MILITARES: ¿GUERREROS DEFORMADOS POR EL INDUSTRIALISMO? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

«La Patrulla»: Obra de Ferrer Dalmau

La bofetada que la OTAN le ha dado en la mejilla izquierda a España debería hacernos meditar sobre nuestra postura internacional en materia de Defensa y en política Exterior. De paso no estaría de más tener un recuerdo para nuestros soldados que son los primeros en acudir a tapar la herida en cuanto surge una crisis internacional.

Como ya saben a la importantísima reunión de la OTAN con los máximos representantes de la industria de Defensa europea y norteamericana España no ha sido invitada.  La Alianza Atlántica no ha incluido a ninguna empresa española. En el plan para alimentar la guerra España no cuenta.

Quizá sea uno de los momentos más graves en nuestra errática Defensa desde el final de la Segunda Guerra Mundial. No verán ni oirán nada en la campaña electoral. La Defensa no da votos, no interesa. Está supeditada a la industria.

¿Nuestros Ejércitos? La pregunta encierra un hecho clave.

Lo único que han descubierto los políticos en España es que los Ejércitos, es decir las Fuerzas Armadas, son una rentable empresa que puede dar muchos beneficios, individuales también. Que eso de los soldados está muy bien, pero siempre y cuando sea por el material, el armamento que necesitan, la industria que a su alrededor se mueve, es decir su valoración económica y rentabilidad. Lo demás es muy costoso, poco rentable, cosa del ministerio de Defensa que debe manejar con firmeza y fuerte control. Pareciendo que hace y haciendo lo contrario de lo que parece.

Los hombres, los soldados, son algo muy incómodo de organizar, de renovar y de asegurar su futuro. Démosles tanques y aviones, barcos y municiones y ellos que se limiten a su manejo, sin tomar decisiones ni tácticas ni estratégicas. También es necesario que la tropa tenga fecha de caducidad no vaya a ser que ganen la guerra y que su moral sea definitivamente de victoria y lleguen a tener sentido Patrio, cuando lo patriótico debe de ser únicamente la cuenta de resultados.

El futuro que quieren para nuestros soldados es el de un funcionario más que fiche y que obedezca sin preguntar por sus armas: esas ya las negociamos nosotros desde el minisdef.

¿Soldados? ¿Política de personal? ¿Debate sobre el presente y futuro de nuestros soldados?

Deben ser lo que decía el sabio Ortega y Gasset: «Guerreros deformados por el industrialismo».

Eso se pretende y es mucho el camino ya andado.

La OTAN, Europa y los Estados Unidos de América no invitan a España en un foro de armas para la guerra, un foro clave no para la industria de armas, que también, sino para el prestigio de nuestros ejércitos. Un golpe bajo donde más duele.

Ahora surge el gran interrogante: ¿debemos fiarnos nosotros de Europa, de la OTAN, de los Estados Unidos de América? ¿Por qué no les invitamos a un foro de Defensa Colectiva y que nos den a conocer los límites?

A partir de este punto debemos poner sobre el papel los temas candentes y pendientes.

Empecemos:

—Ceuta, Melilla, y Peñones

—Archipiélago Canario

—Gibraltar. El Centro de Inteligencia y polvorín alli montado.

—Estrecho. ¿Quién lo controla; la OTAN no?

—Marruecos…

—El Sahel

—El Sáhara…

—Cataluña; ya saben.

—País Vasco; ya saben.

Déjense de armas y suban un escalón. Ese donde está la nación: España.

Nuestros soldados no son máquinas revestidas de armas. Tampoco un organismo de Protección Civil empleado en misiones que nada tienen que ver con la suya gastando y malgastando sus recursos en cometidos que corresponden a otros organismos.

Nuestros soldados no son guerreros mediatizados por la industrialización.

Son hombres, los mejores soldados del mundo, que lo único que requieren es ser recordados, valorados, y sobre todo estar bien mandados.

¿Quieren detalles?

Junto al lamento del horror de la guerra surge el negocio de las armas. Un gran negocio que como nunca antes ahora sale a los escaparates de las naciones en guerra o no. Los medios de comunicación se cobijan a su sombra y en una página cuentan los horrores de la guerra y en la de al lado muestran los beneficios de la industria del armamento con sus piezas más modernas y mortales.

No verán ustedes organizar un foro para hablar de nuestros soldados, de su futuro, de los sacrificios que se impone a sus familias. No se ven páginas dedicadas a esos apoyos de todo tipo necesarios para las tropas en combate y sus familias. Los soldados son los grandes desconocidos y olvidados. Parecen soldados virtuales. Dentro de poco asistiremos a una industria del armamento que te venda el carro de combate con su tripulación incluida y un repuesto de garantía. El cañón más los artilleros, el avión con piloto y mantenimiento incluidos, incluso te vendan a un general con su Estado Mayor sin estrenar… Si se dan una vuelta por la redes sociales verán que las Academias de Estado Mayor están en youtube impartiendo lecciones diarias.

Esta guerra se está convirtiendo en un negocio escandaloso y nadie hace sino atizar más el fuego e invertir en armas y municiones.

Aunque la fábrica de soldados esté desatendida. Pronto alguien se dará cuenta de su posible rentabilidad económica.

Los soldados combaten en el frente y mueren, las retaguardias polemizadas y distantes, las armas un negocio rentable.

Soldados: guerreros mediatizados por la industrialización.

Armas sí, soldados no.

Las armas dan dinero. Lo soldados… A lo mejor van camino de convertirse tambien en parte del negocio.

De nada sirven las armas sin el valor moral del soldado que las maneja. ¿O eso era antes?

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

19 junio 2023

IRAK 29 NOVIEMBRE 2003. HÉROES ESPAÑOLES SIN LAUREADAS. EN RECUERDO A SU ENTREGA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Comandante Alberto Martínez González, Comandante Carlos Baró, Comandante José Carlos Rodríguez Pérez, Comandante José Merino Olivera, Brigada Alfonso Vega, Brigada José Lucas Egea, Sargento primero Luis Ignacio Zanón. ¡Presentes

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

Se cumplen 18 años de la muerte en combate en Irak de siete de nuestros mejores soldados. Murieron combatiendo, combatiendo sí, después de sufrir un ataque armado cuando viajaban en sus vehículos y cumplían tan delicada misión: ser agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en servicio a nuestras tropas allí destacadas. Evitaban muertes por la espalda, traidores ataques de un enemigo que no se quiso reconocer, en una guerra que vergüenza tiene que darle a  aquellos que aún la niegan. Nuestros siete valientes soldados combatieron hasta el final, sabiendo que iban a morir, por España, que la muerte no es tan horrible como parece cuando se entrega por una causa, por otras vidas que salvas, por España, y cumplieron con la máxima de nuestros valientes:

«Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo, hasta perecer todos».

Hasta perecer todos, hasta perecer todos, hasta perecer todos… No abandonar jamás, jamás, jamás, a un hombre en el campo hasta perecer todos.

Repetidlo ¡soldados! Cada día, cada hora, cada minuto: ese es el deber y la honra, el honor de ser soldado: morir por los demás.

Allí en Irak hubo héroes y actos que merecen como mínimo abrir un expediente para determinar si alguno de ellos es digno de la máxima condecoración al valor: la Laureada de San Fernando o la Medalla Militar, individual o colectiva. Estamos esperando. Allí sí hubo y estuvo el valor, el honor distinguido, excepcional.

¿Es que ya no hay héroes? ¿Quiénes son los jueces que determinan la heroicidad?

No olvidemos el relato de lo que ocurrió en Irak. Solos frente a la muerte, sin ningún medio para defenderse, solo el valor, sin rendiciones, sin salvación. Todos muertos. No se ha levantado acta al valor sobre aquella actuación, sobre hasta dónde llegó su heroísmo. <<No poder hacer nada, no poder hacer nada, no poder hacer nada>>. Han quedado grabadas esas palabras en el Centro Nacional de Inteligencia español donde escucharon en directo los disparos, donde sonaba alto y claro el valor. ¡Se oye a los valientes, los matan ¿qué podemos hacer?!

En combate, en ese combate que no les querían reconocer, que ninguna medalla de guerra había para entregar sobre su féretro, que aquello no era la guerra, ¿qué era aquello?, ¿dónde estaban?

