de los arcanos.

En la página web del Ayuntamiento de La Línea, en donde se insiste en la dependencia de la ciudad respecto a la colonia británica, los datos que figuran sobre trabajadores españoles están tomados de las estadísticas del gobierno de Gibraltar. La Línea no debe disponer de datos propios.

A raíz de la reciente visita del ministro principal a Sevilla, las autoridades autonómicas hicieron varias declaraciones sobre la prioridad para las personas, la defensa de los derechos de los transfronterizos y la necesidad de mantener la fluidez en la verja.  Las cifras publicadas son las mismas que ofreció el gobierno de Gibraltar. Parece que en Sevilla tampoco tienen estos datos de fuentes propias.

En esos días, un miembro de uno de los grupos más significativos entre los colaboradores necesarios de Gibraltar declaró que «La cifra de 8.000 que cruzan la verja a diario es incorrecta porque no incluye a los trabajadores de empresas españolas contratadas en Gibraltar ni a otros que pueden no estar registrados. La cifra real podría ser el doble».

Podría plantearse una reunión en Bruselas en la que se tratase del problema de los transfronterizos. Si los comunitarios preguntan de qué volumen de trabajadores están hablando, podría ocurrir que el representante español carezca de datos propios.

Podemos encontrarnos con nuestras propias autoridades asegurando la fluidez del tránsito por la verja para defender los derechos de nuestros trabajadores  y evitar los inconvenientes que podrían producirse a un número supuesto de ellos que, muy probablemente, tendría que ser el que digan las autoridades de la colonia. Al mismo tiempo se estaría profundizando en la dependencia que tiene La Línea respecto a Gibraltar.

La defensa de la fluidez en la verja, objetivo prioritario del gobierno local de Gibraltar para asegurar su economía y sus condiciones de vida actuales, es algo imprescindible para los intereses militares británicos por su dependencia de la economía local. Para ellos, una buena opción podría ser la de lograr un compromiso permanente español -supervisado por la UE- de no poner trabas en la verja para no perjudicar a los trabajadores, aunque su número disminuya en varios miles en cuanto el Brexit entre en vigor.

Con independencia del número de trabajadores, serían nuestras propias autoridades y sobre todo los partidos de la izquierda parlamentaria española y los sindicatos, quienes estarían defendiendo la supervivencia de la colonia y la de la base militar británica, a pesar de los riesgos que impone a la seguridad de las 236.770 (2016) personas que habitan en los municipios de la bahía de Algeciras.

Picardo ante los diputados británicos

Ángel Liberal Fernández, capitán de navío (R.)

Discurso Del Ministro Principal A Los Diputados Británicos Que Visitan Gibraltar En Un Viaje Organizado Por El Programa Para Diputados De Las Fuerzas Armadas

Blog generaldavila.com

26 febrero 2018

«Continúa la incertidumbre sobre el futuro de la colonia militar de Gibraltar» Ángel Liberal Fernández, capitán de navío (R.)

El 8 de diciembre, la Unión Europea y el Reino Unido publicaron un informe conjunto sobre los progresos alcanzados en la fase I de las negociaciones previas a la salida del RU, según el artículo 50 del Tratado de la Unión. El Consejo Europeo (a 27) lo aprobó el 15 de diciembre.

En los tres días siguientes a la publicación del informe, tres de los cuatro alcaldes de la bahía de Algeciras hicieron declaraciones mostrando tres criterios diferentes sobre el brexit, los tres con una orientación localista y con un punto en común: su preocupación por los trabajadores españoles en Gibraltar. De sus expresiones se deduce que han asimilado perfectamente lo que las autoridades locales del Peñón repiten desde hace años atribuyendo a esos trabajadores el papel de rehenes de la colonia.

Una de las referencias a tener presente es el artículo 15 del informe citado. En él se dice: «Aquellos que en la fecha especificada [se refiere a la fecha de salida] estén trabajando como trabajadores fronterizos, según se definen en la legislación de la Unión, entran dentro del ámbito de este Acuerdo de Retirada».

Según la legislación europea son trabajadores transfronterizos –en general- las personas que trabajan en un Estado Miembro pero viven en otro al cual vuelven a diario o por lo menos, una vez a la semana. La definición varía según que el campo de aplicación sea el pago de impuestos, el derecho de residencia o las prestaciones sanitarias.

Centrándonos en el paso por la verja de Gibraltar, que no es una frontera internacional, tenemos que podrían acogerse al artículo 15 los trabajadores españoles (7.904 el 17.11.2017) y resto de comunitarios (2.453 de 26 países), junto con los británicos (2.350) y gibraltareños (136) que viven al norte de la verja y trabajan en Gibraltar; también se incluiría a los británicos y a los gibraltareños que viven en Gibraltar y trabajan en España. No existe un registro español de trabajadores. Las cifras facilitadas son del gobierno de Gibraltar.

