EL GRAVE PROBLEMA DEL EJÉRCITO ESPAÑOL General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

¡Uno más! Confundir un Ejército con una ONG y formar a sus tropas y cuadros de mando en una mentalidad antimilitarista es un grave proyecto puesto en marcha por el socialismo que militarmente inauguró un personaje llamado Narcis Serra que hizo todo el daño que pudo en las interioridades militares y que, con intención, o sin ella (peor es no darse cuenta), culminaron los siguientes ministros de Defensa, de uno u otro partido, dirigidos por su respectivos presidentes. En buena ley no podemos resaltar el buen hacer en lo militar de ningún presidente del Gobierno ni de ninguno de sus ministros. Han vivido obsesionados con el «Franquismo» algo que no sabemos muy bien su significado, inexistente, tal y como ellos lo plantean, en las filas militares y solo cultivado en su imaginación, lo que les vino muy bien para hacer y deshacer (eso sobre todo) con vana disculpa. Véase el 23F, aún sin el análisis documental hecho, o la situación de desconfianza en lo internacional en materia de Defensa, una cruda realidad que no quieren reconocer, pero que nos ha llevado al rincón del olvido en la estratégico que es lo económico y político. A no ser nadie como potencia militar o industrial. Presumimos de lo que no hacemos ni somos. Un ejemplo sencillo: en ayuda militar a Ucrania alcanzamos el número 20 en el ranking, pero presumimos como si fuésemos los primeros.

Los Ejércitos han sido durante todo el periodo democrático, desde 1975, una preocupación a  la que se miraba de reojo mientras «se les metía en cintura» cuando era y es la institución más democrática, disciplinada, honrada y cumplidora de su deber. Ejemplo para buenos y malos.

Los daños materiales sufridos por la desaparición de unidades claves a las que se les ha robado su espíritu y tradiciones negándolas el pan y la sal, convirtiéndolas en una más (o menos); las carencias de armas, vehículos y materiales que han provocado evitables accidentes y nos han dejado en desequilibrio irrecuperable en años; todo es poca cosa si se compara con el daño moral que han sufrido las Fuerzas Armadas y por tanto la nación española.

En nuestro libro De soldado a general hemos expuesto la situación alcanzada y la gravedad de lo acontecido. Hablan no unos trasnochados militares, sino quienes desde los puestos de mayor responsabilidad, en todos los empleos y unidades, de todas las Armas (ahora llamadas especialidades) y Cuerpos han conocido de cerca el proceso y su desarrollo.

Desde la educación hasta la posible desaparición, lenta y silenciosa, del compañerismo y la virtud. Todo está diseñado.

Sin efectivos (faltan cerca de 15.000 militares en plantillas, perdidos entre 2010 y 2023),  13.000 militares en reserva de los que solo el 7% ocupa un puesto de trabajo (incomprensible), más de 5.000 militares en situaciones especiales, es decir fuera de los ejércitos (?) y más de 3.000 aptos con limitaciones, es decir cerca de 22.000 militares desaprovechados, es todo un derroche de irresponsabilidad y desprecio inasumible. Eso sí, echamos a la tropa a los 45 años por inservibles para pasar a «Reservista de Especial Disponibilidad» con una ridícula paga de 600 euros y el paro como meta. No hay Ley de Movilización, nadie sabe como estructurar una posible movilización ante una emergencia, no va a volver el servicio militar obligatorio porque en España no hay sentido del servicio en un Gobierno que aspira a destruir España y que cada Autonomía se las apañe como tristemente vemos cada día. Un desastre.

Y nos hablan de virtud. ¿Qué virtud?

España aún permanece unida, aunque el futuro es estremecedor se mire por donde se mire. No hay Defensa ni valores que la sustenten.

Faltan capitanes y comandantes, faltan soldados en las unidades y tripulaciones;  cada vez hay menos incorporaciones de tropa ¿a quién le extraña?

Lo militar es una maquinaria inservible porque cuando quiera o debiera ponerse en marcha no lo hará y nuestra postura defensiva será entregar las armas, el espíritu, y no  habrá deber cumplido; me temo que nunca se cumplirá.

La mayor prueba de ello es el ataque desde el mismísimo Gobierno de la  nación a la unidad de España, misión principal de las Fuerzas Armadas. Deber incumplido.

El teórico aumento del porcentaje del PIB en Defensa, del que tanto presume la ministra, no es sino el negocio de las armas que llevan ya hace tiempo fomentando para su puesta en escena internacional con su poder en lo mediático, en lo tecnológico y ahora con el negocio de las armas. Esa es la política socialista y su amor interesado a los Ejércitos.  Es una vieja historia que les mantiene en el plano internacional.

Todo esto me viene de nuevo a la memoria porque cada vez recibo más correos de jóvenes desorientados en su vocación militar. Todavía la hay. Mucha. Mucho amor a España y a un oficio, el más bello y antiguo: el militar.

Sin tropas no hay Ejército y con tropas descontentas aún peor. Desatendidas en lo moral, mal pagadas, desorientadas y aburridas no hay manera de sostener unas Fuerzas Armadas.

Nos venden lo que no hay. Vivimos en la teoría de los valores recitando lo que nos enseñaron otros; y otros practicaron. Son valores que conforman un marco vacío que a día de hoy nada enmarcan. Un lienzo en blanco del que se han borrado sus bellas hazañas.

