LOS EJÉRCITOS Y LA ESPAÑA VACIADA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

El problema que se nos plantea es el de definir qué ejércitos queremos. ¿Lo tenemos claro? Porque eso de «valen para todo» es, además de falso, engañar al contribuyente.

¿Es que hay distintos tipos de ejércitos? Probablemente no, aunque sí. Depende de tu situación (geográfica, económica, y visceral), de tus intenciones, del peso político que quieras tener en el mundo, de la libertad, de la capacidad económica y comercial que proyectes, de tus presupuestos, de tus alianzas, pero sobre todo de la ideología política que arrastra a unos a un lado y a los otros al contrario. Esa es nuestra tragedia como nación. Depende mucho, también, de alguien que mande, entendido como se entiende el mando en los ejércitos, porque en España ese concepto de mando-servicio no se prodiga entre la clase política. De manera que llegan unos y muestran una estructura de ejércitos y llegan los otros, la desmontan, y se van a la estructura contraria. Así no hay presupuesto de Defensa que aguante y al personal (como los llamaba Azaña) lo traen mareado; a sus familias lo mismo de (..)breados.

¿Qué ejércitos queremos? Por tanto depende del partido en el poder. Unos hacen una cosa, los otros la contraria y ello responde a una cuestión ideológica, gran error ya que la Defensa, que también es Ataque (pero eso es otra cuestión más técnica que abordaremos en otra ocasión) no admite ideologías sino victorias o derrotas.

En nuestra reciente historia uno se sentaba con el sheriff y ponía los pies en la mesa y llegó el otro y le tiró piedras al tejado mientras le tocaba en semejante parte (al sheriff).

Después de cometido el error, expuesta la mentira —o dada la patada en semejante parte— todo se resuelve con una adecuada propaganda que hace ver que por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas. Es decir que hay distintos tipos de ejércitos, tantos como la propaganda quiera organizar. Los hay de todos los colores y con coloridas misiones. La guerra solo tiene un color: el de la tragedia; algo que solo se evita si te preparas para ella y lo exhibes. Disuasión y amenaza creíble. Lo demás son cantos de sirena. ¿Alguien nos teme?, o peor ¿alguien nos cree?

Refugiarse en Rávena de nada sirve cuando lo que arrastras contigo es debilidad. El lugar es importante, pero de nada sirve el más fortificado, o pantanos, si no va acompañado de la actitud.

Tener unos ejércitos preparados y bien dotados no es barato y mucho menos si son profesionales. Utilizarlos en cometidos distintos para los que están formados es más caro aún si cabe, además de engañar y rozar el uso indebido de los medios de la Administración.

Estamos construyendo —o destruyendo— unos ejércitos muy caros que se utilizan para cualquier cosa menos para su auténtico cometido que es cambiante y dependiente de la ideología errática: en su política de actuación interna y externa.

La imagen manipulada, fomentada, proyectada, difundida hasta la saciedad de ser una oenegé con pistolas ha calado entre el personal (también entre el de Azaña); y lo han hecho tan bien que hasta los soldados quieren ser de la UME. La Legión es simple folklore. Fíjense si estará bien hecho que fue obra de Zapatero. Con eso y la supresión del ministerio de Defensa queda todo dicho.

La despoblación en España es un grave problema y ahora se intenta parchear. ¿Quién mejor que los militares? En primer tiempo del saludo. ¿Qué más les da estar en Loyola que en Fuerteventura? ¿Sacrificios familiares? ¿Desarraigos? ¡Firmes!

Es un viejo problema el de las «Adaptaciones orgánicas» que los ejércitos (el de tierra básicamente) llevan sufriendo continuamente. No hay nadie que venga y diga: dejemos a la gente como está y arreglemos lo que tenemos y donde lo tenemos. No. Hay que cambiar, hacerse notar y dejar una huella de tristeza y desamparo a lo más valioso de los ejércitos: sus hombres.

Me echo a temblar cuando leo que se trasladan unidades a esas zonas de la España vaciada. Frenar la despoblación de ciertas zonas, ahora en concreto con el traslado de un Regimiento de Artillería y un batallón de Zapadores al antiguo Campamento de Monte la Reina (Zamora). Habrá más traslados.