Conteste quien sepa, si es que alguno sabe algo. Hoy sobre la milicia cunde el dolor, por la ingratitud, dónde ya no se condecora a los héroes distinguidos; y me pregunto: ¿qué hicimos?, ¿por qué aguantamos aquellas humillaciones de los que no saben que la guerra es algo que no debe avergonzar a quienes la hacen porque ellos no son el por qué de esa guerra que otros declaran mientras miran para otro lado. Los soldados se limitan a deshacer lo mal hecho, con su vida, nada más, sin preguntar y sin reprochar.

Yo no soy ningún héroe, pero los he conocido y sé como son. Por eso pido algo más para ellos. Merecer estar en ese libro de oro que llenan los que han alcanzado la virtud en la milicia, los santos soldados que lucen la medalla del valor y del honor, unos, ya casi ninguno, en el pecho, otros sobre su tumba. ¿Es que nadie va a dejar de esconder su mirada?

¿Preferimos mirar a otro lado porque un héroe se asimila a guerra? Sí, hay guerras y nuestros soldados llevan años en ellas, combatiendo, enseñando a combatir y evitando los combates. Y en todos estos años ha habido y habrá héroes sin laureadas.

Todavía estamos a tiempo de enmendar nuestro desagradecimiento.

Hay que estar más atentos.

Comandante Alberto Martínez González, Comandante Carlos Baró, Comandante José Carlos Rodríguez Pérez, Comandante José Merino Olivera, Brigada Alfonso Vega, Brigada José Lucas Egea, Sargento primero Luis Ignacio Zanón. ¡Presentes!

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

Fue W. Churchill después de la batalla de Inglaterra cuando se dirigió a sus pilotos de combate:

«Jamás, en el campo de humanos conflictos, debieron tantos a tan pocos tanto».

Viene muy a cuento.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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28 noviembre 2021

DIGNIFICAR EL OFICIO DE SOLDADO: ASIGNATURA PENDIENTE Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

El oficio de soldado

Dignificar el oficio de soldado. ¿Suena extraño?

Yo comprendo que no sea un tema de interés general. Debería serlo. Los soldados tiene pocos cauces legales para manifestar su precaria situación, pocos altavoces, y tampoco son muchos los oídos dispuestos a escuchar. Ante las distintos comentarios que me llegan debo hacerme eco de la tristeza ante el futuro laboral de estos hombres de honor, valor y servicio callado, eficaces y de absoluta necesidad: los soldados.

El cambio del ejército de reemplazo al profesional se hizo sin pies ni cabeza, de manera precipitada, sin consultar con los que saben: los militares. La frivolidad de la medidas adoptadas, y la precipitación con que se tomaron, hizo que los ejércitos y la Armada (esta de manera más acusada) estuvieran un largo tiempo inoperativos. Demasiado tiempo, el suficiente para desarmarlos, hipotecarlos, e incluso tiempo para vaciar su espíritu. Consecuencias que aún sufrimos. Camino de inventar otra cosa distinta a un Ejército.

La recuperación es lenta y el futuro muy incierto. Se resume o tiene su paradigma en el soldado que a los 45 años se encuentra en la calle sin oficio ni beneficio. El ministerio de Defensa es consciente del problema y se lucha por buscar una solución que sabemos no es fácil. Se está en ello y toman medidas, a todas luces insuficientes, aunque se les facilite el acceso a otros cuerpos y se les forme para reintegrarse en la vida civil. No es suficiente. La inseguridad vive con ellos.

La sociedad española está obligada a buscar una solución. Las hay. ¿Qué son difíciles y que el tema de la edad hace que no puedan permanecer siempre como soldados? Es discutible. Lo hemos explicado por activa y por pasiva y dadas las cifras y datos sobre la cantidad de puestos de trabajo que hay en los ministerios, en concreto el de Defensa, y en algunas unidades donde la edad no es determinante, está claro que existen lugares y procedimientos para ubicarlos. Lo que no parece muy alentador para un hombre de servicio, de servicio de riesgo mal pagado, es que ahora le aplaudan cuando se juega la vida, por ser el primero ante el máximo riesgo y luego tener que mirar a la guardia civil o a la policía, para poder ingresar en ellas y asegurarse el futuro porque en su ejército no tiene sitio. Vamos que le echan. Cualquier empleado público tiene su futuro asegurado; menos los soldados.

Soldados al paro

Es un empleo seguro (laboral) el de guardia civil o el de policía, nacional o municipal, también el de bombero, pero no lo es el de soldado, ni de armas ni de emergencias. El primero el soldado de armas, lo tiene más difícil porque su oficio ha sido empuñar un arma y encuadrase en una unidad para el combate. Futuro desasegurado.

Todavía sigo sin entender como nadie ha dado un paso al frente para solucionar el tema de la profesionalidad combinada con un voluntariado y a la vez devolver a su lugar a aquellas escalas tan necesarias como era la de la Legión que tan excelentes resultados dio.

Algún ministro, muy de la tropa, muy militar él,  se cargó el futuro y las ilusiones y los demás solo asentaron el edificio mal construido, en ruinas. Claro que ahora estamos más por la destrucción de España y con ello la de los del artículo 8, a los que hay que dar otra misión y dedicarlos a las tareas domésticas para después de halagarlos unos años mandarlos a la cola del paro.

Aquí la más principal hazaña es obedecer: ni pedir ni rehusar.

¿Otros lo harán? Muchos pensamos; otros decimos. Nadie hace.

Podría darse el caso, hipotético, digo yo, que España, la del futuro que se ha empezado a construir, no necesite soldados, sino que haya que seguir la teoría del actual presidente del Gobierno y suprimir el ministerio de Defensa para dar paso al de Emergencias. Sí. Estamos muy necesitados. Estamos ante una verdadera emergencia nacional.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

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20 octubre 2021

TERRORISTAS Y COMUNISTAS ¿PERO HAY ALGUIEN MÁS? Rafael Dávila Álvarez

Ayer se cumplieron años de la muerte en combate de siete de nuestros militares destacados en Iraq. Pertenecían al CNI; en más de una ocasión he pedido que se estudie la posibilidad de investigar los hechos por si alguno fuese merecedor de la condecoración que se da a los héroes.

El pasado día 26 se cumplían 63 años de la muerte en combate, en Ifni ¿alguien sabe lo que allí pasó?, del teniente Antonio Ortiz de Zárate, Medalla Militar a su heroísmo.

Historia de nuestros ejércitos implicados en dos guerras olvidadas: Ifni e Irak. ¿Cosas distintas? Todas las guerras son iguales. Las provocan los políticos y culpan a los militares. Luego hay que olvidarlas o esconderse. Las guerras terminan y los soldados se retiran; los políticos siguen y miran para otro lado como si con ellos no fuese la cosa. Irak ni nombrarlo. Ifni no existió. Se entierran los muertos y se olvidan.

Los que llevan dentro la semilla de la guerra no descansan y se cuelan en el quehacer diario en cuanto el centinela retira su vigilancia; o se duerme.

«La paz no es la ausencia de guerra. Es una virtud, un estado de ánimo, una disposición para la benevolencia, la confianza y la justicia» (Baruch  Spinoza).

Pensaba estos días en las vidas sesgadas de tantos jóvenes soldados de los que ya pocos se acuerdan y de los motivos de su entrega y disposición a dar la vida por la patria. Pensaba que en estos tiempos de ertes y eres y empleos mal pagados, a nuestros soldados, dispuestos a dar la vida, a la obediencia consciente de su servicio, les echan sin contemplaciones a los 45 años de edad, en plena vida activa, y aún hay quien dice que ya lo sabían cuando firmaron y que hubiesen espabilado, que han tenido tiempo para colocarse.

¿Cómo hemos podido llegar a tratar con indecente política a los sectores más entregados y sensibles de la sociedad? ¿Cómo henos podido llegar a repudiar las virtudes que eran un referente en esta sociedad nuestra?

