ESPAÑA ANTE LA GUERRA. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

De la guerra es de lo que tratan los militares y de lo que deben saber.

Claro que estábamos en una guerra y ha aparecido otra distinta. Hacíamos la guerra que fue y nos olvidamos de la guerra que venía. Vivíamos en el mundo de Yupi y apareció el mundo de Putin.

La guerra es pura energía, sin más arte que la ciencia y la tecnología. ¿Para qué queremos el arte? Es cosa antigua. Habla la fuerza que transforma el arte en ferocidad, en devorador de almas.

«Que un ser humano sea una cosa es, desde el punto de vista lógico, una contradicción; pero cuando lo imposible se ha hecho realidad, la contradicción se hace desgarro en el alma» nos dice Simone Wail en el sobrecogedor La Ilíada o el poema de la fuerza.

La nueva guerra trata de convertirnos en cosa, pero la paz, que así llamamos, se ha convertido en un camino en que «el pensamiento no tiene lugar, no hay justicia ni prudencia».

Se requiere pensar antes de armarse para la guerra. Como no: guerra.

Los presupuestos del Gobierno de España para la Defensa del año 2023 deberían serlo para la guerra, pero lo son para la Industria. Algo es algo. Claro que la guerra es distinta de lo que era y ahora la ciencia y la tecnología han acabado con el arte. Fuera generales y almirantes, es el momento de los hackers, de las empresas tecnológicas y de las pantallas, de la guerra de los dedos que señalan y destruyen abandonando toda vinculación emocional. Guerras convertidas en videojuegos sangrientos. Peores ejércitos y mejor tecnología.

Las estructuras de los ejércitos han cambiado y si no, deben hacerlo pronto; sus unidades encuadrar otro tipo de combatientes; los uniformes ya no distinguen a los guerreros; sus armas tampoco. Algo de esto apuntaba el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) (Jefe de Estado Mayor y no Jefe del Estado Mayor; la aclaración es de escuela, pero en el Congreso aún no han asistido a esa clase… de gramática).

Hay una satisfacción generalizada por el aumento del Presupuesto de Defensa para las Fuerzas Armadas: un 25´8 % más que el año anterior. El JEMAD se hacía eco de ello. Algo extraño cuando en el Gobierno están los antiotan, antiespaña y los miliKK. Algo no cuadra y la razón no está (solo) en la presión internacional, de la OTAN y de los Estados Unidos de América, que sí, pero también que no, que hay que adivinar otras razones.

Oyendo al Almirante Jefe de Estado Mayor de la Defensa hemos descubierto el fondo de la cuestión. Claro y correcto, complaciente y educado a lo militar, ha desplegado ironía en lo que otros nada han entendido. Todos se han ido muy contentos sin penetrar la gravedad de las palabras suaves y conciliadoras del almirante que eran munición guiada.

¿Guerra de Ucrania? Otro día, si a la ministra le parece bien, les hablo de ella, venía a decir el JEMAD, aunque recalcaba que él apuesta por la vía diplomática para resolver el conflicto sin decirnos quién debe iniciarla y en qué condiciones. Otra vez será.

La de España es otra guerra, señalaba: el Sahel.

Parece ser ese el horizonte del esfuerzo bélico español; al menos eso se entiende entre líneas, en el lenguaje que queremos adivinar con una alta dosis críptica e irónica que empleó el almirante durante toda su intervención. Apunta que allí, en el Sahel, está Rusia (los chicos de Wagner), alarmándonos a algunos, a los menos, porque en ese momento daban las dos y media y alertó el presidente de la mesa de Defensa que las tripas sonaban, quizá por el esfuerzo que tuvo que hacer ya que toda la comparecencia se la pasó en digital lucha con su móvil ¿Jugaría a los barcos).

Hay que escuchar la intervención completa del almirante y sobre todo las respuestas a las preguntas planteadas por los miembros de la Mesa de Defensa de los distintos partidos para llegar a la conclusión final y más preocupante: nuestra guerra no está en Europa. Nuestra guerra es el Sahel. Visión estratégica adecuada que parece que no le interesa a la UE ya que desaparece de la zona, pero como muy bien dice el JEMAD, cualquier desestabilización en la zona nos afecta como nación soberana y afecta a la UE.

Al fin reconoció, con humildad franciscana, que las guerras de «alto nivel» son para la OTAN, es decir EEUU, y las de tapar agujeros, crisis de «bajo nivel», para la UE; realmente no entendí muy bien al Almirante Jefe de Estado Mayor de la Defensa.

Más dinero vamos a tener. ¡Gracias! A ver qué ocurre. Aquí hay gato encerrado. Dejemos que corra la legislatura. Que corra la guerra incierta.

No es bueno alargar los artículos así que lo dejamos para otro día. Hablaremos del Gobierno y de su Presupuesto industrial, que no militar. Hablaremos del mantenimiento, de la infraestructura, de los acuartelamientos, entretenimiento, endeudamiento, de …miento, y hasta de la Cultura de Defensa ¿presupuestada, precintada o umedificada?

Para terminar solo un detalle mí querido almirante. Alguien le preguntó sobre los sueldos de los militares, de todos, y quedé sorprendido ante la respuesta. Algo así —Eso lo llevo oyendo hace cuarenta años… No seré yo quien se oponga a revisar los sueldos…

Creo que el Jefe máximo de todos los militares no solo no debe oponerse, sino luchar por ello antes que por otra cosa. Esta es la respuesta que esperábamos.

—Lucharé con todas mis fuerzas, como estoy haciendo, para que los militares tengan el sueldo digno que les corresponde y se aumenten de inmediato sus retribuciones.

Seguro que lo hace y fue un simple despiste en sus palabras tan correctas y adecuadas para los oídos de los, contados con los dedos, señores diputados que asistían su comparecencia en la Mesa de Defensa del Congreso.

Llego a la conclusión que todo esto de la Defensa y de la guerra, le importa un bledo; a todos.

Menos a los soldados que lo sufren.

Hasta que truene.

«Imitad a éstos ahora vosotros, cifrando la felicidad en la libertad, y la libertad en la valentía, sin inquietaros por los peligros de la guerra. Quienes con más razón pueden ofrendar su vida no son aquellos infortunados que ya nada bueno esperan, sino, por el contrario, quienes corren el riesgo de sufrir un revés de fortuna en lo que les queda por vivir, y para los que, en caso de experimentar una derrota, el cambio sería particularmente grande. Para un hombre que se precia a sí mismo, en efecto, padecer cobardemente la dominación es más penoso que, casi sin darse cuenta, morir animosamente y compartiendo una esperanza» (Tucídedes. Oración fúnebre de Pericles. Historia de la guerra del Peloponeso).

No cabe duda que hay que luchar:

Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
No con un estallido sino con un quejido.

T. S. Eliot, 1925

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

24 octubre 2022

 

 

 

 

 

 

DIGNIFICAR EL OFICIO DE SOLDADO: ASIGNATURA PENDIENTE Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

El oficio de soldado

Dignificar el oficio de soldado. ¿Suena extraño?

Yo comprendo que no sea un tema de interés general. Debería serlo. Los soldados tiene pocos cauces legales para manifestar su precaria situación, pocos altavoces, y tampoco son muchos los oídos dispuestos a escuchar. Ante las distintos comentarios que me llegan debo hacerme eco de la tristeza ante el futuro laboral de estos hombres de honor, valor y servicio callado, eficaces y de absoluta necesidad: los soldados.

El cambio del ejército de reemplazo al profesional se hizo sin pies ni cabeza, de manera precipitada, sin consultar con los que saben: los militares. La frivolidad de la medidas adoptadas, y la precipitación con que se tomaron, hizo que los ejércitos y la Armada (esta de manera más acusada) estuvieran un largo tiempo inoperativos. Demasiado tiempo, el suficiente para desarmarlos, hipotecarlos, e incluso tiempo para vaciar su espíritu. Consecuencias que aún sufrimos. Camino de inventar otra cosa distinta a un Ejército.

La recuperación es lenta y el futuro muy incierto. Se resume o tiene su paradigma en el soldado que a los 45 años se encuentra en la calle sin oficio ni beneficio. El ministerio de Defensa es consciente del problema y se lucha por buscar una solución que sabemos no es fácil. Se está en ello y toman medidas, a todas luces insuficientes, aunque se les facilite el acceso a otros cuerpos y se les forme para reintegrarse en la vida civil. No es suficiente. La inseguridad vive con ellos.

La sociedad española está obligada a buscar una solución. Las hay. ¿Qué son difíciles y que el tema de la edad hace que no puedan permanecer siempre como soldados? Es discutible. Lo hemos explicado por activa y por pasiva y dadas las cifras y datos sobre la cantidad de puestos de trabajo que hay en los ministerios, en concreto el de Defensa, y en algunas unidades donde la edad no es determinante, está claro que existen lugares y procedimientos para ubicarlos. Lo que no parece muy alentador para un hombre de servicio, de servicio de riesgo mal pagado, es que ahora le aplaudan cuando se juega la vida, por ser el primero ante el máximo riesgo y luego tener que mirar a la guardia civil o a la policía, para poder ingresar en ellas y asegurarse el futuro porque en su ejército no tiene sitio. Vamos que le echan. Cualquier empleado público tiene su futuro asegurado; menos los soldados.

Soldados al paro

Es un empleo seguro (laboral) el de guardia civil o el de policía, nacional o municipal, también el de bombero, pero no lo es el de soldado, ni de armas ni de emergencias. El primero el soldado de armas, lo tiene más difícil porque su oficio ha sido empuñar un arma y encuadrase en una unidad para el combate. Futuro desasegurado.

Todavía sigo sin entender como nadie ha dado un paso al frente para solucionar el tema de la profesionalidad combinada con un voluntariado y a la vez devolver a su lugar a aquellas escalas tan necesarias como era la de la Legión que tan excelentes resultados dio.