Como es lógico, todos los beneficiarios tendrán que justificar su lugar de trabajo y de residencia. En 2014 se ofreció a los transfronterizos un pase especial para evitar las colas en la verja. Tenían que presentar su DNI, el certificado de residencia y copia del contrato de trabajo. De los 4.500 españoles que había entonces pidieron el pase unos 120; ahora la cifra no supera los 50.

Los británicos y gibraltareños que viven y trabajan en Gibraltar tendrán que presentar el pasaporte pues no podrán acogerse al artículo 15. Tampoco se aplicará a los británicos que viajen a Gibraltar ni a los que viven en la Comarca y Costa del Sol (Sotogrande, etc.) como jubilados o porque trabajan en España. También quedan fuera los extracomunitarios (pasaporte y, en su caso, visado) aunque vivan en la Comarca y trabajen en Gibraltar (94 de 30 países).

El problema se relaciona con la masa laboral (2/3 de los trabajadores de las apuestas viven al norte de la verja) y con el turismo (pasaporte y, en su caso, visado) que constituye uno de los cinco pilares de la economía local. La situación es tan grave que el Ministro Principal, en una entrevista en BBC4 el 20 de agosto de 2016, dijo que un brexit «duro» representaría una «amenaza existencial para el actual modelo económico del Peñón» porque depende de la libre circulación de trabajadores.

La «exportación» de tabaco también se verá afectada. A ella contribuyen con su esfuerzo los que hacen alijos en masa y los denominados «matuteros», sean con dedicación exclusiva o eventuales. Se añaden los que pasan el tabaco por la verja conforme a los cupos establecidos o ignorándolos. Las tasas por la importación legal de tabaco en Gibraltar proporcionan a su gobierno más de 150 millones de euros, un gran alivio para el presupuesto.

Las autoridades de Gibraltar se esfuerzan por conseguir que el paso por la verja (levantada por los británicos en el territorio español del istmo) sea fluido y con el mínimo de controles. Buscan paralelismos imposibles con la frontera entre Irlanda y el Ulster, aunque las diferencias son abismales. Hasta ahora, España aplica los controles Schengen en la verja con una generosidad y flexibilidad realmente extraordinarias –algo  de lo que se olvidan el gobierno de Gibraltar y sus seguidores- pero no puede asegurarse que en el futuro siga siendo así. Conviene tener presente el ejemplo del paso de Calais.

Queda mucho por negociar y no se ha llegado a los detalles. El Gobierno español es el que desde un principio se preocupa por nuestros derechos (trabajadores incluidos). De hecho, la cláusula 24 de las Directrices del Consejo Europeo para la negociación dice: «Después de que el RU abandone la UE, ningún acuerdo se aplicará a Gibraltar sin un acuerdo entre España y el RU». De esto se deriva que en el acuerdo de salida no podrán incluirse cuestiones de futuro relacionadas con Gibraltar sin un acuerdo previo entre España y el RU, como recordó el Secretario de Estado para la UE el 13 de diciembre en la Comisión Mixta Congreso-Senado. El gobierno británico lo rechaza continuamente insistiendo en que lo que se acuerde ahora con la UE para la salida será de aplicación también para Gibraltar.

Como sabemos, la supervivencia de la colonia militar –con la base naval, el aeródromo, las instalaciones de Inteligencia y las de logística- se sustenta en la economía local; esta depende de la fluidez del tránsito por la verja, si cae la economía caen las instalaciones militares. El RU, con la crisis que se le avecina, difícilmente podrá afrontar los gastos militares de Gibraltar y mucho menos subvencionar a la población local –utilizada para justificar su presencia- si su economía entra en crisis, como ocurrió hace 50 años.

Es posible que los británicos traten  de conseguir el alineamiento necesario con la UE para que la economía local no sufra con el brexit y así asegurar la supervivencia de la base militar. A este fin tratarán de arrancar a la UE un compromiso por el que se impida a España recuperar el control pleno del paso por la verja.

No sería extraño que para conseguirlo sigan utilizando los recursos de que todavía disponen para intentar –desde Gibraltar- presionar al Gobierno de España a través de los más diversos ámbitos de la Comarca, como son los relacionados con la política, los sindicatos y la prensa, entre otros. Ya han llegado hasta el Congreso de los Diputados.

Ángel Liberal Fernández, capitán de navío (R.)

Blog: generaldavila.com

19 diciembre 2017