Ahora recuerdo que erró Fuerteventura que echó a la Legión; ¿y los Cuarteles de Loyola: despoblación u otra población? ¿Cataluña?: si se pone tal y como están puestos ¿por qué no retiramos la Academia de suboficiales del Talar y la llevamos a Teruel, por ejemplo? ¿La Base Militar de Araca (Vitoria)? ¿Era mejor irse a Córdoba?

España no mira a ningún sitio, militarmente hablando.  Ni al norte ni al sur. No navega por ningún mar, ni vuela por aire alguno; tampoco transporta ninguna fuerza, sino que simplemente cambia a sus unidades de ubicación. Su estructura. El enemigo o adversario, que vaya usted a saber, cada vez está más despistado. Es una estrategia más. No precisamente la de la disuasión, amenaza creíble.

Seguro que ya está pensado el siguiente movimiento de unidades para una mejor ubicación. El caso es moverse y que nadie esté tranquilo: la BRIPAC a Tarifa y la DAC (¿cómo se llama ahora?) a los Picos de Europa con su Cuartel General en Bulnes sobre el desfiladero del Cares. La Logística, ya saben, donde mejores y más abundantes rutas haya: Los Ancares. En Madrid emergencias, que es lo suyo.

¿Es eso lo que queremos? Valemos para todo.

Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir.

Unos lo cumplen, otros se aprovechan de su cumplimiento.

Hagamos las maletas. De nuevo hay mudanza. Hasta la próxima legislatura que ya veremos.

¿Podría ser que a alguien se le ocurriese hacer en Zamora un gran centro de emergencias y protección civil nacional, con el personal civil cualificado y adecuado (civil), y que los ejércitos se dedicasen a su misión sin malgastar el presupuesto en misiones que no son las suyas?

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

10 noviembre 2021

EL DEBATE: ¿A CUÁNTAS RESIDENCIAS FUE USTED SEÑOR IGLESIAS? Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Después del debate televisivo del pasado día 21 he repasado los medios informativos para conocer opiniones y resultados de las encuestas. Me sorprende leer en uno de ellos que ha sido más visto un canal que emitía una entrevista con Rocío Carrasco que el debate. Bueno pues así están las cosas.

También leo en El Español un tema que a muchos les habrá pasado desapercibido, pero que reviste enorme importancia.

En un momento del debate la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso preguntó al señor Iglesias:

—¿A cuántas residencias fue usted siendo el responsable del mando único? Sólo la UME nos ayudó por parte del Gobierno de España, le espetó la candidata del PP y presidenta madrileña.

El señor Iglesias contestó.

—¿Sabe quién daba las indicaciones a la Unidad Militar de Emergencias de dónde había que desinfectar las residencias? La Vicepresidencia Segunda de Derechos Sociales era la que daba las indicaciones de cuáles eran las residencias que había que desinfectar.

Continúa diciendo el digital que «Fuentes del Ministerio de Defensa consultadas por EL ESPAÑOL instantes después de producirse esta afirmación, desmintieron categóricamente que fuera Iglesias, en su etapa como vicepresidente, el encargado de dar las órdenes a la UME en la Operación Balmis, dirigida a actuar contra la pandemia».

Solo faltaría, aunque no será por falta de ganas.  A él, y a los que le rodean, le gusta esto de los soldados, pero bajo sus órdenes y criterios, de lo que ya algo sabemos. Querer no es poder y no puede quien quiere poder, sino quien quiere, pero de quereres, que son cosa distinta, así que quiéreme menos, pero quiéreme mejor.

El rastro que deja este señor no se sigue por las residencias ni conoce los riesgos que la labor de la UME y otras unidades de los ejércitos y Armada tuvieron que afrontar para asegurar la salud de nuestros compatriotas. Ni en las residencias de mayores ni en los cuarteles huele a Iglesias.

Es bueno hacerle ver a este señor que él mandar no manda nada y que a los soldados ni tocarlos y menos ordenarlos que ya se ordenan solos con sus mandos naturales, la Ley y sus reglamentos.

Del conjunto del debate solo decir que el nivel fue tan elevado que lo tengo grabado para que las futuras generaciones sepan que no se puede entender la historia sin una lectura profunda de la vida de una serie de personajes que han marcado, para bien en ocasiones, para mal en otras, el acontecer de los hombres. Y es que quienes impulsados y con sus dotes personales han hecho caravana se han convertido en anábasis o catábasis; y ello ocurre desde Gilgamesh hasta nuestros días. Lo peor de todo es la mediocridad y que, ellos, los mediocres alcancen lugares de poder.