Algún ministro, muy de la tropa, muy militar él,  se cargó el futuro y las ilusiones y los demás solo asentaron el edificio mal construido, en ruinas. Claro que ahora estamos más por la destrucción de España y con ello la de los del artículo 8, a los que hay que dar otra misión y dedicarlos a las tareas domésticas para después de halagarlos unos años mandarlos a la cola del paro.

Aquí la más principal hazaña es obedecer: ni pedir ni rehusar.

¿Otros lo harán? Muchos pensamos; otros decimos. Nadie hace.

Podría darse el caso, hipotético, digo yo, que España, la del futuro que se ha empezado a construir, no necesite soldados, sino que haya que seguir la teoría del actual presidente del Gobierno y suprimir el ministerio de Defensa para dar paso al de Emergencias. Sí. Estamos muy necesitados. Estamos ante una verdadera emergencia nacional.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

20 octubre 2021

LA ARMADA ESPAÑOLA EN DIQUE SECO. ESPAÑA DESARMADA, DESEMBARCADA Y DESAIRADA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

El buque de asalto anfibio Castilla (L-52). Foto Armada española

A los militares no se les quiere escuchar y eso que no paran de hablar. Sin palabras también es posible comunicarse. Por ejemplo cuando se rompe un barco de guerra en plena operación militar. Ha hablado el barco (que conste en acta) y ha dicho: «Hasta aquí he llegado».

Si eres retirado y hablas: mal; y que por qué no hablaste antes (pues mire lo hice donde debía por respetar la ley). Si te callas: peor. Si te afilias, ya retirado, ¡qué cosas! Si hablas y dices lo que no quieren oír, pues corre el escalafón y tú quedas fatal, como poco patriota; o a lo mejor te premian y a Estados Unidos o cosas así. Que uno ya no sabe lo que hacer. Puede que lo más adecuado sea cantar, quizá con los ingredientes del rap: contenido, ritmo y entrega. Voy a intentarlo antes de callar para siempre.

No hace ni una semana que publicaba un artículo en el que exponía las dificultades de los ejércitos y la Armada para sobrevivir con el escaso presupuesto asignado. Una enfermedad muy antigua que alguien pensó que con los nuevos tiempos, la aprobación de la Constitución de 1978 así como de las Directivas de Defensa Nacional, y otros papeles mojados, iba todo a cambiar para convertirnos en unos ejércitos capaces de poner a España en el sitio internacional que le corresponde.

Pero no. Llegó la ideología y desvistió un santo para vestir a otro. Así España quedó desarmada, desembarcada y desairada.

Que nuestras Fuerzas Armadas son un ejemplo para el mundo, admiradas y envidiadas por muchos otros ejércitos es también muy antiguo y conocido. El soldado español, nuestro único embajador en estas cosas de la guerra, sigue siendo lo más valorado y aún hay quien dice que se lo den, aunque sea desnudo y desarmado que ya se encargará él del resto.

No sé si nuestros gobernantes han caído en la cuenta de que una cosa son unas Fuerzas Armadas para andar por casa y otra una Fuerza con carácter y peso internacional que se corresponda con la situación y misión de su nación en el contexto geoestratégico mundial, que por cierto, no es un problema de exclusividad militar, sino que esa estructura y peso de sus ejércitos es el que permite adentrarse con firmeza en el panorama diplomático, económico y de decisión. Ese es el quid, los que deciden: ¿Cuántas Divisiones tiene…? ¿Lo recuerdan?  Pues les recuerdo que nuestro presupuesto está en la cola de los que integran la OTAN y sin preverse cambios en el futuro.

Miren, todo es muy sencillo. Solo es necesario disponer de capacidades materiales y personal motivado o también personal motivado y capacidades materiales.

Parece que nadie, entre los que pueden y deben, está por la labor.

Desde el año 2008 los ejércitos y la Armada no hacen sino perder capacidades de manera alarmante.

Los recursos de las Fuerzas Armadas provienen de los Presupuestos Generales del Estado y de los créditos de Mantenimiento de la Paz. Cada vez más los ejércitos se están financiando con los créditos de Mantenimiento de la Paz lo que supone una permanente incertidumbre ya que nunca se sabe cuando los vas a recibir, cuánto dinero vas a percibir y en qué se pueden gastar. Después de 30 años de experiencia en estas misiones bien se podrían incorporar a los Presupuestos Generales del Estado (excepto lo que sea expresamente necesario para contingencias) y así disponer de unos presupuestos que cubran las necesidades sin angustias ni permanentes zozobras en materiales y calidad de vida.

La situación nuestra es la contraria: aumentan las necesidades a la vez que se envejecen los ejércitos en sus dos grandes aspectos: personal y materiales, siendo la atención al personal la principal asignatura pendiente, ya que es reflejo de todo lo demás.

La calidad de vida del soldado es una de las claves de la eficacia de un Ejército y para ello es necesario repasar sus retribuciones, atender al apoyo de la movilidad geográfica y a las infraestructuras que le permitan desarrollar una vida adecuada y que responda a su disponibilidad permanente y sacrificio. Las inversiones en infraestructuras para la calidad de vida se han reducido en un 50% desde el año 2008 algo inexplicable y que incide de manera directa en la motivación.

En resumen es necesario que sinteticemos y olvidemos la palabrería técnica o confusa y nos centremos en el verdadero problema:

—Personal motivado

—Capacidades Materiales

No debemos pasar por alto el tema del envejecimiento de la tropa que va unido a la obligatoriedad para una gran mayoría de tener que dejar el servicio al cumplir la edad de 45 años, dos problemas íntimamente relacionados y sin resolver a los que podemos calificar de imprevisión y precariedad. La edad media actual en la tropa en el Ejército de Tierra es de 34`2 años y la pretensión es que sea de 30 años. ¿Cómo lo van a conseguir? Porque ese es uno de los motivos principales de motivación. No se explicó o se dijo la verdad desde aquel electoral y frívolo mensaje: «Se acabó la mili» y ahora lo estamos pagando. Difícil papeleta que juega una baza importantísima en mantener una moral de victoria.

¿Cuál es el principal obstáculo para tener unas Fuerzas Armadas en condiciones operativas, ilusionadas y eficaces?: económico.

Llevamos tiempo pidiendo una Ley de Financiación de las Fuerzas Armadas que las dote de un presupuesto estable que permita realizar inversiones plurianuales y evite trabajar siempre en el corto plazo. En definitiva unos presupuestos suficientes, previsibles y estables.

Llevamos más de una década de restricciones y esto no puede seguir así porque además de estar en juego nuestra seguridad y defensa, la de España, hay muchos hombres que arriesgan a diario su vida en instrucción, adiestramiento y misiones reales con muchas deficiencias en sus capacidades y ello provocado por desatención en el factor principal: el económico. Supone un irresponsable riesgo.

Acabamos de ver que el buque de asalto anfibio Castilla (L-52), uno de los más avanzados de la Armada, que desde el pasado mes de enero se encuentra liderando la Operación Atalanta de la Unión Europea en misión de mantener la seguridad en las aguas del Golfo de Adén y Somalia, ha tenido que abandonar la misión debido a una avería.

No es mi intención achacar esa avería a nada relacionado con el mantenimiento y sostenibilidad del buque. Puede que no tenga nada que ver o puede que sí. Los expertos y usuarios tendrán la respuesta.

Sí es el momento de recoger lo expuesto recientemente por el Almirante 2º Jefe del Estado Mayor de la Armada. De estas declaraciones no hace ni un mes.

«Los recursos recibidos por la Armada han evolucionado negativamente desde el 2008. El Capítulo 2 (créditos que aseguran la formación y la utilización) se han reducido un 13% y los del Capítulo 6 (sostenimiento e infraestructuras) un 35% lo que ha provocado un aumento de horas de funcionamiento de los equipos y sistemas entre los ciclos de mantenimiento y una disminución del stock de repuestos disponibles».

«Lo más grave ha sido el recorte en la obtención y renovación. Al principio de la década anterior la Armada contaba con 77 barcos y 11 años después ha habido 23 bajas y solo 7 altas, lo que hace que haya un déficit de 16 buques. Si estimamos que la vida media de un buque es de 35 años, para reponer esos 77 buques la tasa de reposición debería ser de 2´2 barcos por año y a duras penas alcanza el 0´6 anual».

El envejecimiento de la flota es evidente con una media de 27 años, próxima al límite de su vida media o en su último tercio de vida.

Decía el Almirante que al envejecimiento se une la falta de financiación para reponer o restaurar sistemas obsoletos y la descapitalización en repuestos y pertrechos.

En una gráfica expresión: «Sin el mantenimiento adecuado y continúo podemos tener un montón de hierro en valor militar, eso sí, de la mejor calidad».

Algo parecido, las mismas vulnerabilidades presenta el Ejército del Aire que tiempo tendremos de analizar.

Es urgente mantener las capacidades de nuestros ejércitos y Armada. Renovar las unidades, modernizar otras e invertir en el sostenimiento de las que están en activo. El tiempo apremia y urgente es que nos digan la verdad antes de quedar desarmados, desembarcados y desairados.

A lo largo de la exposición hemos planteado que el principal obstáculo para tener unas Fuerzas Armadas en condiciones operativas, ilusionadas y eficaces era el económico. ¿Acertaremos? ¿No será el ideológico?

Convendría ponerse de acuerdo en qué es España y cómo se la defiende.

El resto se nos daría por añadidura.

Resulta que los cañones, los barcos y los aviones también hablan y están en aquello de jamás decir que están cansados hasta caer reventados. Como sus hombres.

Como la canción de Alaska y Dinarama : ¿A quién le importa lo que yo digo…?

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

12 abril 2021

 

 

 

 

GUERRA Y PAZ: HARMONÍA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Cuentan que el libro El Arte de la Guerra de Sunzi es una obra que suele leer mucha gente ajena al mundo de la guerra. Sonrío. Nadie es ajeno a la guerra; están en pleno combate los jefes de las empresas, políticos, directivos y hasta el famoseo; los psílites forman en alguno de los flancos. Hay para todos: jefes, vélites, hastarios, príncipes y triarios, incluso équites.

