De la guerra es de lo que tratan los militares y de lo que deben saber.
Claro que estábamos en una guerra y ha aparecido otra distinta. Hacíamos la guerra que fue y nos olvidamos de la guerra que venía. Vivíamos en el mundo de Yupi y apareció el mundo de Putin.
La guerra es pura energía, sin más arte que la ciencia y la tecnología. ¿Para qué queremos el arte? Es cosa antigua. Habla la fuerza que transforma el arte en ferocidad, en devorador de almas.
«Que un ser humano sea una cosa es, desde el punto de vista lógico, una contradicción; pero cuando lo imposible se ha hecho realidad, la contradicción se hace desgarro en el alma» nos dice Simone Wail en el sobrecogedor La Ilíada o el poema de la fuerza.
La nueva guerra trata de convertirnos en cosa, pero la paz, que así llamamos, se ha convertido en un camino en que «el pensamiento no tiene lugar, no hay justicia ni prudencia».
Se requiere pensar antes de armarse para la guerra. Como no: guerra.
Los presupuestos del Gobierno de España para la Defensa del año 2023 deberían serlo para la guerra, pero lo son para la Industria. Algo es algo. Claro que la guerra es distinta de lo que era y ahora la ciencia y la tecnología han acabado con el arte. Fuera generales y almirantes, es el momento de los hackers, de las empresas tecnológicas y de las pantallas, de la guerra de los dedos que señalan y destruyen abandonando toda vinculación emocional. Guerras convertidas en videojuegos sangrientos. Peores ejércitos y mejor tecnología.
Las estructuras de los ejércitos han cambiado y si no, deben hacerlo pronto; sus unidades encuadrar otro tipo de combatientes; los uniformes ya no distinguen a los guerreros; sus armas tampoco. Algo de esto apuntaba el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) (Jefe de Estado Mayor y no Jefe del Estado Mayor; la aclaración es de escuela, pero en el Congreso aún no han asistido a esa clase… de gramática).
Hay una satisfacción generalizada por el aumento del Presupuesto de Defensa para las Fuerzas Armadas: un 25´8 % más que el año anterior. El JEMAD se hacía eco de ello. Algo extraño cuando en el Gobierno están los antiotan, antiespaña y los miliKK. Algo no cuadra y la razón no está (solo) en la presión internacional, de la OTAN y de los Estados Unidos de América, que sí, pero también que no, que hay que adivinar otras razones.
Oyendo al Almirante Jefe de Estado Mayor de la Defensa hemos descubierto el fondo de la cuestión. Claro y correcto, complaciente y educado a lo militar, ha desplegado ironía en lo que otros nada han entendido. Todos se han ido muy contentos sin penetrar la gravedad de las palabras suaves y conciliadoras del almirante que eran munición guiada.
¿Guerra de Ucrania? Otro día, si a la ministra le parece bien, les hablo de ella, venía a decir el JEMAD, aunque recalcaba que él apuesta por la vía diplomática para resolver el conflicto sin decirnos quién debe iniciarla y en qué condiciones. Otra vez será.
La de España es otra guerra, señalaba: el Sahel.
Parece ser ese el horizonte del esfuerzo bélico español; al menos eso se entiende entre líneas, en el lenguaje que queremos adivinar con una alta dosis críptica e irónica que empleó el almirante durante toda su intervención. Apunta que allí, en el Sahel, está Rusia (los chicos de Wagner), alarmándonos a algunos, a los menos, porque en ese momento daban las dos y media y alertó el presidente de la mesa de Defensa que las tripas sonaban, quizá por el esfuerzo que tuvo que hacer ya que toda la comparecencia se la pasó en digital lucha con su móvil ¿Jugaría a los barcos).
Hay que escuchar la intervención completa del almirante y sobre todo las respuestas a las preguntas planteadas por los miembros de la Mesa de Defensa de los distintos partidos para llegar a la conclusión final y más preocupante: nuestra guerra no está en Europa. Nuestra guerra es el Sahel. Visión estratégica adecuada que parece que no le interesa a la UE ya que desaparece de la zona, pero como muy bien dice el JEMAD, cualquier desestabilización en la zona nos afecta como nación soberana y afecta a la UE.
Al fin reconoció, con humildad franciscana, que las guerras de «alto nivel» son para la OTAN, es decir EEUU, y las de tapar agujeros, crisis de «bajo nivel», para la UE; realmente no entendí muy bien al Almirante Jefe de Estado Mayor de la Defensa.
Más dinero vamos a tener. ¡Gracias! A ver qué ocurre. Aquí hay gato encerrado. Dejemos que corra la legislatura. Que corra la guerra incierta.
No es bueno alargar los artículos así que lo dejamos para otro día. Hablaremos del Gobierno y de su Presupuesto industrial, que no militar. Hablaremos del mantenimiento, de la infraestructura, de los acuartelamientos, entretenimiento, endeudamiento, de …miento, y hasta de la Cultura de Defensa ¿presupuestada, precintada o umedificada?
Para terminar solo un detalle mí querido almirante. Alguien le preguntó sobre los sueldos de los militares, de todos, y quedé sorprendido ante la respuesta. Algo así —Eso lo llevo oyendo hace cuarenta años… No seré yo quien se oponga a revisar los sueldos…
Creo que el Jefe máximo de todos los militares no solo no debe oponerse, sino luchar por ello antes que por otra cosa. Esta es la respuesta que esperábamos.
—Lucharé con todas mis fuerzas, como estoy haciendo, para que los militares tengan el sueldo digno que les corresponde y se aumenten de inmediato sus retribuciones.
Seguro que lo hace y fue un simple despiste en sus palabras tan correctas y adecuadas para los oídos de los, contados con los dedos, señores diputados que asistían su comparecencia en la Mesa de Defensa del Congreso.
Llego a la conclusión que todo esto de la Defensa y de la guerra, le importa un bledo; a todos.
Menos a los soldados que lo sufren.
Hasta que truene.
«Imitad a éstos ahora vosotros, cifrando la felicidad en la libertad, y la libertad en la valentía, sin inquietaros por los peligros de la guerra. Quienes con más razón pueden ofrendar su vida no son aquellos infortunados que ya nada bueno esperan, sino, por el contrario, quienes corren el riesgo de sufrir un revés de fortuna en lo que les queda por vivir, y para los que, en caso de experimentar una derrota, el cambio sería particularmente grande. Para un hombre que se precia a sí mismo, en efecto, padecer cobardemente la dominación es más penoso que, casi sin darse cuenta, morir animosamente y compartiendo una esperanza» (Tucídedes. Oración fúnebre de Pericles. Historia de la guerra del Peloponeso).
No cabe duda que hay que luchar:
Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
No con un estallido sino con un quejido.
T. S. Eliot, 1925
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
24 octubre 2022