¿Puede ponernos un ejemplo? Pues ya está puesto.

En el debate no hubo una gran batalla sino un cruce de cañonazos y un ruidoso coro de gritos.

Aún no debemos preocuparnos ya que «somos una pequeña brizna de vida que es lo único verdadero en medio de la comedia del mundo». ¡Velay!, maestro.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

26 abril 2021

DE PRESPUESTOS MILITARES Y UMEDIFICACIÓN DE LOS EJÉRCITOS Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Diario La Razón. UME unidad militar de emergencias JOSÉ MALUENDA

De moral bien, gracias. No por sus atenciones No gracias a ustedes.

«Tenemos un alto porcentaje de materiales y sistemas inmovilizado por falta de recursos. La inversión en nuevos programas de modernización es necesaria, sí, pero siempre que no vaya en detrimento del mantenimiento del material en servicio».

No lo digo yo. Eran palabras del último JEMAD que recuerdo, general Alejandre, ante la Comisión de Defensa del Congreso. Olvidadas, por supuesto, como manda la santa madre política de los que ni creen en España ni en su Defensa, pero, ellos, viven de ambas cosas y otras también; muy bien. No a la Defensa.

Como decía el poeta Ángel González en sus glosas a Heráclito:

Interpretación del pesimista:
Nada es lo mismo, nada
permanece.
Menos
la Historia y la morcilla de mi tierra:
se hacen las dos con sangre, se repiten.

¿Interpretación del pesimista? Por supuesto que no. Lamento del poeta, que lo dice con la brusca verdad del verso.

Se repetirá. Para evitar tanta sangre que derrama la Historia es necesario verter muchas gotas de sudor en los afanes diarios y eso, bien lo saben los soldados cuando forman ante el monolito a los Caídos, tiene un precio: Presupuestos adecuados y responsables. No hacerlo supone aumentar en caso de conflicto (hoy varios con variados escenarios y actores) el número de bajas.

No disponer de dinero para instrucción, adiestramiento, sin el equipamiento necesario es una irresponsabilidad que se traduce en bajas de personal. Es sencillo de entender. ¿Quieren ejemplos recientes?

No se pueden dejar en el olvido las palabras del que fue máximo responsable operativo de las Fuerzas Armadas. Estamos mal y además hipotecados. Los programas envejecen y nosotros también, y siempre es más de lo mismo: nada. Nos engañan con los Programas Especiales de Modernización que se hacen viejos y nos endeudan tanto que nunca se cumplen y además cuando finaliza alguno, si es que lo hace, hay que seguir pagándolo, está ya caduco, y no es posible iniciar otro. Más tiempo, menos eficacia militar y prolongación de los contratos con la industria. Ese es el truco. Alargar y alargar, envejecer los proyectos.

Para colmo no hay dinero ni para su mantenimiento, cuyas necesidades en el conjunto de las FAS solo pueden ser atendidas en un 50%. Algo así como que en los últimos diez años ha disminuido el adiestramiento de la Fuerza Conjunta en su totalidad, por tanto una menor eficacia del conjunto, y hay un menor número de equipos y tripulaciones preparadas para desarrollar sus cometidos superando el umbral de seguridad.

«Tenemos un alto porcentaje de materiales y sistemas inmovilizado por falta de recursos. La inversión en nuevos programas de modernización es necesaria, sí, pero siempre que no vaya en detrimento del mantenimiento del material en servicio».

Comprendo que volver a plantear el tema es recurrente y cada vez me quedo más solo (en público, porque en privado son muchos los que piensan como yo) cuando mantengo mi postura crítica hacia la creación de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Repito hasta la saciedad que no es contra la unidad actual y sus componentes, que como cualquier otra unidad militar es ejemplar y eficaz. Como lo sería la Unidad Militar contra la Corrupción (no se movería un euro). Rechazo la idea, el concepto de emergencias como misión común y diaria de lo militar, de los ejércitos, que entra dentro de otros organismos específicos para su atención. Claro que lo militar es más barato, los soldados entre ello, y sobre todo es un mundo disciplinado y obediente.

Lo militar en este campo de las emergencias naturales, como toda la vida se ha hecho, ha actuado cuando las capacidades de los organismos encargados de atenderlas se ven desbordados por su magnitud o trascendencia social.