La guerra suelen interpretarla todos, menos los militares. Suelen entenderla todos (My way) menos los militares. Todos hablan de ella, menos los militares. De la guerra todos son protagonistas, menos los militares.

La guerra es un asunto que no está escrito sino inscrito en la condición humana por lo que su redacción entra de lleno en la metafísica, en su imposibilidad de ser o no ser. El Arte de la Guerra no es un tratado militar donde vayas a aprender la táctica de la batalla, sino todo lo contrario, aprenderás a no tener que ir a ella y, por ello, a ganarla. ¿Cómo? Sin darla. Esa es la guerra y ese es el misterio del Arte de la Guerra que se mueve en ese ámbito imperceptible, ahora ya alcanzado, que no distingue entre guerra y paz. Puede que el número de muertos sea ahora menor, pero aumenta de manera escandalosa el de esclavos. Es el resultado de una pandemia tan invisible como eficaz.

De la guerra habrá que buscar una nueva definición, más allá, su no ser, en la filosofía. Lo dice de manera rotunda e inteligible el maestro Albiac: «La guerra es el arte del no yo: sabiduría» (Diccionario de ADIOSES, Confluencias, 2020). Ese es el comienzo de todo.

Siempre la guerra. Nos asusta cuando el filósofo nos habla del experimento de 1914 «tan doloroso para el alma europea, porque no es un deseo cualquiera el que se estrella contra la realidad; es el deseo ilustrado más básico: la ensoñación de que todo, absolutamente todo, en el comportamiento humano pudiera ser gradualmente reductible a educación y cultura». Y nos dice que ese majestuoso proyecto del género humano se desmorona en el estruendo de las trincheras del 14.

Tendrá que caminar la educación y la cultura con la guerra, no hay alternativa; no habrá arte, sino guerra sin más, las armas son herramientas de mal agüero, ahora son otra cosa, de tal manera que lo que empezó siendo una parte, ahora se ha convertido en un todo donde no hay diferencias entre soldados y civiles. Todos son protagonistas en el escenario bélico, el que buscaban; ahora la guerra en un hecho total que se representa cada día, sin día de descanso.

Europa murió y en su intento de redimir culpas camina hacia una deshonrosa capitulación; «Ni un solo aliento de fuerza ha vuelto a adivinarse sobre Europa después de aquello. Europa cerró su tiempo en la guerra del 14». «La Gran Guerra primero; luego el oscuro ascenso de estalinismo y fascismo; la segunda guerra mundial, de inmediato, como colofón resolutorio. Y sus cincuenta, impensables, millones de víctimas…». Ahora esto.

Hoy vivir en Europa es, aún, «sobrevivir en los escombros de después de esa guerra».

De nuevo la inquietud cuando el maestro Albiac nos recuerda la hipótesis más original del ensayo clausewitziano: «La paz es un acto de guerra», que sale, sin duda, del fondo de Spinoza «Si los sujetos de un cuerpo político no recurren a las armas porque el terror los paraliza, debe de hablarse más de ausencia de guerra que de paz».

España acompaña a Europa en su agonía. «Lamentemos nuestra desdicha de haber venido a nacer para ver eso; la capitulación sin condiciones del 14 de marzo de 2004. Y las que siguieron luego. Hasta aquel sombrío 2018 en Barcelona».

¿Dónde está el arte? Ciencia analítica para destruir sin matar, robotización en marcha, arte difícil de asumir.

Ensoñación reductible a educación y cultura que se desmoronó en las trincheras de ratas y piojos cuando cobardeaban los que deberían alzar el ánimo. Se hizo la traición un intruso entre los ejércitos de los vencedores y de los vencidos. El mejor de sus generales se despojó del uniforme y se dedicó a otros menesteres más rentables como repartir eufemismos de misiones de paz sin saber muy bien que aquello era la guerra.

El Arte de Sunzi nada tiene que ver con esto que hoy vemos al otro lado de la colina.

No asomen la cabeza; mejor vivir, como lo hacemos, en la ignorancia.

El Diccionario de Adioses del filósofo abre una puerta por donde entra la sombra de lo que hemos sido. Imprescindible. Falta saber lo que seremos. Pendiente de los resultados de esta nueva guerra, nosotros, los que ya cumplimos, decimos adiós. En paz y en guerra, que no deja de ser Harmonía.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

22 marzo 2021

 

A 40 AÑOS LUZ DEL 23F (Un error es peor que un delito). Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Todo está escrito, hasta sobre gustos; pero nadie lee.

Se cumplen 40 años del Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Nadie sabe nada: ni quienes—ni para qué—ni por qué. O lo saben todo que es nada y se hacen como que lo saben, pero no lo dicen; abundan los que no saben nada porque nada han leído que es una mayoría a la que le han contado que (?).

Uno que pasaba por allí estuvo un rato parado en la esquina del Palace; ahora dice que lo vio todo, o sea que lo sabe todo. ¡A mí me lo van a contar!, dice con aires de diputado. Es frecuente escribir así la historia. Desde Londres o así.

Que sepan (casi) todo quedan dos: uno y dos. Hubo tres. El tercero ha perdido el paso. El uno estaba allí y el dos el tiempo justo antes de que se le cerrasen las puertas definitivamente. El tres está en todas partes y en ninguna.

Lo que peor sentó, a unos cuantos, fue no saber nada, ni antes ni después, que no hubiesen contado con ellos ni por un lado ni por el otro. Cuando quisieron colaborar fueron horas muy duras porque no sabían dónde estaban unos y otros; ni a qué bando pertenecían. Cayeron en la cuenta de que eran nadie.

Los que tenían que hablar estaban dentro, callados sin remedio. Los que tenían que decidir, fuera, no sabían muy bien lo que habían hecho los de dentro. Un abismo los separaba. Total: ¡que sea lo que Dios quiera! Uno desde fuera propuso un asalto al Congreso. Los geos estuvieron preparados. Otro, estrella y estrellado, que había estado dentro dijo: ¡Ni se os ocurra! ¡Habrá sangre! Empezaron a sospechar.

Hubo un problema más; no había móviles como ahora y es imposible saber dónde estuvo, en cada momento, esa noche, alguno de los que estaba fuera-dentro. ¿Y los que salieron y volvieron a entrar?; ¿o no?

Desde entonces muchas conversaciones se han olvidado y roto amistades sin cruzar una palabra. ¿Para qué? Estaba dada y de nada sirvió, porque no era eso, no era eso. ¿Qué era? No hace falta ser muy listo. Lo había anunciado Tarradellas: un golpe de timón.

No era un tiro en el pie ni en los techos del Congreso. Un mes antes se decía que «la democracia era un sistema provisional y la dictadura una contingencia histórica». Nadie hablaba claro, pero todos hablaban y, entonces, —érase una vez— cuando Adolfo Suárez dijo que se iba, dispuso el reparto de la tortilla; con cebolla para unos, otros ni patata ni huevo. Los huevos no se prodigaron aquella noche. Incluso por alguna esquina olía a huevos podridos. Es un secreto que aún permanece en la intimidad de los calzones y en los WC.

Perdón. Me dicen que no se me entiende. Pues más claro no puedo ser.

El 23F tuvo tres patas. Dos se vieron y se mezclaron en un cóctel imposible, imbebible, pero purgante. Eran dos en una.

—Te ponemos un avión ahora mismo que te lleve a donde quieras y todo pagado.

—No que me mareo en los aviones.

La tercera, sin uniformes, desapareció. Era la del «Golpe de Timón», los que querían nadar y guardar la ropa, los que querían evitar apoyarse en las otras dos patas.

Se miraron y no volvieron a hablar sobre aquel tema. Hasta hoy, hasta mañana. Lo recuerdan bien, pero no se habla del asunto. Judicialmente cerrado. No hubo tres en uno, pero por los pelos: perdón, quería decir por los tiros.

El golpe era de timón porque había una supuesta borrasca que se produjo entre un presidente que no daba más de sí y los que estaban tardando en ocupar su sitio. Como España es el reino de los escuchas y correveidiles, todos estaban por participar en lo suyo. «…por una exigencia de integración; Suárez había separado. El sucesor tenía que reunirse o juntar. Tendría que estar familiarizado con la economía, que es la exigencia principal en todos los presidentes actuales de Europa. Y hasta sería también un mérito conocer Europa en sus entresijos económicos. Tendría también que tener algunas condiciones parlamentarias de conocimiento de cosas y de repentización. No debía alarmar a la izquierda, a los militares, a la Conferencia Episcopal. Y, por supuesto, tendría que ser un hombre de clara confianza para la Corona, en primer lugar porque el Rey es el protagonista principal de la restauración democrática la Monarquía de todos», que publicaba Emilio Romero un mes antes del golpe. Y vino el lío.

Uno entendió, otro creyó entender y cuando el que debía proceder entró en el Congreso aquello olía a pólvora. Le dijeron que con el fuego de las armas de la Guardia Civil ¡no!, así que tenía que explicarles qué clase de golpe de timón era aquél con tiros en el Congreso.

Los disparos no dieron en la diana porque no era eso, no era eso, alguien se había saltado el guión.

Dejó escrito el general Armada: «Un error es peor que un delito». ¿Qué quiso decir? Lo sabremos.

Por el bien de todos les agradecería que abran los ojos y no miren a los militares cuando hablen del 23F. Es hora de mirar a quienes pusieron los mecanismos en marcha y se dejaron robar la gasolina convertida en pólvora.

La prueba más palpable de ello es que todavía insisten en el golpe de Estado.  ¿O es que somos tontos? Eso creo.

La verdad del 23F queda a años luz porque los que lo urdieron siguen en ello. Hasta conseguirlo.

Acaba diciendo Maquiavelo: «Vosotros de justicia no tenéis mucho y de armas nada en absoluto».