Los soldados se retiran después de la guerra; muchos no vuelven a casa y engrosan ese frío número de los que dieron su vida por la patria y la patria se olvidó de ellos. Los que nunca se retiran y están siempre al acecho, en guerra permanente, son los que la llevan dentro, en su corazón de violencia desde el poder, de constante búsqueda del enfrentamiento y la división entre los distintos sectores de la sociedad. Instituciones que siempre fueron referente en España se han visto acosadas por ese virus del que todos conocemos el nombre y el remedio, pero nadie lo aplica: comunismo y terrorismo. Dicen no estar en guerra, hablan de paz, y han matado más gente que ninguna guerra mundial.  No aciertan ni a contarlos. Siguen con sus estadísticas.

Esta es la guerra y ellos son sus héroes. Pongan los nombres de sus generales. Los conocen igual que yo.

Ustedes han sido derrotados; yo también, aunque a diario intento levantar la voz y decir: ¡Ahí están!

Debería haber una guardia, pero se ha quedado dormida. A la pregunta: ¿Hay alguien más? Empiezo a adivinar que no.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

30 noviembre 2020

 

LENGUAJE DE GUERRA. NO SE MUEVE NI LA CABRA DE LA LEGIÓN Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Los augurios no son sino análisis de la información que un águila lleva en su vuelo después de días de observancia del campo enemigo. Los intérpretes, augures, ocupaban asiento junto al fuego de Agamenón.

A falta de águilas observo los mirlos en los parques, en los que no están cerrados y, sin Agamenón presente, recorro los garitos de las llamadas sedes de los partidos. Nada que ver con el de Galdós.

En las Academias militares se estudian los signos que indican que el enemigo se mueve y puede dar un paso más allá. Uno de ellos está en los despliegues que de fuerzas militares se llevan a cabo en la frontera. La OTAN, con España incluida, lo está en la de Rusia-Europa.

Pero hay nuevos signos de guerra, ¡tan preocupantes!: los despliegues de la palabra política. No tienen fronteras.

Claro que podría ser que este lenguaje que se introduce cada día responda al preludio de una guerra cultural, antecedente de otras, dirigida a quienes ni saben hablar, ni leer ni escribir. Analfabetos que leen etiquetas y loros que repiten la voz de su amo, junto a sinvergüenzas que cada noche redactan el estribillo.

Se equivocan los que dicen que esto es una revolución. No; esto es una concentración de poder, que para eso se hacen las guerras; contra la democracia. Si quieren le damos nombre: golpe de Estado silencioso. Lo comprobaremos en nuestra miseria cuando esté entre nosotros y no nos reconozcamos. Así, y  mientras esto sucede, nos entretienen con una utopía inalcanzable y fuera de lugar, pero digerible y esperanzadora. Ese es el gran atractivo de la mentira: la arenga permanente, repetitiva sin descanso, ¡que dulce sueño es saber que me mienten!

Si eso no es suficiente llega la fuerza, porque para ellos lo justo es lo fuerte.

Estado de Alarma, Toque de queda, confinamiento, controles, rastreadores, guerra al virus, ganaremos, venceremos juntos a este enemigo, el virus ataca de nuevo, la batalla. Nada es casual, sino dirigido y con una finalidad.

La batalla contra el virus, la moral de victoria, el sacrificio… es el lenguaje de un presidente que al dar comienzo esta guerra puso al frente al Jefe de Estado Mayor de la Defensa al que se le veía en un conflicto que no era el suyo, pero obligado a jugar su papel para el que, también, le impusieron el lenguaje y tuvo que utilizar a los soldados en combates que no le eran propios.

Porque como hemos dicho, y repetiremos, esto no es una revolución y sí una guerra, y en ella el objetivo estratégico es concentrar poder. Dictadura.

No hacen falta misiles, ni submarinos atómicos, sino martillear con la palabra, arenga diaria, disparos de ideología. Misiles sin límites en el tiempo o espacio. Mentir constantemente hasta convertirlo en un mantra.

Y por eso aquello: Estado de Alarma; toque de queda, confinamiento, aislamiento, divide y vencerás. Empecemos con el lenguaje.

¿Qué es la guerra? Se pregunta Clausewitz al introducirnos en el inacabado De la Guerra, y expone con crudeza analítica, casi matemática, la realidad de lo cotidiano del quehacer del hombre, ¿qué es la guerra?, esta guerra que inventó la política.  Su pregunta había tenido respuesta muchos siglos antes: «La guerra es un asunto de importancia vital para el Estado, es la provincia de la vida y de la muerte, el camino que lleva a la supervivencia o a la aniquilación» y concluye Sun Tzu. «Todo el arte de la guerra está basado en el engaño».

La verdadera fuerza para obligar al contrario al cumplimiento de nuestra voluntad es la mentira, con la que seduces con halagos. Es el arte más fino del engaño. Clausewitz lo deja claro al señalar la guerra como un medio para lograr el propósito político, que es el fin. El propósito político será lo que deberemos analizar.

Y avisa: «Pues en asuntos tan peligrosos como lo es la guerra, los errores que se dejan subsistir por benignidad son, precisamente los más perjudiciales».

Con ellos no habrá desarme artístico, ni cejarán en su empeño de destrucción. No habrá benignidad.

¡Capitán mande firmes!, que les gusta.

No se mueve ni la cabra de la Legión. Es un augur.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

26 octubre 2020

 

 

TODO POR LA PATRIA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Todo por la Patria. ¿Recuerdan el lema? Todavía puede verse en algún acuartelamiento de las Fuerzas Armadas o Casa Cuartel de la Guardia Civil. No sé cuánto durará, ya ha habido intentos desde dentro para retirarlo. Para un militar el concepto de patria no es complicado. Incluso al margen del sentimiento, que es profundo, legalmente no hay mucho que opinar y sí mucho que cumplir. La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Está claro. No hay para un soldado más patria que España, como no hay para la Constitución española otra patria que no sea la Nación española.

Como decíamos, legalmente hay poco que hablar; la Constitución, la ley orgánica de la Defensa Nacional, la de carrera militar, la ley orgánica de derechos y deberes junto a las Reales Ordenanzas son tan claras como contundentes en la misión asignada a las Fuerzas Armadas. “Garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional… Su disposición permanente para defender España… Guardar y hacer guardar la Constitución… Cumplimiento de los preceptos contenidos en la misma”. No lo han escrito los militares y lo aprobaron los españoles. No caben opiniones ni interpretaciones, ni tampoco alarmismos fuera de lugar que sólo pretenden desviar la  atención y ocultar las malas intenciones con la tinta de la insidia. Aquí nadie actúa con su individual criterio sino con el estricto cumplimiento de la ley. Se mueven los soldados en una ejemplar neutralidad política y pública. Mientras otros viven anclados a un pasado de rencores, ellos han realizado un ejemplar trabajo por España y la democracia. Dentro y fuera, con su trabajo silencioso e incluso con su vida, y no es justo que nadie ponga en duda su neutralidad, disciplina, honradez, sacrificio y amor a la patria, es decir a España. El cumplimiento estricto de la ley no significa que no haya preocupación entre los militares. La hay, pero no es otra que la que tienen millones de españoles que no quieren que se rompan siglos de historia, de sentimientos y trabajo en común que han logrado una gran Nación, la española. Parece intencionado aprovechar los momentos de crisis de valores y debilidad económica para crear tensión interna y debilitar nuestras fuerzas.

Sí, “Todo por la Patria”, la común e indivisible de todos los españoles y no “todo por la tapia” como pretenden los caprichos de unos y permite la dejadez de otros. La ley es igual para todos y está para cumplirla y hacerla cumplir. La ley y la igualdad, la justicia es el fundamento primero de la cohesión nacional. Para un soldado está claro el concepto de patria, España, desde el sentimiento y desde la ley.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

4 octubre 2020

LA MINISTRA DE DEFENSA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Aquí se viene llorado de casa. Se gestiona, bien, sin politizar, y a otra cosa. Los premios y las condecoraciones son para los soldados (¿lo recuerda señor Bono?). Manifestaciones de respeto y nada más. Reciprocidad.

No nos conocemos. Me gustaría entrevistar a la ministra de Defensa. ¿Se dejaría? El reto lo lanzo y como sé que me leen por esas alturas, aunque no se confiesen, pues a ver si hay suerte.

