¡ORGULLOSOS DE VOSOTROS! DICE LA MINISTRA DE DEFENSA. ¿QUIÉNES? ¿ELLA? ¿SU GOBIERNO? ¿EN NOMBRE DE QUIÉN HABLA? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Entre risas y llantos

Nada hay que moleste más a un militar que la indeseable adulación que traducida a argot callejero se traduce como dar coba: «Halago o adulación fingidos». Pues ni siquiera con razón se debe ir más allá en el premio o castigo.

«…Será firme en el mando, graciable en lo que pueda, castigará sin cólera, y será medido en sus palabras, aun cuando reprenda», decían nuestras Ordenanzas del Cabo; ahora se lo dicen a todos por si de arriba alguno se olvida.

Marcos de Isaba, Capitán de los Tercios, tratadista militar, sabía y repartía los preceptos de actuación de los soldados. Nacido en Isaba (Navarra), en la batalla de Lepanto mandó una compañía de 178 hombres y dejó escrito:

«El que a la guerra viniere, ha de traer puesto el ojo al servir y vivir virtuoso, y no a la merced, que sin merecerla procura que se le dé, y ha de entender que no puede ser maestro quien no hubiere sido discípulo».

No es necesaria la lisonja a unos hombres, soldados, curtidos en el cumplimiento del deber.

Lo que más valoran es la verdad y el ejemplo de su capitán. No puede cualquiera mandar firmes a su tropa cuando no ha defendido su presencia en el lugar que les corresponde.

Dice la ministra de Defensa en un discurso elaborado, pero sin la profundidad y el calado de una arenga que es lo que necesitamos: «Orgullosos de vosotros«.

¿Quién está orgulloso? ¿Ella o su Gobierno? ¿En nombre de quién habla? Lo que ella sienta no interesa. Su lenguaje es político, nunca militar. Que cumpla y no engañe. Si cumple que lo haga con la unidad de España, con la defensa de sus soldados, en lo profesional y en lo doméstico. Sobre todo en lo Institucional. El abandono es patente. ¿Responsables y fiables? En las puertas del Mediterráneo nos vemos, allá en sus angosturas por donde se nos cuelan los submarinos nucleares (aliados).  ¿Fiabilidad dónde? ¿Con quién?

¿Quién está orgulloso de nosotros? ¿Ella, su Gobierno, o el cabo de guardia? Olvida que ella lleva la política de Defensa, que ella no es soldado, que de ella no esperamos nada de palabra: hechos. Las Fuerzas Armadas son el Rey y de ahí  para abajo. Ella no, aunque «duerma de uniforme». ¡Pájara! nos ofendió su Gobierno, porque el calificativo iba por lo que políticamente dirige y no por otra cosa. A usted le parece que aguantar la ofensa es para estar orgullosa de los soldados.

Sí. Dormimos de uniforme, con las botas puestas, por si acaso. Por si acaso va más allá el no ser bien recibidos en algunos lugares de España, donde nunca se celebra el Día de las Fuerzas Armadas no vaya a ser que ustedes se queden sin gobernar.

Pero nosotros hemos jurado otra cosa y por ello, por lo jurado, es por lo que estamos dispuestos a entregar hasta la última gota de nuestra sangre. Aquí, en España, no en guerras que ni nos van ni nos vienen.

Porque entre sus socios de gobierno los hay que  predican no ser españoles y difunden ideas contra España: separatistas. Ustedes dependen de alguien que va contra la unidad de España. de un prófugo de la justicia. Esto es hablar claro. Políticamente claro. Militarmente no se entiende. Por eso nosotros no entendemos sus palabras. ¿Quiénes están orgullosos?  ¿Sus socios de Gobierno? ¿Lo recuerda? Antimilitaristas que luchan por romper España y que es precisamente lo que la Constitución nos obliga a impedir, nuestra principal misión, el fundamento de la Constitución:  la unidad de España.

No presuma de lo que no es asumible y no se ha analizado ni militar ni políticamente. Lo que se oculta.

De forma que obras son amores y aquí todo se aguanta menos que a uno le hablen alto, es decir que nos den gato por liebre.