A 40 años luz del 23F vemos la encerrona. Les salió mal. Siguen en ello. Los mismos que ahora buscan otra vía que le llaman democrática.

¿Cuál es el objetivo?: el mismo. Ellos. Si necesitan tirar de la fuerza lo harán. Democráticamente a su manera, así es como la izquierda siempre mandó en España. Poniendo de acuerdo sus leyes y sus armas.

El pronunciamiento militar del año 1930 iniciado en Jaca era la vanguardia del Comité Revolucionario que pretendía que los militares fuesen por delante, asegurarse la fuerza. Casares Quiroga, que iba camino de la revolución del capitán Galán—dicen que a detenerla—, se quedó dormido en un hotel de Jaca. Llegó tarde. Se le habían adelantado. Al despertarse ya se había sublevado Galán que avanzaba hacia Huesca. ¡En nombre del Gobierno Provisional Revolucionario! Fue fusilado.

El 23F, ¿quién llegó tarde?, ¿quién(es) se quedó dormido?

Había que reconducirlo. Ahora a la vista de los acontecimientos queda todo aclarado. Estamos a 40 años luz de lo que pasó por mucho que los parlantes pretendan (verborrea de urgencia) hablar exclusivamente de balística. Pero, eso sí, mucho más cerca del objetivo.

Han pasado 40 años. Acabar con 500 años de historia lleva su tiempo. Cada vez más cerca.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com 

23 febrero 2021

FIRST WE TAKE MANHATTAN Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

¿Tú qué te has creído? Para rojo el mío

Valor 1. Centenario de la Legión española. La ministra de Defensa dice pertenecer a la familia legionaria. Lo cual la emparenta con Millán-Astray  y con Franco. Mira por donde ha encontrado su vena legionaria y hasta franquista. En una familia hay de todo. Quizá por eso el presidente del Gobierno ni mu (no onomatopéyico) de felicitación. Hombre poco le hubiese costado decir eso de ¡Feliz Aniversario! ya que no había que soplar las velas. Pues mu (onomatopéyico en este caso).

Valor 2. Aprovechan y el judicial se va a Roma con el rey Balta, el cazador cazado, en el aeropuerto, haciéndose el tonto, algo imposible, llegó al límite, ya fue expulsado del poder (de poder por ser) judicial por prevaricación y ahora ya es difícil esconderse. Que la fiscala es general y del Estado eso nadie lo duda. Cinco estrellas, pero mau.

A continuación va Navajas y la lía más. Navajas, fiscal que significa averiguar o delatar operaciones ajenas. ¡Anda, claro! Afiladas albaceteñas por errores en el dictado, y mira que le dijeron que libertad se escribe con b y navajas con v, y no al revés. Con v lo escribían los comunistas cuando la pedían para Carrillo detenido en Madrid y quería acercarse a Paracuellos donde tenía un primo. ¡Livertad! ¡Livertad!, gritaban aquella navidad del 75. Como ahora: con v de victoria.

Valor 3. Torra pretende prohibir a los <<mierdaleños>> aterrizar por su Cataluña natal, y entonces queda por tierra, mar y aire, la indecisión de si a Valencia por el Mediterráneo o, después de Teruel, el Ebro. Es la guerra de siempre, la Norte-Sur que acabó por tragarse a Madrid.

Valor 4. Madrid es el paso siguiente. Duele Madrid. El presidente Sánchez, el Pretendiente, ahora pretende eso. Y se ha dado un paseo por Sol, ha cruzado su puerta y ha entrado a Gobernación, desde donde Azaña proclamaba <<la proclamación>> y donde tantas cosas. Parece que le ha gustado: ¡Hay que echar a Ayuso! Con elegancia. Desde allí anunciaba Azaña que <<no se ha ido; le hemos echao>>. Poco tardó en cruzar de Mayor a Arenal, a Oriente.

Después iremos a por el otro Palacio.

Cantaba Leonard Cohen: First we take ManhattanUn sutil matiz que diferencia al elegante agitador del burdo patán callejero.

Ayuso puede contar los días o se los contarán.

Valor 5. Hay una cosa que se llama Observatorio sociológico sobre la percepción ciudadana de las actividades, planes y programas del plan de cultura y conciencia de defensa. Traduzco el quehacer del interminable organismo: nada. Parece ser que de vez en cuando no solo pregunta, sino que interpreta. Esta es su labor: nada.

Pregunta en 2019:

—En relación a la imagen que transmiten las Fuerzas Armadas y los militares ¿qué aspectos considera negativos o mejoraría?

Interpreta:

<<La disciplina y la jerarquía, así como los distintos rangos o empleos se consideran como una falta de democracia. En el caso de la disciplina, se ve negativo que sea acrítica y que se convierta en obediencia ciega. Se critica también el corte de pelo, el uniforme de la Legión y en general los uniformes por ser demasiado militares>>.

Esto es cultura. En especial del que pregunta.

Así educamos en valores.

First we take Manhattan, then we take

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

22 septiembre 2020

 

 

MILITARES Y POLÍTICOS DESPUÉS DE LA GUERRA CIVIL General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Termino de leer una de las muchas biografías que se escriben de los protagonistas de nuestra última Guerra Civil. Es reciente y aporta pocas o ninguna novedad. Insiste en las descalificaciones por lo que me temo que nada va a cambiar la historia que seguirá llena de repeticiones, copiarse unos a otros, con los mismos errores de origen, se postule de un lado o de otro; independientes, frías y desapasionadas hay pocas.

Sería bueno trabajar la verdad y dar explicaciones documentadas, con objetividad, y evitar los juicios que pretenden volver a enfrentar a unos contra otros, esta vez manejando la sintaxis que como nos recuerda el profesor Albiac en su origen helénico significa «la orden de la tropa para entrar en el combate». Bienvenido ese orden si se hace desde el respeto al conocimiento que debe ser desapasionado y por encima de todo honrado.

No voy a promocionar esta biografía porque creo que no la volveré a leer y cuando un libro no se lee una segunda vez es que no mereció leerlo la primera. Esbozaré que se trata de la biografía de un general franquista del que según los papeles que dejó escritos, que ahora sacan sus familiares, Franco era como militar un inútil; a la par que sus compañeros de armas. Pocos se libran del juicio fatal. Eso ahora; entonces no desveló su forma de pensar lo que significa que debió sufrir lo suyo.

Tengo en mis manos unos documentos que ilustran la época, el momento, y que pueden arrojar luz.

Finalizada la guerra la proximidad a los militares era algo buscado  y deseado por razones de conveniencia y de seguridad. Aunque el poder de estos era relativamente escaso a excepción del generalato, en su proximidad se podían conseguir influencias y prestigio en la administración. La guerra en los campos de batalla había terminado y empezaba la guerra de despachos, de la influencia, y para ello era bueno haber lucido estrellas en el uniforme o tener buena relación con los que todavía las lucían. Con estrellas en la bocamanga algunos vislumbraron el momento para dedicarse al próspero negocio de la política.

Dentro del Ejército la situación no pasó desapercibida, especialmente entre los capitanes que en sus boletines de información denunciaban la situación al ver que se ponían los intereses militares en manos de manejos e influencias políticas. Mensualmente los Coroneles de los Regimientos tenían la obligación de remitir a los Capitanes Generales de cada Región Militar un “INFORME RESERVADO” con la opinión de la oficialidad. Los boletines eran confeccionados fundamentalmente con la opinión de los capitanes, empero de gran prestigio y desde donde más conocimiento se tenía del sentir y pensar del conjunto de la Unidad. El resumen de los informes lo confeccionaba el Ministro quien evaluaba su contenido y lo trasladaba si existían indicios preocupantes al Jefe del Estado. En el año 1940 uno de estos informes creó una cierta inquietud ya que corrió un Boletín de Información de los capitanes con el lema “LOS MILITARES GANAMOS A LA PATRIA; TENEMOS LA OBLIGACIÓN DE IMPEDIR QUE LOS POLÍTICOS LA PIERDAN UNA VEZ MÁS”. El boletín, surgido en Melilla, dio lugar a la apertura de una causa (número 278 de 1940) instruida contra los capitanes de Infantería — y —. En la carta con la que se dirigían a sus compañeros decían “Que la unión de los militares combatientes, debe estar sobre todo y contra todo”… “Los militares ganamos a la Patria, tenemos la obligación de impedir que los políticos la pierdan una vez más”… “Unánime sentir de los Capitanes, que ven con estupor, asombro e indignación, que por quienes menos méritos guerreros tienen se lanzan a los españoles por los peligrosos caminos de una sorda y callada guerra política, amparada por los nombres de Dios y de España, y basada en un macabro reparto del número de nuestros sagrados muertos”.

En la investigación abierta por el Mando se llegó a la conclusión que el boletín era una muestra de la más alta ideología Patria y que todo él se extendía dentro de la disciplina y del más exaltado amor a la Profesión. Pero…

“Todo ello, se concluye, es perfectamente entendible y justo, pero siempre que el referido escrito, no sea base para posteriores trabajos que en algún momento pudiesen llegar a apartarse de los límites que siempre nos impone la Disciplina y el Deber (Juntas de Defensa o situación análoga); pero expuestos por una sola vez, con el máximo respeto, con el ideal perpetuo de Dios y España y bajo el mando de Franco, constituye una síntesis profunda, del estado latente de nuestro sentir, entristecido por las realidades que señala y con el pensamiento fijo en los altos destinos de nuestra Patria”.

Fueron años difíciles donde se introdujo un enemigo de mayor peligro que el combate a cañonazos: la desconfianza.