Por sus obras los conoceréis. De entrada alguien que acepta sentarse en un Gobierno que pacta con comunistas de la Corte de Maduro, separatistas, personajes procedentes de los terroristas de la ETA y se sitúa a la cabeza  de las Fuerzas Armadas no me inspira ninguna confianza. A los soldados tampoco -No sé al radiotelegrafista, que todo hay que explicarlo: me refiero a Balboa-.  La misma que me inspiraba aquel ministro que se envolvía en la bandera de España y abrazaba a los obispos.

Recuerdo una audiencia, él en plan relumbrón, algo normal en el personaje, con generales en grupo, sin tiempo para individualizar, cuando le sonó el móvil y saltó su graciosa soberbia. Estas fueron sus disculpas (preparadas):

-¡Uy! ¡Perdón! Me ha ocurrido como al Arzobispo de Toledo. Hace unos días mientras decía misa le sonó el móvil. Como éramos muy pocos (ceremonia privada, ¡faltaría más!), íntimos, le dije, -¡Cójalo, señor Arzobispo, no vaya a ser Dios!

Debió esperar la sonrisa de los generales a la gracieta ministril, pero allí nadie rompió su hierática mirada. Olvidemos al personaje que sigue en todas las salsas; o sus peones. Algún día hablaremos de <<los generales de Bono>>.

Este ministerio de Defensa, el más cómodo de todos, es una puerta abierta a la vanidad y a descubrir la unidad de España. Desde el primer <<¡Capitán mande firmes!>>, que enseñó el discípulo a la maestra, todo son facilidades y respetuoso primer tiempo del saludo.

Todos los ministros (y los aspirantes) llevan dentro, los de un extremo y el otro, algo que parece congénito, piensan mucho en eso de cuadrarse. Alguno sabe lo que digo o quiero decir. Cuando escalan hasta el poder nada les gusta más que un saludo militar. ¡Cuádrese! ¿Usted no sabe quién soy yo? Algo que solo ellos dicen, no es un término usado en lo militar por innecesario. Así fue la entrada de Azaña en el ministerio de la Guerra. En ese aspecto lo mismo da una banda o la otra. Es obsesivo. Lo de las estrellas o entorchados en la bocamanga… ¿Se han preguntado por qué solo en el Ejército de Tierra las divisas no se llevan en la bocamanga sino en los hombros?

Recordémoslo: <<¡Cuádrese! Soy el ministro de la Guerra. Era de noche y en la oscuridad de las bujías, aprovechando las sombras, Azaña pone firmes al oficial de guardia del palacio de Buenavista, sede del ministerio de la Guerra. El general Ruiz Fornell le da posesión del cargo>>. Azaña acababa de cumplir un sueño infantil. A esas horas el niño Manuel sueña con su juguete: ¡Soldados! Pronto abrirá la cajita y sacará a sus soldaditos de plomo para organizar su peculiar ejército.

Yo sé de alguno que puesto a elegir entre ministro de Defensa o presidente del Gobierno se quedaría con ministro de Defensa. O como Azaña: las dos cosas. No viene al caso.

Lo que sí es el caso, es que este ministerio de la Defensa se ha movido siempre entre la ideología y la economía, lo que ha definido su trayectoria y que a la mera inspección de la figura se comprende. El resultado ha sido leyes y mas leyes al arbitrio del partidismo; y pobreza, mucha pobreza.

El ministerio de Defensa da bandazos con peligrosas inclinaciones a uno y otro lado, lo que acaba mareando a la tripulación y puede hacer zozobrar la nave. Las Fuerzas Armadas económicamente están en la ruina y su misión tampoco queda bien definida.

La ministra de Defensa actual no acabo de entender si lo es, o se lo hace, como dicen en la capital.

Sus constantes gestos de apoyo y reconocimiento, su equilibrado comparecer, sus justas palabras, su huida de jardines ajenos e incluso su acusada distancia del presidente de su Gobierno, son motivos que dan que pensar. ¿Es o se lo hace? Lo que está claro es que de su equipo sabemos que hay quién se hace pasar por, sin serlo. ¿Y ella?

La prueba del algodón se aproxima: Presupuestos.

Me parece que seguiremos llorando. ¿Con ella? ¿Era el poli bueno?

Me gustaría entrevistar a la ministra de Defensa. Espero su llamada y hablamos. Interesa su opinión. ¿Me recibe señora ministra? Si está muy ocupada puedo mandarle un cuestionario. Sería muy interesante para todos.

La primera pregunta ya se la hago desde aquí. ¿Se siente cómoda en un Gobierno con comunistas bolivarianos, apoyado por separatistas y ramas del tronco del árbol de la ETA? ¿Cómo explicaría eso a sus tropas cuya misión es garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional?

Todas mis preguntas irían por esa línea tan elemental y sencilla.

<<No vaya a ser verdad aquel refrán de que cuando el diablo no sabe qué hacer, con el rabo mata moscas>>. En Defensa, mosca que se mueve… Todas muertas. Hay muchos tipos de mosca. Yo tengo una detrás de la oreja. Podemos aclararlo.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

18 mayo 2020

CRISIS. LO MEJOR Y LO PEOR DEL SER HUMANO. ¡SÁLVESE QUIEN PUEDA! General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Como en las guerras. Con una diferencia: los soldados están preparados después de una intensa y dura instrucción y adiestramiento, sometidos a una férrea disciplina interna y externa y a unas leyes muy duras. Todo lo contrario de lo que ahora vemos en esta crisis: lo peor de la crisis son las consecuencias de su mala gestión. Este general nos lleva a la derrota.

Lo que hasta ahora vemos es un Gobierno débil, por detrás de los acontecimientos, desnortado, indisciplinado y, lo peor, mirándose el ombligo, como acostumbrados nos tiene.

Por no hablar de cobardía. Entregarse al enemigo llámese coronavirus o separatistas. Es igual, con tal de que no haya que cambiar el colchón de la Moncloa.

Eso sí a la hora de ponerse en cola para hacerse pruebas, los primeros, ¡no sabe usted con quién está hablando!, ellos, los innecesarios, a los que la nación otorga privilegios inmerecidos. No se salva ninguno. ¿Repito?: ninguno.

Cada Comunidad va a su bola, a lo suyo, con egoísmo y propaganda: ¡Que bien lo hemos hecho! Otra prueba más del desastroso plan de Comunidades que la frivolidad del momento constituyó en una Constitución.

Ahora hablemos de los otros contagiados por el coronavirus colateral: empresarios y trabajadores. Me dice un amigo que tiene un restaurante humilde al que suelo ir a menudo: ¿moratoria del pago de impuestos? ¡Hay que tener cara! Me cierran el negocio, no tengo liquidez, no puedo pagar las nóminas, me dicen que tres meses sin pagar impuestos y después ¿qué?: pago tres meses y le añado el mes corriente. ¿Con el dinero de quién?, ¿y a mis trabajadores quién les paga?, ¿el paro de nuevo?

Miedo, cobardía, dejación, y dispersión de medios y funciones. Ellos, todos, tienen el <<todo gratis>>.

Acabo de oír al que ejerce de presidente del Gobierno y mi preocupación aumenta exponencialmente. Siento decir que mi impresión es que no tiene ni idea de lo que se trae entre manos.

Nadie pide responsabilidades. Se esconden los que han promovido, asistido -y contagiado-, recientemente a concentraciones innecesarias y de alto riesgo. Ahí están los resultados. El contagio en progresión geométrica. Ahora desaparecen de la escena y callan. El que la hace la paga. Dice el dicho castizo.

Es la hora de la unidad, de la lucha conjunta para acabar con esto y de nuevo nos mienten. Suena a <<Sálvese quien pueda>>.

Aquí solo se hace lo que dicen Sánchez e Iglesias. Nada más. Nada bueno. Lo que abre enormes interrogantes.

Lo peor: miro a uno y otro lado y nadie sabe, nadie da una respuesta, una solución. La comunidad científica internacional nos defrauda. Es así, aunque nadie se atreva a decirlo. Buscan en el espacio.

Nosotros confiamos en el personal sanitario, en su sacrifico y buen hacer. Pero no pueden hacer más.

Arruinados negocios, mucha gente, sin esperarlo, se queda sin futuro, libertades restringidas, miedo, ansiedad, y desatención.

¿Pero esto qué es?

Desatendidos, humillados y ¿Europa? La noble Europa es un caos, España un desgobierno. Para echarse a temblar.