La creación de la Unidad Militar de Emergencias es un capricho innecesario que cuesta mucho dinero y que en definitiva se resta del escaso presupuesto para las unidades de combate.

Lo peor, el gran engaño, es que hay ideología por medio.  El asunto de la Defensa es algo más serio que los vaivenes políticos y los iluminados del poder y el gran riesgo nace de que un individuo de escasas capacidades se meta a reorganizar los ejércitos a su modo y manera sin que sus asesores militares le indiquen sus graves errores y las consecuencias que a medio plazo puede ocasionar. Me refiero al señor Zapatero y a su brillante idea, como todas, de crear la UME, a costa del resto de unidades operativas. ¡Eso así, no, señor presidente!, debió alguien decirle y que todos nos enterásemos.

La recesión en las unidades de combate no se hizo esperar. Ahora para ser militar es necesario estudiar la carrera militar, la de ingeniero y la de técnico en emergencias. Napoleones ni uno, y de historia con saber la del socialismo es suficiente. En definitiva ahora la enseñanza consiste en saber de dónde viene el aire y donde está el sol que más calienta. La política se está convirtiendo en un buen refugio para desanimados y desmotivados intelectuales, incluso uniformados.

No, esto no es Defensa ni este el empleo de los recursos que la Defensa de una nación requiere.

«Todo para la UME», no es el lema.

La Umedificación de los ejércitos lleva a convertir las misiones de combate en oenegés con mangueras, picos y palas, en una pirueta de transformismo militar inédita en occidente.

Occidente empieza a ver que este asunto de la guerra va en serio, aumenta sus presupuestos militares, implanta el servicio militar obligatorio, se especializa y se forma para la guerra del futuro e introduce una nueva visión doctrinal con la «Hipótesis de enfrentamiento mayor». Nosotros, a cambio, bajamos el presupuesto puro y duro para el combate y nos armamos de pico y pala para cavar nuestra fosa (¿defensiva?).

No insistiré más en el tema. Solo conviene saber, estar informado, que para el año 2021 la Unidad Militar de Emergencias será, de nuevo, la niña bonita de los presupuestos de Defensa contando con más militares y más dinero. Lo que se llama «Fuego amigo». Legionarios en retroceso, que cien años no es nada.  En 2021 habrá un aumento del número de militares en la UME y subida de su actual presupuesto. No es baladí y sin duda cuestión más ideológica que de eficacia en la gestión de la Defensa.

Las cifras hablan solas. El presupuesto 2021, sin contar capítulo 1 (personal), es decir referidos a capítulo 2 (gastos corrientes) y capítulo 6 (inversiones) para la UME es de algo más de 40 millones de euros. Para el Ejército de Tierra es de 327 millones de euros; para la Armada 143 millones de euros; y 152 millones para el Ejército del Aire. Si lo comparamos veremos que supone un 12% del presupuesto de Tierra y un 28 y 26 por ciento respectivamente de la Armada y Aire. No es poca cosa, sino un Ejército más a lo que hay que añadir su dependencia que ni siquiera es del JEMAD, por tanto no inserta en la cadena de mando operativo.

Esto se junta con un problema poco analizado: el reparto a lo largo del tiempo del dinero presupuestado, que no llega o llega tarde a los ejércitos o cuando ya no hay tiempo para invertirlo. Un desasosiego constante para los órganos logísticos de los Cuarteles Generales.

De ahí la desconfianza de nuestros aliados en la defensa del sur de Europa por lo que recurren a otros más fiables, no socios otanistas, pero mejor armados. Qué decir de Gibraltar, el ojo del gran hermano británico-americano, con todas las garantías y nula presencia española. O el número «0» que son las veces que un mando militar español ha sido Chairman del Comité Militar de la Alianza Atlántica. Confianza se llama.

La nueva idea de la Defensa en España lleva el camino de ser umedificada en el tiempo y en el espacio. Pura retórica.

Más valdría no olvidar que «La imaginación gobierna el mundo, pero los cañones son el instrumento utilizado por la imaginación para llevar a cabo sus propósitos». ¡Cuánto nos cuesta reconocer los cañones y su munición!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

5 abril 2021

 

 

ENTRE SOLDADOS SOLO MIRAMOS AL QUE MÁS AVANZA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

La frase la pronunció un infante español: Cristóbal de Mondragón, Capitán de los Tercios de Flandes.