Este enemigo duró demasiados años, tantos que su peor consecuencia fue precisamente esa. El tiempo perdido.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

2 agosto 2019

MILI KK. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Llevo varios día oyendo y leyendo comentarios, al menos injustos, pocos, pero lo suficientemente graves, a raíz de la, ahora sí-ahora no, prohibición a los ejércitos de la asistencia al Salón de la Educación de Barcelona. Hablo de comentarios injustos, aunque debería decir otra cosa, sobre todo por ser fruto del desconocimiento, que suele llevar mala intención, como es el caso, cuando hay odio, ganas de ofender, vísceras en las palabras, sapos y culebras, demonios que salen por los oídos y nariz, mala baba (léase según Diccionario de la RAE: mala intención), y además de todo eso algo te hace ver, oír y pensar, que no hay otra razón, para así expresarse, que la rabia contenida contra algo, los soldados, que te hace hablar, de ellos, de lo que hacen, sin ton ni son, sin conocimiento de causa.

No importa. Que hablen, que insulten, que ofendan, que usen su libertad para hacer con ella lo que quieran, dentro de la ley, que para defender esa libertad que lo permite, dentro del respeto a la ley, siempre habrá un soldado, ese que no les gusta y al que insultan.

Pero ruego que usen también su libertad para aprender, estudiar, observar, razonar, y muchos más ar, sin que esto último tenga nada que ver con la voz ejecutiva militar ni surja del verbo odiar. 

Todos queremos la paz. Para eso estamos y eso enseñamos. Los militares más que ningún otro. Educar es de una amplitud tal que nunca se abarca su totalidad. Los militares son pacíficos y los pacifistas crean conflictos que luego tienen que remediar los pacíficos militares. La violencia suele surgir allí donde han desaparecido los ejércitos, donde no los hay. El primer paso para el orden y la paz es la presencia de los militares, un ejército. Claro que estas cosas se aprenden en la historia, con cultura, leyendo, observando, conociendo los signos de los tiempos y no con sectarismos, odios y rencores. La violencia, el odio, es peor que la guerra, la genera, porque reside en el corazón humano; una postura de irremediable enfrentamiento a la que solo es necesario dotarla de la fuerza para convertirse en guerra.

Oigo: educación para la paz, el diálogo, la palabra, el entendimiento, tanques, pistolas, metralletas, un avión, un caza, una mezcla explosiva muy lejos de la idea de educación en la paz. Oigo graves insultos dirigidos a nuestros soldados por asistir a un Salón de la Educación, en una mezcla de ironías de bajo nivel, que las hay, y tópicos de taberna, que los hay. Solo es posible responder con cultura y enseñanza. Se lo explicaré por enésima vez. Ya sabe quién corresponde a quién se lo dirijo.

Solo un Ejército formado en valores es capaz de dar paso a un futuro en paz y orden. Formación e información son, hoy por hoy, las casi únicas armas que tenemos para luchar contra la violencia, el terrorismo, la guerra. Formación moral e intelectual, que es la que nuestros soldados imparten mediante el conocimiento y el ejemplo. Los Ejércitos no están exclusivamente para hacer la guerra sino para evitarla, pero si esto no fuese posible, luchan y combaten bajo estrictas normas de respeto al enemigo y protección a la población civil. Los ejércitos han evitado más guerras que las que han provocado, decía Ortega y Gasset. Allá donde la violencia dirige y controla, solo la creación de un ejército en valores puede llevar el orden y la ley.

Todo esto, la paz, la convivencia, se logra con educación y respeto, y a ello contribuyen los soldados, tanto en Irak o Mali donde se dejan la vida, o en el Salón de la Enseñanza de Barcelona donde testimonian su educación y cultura de paz, sin gritos, sin voces, sin exageraciones, con humildad y respeto. Ni siquiera exigen que a ellos se les tenga, y aguantan estoicamente las opiniones, incluso cuando dejan de serlo y pasan a ser graves acusaciones.

<<Estos son españoles, ahora puedo
hablar encareciendo estos soldados
y sin temor, pues sufren pie quedo
con un semblante, bien o mal pagados.

Nunca la sombra vil vieron del miedo

y aunque soberbios son, son reportados.

Todo lo sufren en cualquier asalto;
sólo no sufren que les hablen alto>>.

Repasen los violentos de la palabra su corazón, no sea que este albergue la semilla de la guerra. La palabra muchas veces es una artillería de largo alcance y efectos devastadores que llega a cualquier rincón del mundo y es capaz de encender la llama de la guerra que luego tienen que apagar los soldados. Una palabra que aprendieron en aulas del conocimiento donde también se aloja el mal.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

21 noviembre 2018

 

LOS SILENCIOS MILITARES. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Academia General Militar. La base de la formación militar.

El interés por lo militar sólo surge cuando algunos frivolizan con la unidad de España o hay declaraciones interesadas que provocan escándalo o enfrentamiento de partes. De esto precisamente es de lo que huyen los militares, de las declaraciones irrespetuosas o descorteses y de aquellas que dan lugar a equivocadas interpretaciones.

Con demasiada frecuencia te preguntan, ¿qué piensan los militares?, ¿por qué no opinan los militares? Una cosa es lo que piensan los militares y otra su opinión. El pensamiento militar es claro y rotundo en cuanto a la unidad de España ya que forma parte de la esencia de la milicia y su misión fundamental. 

Hay cosas que no dan lugar a opinión o interpretaciones: la misión definida en la Constitución, el juramento o promesa a la Bandera, hecho por su conciencia y honor, su primer y fundamental deber, la disposición permanente para defender a España, incluso con la entrega de la vida. No lo han inventado ellos sino que son mandatos que se repiten en la Constitución y Reales Ordenanzas. En esto no hay opinión posible sino reflexión y preparación para su cumplimiento. Este es el pensamiento militar de obligado cumplimiento y no opinable. Por tanto, los llamados silencios militares son el resultado de tener muy claro cual es su misión y su comportamiento; sólo es necesario saber escuchar.

De otros temas más domésticos cada uno opina lo que le parece, como el resto de los españoles, aunque esta sea una profesión castigada históricamente en lo doméstico y que calla mucho, quizás demasiado, mientras otros hablan por ella, también demasiado y sin escuchar a los protagonistas.

En ocasiones los silencios hablan más que las palabras. De forma que todos sabemos cuales son los temas “domésticos” y cuales son los “otros”. En este bello oficio siempre se piensa y se siente lo que se dice, pero a la hora de hablar solemos recordar aquello: «No desenvaines la espada sin razón ni la envaines sin honor”. Algo aplicable no solo a la espada sino también a la palabra.

“Y habló, como siempre habla, tan justo tan mesurado…” (Cantar Mío Cid).

Cortesía, inseparable de la disciplina.

Hay veces que es mejor callarse.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

7 agosto 2018

SEÑOR PRESIDENTE Vicente Díaz de Villegas y Herrería. General de División (R.)

Señor presidente…

Nuestra órbita prioritaria como Soldados de España es y ha sido de servicio alrededor de España y en ella han orbitado también nuestras familias, ciertamente unas más que otras, con cambios de destino y domicilio y ciudad más o menos frecuentes, pero que en nuestro caso alcanzaron el numero de 19 en 43 años, haciéndonos así no solo conjuntos y combinados sino también interautonómicos.

Ese ejército que ves inasequible al desaliento, vago al hielo y al calor…, decía Calderón, es una definición de la profesión militar de plena actualidad que se completaba con una llamada al silencio del Soldado, cualquiera fuera su graduación, continuaba… “aquí la mas principal hazaña es obedecer y el modo como ha de ser ni pedir ni rehusar”…

Soldados de España

Ahora hay muchos militares jubilados que como cabezas de familia son capaces, si quieren, de continuar irradiando valores, como el amor a España, otros que los del IBEX que tanto fluctúan.

Jubilados viene de Júbilo o alegría aunque más bien se trata de retirados pues la jubilación aun habiendo trabajado a lomo caliente plantea otros desafíos de salud y económicos.

Celebrábamos el 30 de mayo al Santo rey Fernando nacido en León y muerto en Sevilla capaz de aglutinar voluntades, tierras  y reinos y de moverse sin AVE ni avión. Han pasado siglos desde su liderazgo ejemplar como gobernante y militar.

Después, asistimos a un espectáculo en las Cortes, la cámara de representantes del Pueblo Español, que nos ha mostrado hasta que punto nuestros votos son decisivos, o no, en los destinos de España. También hemos visto, como en el 11M, que el dinero no lo es todo y que la lógica racional no sirve.

Ya hace tiempo qué algunas gentes preguntan: ¿Qué piensan, qué van a hacer los militares?

Los militares son la fuerza adiestrada que se puede emplear, ante la violencia, dentro del marco legal,

Una guerra civil es un desastre como lo pensaron quienes participaron en la última, fueran de un bando u otro. Por otra parte a ella llegaron, grosso modo, después de la revolución soviética de 1917 y su expansión más o menos clandestina, luego la guerra de África con el desastre de miles de muertos en Annual con un ejército abandonado y sin recursos, luego la Dictadura de Primo de Rivera, después pucherazo de 1931 y llegada de la República con quemas de conventos y asesinatos, después ya en 1934 revolución de Asturias y declaraciones independentistas en Cataluña y Vascongadas acompañadas de asesinatos y muertos en enfrentamientos, después Frente popular en Febrero de 1936 con amnistía de los asesinos de 1934 y termina con asesinato de Calvo Sotelo y golpes de Estado de julio de 1936 del Komitern de la internacional socialista solapado con el Militar-Civil comandado por el laureado Sanjurjo.

Así pues, para los militares ahora la respuesta está aun en las urnas y para eso hay que mojarse saliendo de la trinchera del silencio y facilitando recursos y altavoces; después habrán de cambiar las leyes que han podido cambiar para evitar que el caballo de Troya de los enemigos de España siga incrustado en el centro de poder.

La Moncloa

El problema está en cuál es el Objetivo Final de los partidos y de sus líderes ¿Es España? NO, de momento el objetivo de los partidos es alcanzar el poder. Dicen que si no lo alcanzan no pueden hacer nada. Y ahí viene, alcanzado el poder, el segundo problema el lastre que suponen las estructuras  suyas que hay que mantener. Al final, el fin justifica los medios y se  quedan en el objetivo intermedio olvidando el final. Entre ellos unos llenan la caja otros la vacían y todos “pasan” del ciudadano.