Pero aún nos queda el valor y el honor de nuestros soldados por pocos que sean. Ese es el gran obstáculo que esos a los que señalo tienen para cumplir su objetivo de acabar con España. Antes tendrán que acabar con cada uno de nosotros, en activo, en la reserva, o retirado. Siempre seremos de especial disponibilidad, con o sin uniforme, y en ellos estamos desde nuestro puesto de centinela.

A la virtud siempre le llega el relevo.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

28 julio 2025

NOS HAN DESMANTELADO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Nos han desmantelado

En el libro de Narcís Serra Serra La transición militar. Reflexiones en torno a la reforma democrática de las fuerzas armadas se expone un detallado guión del proceso a seguir con los ejércitos hasta conseguir llevarlos a donde ellos querían. Se ha cumplido a rajatabla, por ellos y por todos, sin salirse ni un ápice del guión marcado. Solo extraigo un párrafo del libro: ‹‹El caso español aconseja que las reformas (se refiere a las reformas militares) se inicien en el campo del control económico, que ayuda a imponer orden en la actividad económica de los ejércitos y a programar su actuación. En este campo, los civiles son más expertos y su intervención puede dar resultados positivos a corto plazo››. El resultado ha sido una deuda desorbitada en el ministerio de defensa y llevar al borde del colapso a las unidades militares. La sabiduría y buen hacer de este señor del libro queda demostrada en la imputación y solicitud que para él hace el fiscal: cuatro años de cárcel por ‹‹administración desleal››. Todo un experto en la actividad económica. Recordemos otra vez: ‹‹En este campo, los civiles son más expertos y su intervención puede dar resultados positivos a corto plazo››. Ahí están los resultados. En el prólogo del tedioso libro el experto económico, Narciso Serra Serra, refiriéndose al control al que hay que someter a las Fuerzas Armadas dice: ‹‹Quis custodiet ipsos custodes?›› (¿quién vigila al vigilante?). El implacable veredicto del tiempo da la respuesta: había que haberle vigilado a él y a unos cuanto más. La amenaza no estaba en los depositarios de la fuerza para liberarla de los que la amenazan. La amenaza es y era otra. Pero dejemos el libro y a su autor que bastante tiene con lo que tiene, aunque tiempo habrá para revisar aquellos años de decisiones en lo militar no suficientemente estudiadas y conocidas.

La fortaleza

Ni Platón ni Aristóteles. Tampoco el gran Alejandro. Simplemente Alfonso Guerra: ‹‹A España no la va a conocer ni la madre que la parió››. Toda una filosofía que se les ha escapado de las manos en el intento de emprender las reformas desde el sectarismo y el enfrentamiento entre españoles, como si en España hubiese que redimir penas con la historia, como si en España existiese un pensamiento único, como si de España hubiese que borrar su historia y contarla como no fue. Se les ha escapado de las manos. Retórica en uso: poder a cualquier precio, agitadores, manipuladores de los sentimientos que transporta la historia y que le son extraños o les perjudican. Tierra hostil en la que el recorrido demagógico no solo se ha utilizado contra los ejércitos y su historia sino contra todo lo que huele a español. Ha sido un camino en el que se ha buscado lo que nunca nos han ofrecido mientras lo negociaban en la oscuridad de las cavernas y también de las tabernas. He visto lo suficiente para perder la fe en los demagogos que deciden lo que debemos comer, beber, sentir y pensar. Cada vez la libertad está más condicionada y dirigida. La única forma de luchar y conseguirla es tiempo; tiempo para pensar, aprehender y decidir. Casi nadie piensa, pocos aprehenden y ellos deciden. Los objetivos estaban escritos. Hoy están casi alcanzados: descristianizar, deshumanizar, repartir dioses de barro, relativizar, arruinar los muros y las plazas. En el cambio, en su objetivo,  no solo estaban los ejércitos. Por el mismo precio -cajas de ahorros, bancos, empresas y fundaciones pagaban- estaba la Iglesia, la Enseñanza…, la monarquía (?) y la mismísima España.

Napoleón: Nadie ha podido vencer a los españoles

Pero ¡ojo! Ya dijo Napoleón que no pudo vencer a los españoles por su extravagante afición a la libertad. Lo he repetido y vuelvo a recordarlo. Lo que más arraigado estaba y está, por siglos de historia, venció al Emperador: el sentimiento religioso, el nacional y el monárquico.

El Emperador

¿Será este moderno enemigo que asedia la plaza más fuerte que el Emperador?

Parece que nos han desmantelado. Han echado por tierra y arruinado los muros y fortificaciones de España. Es difícil encontrar en quien depositar tu confianza, tu voto y tu futuro cuando entre todos han puesto cerco a los sentimientos, tradiciones, amores y sufrimientos. Era el primer objetivo: relativizar todo; hasta el sentido y el concepto de la unidad de España. Lo han conseguido.

Habrá elecciones, antes de lo esperado. El actual presidente del gobierno no será candidato. Esperemos y esperamos que el próximo no sea el que remate definitivamente a gol. Ha sonado el silbato: penalti y expulsión.

Desmantelados ya no nos queda otra que volver a gritar: Por España. Todo por España. ¿Nos escuchará alguien?

Los expertos económicos nos han arruinado. En cuerpo y espíritu. Sus reflexiones han resultado ser un fraude. Lo malo es que todos lo sabían y nadie dijo nada. Esperemos que todavía estemos a tiempo de reaccionar.

Por España. Todo por España. ¿Nos escuchará alguien?

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

24 marzo 2017