¿Hacia dónde avanzamos?

Todos tiran de los militares. Cuando truena. La UME es la Legión de ahora. Una muestra clara de la falta de cultura de Defensa y de nuestro despilfarro como nuevos ricos, que fuimos y aún creemos. Una nación pobre como la española no puede permitirse tener un ejército de servicios profesionales, que asume (¿invade?) competencias no suyas, y confunde el significado de misión con el de cometido. Se hace cada vez más urgente un debate sosegado y serio sobre las misiones de las Fuerzas Armadas y su estructura. De ahí surgirán sus cometidos y la posibilidad de acometerlos. No a capricho de un presidente y su partido político.

Algunos profesionales de la milicia piden una Ley de programación y financiación de la defensa, que está muy bien, es necesaria, siempre y cuando antes definamos la misión.

La Estrategia de Seguridad Nacional, la Directiva de Seguridad Nacional y de Política de Defensa, marcan la línea a seguir y, aunque presenten sus diferencias en función de la evolución y el partido político en el Gobierno, deben mantener un rumbo único que no provoque bandazos a estribor o babor que acaben desorientando a la nave o hundiéndola. Son muchos años de vaivenes  y desesperada espera para encontrar la definición del camino a seguir; puede que sin darnos cuenta, o sí, hayamos caído en el complejo de Penélope.

No se debe estructurar la Seguridad y Defensa desde una ideología partidista sino desde el concepto de nación. Es un mandato constitucional. Técnicamente los ejércitos están obligados a adoptar su estructura con el pensamiento puesto en las guerras futuras y no en las pasadas. Nunca se repitieron ni las formas ni los medios de la acción de anteriores conflictos bélicos; los elementos tampoco, ni siquiera el terreno; solo el hombre se mantiene.

La nueva estructura debe reflejarse en los presupuestos que son muestra inequívoca de querer cumplir con la misión. Son la expresión de la voluntad de proteger y vencer.

Los soldados no tienen el pico y la pala para quitar nieve, pero si hay que hacerlo se hace. Por ejemplo ahora, cuando se desborda la situación y las organizaciones creadas para ello se hacen a todas luces insuficientes.

Lo que no es bueno es acostumbrarse al totum revolutum y no diferenciar para qué tenemos, formamos  y presupuestamos cada organización, que por cierto alguna se ve ninguneada con el consiguiente malestar, no sin razón. Lo (y la) hay, aunque se oculte.

No se atisba en el horizonte una apuesta por la transformación de los ejércitos para la guerra del futuro cuando ya nos encontramos inmersos en ella. Una guerra muy cara que requiere ir hacia la especialización y no a disponer de mano de obra barata. ¿Nos estamos quedando en el camino?

Convendría hacer esa reflexión. No hablo de ningún diseño en concreto. Solo digo que hay que planteárselo, acordarlo entre todos, presupuestarlo y no someterlo a vaivenes partidistas. La fuerza está para dar Seguridad y Defensa en un escenario muy exigente, que ya está aquí, en el que la prevención evita daños más graves.

La atención debe centrarse en la inteligencia de allí donde se combate: «es la esfera cibernética, la espacial, la de aguas profundas y la biológica». En la introducción en el mundo desconocido de la manipulación de conciencias y de ciencia.

No se trata de comprar picos, palas y mangueras. Si eso queremos: bien. Digámoslo claro,  sin engañarnos a nosotros mismos ni a nuestros aliados. Tampoco es cuestión de doblar funciones de manera innecesaria. Cuando hay que echar una mano hasta el político coge la pala. O debe.

Caemos en el error de seguir anclados en un diseño anticuado para la Seguridad y Defensa lo que nos llevará a encontrarnos en breve con unas fuerzas que serán de todo menos fuerza.

Confundir misiones, presupuestos, funciones, matar moscas a cañonazos, mezclar churras con merinas, es signo de desorientación o peor: de una malísima gestión que se traduce en no hacer uso del dinero del contribuyente de manera adecuada y transparente: Corrupción en la gestión. ¿O forma parte de una política que conduce a un fin?

En el Capitolio hemos visto una escenificación de la nueva guerra en la que España también está sumergida y ¿perdida?

Eso sí, con aplausos a nuestros militares que en vez de dejarse engañar solo deberían mirar al que más avanza. Adivínenlo.