Cuando todos los líderes mundiales deberían estar reunidos en permanente cónclave cada uno va a lo suyo. En España con las Autonomías lo mismo.

El que hace de presidente en vez de tranquilizar, por su actitud y dominio de la situación, lo que ha hecho es armarla gorda.

Les espero el lunes; si no hay novedades.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

13 marzo 2020

IRAK 29 NOVIEMBRE 2003. HÉROES ESPAÑOLES SIN LAUREADAS. EN RECUERDO A SU ENTREGA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Comandante Alberto Martínez González, Comandante Carlos Baró, Comandante José Carlos Rodríguez Pérez, Comandante José Merino Olivera, Brigada Alfonso Vega, Brigada José Lucas Egea, Sargento primero Luis Ignacio Zanón. ¡Presentes!

Se cumplen 15 años de la muerte en combate en Irak de siete de nuestros mejores soldados. Murieron combatiendo, combatiendo sí, después de sufrir un ataque armado cuando viajaban en sus vehículos y cumplían su delicada misión como agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en servicio a nuestras tropas allí destacadas. Evitaban muertes por la espalda, traidores ataques de un enemigo que no se quiso reconocer, en una guerra que vergüenza tiene que darle a  aquellos que aún la niegan. Nuestros siete valientes soldados combatieron hasta el final, sabiendo que iban a morir, por España, que la muerte no es tan horrible como parece cuando se entrega por una causa, por otras vidas que salvas, por España, y cumplieron con la máxima de nuestros valientes: <<Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo, hasta perecer todos>>. Hasta perecer todos, hasta perecer todos, hasta perecer todos… No abandonar jamás, jamás, jamás, a un hombre en el campo hasta perecer todos. Repetidlo ¡soldados! Cada día, cada hora, cada minuto: ese es el deber y la honra, el honor de ser soldado: morir por los demás.

Allí en Irak hubo héroes y actos que merecen como mínimo abrir un expediente para determinar si alguno de ellos es digno de la máxima condecoración al valor: la Laureada de San Fernando o la Medalla Militar, individual o colectiva. Estamos esperando. Allí sí hubo y estuvo el valor, el honor distinguido, excepcional.

Laureada de San Fernando

¿Es que ya no hay héroes? ¿Quiénes son los jueces que determinan la heroicidad?

No olvidemos el relato de lo que ocurrió en Irak. Solos frente a la muerte, sin ningún medio para defenderse, solo el valor, sin rendiciones, sin salvación. Todos muertos. No se ha levantado acta al valor sobre aquella actuación, sobre hasta dónde llegó su heroísmo. <<No poder hacer nada, no poder hacer nada, no poder hacer nada>>. Han quedado grabadas esas palabras en el Centro Nacional de Inteligencia español donde escucharon en directo los disparos, donde sonaba alto y claro el valor. ¡Se oye a los valientes, los matan ¿qué podemos hacer?!

En combate, en ese combate que no les querían reconocer, que ninguna medalla de guerra había para entregar sobre su féretro, que aquello no era la guerra, ¿qué era aquello?, ¿dónde estaban?

Conteste quien sepa, si es que alguno sabe algo. Hoy sobre la milicia cunde el dolor, por la ingratitud, dónde ya no se condecora a los héroes distinguidos; y me pregunto: ¿qué hicimos?, ¿por qué aguantamos aquellas humillaciones de los que no saben que la guerra es algo que no debe avergonzar a quienes la hacen porque ellos no son el por qué de esa guerra que otros declaran mientras miran para otro lado. Los soldados se limitan a deshacer lo mal hecho, con su vida, nada más, sin preguntar y sin reprochar.

Yo no soy ningún héroe, pero los he conocido y sé como son. Por eso pido algo más para ellos. Merecer estar en ese libro de oro que llenan los que han alcanzado la virtud en la milicia, los santos soldados que lucen la medalla del valor y del honor, unos, ya casi ninguno, en el pecho, otros sobre su tumba. ¿Es que nadie va a dejar de esconder su mirada?

¿Preferimos mirar a otro lado porque un héroe se asimila a guerra? Sí, hay guerras y nuestros soldados llevan años en ellas, combatiendo, enseñando a combatir y evitando los combates. Y en todos estos años ha habido y habrá héroes sin laureadas.

Todavía estamos a tiempo de enmendar nuestro desagradecimiento.

Hay que estar más atentos.

Comandante Alberto Martínez González, Comandante Carlos Baró, Comandante José Carlos Rodríguez Pérez, Comandante José Merino Olivera, Brigada Alfonso Vega, Brigada José Lucas Egea, Sargento primero Luis Ignacio Zanón. ¡Presentes!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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28 noviembre 2018

«TODO POR LA PATRIA» General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

¿Recuerdan el lema? Todavía puede verse en algún acuertelamiento de las Fuerzas Armadas o casa cuartel de la Guardia Civil. No sé cuanto durará, ya ha habido intentos desde dentro para retirarlo. Para un militar el concepto de patria no es complicado. Incluso al margen del sentimiento, que es profundo, legalmente no hay mucho que opinar y sí mucho que cumplir. La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Está claro. No hay para un soldado más patria que España, como no hay para la Constitución española otra patria que no sea la Nación española.DGC-121012-Fiesta-Nacional-07-G

Como decíamos, legalmente hay poco que hablar; la Constitución, la ley orgánica de la Defensa Nacional, la de carrera militar, la ley orgánica de derechos y deberes junto a las Reales Ordenanzas son tan claras como contundentes en la misión asignada a las Fuerzas Armadas.Garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional… Su disposición permanente para defender España… Guardar y hacer guardar la Constitución…Cumplimiento de los preceptos contenidos en la misma”. No lo han escrito los militares y lo aprobaron los españoles. No caben opiniones ni interpretaciones, ni tampoco alarmismos fuera de lugar que sólo pretenden desviar la  atención y ocultar las malas intenciones con la tinta de la insidia. Aquí nadie actúa con su individual criterio sino con el estricto cumplimiento de la ley. Se mueven los soldados en una ejemplar neutralidad política y pública. Mientras otros viven anclados a un pasado de rencores, ellos han realizado un ejemplar trabajo por España y la democracia. Dentro y fuera, con su trabajo silencioso e incluso con su vida, y no es justo que nadie ponga en duda su neutralidad, disciplina, honradez, sacrificio y amor a la patria, es decir a España. El cumplimiento estricto de la ley no significa que no haya preocupación entre los militares. La hay, pero no es otra que la que tienen millones de españoles que no quieren que se rompan siglos de historia, de sentimientos y trabajo en común que han logrado una gran Nación, la española. Parece intencionado aprovechar los momentos de crisis de valores y debilidad económica para crear tensión interna y debilitar nuestras fuerzas.Todo Por la Patria

Sí, “Todo por la Patria”, la común e indivisible de todos los españoles y no “todo por la tapia” como pretenden los caprichos de unos y permite la dejadez de otros. La ley es igual para todos y está para cumplirla y hacerla cumplir. La ley y la igualdad, la justicia es el fundamento primero de la cohesión nacional. Para un soldado está claro el concepto de patria, España, desde el sentimiento y desde la ley.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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TOQUE DE RETRETA 6.- SE LEVANTA EL TELÓN… General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

El presidente del Gobierno…

Se levanta el telón.

El Presidente del Gobierno en Francia con el escaparate Macron.

El Presidente del Gobierno en el helicóptero del 45 Grupo de Fuerzas Aéreas española.

El presidente del Gobierno en el avión del 45 Grupo de Fuerzas Aéreas españolas.

El presidente del Gobierno en entrevistas melifluas que centran su interés en el Valle de los Caídos, en la tumba de Franco, en el número de mujeres de su Gobierno y en la eutanasia.

El presidente del Gobierno muestra su seny con el independentismo y el independentista presidente (?)Torra, que como él, no ha sido votado por el pueblo.

El presidente del Gobierno del Reino de España tiene tiempo para corretear como un chiquillo por el paraíso de Moncloa y jugar con su perrito en horas de oficina. Como cualquiera de nosotros. Claro que para ello el presidente del Gobierno aumenta la nómina de ministros, asesores, directores y parecido.