En mi juventud solía leer a Jean Lartéguy. Todavía conservo de aquella época su famosa trilogía: ‹‹Los centuriones››, ‹‹Los pretorianos›› y ‹‹Los mercenarios››. El primero de ellos ha sido reeditado en los Estados Unidos a petición del general David Petraeus que mandó las tropas en Irak y Afganistán.

Casualmente he cogido de mi biblioteca este volumen y en su prólogo leía lo que Marcus Flavinius, Centurión de la 2ª Cohorte de la Legión Augusta, le escribía a su primo Tertullus de Roma:

‹‹Nos habían dicho, al abandonar la tierra madre, que partíamos para defender los derechos sagrados de tantos ciudadanos allá lejos asentados, de tantos años de presencia y de tantos beneficios aportados a pueblos que necesitan nuestra ayuda y nuestra civilización.

Hemos podido comprobar que todo era verdad, y porque lo era no vacilamos en derramar el tributo de nuestra sangre, en sacrificar nuestra juventud y nuestras esperanzas. No nos quejamos, pero, mientras aquí estamos animados por este estado de espíritu, me dicen que en Roma se suceden conjuras y maquinaciones, que florece la traición y que muchos, cansados y conturbados, prestan complacientes oídos a las más bajas tentaciones de abandono, vilipendiando así nuestra acción.

No puedo creer que todo esto sea verdad, y, sin embargo, las guerras recientes han demostrado hasta qué punto puede ser perniciosa tal situación y hasta dónde puede conducir.

Te lo ruego, tranquilízame lo más rápidamente posible y dime que nuestros conciudadanos nos comprenden, nos sostienen y nos protegen como nosotros protegemos la grandeza del Imperio.

Si ha de ser de otro modo, si tenemos que dejar vanamente nuestros huesos calcinados por las sendas del desierto, entonces, ¡cuidado con la ira de las Legiones!››

No encuentro muchas razones para festejar estos amores de la ministra de Defensa a las Fuerzas Armadas cuando están tan recientes las opiniones de su presidente, cuando viven atados al voto independentista, del que dependen, cuando nadie sabe nada de unas guerras inexplicables en las que nos meten sin dar explicaciones en el Congreso. Ni a las Fuerzas Armadas les explican nada.

Por cierto. La Guardia Civil es un Instituto Armado que también  celebra este Día de las FAS como nosotros. ¿No tiene usted, señora ministra de Defensa, nada qué decir, un mensaje de apoyo hacia la Guardia Civil? O se une a sus compañeros de Gobierno en sólido y cerrado bulo?

No esté tan orgullosa y haga lo que  esperábamos de usted.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

3 junio 2025

 

 

LA MINISTRA DE DEFENSA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Aquí se viene llorado de casa. Se gestiona, bien, sin politizar, y a otra cosa. Los premios y las condecoraciones son para los soldados (¿lo recuerda señor Bono?). Manifestaciones de respeto y nada más. Reciprocidad.

No nos conocemos. Me gustaría entrevistar a la ministra de Defensa. ¿Se dejaría? El reto lo lanzo y como sé que me leen por esas alturas, aunque no se confiesen, pues a ver si hay suerte.

Por sus obras los conoceréis. De entrada alguien que acepta sentarse en un Gobierno que pacta con comunistas de la Corte de Maduro, separatistas, personajes procedentes de los terroristas de la ETA y se sitúa a la cabeza  de las Fuerzas Armadas no me inspira ninguna confianza. A los soldados tampoco -No sé al radiotelegrafista, que todo hay que explicarlo: me refiero a Balboa-.  La misma que me inspiraba aquel ministro que se envolvía en la bandera de España y abrazaba a los obispos.

Recuerdo una audiencia, él en plan relumbrón, algo normal en el personaje, con generales en grupo, sin tiempo para individualizar, cuando le sonó el móvil y saltó su graciosa soberbia. Estas fueron sus disculpas (preparadas):

-¡Uy! ¡Perdón! Me ha ocurrido como al Arzobispo de Toledo. Hace unos días mientras decía misa le sonó el móvil. Como éramos muy pocos (ceremonia privada, ¡faltaría más!), íntimos, le dije, -¡Cójalo, señor Arzobispo, no vaya a ser Dios!