Necesitamos unas Fuerzas Armadas operativas, y eso quiere decir listas para el combate. El del futuro que ya está aquí.

«Dejad que huya gimiendo el ciervo herido

y el corzo siga retozando.

Cuando uno vela, el otro está dormido,

y de este modo el mundo va marchando». (Hamlet)

¡Esos Ejércitos!: «¡Glauco, guardián de los rebaños! Te pondré en la mente esta advertencia: Ante todo da de comer al perro junto a la puerta del patio, pues es quien primero oye al hombre que se acerca y a la fiera que entra en el cercado» (Homero. Himnos).

Tenemos unas magníficas Fuerzas Armadas, los mejores soldados del mundo (por cierto, también los peor pagados del mundo), conocemos su misión, pero damos bandazos en su estructura, no se termina ninguno de los programas principales, se asignan cometidos impropios de una modernas Fuerzas Armadas y poco a poco se va derivando hacia el desarme operativo, con menos medios para la guerra del futuro, que ya está aquí, lo que nos alejará de los centros de decisión y poder. Militarmente estamos dejando de ser.

No, no se trata de picos y palas, sino de Seguridad y Defensa.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

18 enero 2021

 

LOS PRESIDENTES AUTONÓMICOS AHORA CAPITANES GENERALES. SOLDADOS A LA CARTA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

No hay nada más amargo que verse sometido a las oscilaciones de un jefe vacilante en sus decisiones.

Desconozco la legalidad de la medida adoptada por el persistente pretendiente Sánchez, sólo presidente del Gobierno, por ahora. No sé si sus atribuciones llegan para tanto: Estado de Alarma a la carta, como todo, soldados a la carta y vacaciones a la carta (dos residencias veraniegas, que una no le llega). Supongo que la Ley no significa que algunos puedan hacer lo que les dé la gana con nosotros y partir España más de lo que está. Que los que aplican y los que interpretan la Ley hablen, si es que nada ni nadie se lo impide.

En el ejercicio del Mando es admisible la delegación de funciones, dentro de los límites adecuados, ya que tan malo es ser muy absorbente como ceder todas las atribuciones. Debe quedar claro, por encima de todo, que cualquier delegación de funciones no exime de la responsabilidad al que delega y sobre lo que delega. En la guerra tender a dejar en manos de los subordinados las atribuciones que te corresponden puede llevar a la derrota y a tener que dar explicaciones ante un Consejo de Guerra, que no es eso lo malo, sino los cadáveres que ha dejado tu irresponsable actitud. El jefe ejerce el mando con plena responsabilidad, que no puede compartir con nadie.

Delegar en situaciones de grave crisis exige diferenciar muy bien lo importante de lo accesorio. La aplicación del Estado de Alarma, sin duda, forma parte de lo principal ya que conlleva una limitación de los derechos fundamentales de las personas. Debe ser aprobado por el Congreso de los Diputados con carácter general y sin dejar de asumir el Mando (la responsabilidad) por parte de quien tiene la potestad de ordenarlo, el presidente del Gobierno. Otra cosa sería una dejación de funciones que, repito, no sé si la Ley lo permite.

Lo que sí sé, sin que nadie me lo explique, es que asistimos a nuevas fórmulas de uso y abuso de los ejércitos. La última es una ocurrencia de las muchas que se fabrican en las salas de máquinas de unos Estados Mayores que han perdido el horizonte de su misión y poco les importa sus capacidades si contento está quien las debe atender, lo haga o no.

Todo es interpretable, y ese es el problema, que todo depende, mientras nadie se oponga con argumentos y la Ley. Hoy por ti, mañana por mí.

Ofrecer 2.000 soldados a las comunidades autónomas como rastreadores es una misión fuera de lugar y, con claridad, sin nada que ver con las misiones de los ejércitos expuestas en la Constitución, en la Ley Orgánica de Defensa Nacional, ni en ninguna otra ley o reglamento.