El ciudadano español, de pensamiento alambicado, después de tantas correrías y dominaciones de invasores por nuestro suelo, termina por votar por miedo, por utilidad, por interés inmediato o clientelismo (qué hay de lo mío),… algo que después confiesa que no es bueno ni le gusta. Hay sin duda una falta de coherencia entre el pensamiento y la acción  de los votantes a la que contribuyen los partidos mintiendo u ocultando intenciones y acuerdos.

Ahora se abre una nueva oportunidad. ¿Un milagro? Alcanzado el sillón de Moncloa, el nuevo presidente del gobierno de España puede, como sabio, rectificar y traicionar a los traidores a España, al fin y al cabo “quien roba a un ladrón tiene 100 años de perdón” y Roma no paga traidores.

El paso siguiente sería de la mano de PP y Ciudadanos cambiar la ley electoral y la de partidos y poner a los mejores para salir de este peligroso atolladero.

Con esa acción se aseguraría no solo un sillón en Moncloa por algún tiempo sino un puesto honroso en la verdadera Historia de España. Si no es así puede convertirse en el causante final de un hundimiento y una confrontación civil amén de ser calificado por sus actuales aliados como tonto útil.

El soldado se lame las heridas mientras sigue la juerga parlamentaria donde no se llora por España sino por el sillón perdido. Parafraseando a la madre de Boabdil llora como mujer lo que no “quisiste” defender” como hombre”.

Vicente Díaz de Villegas y Herrería

Soldado de España

2 junio 2018

Blog: generaldavila.com

MOCIÓN DE CENSURA. PREOCUPACIÓN MILITAR General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Pedro Sánchez y la moción de censura

«Humanas actiones non ridere, non lugere, neque detestari, sed intelligere» («no reírse, no burlarse, ni detestar, sino entender las acciones humanas»).Ruego me disculpen por el latinismo. Me ha costado transmitirles el grado de perplejidad en el que me encuentro y ha sido en la filosofía spinoziana donde he encontrado la mejor forma de hacerlo. Entender, solo entender. Eso quisiera.

¿Recuerdan?: <<España se acostó monárquica y se ha levantado republicana>>. Algo parecido, pero ahora sin votos y con triple salto mortal.

Creo que somos muchos los que no entendemos cómo es posible que en un plazo de 24 horas se haya cambiado el Gobierno sin que el Gobierno haya aparecido, hecho o dicho, ni defendido nada. No me lo creo… intelligere.

¿Qué ha ocurrido? ¿Qué se esconde o quién se esconde tras la moción de censura? ¿Por qué el señor Rajoy estaba desaparecido? ¿Qué hacía reunido en uno de los restaurantes más caros de Madrid esperando su expulsión? ¿De qué o de quién huía el presidente? Y lo más cuestionado: ¿Por qué no ha dimitido?, si hay alguna poderosa razón para no hacerlo ¿por qué no nos lo ha explicado? Raro, raro, raro. Pero ya es pasado al que habrá que volver, sin duda, y sabremos más cosas.

Hundido su partido en la corrupción hasta las cejas, dispuesto a rajar en canal a España en tratos con los independentistas, abriendo una nueva brecha separatista con los señores del PNV (menos mal que tienen palabra y son de fiar), pactando con los señores de Venezuela, Cuba, Irán, señores del desgobierno, en tratos, si falta hiciere, con el mismísimo diablo, el señor Sánchez, que nunca ha ganado ni al baloncesto, derrotado Rajoy y todo su partido, ha alcanzado la Moncloa y el Gobierno de España. ¿Lo entienden? ¿Perplejos?

Sigamos. Un paso adelante, dos atrás. El futuro es sombrío, oscuro, pero no incierto. Sabemos lo que se nos viene encima. No sé si estaremos preparados. Sí que estamos preocupados. Todos; los militares también. Sí, nos preocupa, como a cualquiera, pero puede que hasta más. Porque hay muchas cosas en riesgo. La primera y más importante es la unidad de España. Si el señor Rajoy hizo poco o mal, el señor Sánchez peor. Los independentistas forman parte de este gobierno porque le han votado. Y no se van a ir con las manos vacías. Los independentistas crecen y se autoalimentan; los nacionalistas vascos también, son eso, nacionalistas, y pronto empezará su festival.

No se me va de la cabeza aquellas declaraciones del señor Pedro Sánchez, cuando ya se creía algo, proclive siempre a la incontinencia verbal (siempre habla desde el poder con el que sueña), diciendo que sobraba el ministerio de Defensa. En pura demagogia: << ¿Qué Ministerio sobra y qué presupuesto falta? Falta más presupuesto contra la pobreza, la violencia de género… Y sobra el Ministerio de Defensa>>. Su partido tuvo urgentemente que aclarar: <<…cuando el secretario general del partido, Pedro Sánchez, dijo que sobraba el Ministerio de Defensa se refería a la necesidad de reducir su presupuesto, pero no a su eliminación>>. ¿Se da cuenta señora Cospedal? ¿Es ese el 2% del PIB prometido a Europa/OTAN y al señor Trump? Tendrá mucho que explicar el señor Sánchez y su ministro/ministra de Defensa en Europa/OTAN.

Las recientes y preocupantes palabras del JEMAD reclamando lo que a las Fuerzas Armadas les corresponde para cumplir su arriesgadas misiones tanto en zona de combate como en España van a ser portada durante mucho tiempo. Dios quiera que no tengamos que recordarlas cuando ya no haya remedio.

El señor Sánchez presentó recientemente una propuesta de reforma de la Ley de Memoria Histórica, dice que  para “mejorarla” y “garantizar su cumplimiento efectivo”. Denlo por hecho y aprobado; con ello la supresión de condecoraciones, corbatas laureadas en las banderas, efemérides, y entierro en la desaparición, de héroes y ejemplos de soldados. ¿Habrá que destruir sus historiales? ¿Desprender de las banderas las corbatas Laureadas? ¿Borrar de la historia militar a miles de héroes?

Son cerca de dos mil expedientes de los héroes de España.

De nuevo la herida abierta y expuesta. Himnos, tradiciones, procesiones y vaya usted a saber. Pasamos de tener tres ministros en la procesión del Cristo de Mena en Málaga con la Legión a, como nos descuidemos, su prohibición. Esto es España.

Pequeños y grandes ejemplos. Todos importantes. Todos envueltos en la preocupación. Unos más que otros porque se trata de entender y aquí no se entiende nada.

Waterloo. Se preparaba la batalla. El general Uxbrideg, segundo de a bordo de Wellington, le preguntó qué pensaba hacer. El duque le contestó que, puesto que quien atacará el día siguiente era Bonaparte, y como este no le había comunicado sus intenciones, sus propios actos dependían de los  de su adversario. Luego puso la mano la mano en el hombro de Uxbridge y le dijo, en tomo amable: «Una cosa es segura, que suceda lo que suceda, usted y yo cumpliremos con nuestro deber».

Solo eso: que cada uno cumpla con su deber.

«Humanas actiones non ridere, non lugere, neque detestari, sed intelligere». Entender. Solo entender.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

2 junio 2018

Blog: generaldavila.com

UN CONSEJO MILITAR AL SEÑOR RAJOY TODAVÍA PRESIDENTE DEL GOBIERNO Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Dios guarde a VE. muchos años

En estos momentos convulsos donde está en juego la unidad de España y lo verdaderamente grave es hacer frente al golpe de Estado dado por los independentistas catalanes, solo se les ocurre a nuestros políticos entrar en el jueguecito de la lucha partidista mientras salen a relucir las vergüenzas de unos y otros en los tribunales.

¿Moción de censura? Yo diría renovación y censura. Hagan un pacto a favor de España y convoquemos oposiciones a servir a España con su nombre como prioridad. A ver quien las gana.

Señor Rajoy, lo de la economía ya no vende. Y no lo hace por obvio, pero además es que, como he repetido en numerosas ocasiones, no solo de pan vive el hombre, y España está hambrienta de España. Solo debería usted recordar que todos somos iguales, ante la ley y ante todo lo demás. Ya sabe que es lo demás: idioma, impuestos, derechos y deberes, aunque en eso de deberes hay unos que tienen más que otros y por eso juran o prometen además de cumplir la ley hacerla cumplir. Iguales, que significa españoles, sean de donde sean y nazcan donde nazcan.

Perder la identidad, de España, le ha llevado a este fregado en el que se encuentra.

Dicen que un soldado no debe meterse en política; ni siquiera hablar de ello. Así es, pero también usted sabe que no hay nada más reservado que un militar en activo ni nada más activo que un militar en la reserva. Es por ello que, con todo afecto y respeto, al verle rodeado, en un momento difícil y convulso, con la Patria en peligro, con la nación convertida en naciones, con el oportunismo a la caza de piezas mayores, con la emboscada “Torra” preparada, con su partido lleno de infiltrados y que no lo conoce ni la madre que lo parió, me atrevo a darle un consejo viejo, pero no caduco.

De alguna manera es el resumen de El Arte de la Guerra escrito por Sunzi. Estas cosas de los militares ya sé que le resultan aburridas, pero le dejo este párrafo como consejo porque creo que en estos momentos le va a resultar útil. Si no es así sepa disculparme.

El Arte de la Guerra. Sunzi

<<La norma en el arte de la guerra consiste en cercar al adversario si la superioridad de que se dispone es de diez a uno; en lanzarse al ataque si es de cinco a uno; y en dividirlo si es de dos a uno. Si las fuerzas están equilibradas, divídelas; si tus fuerzas son inferiores, resiste; y si el desequilibrio de fuerzas es insalvable, retírate, pues, si tu ejército es claramente inferior al del enemigo, acabarás siendo su presa>>.