Debió esperar la sonrisa de los generales a la gracieta ministril, pero allí nadie rompió su hierática mirada. Olvidemos al personaje que sigue en todas las salsas; o sus peones. Algún día hablaremos de <<los generales de Bono>>.

Este ministerio de Defensa, el más cómodo de todos, es una puerta abierta a la vanidad y a descubrir la unidad de España. Desde el primer <<¡Capitán mande firmes!>>, que enseñó el discípulo a la maestra, todo son facilidades y respetuoso primer tiempo del saludo.

Todos los ministros (y los aspirantes) llevan dentro, los de un extremo y el otro, algo que parece congénito, piensan mucho en eso de cuadrarse. Alguno sabe lo que digo o quiero decir. Cuando escalan hasta el poder nada les gusta más que un saludo militar. ¡Cuádrese! ¿Usted no sabe quién soy yo? Algo que solo ellos dicen, no es un término usado en lo militar por innecesario. Así fue la entrada de Azaña en el ministerio de la Guerra. En ese aspecto lo mismo da una banda o la otra. Es obsesivo. Lo de las estrellas o entorchados en la bocamanga… ¿Se han preguntado por qué solo en el Ejército de Tierra las divisas no se llevan en la bocamanga sino en los hombros?

Recordémoslo: <<¡Cuádrese! Soy el ministro de la Guerra. Era de noche y en la oscuridad de las bujías, aprovechando las sombras, Azaña pone firmes al oficial de guardia del palacio de Buenavista, sede del ministerio de la Guerra. El general Ruiz Fornell le da posesión del cargo>>. Azaña acababa de cumplir un sueño infantil. A esas horas el niño Manuel sueña con su juguete: ¡Soldados! Pronto abrirá la cajita y sacará a sus soldaditos de plomo para organizar su peculiar ejército.

Yo sé de alguno que puesto a elegir entre ministro de Defensa o presidente del Gobierno se quedaría con ministro de Defensa. O como Azaña: las dos cosas. No viene al caso.

Lo que sí es el caso, es que este ministerio de la Defensa se ha movido siempre entre la ideología y la economía, lo que ha definido su trayectoria y que a la mera inspección de la figura se comprende. El resultado ha sido leyes y mas leyes al arbitrio del partidismo; y pobreza, mucha pobreza.

El ministerio de Defensa da bandazos con peligrosas inclinaciones a uno y otro lado, lo que acaba mareando a la tripulación y puede hacer zozobrar la nave. Las Fuerzas Armadas económicamente están en la ruina y su misión tampoco queda bien definida.

La ministra de Defensa actual no acabo de entender si lo es, o se lo hace, como dicen en la capital.

Sus constantes gestos de apoyo y reconocimiento, su equilibrado comparecer, sus justas palabras, su huida de jardines ajenos e incluso su acusada distancia del presidente de su Gobierno, son motivos que dan que pensar. ¿Es o se lo hace? Lo que está claro es que de su equipo sabemos que hay quién se hace pasar por, sin serlo. ¿Y ella?

La prueba del algodón se aproxima: Presupuestos.

Me parece que seguiremos llorando. ¿Con ella? ¿Era el poli bueno?

Me gustaría entrevistar a la ministra de Defensa. Espero su llamada y hablamos. Interesa su opinión. ¿Me recibe señora ministra? Si está muy ocupada puedo mandarle un cuestionario. Sería muy interesante para todos.

La primera pregunta ya se la hago desde aquí. ¿Se siente cómoda en un Gobierno con comunistas bolivarianos, apoyado por separatistas y ramas del tronco del árbol de la ETA? ¿Cómo explicaría eso a sus tropas cuya misión es garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional?

Todas mis preguntas irían por esa línea tan elemental y sencilla.

<<No vaya a ser verdad aquel refrán de que cuando el diablo no sabe qué hacer, con el rabo mata moscas>>. En Defensa, mosca que se mueve… Todas muertas. Hay muchos tipos de mosca. Yo tengo una detrás de la oreja. Podemos aclararlo.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

18 mayo 2020