El presidente del Gobierno de España, a través de su ministra de Defensa, anuncia que va a preocuparse de las duchas, bibliotecas y habitaciones de los soldados para tenerlos muy contentos hasta los 45 años y después que vuelvan contentos al paro. Su máxima prioridad, cuando ellos, los soldados son más de vivir entre una trinchera y una alambrada.

El presidente de la patronal de las empresas dedicadas a la industria militar anda preocupado porque el presidente del Gobierno y su ministra de Defensa callan sospechosamente ante las inversiones, dinero y puestos de trabajo en juego, sobre los proyectos militares en marcha desde le legislación anterior.

Y el JEMAD y los JEMES,s. saben, ya tienen experiencia, que la modernización de la Defensa tendrá que esperar, como desesperadamente llevamos hace mucho tiempo y más con  el panorama que se avecina.

El presidente del Gobierno de España vuela en manos militares

Se levanta el telón… y aparece el presidente del Gobierno. En la 1, en la 2, en la tres y sexta, en la cuatro y cinco, en todas partes… Hasta en TV3.

Corneta toca retreta. Que se te vea bien; esto a partir de ahora va a ser televisado. La comedia ha empezado.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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25 junio 2018

DÍA DE LAS FUERZAS ARMADAS Entre el regocijo de muchos y el silencio de unos pocos Adolfo Coloma. GB (R) del ET

 

DIFAS2018

         Se acerca la festividad de San Fernando, instituida para conmemorar el fallecimiento del Rey Fernando III El Santo el 30 de mayo de 1252 en Sevilla. El Rey que unificó definitivamente las Coronas de Castilla y de León. Tal efeméride se escogió en el año 1978 para celebrar el Día de la Fuerzas Armada (DIFAS), que ya ha hecho tradición entre nosotros. No se podría haber escogido mejor fecha que nos recuerda un gran rey que como soldado conquistó Jaén, córdoba y Sevilla y como cristiano fue declarado Santo por el Papa Clemente X en 1671.

En realidad, aunque la celebración está concebida como un homenaje a los Ejércitos y a la Armada que suele culminar el sábado más próximo al 30 de mayo de cada año, lo cierto es que son los militares los que abren sus acuartelamientos, bases y centros, programando actividades durante la semana precedente e invitando a los ciudadanos a visitarles y a participar en ellos. Además, salen de sus cuarteles para organizar actos culturales, sociales, demostraciones, etc, para darse mejor a conocer. De hecho, en algunas guarniciones, ya han comenzado.

En Alicante, por ejemplo, organizaron el pasado martes un concierto de la música del Cuartel General de Alta Disponibilidad con la masa coral José Oder de Torrevieja en el que unieron las voces e instrumentos para interpretar esas habaneras, tan mediterráneas y tan del gusto de los soldados. El General Demetrio Muñoz, Jefe del Mando de Operaciones Especiales impartió una conferencia sobre la participación de sus boinas verdes en las misiones en el exterior. Y el domingo tuvo lugar una masiva Jura de Bandera por más de 600 civiles, entre ellos José Manuel García Margallo, diputado por Alicante y la recientemente nombrada Bellea del Foc 2018, Aleida González Martín-Zarco.

En Almería, en su emblemática Puerta Purchena, el sábado 19 ha tenido lugar un acto singular dentro de las celebraciones a las que nos venimos refiriendo. El alcalde de la ciudad, Ramón Fernández Pacheco – Montreal, entregó al General Jefe de la Brigada de La legión Juan Martín Cabrero, el Escudo de Oro de la Ciudad manifestando «sin duda, uno de los mejores ejemplos del talento, de la capacidad de trabajo y del mérito del esfuerzo en los que puede y debe mirarse la sociedad almeriense» en un acto encuadrado entre el izado y el arriado de la bandera nacional, que lo almerienses cerraron con una entusiasta ovación. Es sin duda un testimonio de reconocimiento al general Martín Cabrero, pero lo es también a La Legión, cuya presencia en la ciudad cumplirá en un par de años sus bodas de plata.

En ambos casos, especialmente en el segundo, no se trata únicamente de un reconocimiento a un colectivo de cientos o miles de personas que viven, trabajan, dejan sus impuestos, impulsan la economía de la zona o votan en ella. Es más, muchos de ellos echan raíces y se quedan a vivir de por vida, porque, en definitiva, uno es más de donde pace que de donde nace. Se trata de mostrar públicamente el agradecimiento de una población (los soldados le solemos llamar “guarnición”) al conjunto de los militares que viven y trabajan en ella, de espaldas muchas veces a la misma por la naturaleza del trabajo que realizan. Militares que cuando salen de misión, llevan orgullosas el nombre de las ciudades donde se asientan allá donde las mandan. Así hemos visto Las Agrupaciones Canarias o Madrid, o la Compañía Melilla en Bosnia Herzegovina, por poner algunos ejemplos.

Desgraciadamente, esto no sucede siempre así. Hay muchas guarniciones – periféricas, si, como lo pueden ser Alicante o Almería – donde a nuestros militares no solo no se les rinde el mínimo tributo de reconocimiento, sino que se les niega el pan, la sal y hasta el asiento en la lumbre. Lugares donde se les pone todo tipo de trabas e impedimentos a las actividades propias de su adiestramiento en un intento de confinarlos dentro de los muros de su cuartel como primer paso para lograr su expulsión del territorio. Como si fueran apestados. Ciudades portuarias que reniegan del honor de que un buque de la Armada ostente con orgullo el nombre de su ciudad o que empapelan sus calles con símbolos de desunión para hacer sentir incómodos – si no señalados o perseguidos – a militares, familiares y amigos.

Quedan todavía sitios, demasiados sitios, en nuestro suelo patrio donde todavía no es seguro vestir de uniforme fuera del cuartel o hacer un ejercicio en un campo o una playa, porque ofende a una minoría envalentonada y sectaria. Sitios donde el Dia de las Fuerzas Armadas, el día del supuesto homenaje a ellos mismos no se celebra más que con el silencio, un silencio cómplice.

Desde esta modesta tribuna me gustaría hoy rendir hoy un especial reconocimiento a estas guarniciones hechas de hombres y mujeres que viven y trabajan, que se afanan por convivir y ser parte de aquellas difíciles comunidades. A veces, ni eligen ellos mismos el destino que se les otorga, pero allí van simplemente porque hay un cuartel en cuya puerta hay un letrero que reza “Todo por la Patria” y en entrando en él, Bandera de España. Esos son sus poderes y esas sus razones.  Parangonando la famosa frase atribuida al pensador francés Voltaire «Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo» ellos con su presencia, con su servicio callado vienen a decir: “Aunque no me quieras y digas que no me necesitas, estoy aquí para dejarme la piel y si es preciso, hasta la última gota de mi sangre por defenderte”

En unas y en otras guarniciones, se conmemorará el Día o la Semana de las Fuerzas Armadas. Con júbilo, regocijo y masiva participación en unas. Con silencios cómplices en otras. Así es nuestra España actual. Pero no les quepa duda que en cualquiera de ellas habrá unos soldados y marineros a los que, como dijo el poeta “ni el bien les asombra ni el desdén les hiere” simplemente tratarán de dar los mejor de sí mismos al servicio de España y de todos los españoles. Sin ninguna distinción.