En lo personal le recordaría a Gracián: «No aguardar a ser sol que se pone. Máxima es de cuerdos dejar las cosas antes que los dejen. Sepa uno hacer triunfo del mismo fenecer; que tal vez el mismo sol, a buen lucir, suele retirarse a una nube porque no le vean caer, y deja en suspensión de si se puso o no se puso» (Oráculo manual y Arte de prudencia. Gracián).

En cualquier caso VE, con su superior sabiduría decidirá lo que estime más oportuno, aunque sea evidente lo que se nos viene encima.

Dios guarde a VE. muchos años.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

31 mayo 2018

 

MILITARES SIN UNIFORME (II PARTE). LAS ARMAS NI EN PINTURA. EXPOJOVE DE GERONA ¿QUIÉN NO SE AVERGÜENZA? YO SÍ… General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

La alcaldesa de Gerona y la imagen del soldado de la polémica por portar armas en el estand de las Fuerzas Armadas

Escribía hace solo unos días sobre la decisión cautelar de un juez que imponía que la asistencia de los militares al estand de la Expojove de Gerona quedaba autorizada, en contra de la decisión de la alcaldesa de Gerona, pero los soldados deberían ahcerlo sin uniforme. Dejé en el aire cual iba a ser la postura de ministerio de Defensa ante la decisión del juez al desconocer las órdenes que se habían cursado. Ahora ya lo sabemos. No porque haya sido noticia sino porque la alcaldesa ha vuelto al ataque. Si no, jamás nos hubiésemos enterado que Defensa ha acudido al estand de la Feria de Gerona, pero con personal (¿militar o civil?) de riguroso paisano. ¿Qué hacen de paisano las Fuerzas Armadas en una Expojoven? ¿Qué lo ordena el juez? Pues mire señor juez y señora alcaldesa, no voy, y, usted señor juez ¿qué hace juzgando con puñetas?, ¿es su uniforme de trabajo?, pues eso…, de paisano, que no se note, que aquí todos somos iguales y el hábito no hace al monje, ni una golondrina primavera, y la corbata solo para las bodas, aunque mire, eso del uniforme y los entorchados era antes, que ahora entre el mimetizado o el árido casi que ni se nos ve, así que lo del uniforme es casi común para todos, y por la calle puede ser mejor que la policía vaya de paisano para no asustar a los niños, ni a los turistas, que luego piensan que en España sigue aquello ¿saben a lo que me refiero?, en fin que todos entendemos que los militares vayan a una cosa militar de paisano, porque como son militares para qué un uniforme, y los jueces mejor que juzguen en manga corta, y los médicos vayan sin bata, las ambulancias que no lleven sirena, los trenes se salgan de las vías y los arados hagan los surcos en zigzag.

Estand de de las Fuerzas Armadas en Expojove-Gerona atendido por paisanos y denunciado por exhibir la imagen que les muestro

Pues miren yo no hubiese ido a la Expojove de Gerona. Tarde o temprano acabarían llamándonos. ¡Vengan! ¡Vengan!, que los echamos de menos. ¿ah, sí? Pues espera sentado que ahora voy…

Pero no ha sido así. Hemos ido de paisano y yo me avergüenzo de ello. ¿Quién ha dado la orden de que así sea? ¿Por qué?

Y al final se ha vuelto a liar. ¿Quién era ese que decía aquello: …si hay que ir se va…, pero ir por ir…? Les cuento lo que ha pasado. En el estand, los militares (digo yo que habrán sido militares de paisano…, ¿o han externalizado el servicio?, no sé…), han colocado un cartel en el que se ve a un soldado, en sombras, una silueta, que les muestro, y la alcaldesa ha montado en cólera acusando de nuevo a los militares de haber infringido el código ético de la Expojove y pide contundencia contra el Ejército por exhibir elementos bélicos.

¿Qué no se lo creen? A mi ya nada me extraña.

Cuentan que cuando los del estand militar (repito que no sé si militares de paisano o civiles) se enteraron que no gustaba el cartel que habían colocado, la silueta del atril que les muestro, intentaron esconderlo, taparlo, cubrir el arma tapándola con unos folios…, pero ya estaba la denuncia en marcha. ¡Cuánto me duele contar estas cosas! ¿Quién ha actuado de esta manera tan bochornosa para los soldados?

¡Hay que actuar con contundencia!, dijo la alcaldesa… Y denuncia de nuevo.

Sí. Hay que actuar con contundencia contra el que ha permitido que las Fuerzas Armadas monten un estand con personal de paisano, escondiendo su uniforme, su carácter y su librea, su seña de identificación, que en todo el mundo respetan y no por las armas que portan sino por el talante de quienes las portan, con la dignidad que las portan, el honor que portan.

Estand de las FAS en Expojove Gerona ¿Dónde están los soldados?

En cualquier rincón del mundo un soldado español lleva su uniforme como la bandera, embajador del buen hacer, representante de todos y cada uno de los españoles…, menos en un rincón de España donde una alcaldesa sectaria denuncia que los soldados vayan de uniforme…, y que una silueta de un soldado se muestre con un arma en las manos.

Es tiempo de escobas… ¡cuántas cosas barrería! Decía la canción.

Y se lo consentimos. Y vamos de paisano. Y aún así nos denuncian. ¿Qué no se lo creen? Yo tampoco.

¡Viva España! que no la conoce ni…

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

19 abril 2018

 

¿QUÉ EJÉRCITOS QUEREMOS? (2) La enseñanza de el valor Adolfo Coloma GB (R) del ET

En un interesante artículo publicado en el N.º 922 (enero – Febrero 2018) de la Revista Ejército,  el Tte. General de la Corte hace un profundo análisis del “El valor”, al que considera como «una cualidad dela persona o de un colectivo, consecuencia de virtudes o valores adquiridos, que impulsa a obrar racionalmente ante una situación de riesgo para enfrentarse a él contemple y firmeza» y sentencia que no es el valor una virtud en si mismo, sino una consecuencia de virtudes (se refiere a las virtudes humanas y profesionales), para terminar considerando la escala de valores en nuestras fuerzas Armadas, que van desde el valor se le supone al heroico y analiza la forma de reconocer y premiar tan necesario valor (valga la redundancia) en nuestros ejércitos.

Estas interesantes reflexiones, que prácticamente hago mías, me llevan a analizar la cuestión del valor desde otro ángulo: es valiente quien tiene valor, pero ¿el valiente nace o se hace? No dudo de que Vds. mayoritariamente optarán por la segunda propuesta. Yo también. Pero esta misma certeza me lleva nuevamente a preguntarme. ¿Y cómo se hace a uno valiente? ¿Cómo se entrena uno para ser valiente? Esta es la pregunta que va a centrar mi reflexión y sobre la que intentaré aportar mi personal punto de vista. Tiene mucho que ver con la formación en las academias y centros de formación, con la práctica constante y con la selección.

A poco que eche uno la vista atrás advierte fácilmente los profundos cambios que la historia ha introducido en la forma de concebir y de hacer la guerra. Desde los tiempos remotos en los que las armas eran manejadas prácticamente a brazo y la lucha se llevaba a cabo casi sin espacio físico entre los contendientes, pasando por la invención de la pólvora cuyo uso intensivo y extensivo trataba de doblegar al contrario sin necesidad de llegar al contacto físico, pero manteniendo los conceptos de frente, flancos y retaguardia; hasta la actualidad, en el que estos conceptos se difuminan al máximo y en la que una radiación tal vez pueda ser letal. Pero, al mismo tiempo, se observa que, en todo el espectro del conflicto, en cualquier época, a los soldados se nos exige esa presencia de animo que el diccionario de la RAE define como “Cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros.”

¿Es el valor un atributo exclusivo del soldado? Absolutamente no, y ejemplos hay a diario que lo ponen en evidencia. Lo que nos diferencia a los militares es que el valor se nos exige.Nos lo reconocerán y premiarán o no, pero a todos se nos supone y no podemos renunciar a él. La falta de valor supone cobardía, actitud tipificada y castigada en el Código Penal Militar (Ley Orgánica 14/2015, de 14 de octubre), que la define como: “el temor al riesgo personal que viole un deber castrense exigible a quien posea la condición militar”.

Por tanto, si el valor se nos exige, como la resistencia a la fatiga, el amor a la responsabilidad o la exactitud en el servicio, desde que uno sienta plaza ha de ser entrenado en ello. El plan de formación militar ha de incluir una serie de principios, de conocimientos, y finalmente de ejercicios que aseguren a los formadores que el individuo en cuestión va superando los estándares previstos y al mismo tiempo, que el sujeto vaya cogiendo la confianza en sí mismo, que le haga consciente de esa superación. Hoy los planes de estudio y formación son muy amplios y variados, desde los de oficiales hasta los de tropa. Me pregunto si tal formación, específicamente orientada hacia ese objetivo, el valor, está hoy en día reglada.

Un veterano y prestigioso oficial, en la cúspide de su carrera, me decía –“menos informática y más equitación”- A primera vista tal invocación puede parecer trasnochada, por cuanto la equitación, que ha sido durante siglos asignatura práctica necesaria en cualquier ejercito y base de una de las genuinas formas de combatir, está ya más que superada; mientras que los conocimientos informáticos son necesarios desde los escalones más bajos. Pero algo de verdad subyace en la frase de aquel veterano militar. La equitación ofrecía al cadete la oportunidad de subirse al nobel bruto y con la técnica necesaria, inteligencia y coraje, conducir al animal hacia el objetivo que se ha propuesto, incluso por encima de la voluntad esquiva del animal, corriendo el riesgo – riesgo calculado – de dar con sus huesos en el suelo. Este podría ser un buen ejemplo de una enseñanza específicamente dirigida hacia el entrenamiento del valor.

Lo que trato es de poner de manifiesto la importancia de la practica reglada de una enseñanza orientada, mensurable y progresiva para asentar el valor. No tendría necesariamente qué ser una asignatura específica, más bien – como se dice ahora – una práctica transversal a todas ellas, pero con un denominador común: la superación de un riesgo medido y controlado que obligue a la superación de los temores propios y que induzca al autocontrol y al espíritu de equipo.