Parecen más bien paquetes de soldados, cuadrillas, para salvar la ineficacia e imprevisión, de una inexistente Protección Civil o el empleo de mano de obra barata, disciplinada y cumplidora. Nadie piensa que es un recurso muy caro, delicado y de difícil empleo, que no está para echar mano de él para tareas que pueden y deben ser asumidas por otros colectivos. Todos sabemos lo que significa la disciplina, y el encuadramiento en unidades de eficacia con orden y control, lo que hace, sin duda, que acudamos a los Ejércitos cuando miramos alrededor y nos vemos solos. Claro está que la UME funciona, y muy bien, ¡solo faltaría!; y si en vez de Unidad Militar de Emergencias fuese Unidad Militar contra la Corrupción aquí no se movía un euro de su adecuado lugar. Pero no se trata de eso. A cada cual lo suyo. Y los soldados no están “a disposición de un presidente autonómico” (que por cierto, ¡hay cada uno!) sino de España. Va hasta en contra de su misión Constitucional de Unidad e integridad territorial e incluso me parece que lleva doble intención.

El fraccionamiento y las autonomías han llegado a los ejércitos. Los presidentes autonómicos ahora capitanes generales, con bandera, música, y Compañía de honores. Por eso decía el señor presidente, de manera persistente, que cada vez somos más un Estado federal. Ni eso.

Está cada vez más claro que este presidente ha venido para dividir España.

Por último y no menos importante, convendría saber, en todos los ambientes, incluso militares, que a los soldados se les manda, nunca se les manda. ¿Es necesario que explique la diferencia verbal? Pues sí: mandar de mando o mandar a paseo.

Lo segundo, ya que lo primero se desconoce.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

27 agosto 2020

RESPUESTA A LA CARTA DE LA MINISTRA DE DEFENSA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Después de leer la carta de la ministra de Defensa la preocupación aumenta. Aquí no es un miembro del Gobierno el problema sino el todo, formado por las partes que lo conforman.

Es humano elogiar cuando juzgas bajo la esperanza puesta en lo personal, pero la experiencia me dice que no hay que fiarse del que mucho te halaga. No debe preocuparnos a donde <<voy>> a llegar, sino a donde <<vamos>>. Que esto no es uno, ni masa, sino compañía.

El caso es que la carta de la ministra la agradecen, algunos, pero es inoportuna e inadecuada. Tenga paciencia y espere, señora ministra, a que esto acabe, si ustedes son capaces de ponerle fin. Ahora queremos datos. Esos que no nos aportan. Ayudan más los datos que las lisonjas.

Hasta hace bien poco, el Mando militar, entiéndase la cadena de mando militar, uniformados, para entendernos, no paraba de exponer con rotundidad la situación real de nuestros ejércitos. Mala, muy mala: <<sacrificamos soldados y desmantelamos unidades>>. Cuando ahora llega el momento de la verdad y un ejército vago al hielo y al calor asombra a propios y extraños por su rapidez y destreza en la ayuda y apoyo, todos se sorprenden y aplauden. Empezando por la ministra. ¿Pero que creía? Pues a pesar de todo y de todos…

No, no es solo la UME, son los ejércitos de España, como siempre, todos, que sin pedir ni rehusar, con lo poco que tienen parece que son lo más, y desinfectan, entierran, levantan hospitales, curan hacen lo que otros no hacen, o no quieren hacer, o lo que no se quiere pagar, mano de obra barata; lo que sea, cumplen con su deber y obedecen hasta morir.

Han utilizado al ejército cuando la situación les superó y no sabían a quién recurrir. Desde el Gobierno (especialmente la Ministra de Defensa) ha querido mostrar, desde el primer momento de la declaración del estado de alarma, la participación del Ejército en la emergencia (quizá porque sabe que el pueblo español lo recibe bien y se tranquiliza cuando percibe la presencia de los militares junto a ellos en las emergencias. Esto, por otra parte, al gobierno le sirve de «balón de oxígeno»). ¿En qué condiciones?

Pero, las FFAA no son solo la UME. Las capacidades de transporte, alojamiento, abastecimiento, alimentación, entre los pobres presupuestos y las externalizaciones (por no llamarlas por su verdadero nombre: privatizaciones), se han reducido enormemente (y si no que se lo pregunten al anterior JEMAD). La Sanidad militar que incluiría los Hospitales fijos y todo el elenco de médicos, enfermeros, auxiliares etc., fue reducida drásticamente.

Hasta la seguridad militar se ha externalizado (¿privatizado?), -¿quién lo diría?- y ya para colmo se remató la jugada con la externalización de la enseñanza militar, a pesar, se habrá dado cuenta la ministra, que en este ejército que ve sobran ingenieros de moqueta y faltan soldados. A este paso hasta el mando de compañía se privatizará.