Adolfo Coloma

GB (R) del ET

DIFAS 2018

DIFAS 2018

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23 mayo 2018

 

MILITARES SIN UNIFORME (II PARTE). LAS ARMAS NI EN PINTURA. EXPOJOVE DE GERONA ¿QUIÉN NO SE AVERGÜENZA? YO SÍ… General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

La alcaldesa de Gerona y la imagen del soldado de la polémica por portar armas en el estand de las Fuerzas Armadas

Escribía hace solo unos días sobre la decisión cautelar de un juez que imponía que la asistencia de los militares al estand de la Expojove de Gerona quedaba autorizada, en contra de la decisión de la alcaldesa de Gerona, pero los soldados deberían ahcerlo sin uniforme. Dejé en el aire cual iba a ser la postura de ministerio de Defensa ante la decisión del juez al desconocer las órdenes que se habían cursado. Ahora ya lo sabemos. No porque haya sido noticia sino porque la alcaldesa ha vuelto al ataque. Si no, jamás nos hubiésemos enterado que Defensa ha acudido al estand de la Feria de Gerona, pero con personal (¿militar o civil?) de riguroso paisano. ¿Qué hacen de paisano las Fuerzas Armadas en una Expojoven? ¿Qué lo ordena el juez? Pues mire señor juez y señora alcaldesa, no voy, y, usted señor juez ¿qué hace juzgando con puñetas?, ¿es su uniforme de trabajo?, pues eso…, de paisano, que no se note, que aquí todos somos iguales y el hábito no hace al monje, ni una golondrina primavera, y la corbata solo para las bodas, aunque mire, eso del uniforme y los entorchados era antes, que ahora entre el mimetizado o el árido casi que ni se nos ve, así que lo del uniforme es casi común para todos, y por la calle puede ser mejor que la policía vaya de paisano para no asustar a los niños, ni a los turistas, que luego piensan que en España sigue aquello ¿saben a lo que me refiero?, en fin que todos entendemos que los militares vayan a una cosa militar de paisano, porque como son militares para qué un uniforme, y los jueces mejor que juzguen en manga corta, y los médicos vayan sin bata, las ambulancias que no lleven sirena, los trenes se salgan de las vías y los arados hagan los surcos en zigzag.

Estand de de las Fuerzas Armadas en Expojove-Gerona atendido por paisanos y denunciado por exhibir la imagen que les muestro

Pues miren yo no hubiese ido a la Expojove de Gerona. Tarde o temprano acabarían llamándonos. ¡Vengan! ¡Vengan!, que los echamos de menos. ¿ah, sí? Pues espera sentado que ahora voy…

Pero no ha sido así. Hemos ido de paisano y yo me avergüenzo de ello. ¿Quién ha dado la orden de que así sea? ¿Por qué?

Y al final se ha vuelto a liar. ¿Quién era ese que decía aquello: …si hay que ir se va…, pero ir por ir…? Les cuento lo que ha pasado. En el estand, los militares (digo yo que habrán sido militares de paisano…, ¿o han externalizado el servicio?, no sé…), han colocado un cartel en el que se ve a un soldado, en sombras, una silueta, que les muestro, y la alcaldesa ha montado en cólera acusando de nuevo a los militares de haber infringido el código ético de la Expojove y pide contundencia contra el Ejército por exhibir elementos bélicos.

¿Qué no se lo creen? A mi ya nada me extraña.

Cuentan que cuando los del estand militar (repito que no sé si militares de paisano o civiles) se enteraron que no gustaba el cartel que habían colocado, la silueta del atril que les muestro, intentaron esconderlo, taparlo, cubrir el arma tapándola con unos folios…, pero ya estaba la denuncia en marcha. ¡Cuánto me duele contar estas cosas! ¿Quién ha actuado de esta manera tan bochornosa para los soldados?

¡Hay que actuar con contundencia!, dijo la alcaldesa… Y denuncia de nuevo.

Sí. Hay que actuar con contundencia contra el que ha permitido que las Fuerzas Armadas monten un estand con personal de paisano, escondiendo su uniforme, su carácter y su librea, su seña de identificación, que en todo el mundo respetan y no por las armas que portan sino por el talante de quienes las portan, con la dignidad que las portan, el honor que portan.

Estand de las FAS en Expojove Gerona ¿Dónde están los soldados?

En cualquier rincón del mundo un soldado español lleva su uniforme como la bandera, embajador del buen hacer, representante de todos y cada uno de los españoles…, menos en un rincón de España donde una alcaldesa sectaria denuncia que los soldados vayan de uniforme…, y que una silueta de un soldado se muestre con un arma en las manos.

Es tiempo de escobas… ¡cuántas cosas barrería! Decía la canción.

Y se lo consentimos. Y vamos de paisano. Y aún así nos denuncian. ¿Qué no se lo creen? Yo tampoco.

¡Viva España! que no la conoce ni…

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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19 abril 2018

 

¿QUÉ EJÉRCITOS QUEREMOS? (2) La enseñanza de el valor Adolfo Coloma GB (R) del ET

En un interesante artículo publicado en el N.º 922 (enero – Febrero 2018) de la Revista Ejército,  el Tte. General de la Corte hace un profundo análisis del “El valor”, al que considera como «una cualidad dela persona o de un colectivo, consecuencia de virtudes o valores adquiridos, que impulsa a obrar racionalmente ante una situación de riesgo para enfrentarse a él contemple y firmeza» y sentencia que no es el valor una virtud en si mismo, sino una consecuencia de virtudes (se refiere a las virtudes humanas y profesionales), para terminar considerando la escala de valores en nuestras fuerzas Armadas, que van desde el valor se le supone al heroico y analiza la forma de reconocer y premiar tan necesario valor (valga la redundancia) en nuestros ejércitos.

Estas interesantes reflexiones, que prácticamente hago mías, me llevan a analizar la cuestión del valor desde otro ángulo: es valiente quien tiene valor, pero ¿el valiente nace o se hace? No dudo de que Vds. mayoritariamente optarán por la segunda propuesta. Yo también. Pero esta misma certeza me lleva nuevamente a preguntarme. ¿Y cómo se hace a uno valiente? ¿Cómo se entrena uno para ser valiente? Esta es la pregunta que va a centrar mi reflexión y sobre la que intentaré aportar mi personal punto de vista. Tiene mucho que ver con la formación en las academias y centros de formación, con la práctica constante y con la selección.

A poco que eche uno la vista atrás advierte fácilmente los profundos cambios que la historia ha introducido en la forma de concebir y de hacer la guerra. Desde los tiempos remotos en los que las armas eran manejadas prácticamente a brazo y la lucha se llevaba a cabo casi sin espacio físico entre los contendientes, pasando por la invención de la pólvora cuyo uso intensivo y extensivo trataba de doblegar al contrario sin necesidad de llegar al contacto físico, pero manteniendo los conceptos de frente, flancos y retaguardia; hasta la actualidad, en el que estos conceptos se difuminan al máximo y en la que una radiación tal vez pueda ser letal. Pero, al mismo tiempo, se observa que, en todo el espectro del conflicto, en cualquier época, a los soldados se nos exige esa presencia de animo que el diccionario de la RAE define como “Cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros.”

¿Es el valor un atributo exclusivo del soldado? Absolutamente no, y ejemplos hay a diario que lo ponen en evidencia. Lo que nos diferencia a los militares es que el valor se nos exige.Nos lo reconocerán y premiarán o no, pero a todos se nos supone y no podemos renunciar a él. La falta de valor supone cobardía, actitud tipificada y castigada en el Código Penal Militar (Ley Orgánica 14/2015, de 14 de octubre), que la define como: “el temor al riesgo personal que viole un deber castrense exigible a quien posea la condición militar”.

Por tanto, si el valor se nos exige, como la resistencia a la fatiga, el amor a la responsabilidad o la exactitud en el servicio, desde que uno sienta plaza ha de ser entrenado en ello. El plan de formación militar ha de incluir una serie de principios, de conocimientos, y finalmente de ejercicios que aseguren a los formadores que el individuo en cuestión va superando los estándares previstos y al mismo tiempo, que el sujeto vaya cogiendo la confianza en sí mismo, que le haga consciente de esa superación. Hoy los planes de estudio y formación son muy amplios y variados, desde los de oficiales hasta los de tropa. Me pregunto si tal formación, específicamente orientada hacia ese objetivo, el valor, está hoy en día reglada.

Un veterano y prestigioso oficial, en la cúspide de su carrera, me decía –“menos informática y más equitación”- A primera vista tal invocación puede parecer trasnochada, por cuanto la equitación, que ha sido durante siglos asignatura práctica necesaria en cualquier ejercito y base de una de las genuinas formas de combatir, está ya más que superada; mientras que los conocimientos informáticos son necesarios desde los escalones más bajos. Pero algo de verdad subyace en la frase de aquel veterano militar. La equitación ofrecía al cadete la oportunidad de subirse al nobel bruto y con la técnica necesaria, inteligencia y coraje, conducir al animal hacia el objetivo que se ha propuesto, incluso por encima de la voluntad esquiva del animal, corriendo el riesgo – riesgo calculado – de dar con sus huesos en el suelo. Este podría ser un buen ejemplo de una enseñanza específicamente dirigida hacia el entrenamiento del valor.