Y cuando hablo de valor y de riesgos, no me refiero exclusivamente a los aspectos físicos. Como muy bien argumenta el General de la Corte, se trata de un compendio de virtudes morales, intelectuales y físicas, o lo que es lo mismo, la armonía entre el querer, el saber y el poder. El querer que se manifiesta mediante la voluntad, el saber que se adquiere mediante el conocimiento y la técnica y finalmente el poder, las destrezas y capacidades físicas para llevar a cabo el fin propuesto a pesar de la voluntad del contrario o de las condiciones adversas.

Tan necesario es el valor del ultimo de los soldados como el del mando a cualquier nivel. Su naturaleza es la misma en uno y en otro, claro que sus componentes y manifestaciones son diferentes. Priman los aspectos físicos en el soldado, mientras que el componente moral tiene una especial dimensión en el jefe. Tanto valor hace falta para firmar un plan de operaciones en el que uno es consciente de los riesgos que asume tal plan, como para mantener cabalmente una decisión durante la ejecución del mismo, cuando noticias adversas comienzan a llegar – en esa “niebla de la guerra” de la que hablaba Clausewitz -atormentando la mente del comandante. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la defensa del Alcázar de Toledo, que precisa poca explicación.

Por tanto, valor, audacia (no la temeridad) y asunción de riesgos, han de estar igualmente contemplados en los planes de capacitación de los oficiales en los empleos superiores. El estudio del problema táctico (o el estratégico) no tiene por que conducir, como sucede habitualmente, a la solución más evidente, la más previsible por el adversario y por lo tanto la que tiene más probabilidades de ser contrarrestada. La audacia, la sorpresa, el desconcierto del enemigo han de jugar su papel y los profesores, el propio sistema de enseñanza deben reconocerlo y promocionarlo. Hablamos siempre dentro de la más pura racionalidad y con la vista en “el cumplimiento de la misión con el menor número de bajas” que decía la doctrina de 1956. Es decir, con el menor quebranto propio, pero asumiendo que lo habrá. En caso contrario, no se trataría de esa “dialéctica de las voluntades que emplea la fuerza para resolver el conflicto”.

Para terminar esta esta reflexión solo me queda volver al inicio, a la selección de los militares.  Hasta hace no muchos años, posiblemente hasta la incorporación masiva de la mujer a las FAS, en las pruebas de selección para el ingreso en la Academia General Militar, junto a los test físicos y sicológicos y académicos del nivel del curso Universitario Selectivo de Ciencias, había una prueba muy singular: el salto del caballo. Un interminable aparato gimnástico forrado de un cuero cosido a base de tachuelas a un cuerpo de madera y sujetado por cuatro leñosas extremidades que daban al conjunto un aspecto insuperable. Pues bien, No dejaba de ser una prueba física más, pero con un matiz importante. Aquella “bestia” había que dominarla a base de técnica, coordinación y condición física, pero, sobre todo, con el convencimiento de que, al otro lado de aquel particular equino, estaba el ingreso en la academia. Hoy en día hay otras posibilidades otras técnicas, pero sigue siendo imperativo poder discriminar, siquiera de una forma elemental, quién es capaz de prepararse, dominarse, concentrarse y superar el obstáculo del que tiene un miedo insuperable.

Pues estas reflexiones me sugieren el interesante artículo del TGEN de la Corte en torno al valor. Como se dice en Operaciones Especiales (perdonen Vds. lo gráfico y expresivo de la cita): “a capar se aprende cortando güevos” a dominar al miedo, a ser valiente, también se aprende practicando. La enseñanza militar ha de combinar de forma progresiva y evaluable el riesgo medido con la voluntad de superarlo.

Adolfo Coloma

GB (R) del ET

Blog: generaldavila.com

9 abril 2018

MÁSTERES Y TITULACIONES. EL JOYERO Y EL COJONARIO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

No recuerdo yo esos de los másteres en mi juventud. Aquí, donde la más principal hazaña es obedecer, entrabas en una Academia Militar y al finalizar te incorporabas a las unidades a desarrollar lo aprendido. Después llegaba lo de los másteres que siempre se han llamado cursos. De ascenso, de especialización, de idiomas, y no sé cuantas cosas más. Media vida haciendo cursos, estudiando y perfeccionando tus capacidades. ¿Qué quieres ascender?: curso al canto. ¿Qué quieres ese destino?: curso necesario. Másteres ninguno. A mí esa palabra no me suena en mi hoja de servicios.

Para curso y título con solera, y la base de todos los demás, el de cabo. Recuerden y divulguen; es muy necesario en los tiempos que corren: <<El cabo, como Jefe más inmediato del soldado se hará querer y respetar de él, no le disimulará jamás las faltas de subordinación. Infundirá en los de su Escuadra amor al oficio y mucha exactitud en el desempeño de sus obligaciones. Será firme en el mando, graciable en lo que pueda, castigará sin cólera y será medido en sus palabras, aún cuando reprenda>>. Ese sí que es un máster.

Los militares llevamos en el pecho los distintivos de los cursos que hemos realizado, prendidos en la guerrera, que en un soldado es un auténtico e indestructible  archivo que no requiere la firma de ningún profesor ni rector, porque, aquí, nos conocemos todos y todos sabemos casi todo de todos, entre otras cosas lo que cada uno ha hecho y ha deshecho.

El pecho de un soldado es su hoja de servicios donde en un rápido vistazo se puede leer su historial entre cursos y condecoraciones. Alguno lleva tantos que acaba con apodo: el Chapas. Todo estaba a la vista sin tener que revisar archivos o expedientes.

Luego, algo más tarde, llegó eso de la distancia, que es el olvido, aprender desde lejos, primero con envíos a domicilio, luego con internet, y sin darnos cuenta aparecieron paracaidistas por correspondencia y guerrilleros de internet, pero se les notaba mucho y pronto tuvieron que abandonar y volcarse más en un máster… por correspondencia, no presencial.

La cosa cambió mucho con la enseñanza a distancia. Empezaron a proliferar cursos, títulos, másteres, especializaciones en cosas de las más extrañas, y aparecieron esas cartulinas pomposas, llenas de sellos y firmas, que casi nunca servían para nada, pero puntuaban. Un título con firma vale mucho, y con membrete ni te cuento, que decía d´Ors que en el principio fue un membrete, así que lo que vale y pesa no es lo que hayas hecho sino lo que el papel lleno de sellos diga que has hecho. Sobre todo si está bien firmado, lleno de firmas, como esos títulos que hay en las consultas de los médicos.

Aunque ya se sabe que no todas las firmas son tales. Ahora las hay virtuales, digitales, o sellos que las sustituyen. Las hay interinas, por ausencia, accidentales, incluso hasta falsas. No todas las firmas son de quien son. Esperemos que no se invente el robot con gorra, estrellas o galones  y firma, aunque quien sabe…

Al salir de la Academia y antes de hacer ningún curso estuve destinado en un Centro de Instrucción de Reclutas. Llegaban los soldados cada tres meses procedentes de todas las tierras de España. De todos los niveles de conocimiento, formación y educación. ¡Qué buenos soldados!

Cuando empezábamos a filiarles ya les notabas en la cara y en los gestos quien iba para cabo. En cierta ocasión al preguntarle a un grandullón, fuerte como un toro, su profesión, contestó alto y claro:

Joyero mi teniente.

-¡Caramba! ¡Qué bonito oficio! ¿Y qué tipo de joyas haces?

-No mi teniente, no hago joyas, yo soy joyero de hacer joyos.

No, no me tomaba el pelo. Era así, joyos era lo que él hacía, un buen oficio para zapadores; sin título reconocido fue aquel muchacho uno de los mejores cabos que tuve en la compañía. El joyero hacía joyos, pero hubiese hecho, mejor que nadie, joyas o lo que le hubiesen enseñado. Un par de másteres y la vida solucionada. Se limitó a ser un buen cabo, pero de verdad.

Tengo para mí, para mi intimidad, un título curioso y sin máster alguno del que me enorgullezco. Me lo concedió una de mis nietas. Aunque no está firmado. Es lo bueno que tiene, que no es falso. Creo que ya se lo he contado en alguna ocasión, pero no me importa repetirme. Ya les digo que es para la intimidad.

«Cojonario» algo más que un máster

Mandaba yo la Legión cuando me llamó un día mi hija a contarme una historia al menos graciosa. Una de las profesoras de mi nieta la llamó para preguntarle por la profesión del abuelo porque la niña no hacía más que repetir que su abuelo era cojonario. Les aseguro que yo jamás había pronunciado esa palabra ni se me había ocurrido una síntesis tan magnífica para definir a un legionario con una sola palabra. Hubo que dar explicaciones en el colegio, pero como entenderán yo, el abuelo, acababa de conseguir el título más bonito y de más categoría de mi vida; y sin hacer máster alguno: cojonario.

De lo que se deduce que los títulos te los da la vida y los másteres te los da, vaya usted a saber, porque donde hay un buen joyero que hace joyos hay un buen refugio, y donde hay un cojonario, pero un máster solo es un papel que emborrona cualquier carrera, y además se necesitan tantas firmas, por lo menos tres y nunca se sabe, que dicen los médicos que uno cura, dos dudan y tres sepultura segura.

Dejen, dejen, no se líen con un máster más o uno menos; hagan un buen joyo y para amigos elijan a un cojonario. De los otros, del fuego amigo, ni fiarse, que luego van y te empapelan la habitación de másteres, los enseñan por ahí, y hasta te cierran la puerta y ya no sabes por dónde salir, aunque tampoco nadie sabe por dónde, ni por qué, ni para qué entraste. Cuando te quieres dar cuenta te has quedado más solo que la una. Eso sí, con tu maestría enmarcada y firmada. A nadie le importa. No importa el máster o el no máster, que en definitiva para nada vale entre tanto licenciado. Lo que verdaderamente importa es tocar… los cojonarios.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

9 abril 2018