HOMENAJE A AZAÑA ¿ESCRITOR O POLÍTICO? Rafael Dávila Álvarez

«¡Cuádrese! Soy el ministro de la Guerra».

Según, Memorias de Diego Martínez Barrio (Espejo de España, pág. 32), esa fue la entrada de Azaña en la milicia para posesionarse del ministerio de la Guerra.

Era de noche y en la oscuridad de las bujías, aprovechando las sombras, Azaña pone firmes al oficial de guardia del palacio de Buenavista, sede del ministerio de la Guerra. El general Ruiz Fornell  le da posesión del cargo. Azaña acababa de cumplir un sueño infantil. El niño don Manuel sueña con su juguete: ¡Soldados!

No voy a hablar de lo militar, que hay para rato, solo diré que para él los ejércitos eran una caja de soldaditos de plomo al que alguno le faltaba una pierna. Hacía sin consultar y deshizo más que hizo.

Cada uno es muy libre de hacer interpretaciones de la vida de cada cual. La historia, lo acabo de aprender después de muchos años, es subjetiva.  Hay mucha, demasiada, interpretación en nuestra reciente historia, sin el tiempo suficiente para alejarse y mirar sin actuar como mediocre actor. Hasta los documentos no valen si no están interpretados por el interpretador llamado historiador. De ahí surgen los ensalzados prohombres de Estado. Como Azaña. Interpretables.

Me gustaría ir a los hechos. Tiene buena literatura, alguna prosa magnífica, sin duda. Es más conocida su versión política. No sé a cuál de las dos se rinde homenaje en una exposición que ayer inauguró el Rey Don Felipe.

Políticamente no se sabe muy bien lo que era, al margen de ser Azaña, que lo era casi todo para él, porque nada sabía de socialistas y menos de comunistas; y así le fue.

Certero en su apreciación al adivinar  por qué perdieron la guerra los que trucaron las elecciones y convirtieron unas municipales en plebiscito y unas generales en subjetivo recuento como ahora se ha demostrado. En La Velada en Benicarló un Azaña derrumbado llega a dar la clave: ‹‹Un acto revolucionario, una resolución oportuna y útil, no califican para mandar. Si el ranchero impide que su batallón se subleve o el buzo de un acorazado logra que la oficialidad no se pase al enemigo con el barco, déseles un premio, pero no me hagan coronel al ranchero ni almirante al buzo. No sabrán serlo. Perderemos el batallón y el barco››.

Azaña tenía esos tres problemas que acucian a España de manera permanente: el nacional, el religioso y el monárquico. A los tres les atacó con dureza y sinrazón. Muy en la línea actual mezclada con el perejil del intelectual fracasado en sus apetencias.

Andamos entre vacunas. La del 23F, la de los nacionalismos (por cierto y el ¿Estatuto de Azaña?), el terrorismo, el comunismo, y claro ¡cómo no! el socialismo. Todos vacunados. Falta la de la República; no fue suficiente con dos dosis.

«Paz, piedad, perdón». Era tarde y fracasado.

Suárez barajó, entre otros proyectos, trasladar a España los restos de Azaña y enterrarlos en el Valle de los Caídos. Aznar tengo entendido que también; o parecido. ¿Será la última vacuna?

He estado viendo y oyendo y al final he pensado que todo esto, lo de ayer, anteayer y el otro, es como una pedrada. Estamos en eso: tirar la piedra, pero a dar y si es posible a matar. ¡Vaya pedrada!

Debemos descubrir a quienes esconden la mano. En el bolsillo del mandil.

Los hechos y el BOE están ahí. Ellos son objetivos, aunque en ocasiones reflejen la subjetividad del que firma.

Esto, que les dejo entrecomillado, lo firmó don Manuel Azaña como presidente del Gobierno de la República, el día  26 de noviembre de 1931, después de echar al Rey Alfonso XIII, bisabuelo de Don Felipe.

Hoy el Rey de España les ha metido un gol por toda la escuadra a los vacunadores. Que cunda el ejemplo.

«Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los Poderes de su Magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país; en su consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón Habsburgo-Lorena; privado de la paz pública, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional. Don Alfonso de Borbón será degradado de todas las dignidades, honores y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de su representación legal para votar las nuevas normas del Estado, le declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás, ni para él, ni para sus sucesores. De todos los bienes, acciones y derechos de su propiedad que se encuentren en territorio nacional, se incautará en su beneficio el Estado, que dispondrá del uso más conveniente que deba darles. Esta sentencia, que aprueban las Cortes Soberanas Constituyentes, después de sancionada por el Gobierno Provisional de la República, será impresa y fijada en todos los Ayuntamientos de España y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones».

Firmaba la sentencia, como presidente del Gobierno de la República de España, Manuel Azaña el día 26 de noviembre de 1931.

El Decreto se había aprobado en las Cortes con nocturnidad: a las tres cincuenta y cinco minutos de la madrugada del 20 de noviembre de 1931. Alta traición. Una declaración de rencor —¿odio?— sin precedentes. Peor que la guillotina. Insoportable.

¡Vaya golazo!

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

18 diciembre 2020

LA MINISTRA DE DEFENSA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Aquí se viene llorado de casa. Se gestiona, bien, sin politizar, y a otra cosa. Los premios y las condecoraciones son para los soldados (¿lo recuerda señor Bono?). Manifestaciones de respeto y nada más. Reciprocidad.