Lo que trato es de poner de manifiesto la importancia de la practica reglada de una enseñanza orientada, mensurable y progresiva para asentar el valor. No tendría necesariamente qué ser una asignatura específica, más bien – como se dice ahora – una práctica transversal a todas ellas, pero con un denominador común: la superación de un riesgo medido y controlado que obligue a la superación de los temores propios y que induzca al autocontrol y al espíritu de equipo.

Y cuando hablo de valor y de riesgos, no me refiero exclusivamente a los aspectos físicos. Como muy bien argumenta el General de la Corte, se trata de un compendio de virtudes morales, intelectuales y físicas, o lo que es lo mismo, la armonía entre el querer, el saber y el poder. El querer que se manifiesta mediante la voluntad, el saber que se adquiere mediante el conocimiento y la técnica y finalmente el poder, las destrezas y capacidades físicas para llevar a cabo el fin propuesto a pesar de la voluntad del contrario o de las condiciones adversas.

Tan necesario es el valor del ultimo de los soldados como el del mando a cualquier nivel. Su naturaleza es la misma en uno y en otro, claro que sus componentes y manifestaciones son diferentes. Priman los aspectos físicos en el soldado, mientras que el componente moral tiene una especial dimensión en el jefe. Tanto valor hace falta para firmar un plan de operaciones en el que uno es consciente de los riesgos que asume tal plan, como para mantener cabalmente una decisión durante la ejecución del mismo, cuando noticias adversas comienzan a llegar – en esa “niebla de la guerra” de la que hablaba Clausewitz -atormentando la mente del comandante. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la defensa del Alcázar de Toledo, que precisa poca explicación.

Por tanto, valor, audacia (no la temeridad) y asunción de riesgos, han de estar igualmente contemplados en los planes de capacitación de los oficiales en los empleos superiores. El estudio del problema táctico (o el estratégico) no tiene por que conducir, como sucede habitualmente, a la solución más evidente, la más previsible por el adversario y por lo tanto la que tiene más probabilidades de ser contrarrestada. La audacia, la sorpresa, el desconcierto del enemigo han de jugar su papel y los profesores, el propio sistema de enseñanza deben reconocerlo y promocionarlo. Hablamos siempre dentro de la más pura racionalidad y con la vista en “el cumplimiento de la misión con el menor número de bajas” que decía la doctrina de 1956. Es decir, con el menor quebranto propio, pero asumiendo que lo habrá. En caso contrario, no se trataría de esa “dialéctica de las voluntades que emplea la fuerza para resolver el conflicto”.

Para terminar esta esta reflexión solo me queda volver al inicio, a la selección de los militares.  Hasta hace no muchos años, posiblemente hasta la incorporación masiva de la mujer a las FAS, en las pruebas de selección para el ingreso en la Academia General Militar, junto a los test físicos y sicológicos y académicos del nivel del curso Universitario Selectivo de Ciencias, había una prueba muy singular: el salto del caballo. Un interminable aparato gimnástico forrado de un cuero cosido a base de tachuelas a un cuerpo de madera y sujetado por cuatro leñosas extremidades que daban al conjunto un aspecto insuperable. Pues bien, No dejaba de ser una prueba física más, pero con un matiz importante. Aquella “bestia” había que dominarla a base de técnica, coordinación y condición física, pero, sobre todo, con el convencimiento de que, al otro lado de aquel particular equino, estaba el ingreso en la academia. Hoy en día hay otras posibilidades otras técnicas, pero sigue siendo imperativo poder discriminar, siquiera de una forma elemental, quién es capaz de prepararse, dominarse, concentrarse y superar el obstáculo del que tiene un miedo insuperable.

Pues estas reflexiones me sugieren el interesante artículo del TGEN de la Corte en torno al valor. Como se dice en Operaciones Especiales (perdonen Vds. lo gráfico y expresivo de la cita): “a capar se aprende cortando güevos” a dominar al miedo, a ser valiente, también se aprende practicando. La enseñanza militar ha de combinar de forma progresiva y evaluable el riesgo medido con la voluntad de superarlo.

Adolfo Coloma

GB (R) del ET

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9 abril 2018

“EN ESTE SALÓN HAY UN ESTAND MANCHADO DE SANGRE” ¡CABRONES! General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

«En este salón hay un estand manchado de sangre». “Fuera el Ejército de la escuela”. Son algunas de las frases que se podían leer en las pancartas que portaban las viejas juventudes de Arran en el estand de las Fuerzas Armadas del Salón de la Enseñanza de Barcelona.

Conviene saberlo y divulgarlo. Darle la importancia que tiene y no mirar para otro lado. La libertad de expresión es hoy una cosa y mañana otra. Depende; todo depende. La justicia europea sentencia que quemar fotos de los reyes es libertad de expresión. El Tribunal Constitucional español lo vinculó con el discurso del odio y la violencia. Alguno de los magistrados faltó a clase el día que explicaban eso de la libertad de expresión. ¿Los del Constitucional español o los justicieros europeos? Por cierto estos justicieros a continuación han sentenciado que la marca de restauración española “La Mafia se sienta a la mesa” es contraria al orden público. Los mismos que acaban de condenar al Estado español a pagar por trato inhumano y degradante a unos etarras. Y  entre los justicieros un español.

Europa es así: “Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente…”.

Decía la pancarta de las repugnantes viejas juventudes de Arran: “En este salón hay un estand manchado de sangre”. Un escalofrío me ha roto el espinazo. Ese que jamás vamos a doblar.

¡Cabrones!… Me ha salido del alma. Espero que sea libertad de expresión, aunque me quedo corto con la expresión.

Roto el espinazo y el corazón cuando he recordado la sangre, sí, la sangre de nuestros soldados, entregada con nobleza y desinterés por un mundo en paz, por nosotros y por ellos, por los que les abrazan y por los que les rechazan e insultan. Mucha sangre derramada estos últimos años para que se pueda admitir un insulto de tanta bajeza, tan ruín, y que no se haga nada. No sé si es porque no se puede o porque no se debe, o quizá porque no se quiere. ¿Libertad de expresión? Nunca he oído un insulto tan feroz y que tanto me haya dolido. Si esto se permite es que ya da igual todo. Los jueces dirán lo que la ley les marque, pero: “En este salón hay un estand manchado de sangre”, no es un insulto, ni libertad de expresión, sino una ofensa inaguantable y por la que los servicios jurídicos del Ministerio de Defensa, los abogados del Estado o quien sea, debería estar -¡ya!- denunciando. Hay mucho sacrificio y vidas entregadas por nuestros soldados para que semejante villanía se permita. Los militares ajenos a los insultos seguían atendiendo a los miles de jóvenes que se han acercado a interesarse por la carrera militar y por sus misiones. ¡Viva España! Se les oía gritar ante los insultos.

Pero los soldados, que sienten el deber, la Patria, el sentimiento de su razón de ser, hoy estarán rotos de dolor e ira ante semejante ofensa a la que no pueden ni deben responder. Malo sería que esto quedase así y nadie responda por ellos. Ya se sabe que en tiempo de sedición hasta el malvado obtiene honores.

Mientras buscaba la frase adecuada para suavizar la ofensa y enderezaba mi roto pensamiento, he recordado una portada de ABC de hace unos años, 1983. Hubo unas tremendas inundaciones en Bilbao. Allí estaba el Ejército y la Guardia Civil. Más de 13.000 efectivos. Se cumplen en agosto 35 años.

El gran Mingote, militar, publicó una de sus viñetas que resumía la situación. Un guardia civil, podría ser un soldado, llevaba a la espalda en medio de las aguas a un ciudadano vasco al que estaba rescatando.

Esa misma viñeta fue portada del ABC cuando en octubre un guardia civil fue asesinado por ETA en Rentería. A la viñeta le acompañaba en esta ocasión un titular que lo decía y dice todo: “Han matado a este guardia civil”.

¿Cómo podemos soportar que alguien porte una pancarta de incendiario odio contra los militares en la que se lea?: “EN ESTE SALÓN HAY UN STAND MANCHADO DE SANGRE”.

Perdón, pero no puedo terminar de otra manera: ¡Cabrones!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

16 marzo 2017

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