DÍA DE LAS FUERZAS ARMADAS Entre el regocijo de muchos y el silencio de unos pocos Adolfo Coloma. GB (R) del ET

 

DIFAS2018

         Se acerca la festividad de San Fernando, instituida para conmemorar el fallecimiento del Rey Fernando III El Santo el 30 de mayo de 1252 en Sevilla. El Rey que unificó definitivamente las Coronas de Castilla y de León. Tal efeméride se escogió en el año 1978 para celebrar el Día de la Fuerzas Armada (DIFAS), que ya ha hecho tradición entre nosotros. No se podría haber escogido mejor fecha que nos recuerda un gran rey que como soldado conquistó Jaén, córdoba y Sevilla y como cristiano fue declarado Santo por el Papa Clemente X en 1671.

En realidad, aunque la celebración está concebida como un homenaje a los Ejércitos y a la Armada que suele culminar el sábado más próximo al 30 de mayo de cada año, lo cierto es que son los militares los que abren sus acuartelamientos, bases y centros, programando actividades durante la semana precedente e invitando a los ciudadanos a visitarles y a participar en ellos. Además, salen de sus cuarteles para organizar actos culturales, sociales, demostraciones, etc, para darse mejor a conocer. De hecho, en algunas guarniciones, ya han comenzado.

En Alicante, por ejemplo, organizaron el pasado martes un concierto de la música del Cuartel General de Alta Disponibilidad con la masa coral José Oder de Torrevieja en el que unieron las voces e instrumentos para interpretar esas habaneras, tan mediterráneas y tan del gusto de los soldados. El General Demetrio Muñoz, Jefe del Mando de Operaciones Especiales impartió una conferencia sobre la participación de sus boinas verdes en las misiones en el exterior. Y el domingo tuvo lugar una masiva Jura de Bandera por más de 600 civiles, entre ellos José Manuel García Margallo, diputado por Alicante y la recientemente nombrada Bellea del Foc 2018, Aleida González Martín-Zarco.

En Almería, en su emblemática Puerta Purchena, el sábado 19 ha tenido lugar un acto singular dentro de las celebraciones a las que nos venimos refiriendo. El alcalde de la ciudad, Ramón Fernández Pacheco – Montreal, entregó al General Jefe de la Brigada de La legión Juan Martín Cabrero, el Escudo de Oro de la Ciudad manifestando «sin duda, uno de los mejores ejemplos del talento, de la capacidad de trabajo y del mérito del esfuerzo en los que puede y debe mirarse la sociedad almeriense» en un acto encuadrado entre el izado y el arriado de la bandera nacional, que lo almerienses cerraron con una entusiasta ovación. Es sin duda un testimonio de reconocimiento al general Martín Cabrero, pero lo es también a La Legión, cuya presencia en la ciudad cumplirá en un par de años sus bodas de plata.

En ambos casos, especialmente en el segundo, no se trata únicamente de un reconocimiento a un colectivo de cientos o miles de personas que viven, trabajan, dejan sus impuestos, impulsan la economía de la zona o votan en ella. Es más, muchos de ellos echan raíces y se quedan a vivir de por vida, porque, en definitiva, uno es más de donde pace que de donde nace. Se trata de mostrar públicamente el agradecimiento de una población (los soldados le solemos llamar “guarnición”) al conjunto de los militares que viven y trabajan en ella, de espaldas muchas veces a la misma por la naturaleza del trabajo que realizan. Militares que cuando salen de misión, llevan orgullosas el nombre de las ciudades donde se asientan allá donde las mandan. Así hemos visto Las Agrupaciones Canarias o Madrid, o la Compañía Melilla en Bosnia Herzegovina, por poner algunos ejemplos.

Desgraciadamente, esto no sucede siempre así. Hay muchas guarniciones – periféricas, si, como lo pueden ser Alicante o Almería – donde a nuestros militares no solo no se les rinde el mínimo tributo de reconocimiento, sino que se les niega el pan, la sal y hasta el asiento en la lumbre. Lugares donde se les pone todo tipo de trabas e impedimentos a las actividades propias de su adiestramiento en un intento de confinarlos dentro de los muros de su cuartel como primer paso para lograr su expulsión del territorio. Como si fueran apestados. Ciudades portuarias que reniegan del honor de que un buque de la Armada ostente con orgullo el nombre de su ciudad o que empapelan sus calles con símbolos de desunión para hacer sentir incómodos – si no señalados o perseguidos – a militares, familiares y amigos.

Quedan todavía sitios, demasiados sitios, en nuestro suelo patrio donde todavía no es seguro vestir de uniforme fuera del cuartel o hacer un ejercicio en un campo o una playa, porque ofende a una minoría envalentonada y sectaria. Sitios donde el Dia de las Fuerzas Armadas, el día del supuesto homenaje a ellos mismos no se celebra más que con el silencio, un silencio cómplice.

Desde esta modesta tribuna me gustaría hoy rendir hoy un especial reconocimiento a estas guarniciones hechas de hombres y mujeres que viven y trabajan, que se afanan por convivir y ser parte de aquellas difíciles comunidades. A veces, ni eligen ellos mismos el destino que se les otorga, pero allí van simplemente porque hay un cuartel en cuya puerta hay un letrero que reza “Todo por la Patria” y en entrando en él, Bandera de España. Esos son sus poderes y esas sus razones.  Parangonando la famosa frase atribuida al pensador francés Voltaire «Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo» ellos con su presencia, con su servicio callado vienen a decir: “Aunque no me quieras y digas que no me necesitas, estoy aquí para dejarme la piel y si es preciso, hasta la última gota de mi sangre por defenderte”

En unas y en otras guarniciones, se conmemorará el Día o la Semana de las Fuerzas Armadas. Con júbilo, regocijo y masiva participación en unas. Con silencios cómplices en otras. Así es nuestra España actual. Pero no les quepa duda que en cualquiera de ellas habrá unos soldados y marineros a los que, como dijo el poeta “ni el bien les asombra ni el desdén les hiere” simplemente tratarán de dar los mejor de sí mismos al servicio de España y de todos los españoles. Sin ninguna distinción.

Adolfo Coloma

GB (R) del ET

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23 mayo 2018