No nos conocemos. Me gustaría entrevistar a la ministra de Defensa. ¿Se dejaría? El reto lo lanzo y como sé que me leen por esas alturas, aunque no se confiesen, pues a ver si hay suerte.

Por sus obras los conoceréis. De entrada alguien que acepta sentarse en un Gobierno que pacta con comunistas de la Corte de Maduro, separatistas, personajes procedentes de los terroristas de la ETA y se sitúa a la cabeza  de las Fuerzas Armadas no me inspira ninguna confianza. A los soldados tampoco -No sé al radiotelegrafista, que todo hay que explicarlo: me refiero a Balboa-.  La misma que me inspiraba aquel ministro que se envolvía en la bandera de España y abrazaba a los obispos.

Recuerdo una audiencia, él en plan relumbrón, algo normal en el personaje, con generales en grupo, sin tiempo para individualizar, cuando le sonó el móvil y saltó su graciosa soberbia. Estas fueron sus disculpas (preparadas):

-¡Uy! ¡Perdón! Me ha ocurrido como al Arzobispo de Toledo. Hace unos días mientras decía misa le sonó el móvil. Como éramos muy pocos (ceremonia privada, ¡faltaría más!), íntimos, le dije, -¡Cójalo, señor Arzobispo, no vaya a ser Dios!

Debió esperar la sonrisa de los generales a la gracieta ministril, pero allí nadie rompió su hierática mirada. Olvidemos al personaje que sigue en todas las salsas; o sus peones. Algún día hablaremos de <<los generales de Bono>>.

Este ministerio de Defensa, el más cómodo de todos, es una puerta abierta a la vanidad y a descubrir la unidad de España. Desde el primer <<¡Capitán mande firmes!>>, que enseñó el discípulo a la maestra, todo son facilidades y respetuoso primer tiempo del saludo.

Todos los ministros (y los aspirantes) llevan dentro, los de un extremo y el otro, algo que parece congénito, piensan mucho en eso de cuadrarse. Alguno sabe lo que digo o quiero decir. Cuando escalan hasta el poder nada les gusta más que un saludo militar. ¡Cuádrese! ¿Usted no sabe quién soy yo? Algo que solo ellos dicen, no es un término usado en lo militar por innecesario. Así fue la entrada de Azaña en el ministerio de la Guerra. En ese aspecto lo mismo da una banda o la otra. Es obsesivo. Lo de las estrellas o entorchados en la bocamanga… ¿Se han preguntado por qué solo en el Ejército de Tierra las divisas no se llevan en la bocamanga sino en los hombros?

Recordémoslo: <<¡Cuádrese! Soy el ministro de la Guerra. Era de noche y en la oscuridad de las bujías, aprovechando las sombras, Azaña pone firmes al oficial de guardia del palacio de Buenavista, sede del ministerio de la Guerra. El general Ruiz Fornell le da posesión del cargo>>. Azaña acababa de cumplir un sueño infantil. A esas horas el niño Manuel sueña con su juguete: ¡Soldados! Pronto abrirá la cajita y sacará a sus soldaditos de plomo para organizar su peculiar ejército.

Yo sé de alguno que puesto a elegir entre ministro de Defensa o presidente del Gobierno se quedaría con ministro de Defensa. O como Azaña: las dos cosas. No viene al caso.

Lo que sí es el caso, es que este ministerio de la Defensa se ha movido siempre entre la ideología y la economía, lo que ha definido su trayectoria y que a la mera inspección de la figura se comprende. El resultado ha sido leyes y mas leyes al arbitrio del partidismo; y pobreza, mucha pobreza.

El ministerio de Defensa da bandazos con peligrosas inclinaciones a uno y otro lado, lo que acaba mareando a la tripulación y puede hacer zozobrar la nave. Las Fuerzas Armadas económicamente están en la ruina y su misión tampoco queda bien definida.

La ministra de Defensa actual no acabo de entender si lo es, o se lo hace, como dicen en la capital.

Sus constantes gestos de apoyo y reconocimiento, su equilibrado comparecer, sus justas palabras, su huida de jardines ajenos e incluso su acusada distancia del presidente de su Gobierno, son motivos que dan que pensar. ¿Es o se lo hace? Lo que está claro es que de su equipo sabemos que hay quién se hace pasar por, sin serlo. ¿Y ella?

La prueba del algodón se aproxima: Presupuestos.

Me parece que seguiremos llorando. ¿Con ella? ¿Era el poli bueno?

Me gustaría entrevistar a la ministra de Defensa. Espero su llamada y hablamos. Interesa su opinión. ¿Me recibe señora ministra? Si está muy ocupada puedo mandarle un cuestionario. Sería muy interesante para todos.

La primera pregunta ya se la hago desde aquí. ¿Se siente cómoda en un Gobierno con comunistas bolivarianos, apoyado por separatistas y ramas del tronco del árbol de la ETA? ¿Cómo explicaría eso a sus tropas cuya misión es garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional?

Todas mis preguntas irían por esa línea tan elemental y sencilla.

<<No vaya a ser verdad aquel refrán de que cuando el diablo no sabe qué hacer, con el rabo mata moscas>>. En Defensa, mosca que se mueve… Todas muertas. Hay muchos tipos de mosca. Yo tengo una detrás de la oreja. Podemos aclararlo.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

18 mayo 2020