La  reducción de efectivos que se dio, ya que el servicio militar se había <<suspendido>>, fue la excusa perfecta para vender inmuebles (establecimientos, hospitales)  y desprenderse de personal (y  de una organización que funcionaba) ya que a los <<ya en menor número>> de militares que iban a quedar en plantilla (aunque, entonces, se incorporase la tropa profesional) se les encauzaba  a las compañías sanitarias o a la Seguridad Social (¿Externalización? Eso sí, se mantuvo – menos mal – una mínima Sanidad militar para campaña y operaciones).

Por eso, porque tampoco hay tantos sitios de donde sacar, la UME puede ser considerada como una solución para mostrar presencia inmediata.

El problema es, y eso no lo conoce el pueblo español, que las capacidades que tenían los Ejércitos hace unos años y que -por otra parte son las que la sociedad española sigue creyendo que mantienen-, es algo que ha pasado a la historia debido, a muchos años, y a muchos gobiernos de ambos colores, que han desmantelado sus capacidades y no han hecho nada por atender la necesaria inversión. Si no fuese por la exigencia de Defensa y Seguridad internacionales dudo de que existiesen Cuarteles o que tuviésemos armas; todo lo más mangueras.

No es necesaria la lisonja a unos hombres, soldados, curtidos en el cumplimiento del deber.

Lo que más valoran es la verdad y el ejemplo de su capitán. No puede cualquiera mandar firmes a su tropa cuando no ha defendido su presencia en el lugar que les corresponde. Cuando no son bien recibidos en lugares de de España, por la que han jurado entregar hasta la última gota de su sangre, por los demás. Su ministra dice textualmente: <<Me gustaría resaltar también la excelente acogida que nuestras unidades han recibido allí donde han intervenido. Lo que refuerza la integración de las Fuerzas Armadas con la sociedad española, de la que forman parte y a la que sirven>>. Mal está la verdad a medias, señora ministra. ¿Dónde han intervenido? ¿Dónde no han intervenido? Usted no dice toda la verdad. No han sido queridas ni recibidas como se merecen ni en Cataluña, ni en el País Vasco, y mucha de la culpa de ello la tiene el Gobierno al que usted pertenece y que se mantiene gracias a esos que no ponen buena cara a sus ejércitos porque no los sienten como suyos. Porque sus gobiernos predican no ser españoles y difunden ideas contra España: separatistas. Sus socios de Gobierno.

De forma que obras son amores y aquí todo se aguanta menos que a uno le hablen alto, es decir que nos mientan.

Pasado esto, se olvidarán de los soldados y volveremos al material caducado, avejentado, y a la diaria lucha por la supervivencia, a <<sacrificar soldados y a desmantelar unidades>>. Presupuesto cero para tiempos recios. Tiempos para admitir que invadan nuestra aguas territoriales, o que nuestros soldados desplieguen sus misiles para defender a quien nos roba el material sanitario, a ser lo menos y aparentar lo más.

Siga aplaudiendo y enviando cartas, señora ministra, sin enterarse de lo que son unos ejércitos y para lo que sirven.

Ser soldado es ser de España, de toda, aquí en Madrid, en Sabadell o en Irura. Solo faltaría. También para defender nuestras aguas territoriales y nuestras fronteras.

Decía la antigua Doctrina del Ejército de Tierra que <<la Infantería reúne un conjunto equilibrado de capacidades medias que le permiten combatir, en casos excepcionales, con sus solos elementos y recursos>>. Eran otros tiempos. No somos masa, sino compañía.

Puede ser que la solución, como pretendía este presidente del Gobierno, sea suprimir el ministerio de Defensa. Crear otro, otra cosa. Otro día les explico como podría quedar la cuestión de ese ministerio suprimiéndolo o más acorde con lo que estos gobernantes piensan.

No puedo terminar sin recordarla con preocupación, y debería ser su ocupación, que usted es ministra de este Gobierno que a su vez lo es gracias a los que, aprovechando el momento de máximo dolor de España, pretenden aprobar, con ustedes, poder lanzarse a injuriar al Rey y ultrajar a España.

Para la próxima ocasión, si la hay, dígale a su asesor militar, que le recuerde terminar las cartas dirigidas a sus soldados con un ¡Viva España! un ¡Viva el Rey! o un ¡Viva las Fuerzas Armadas!, esas cosillas que hacemos los soldados. Se le ha debido pasar incluso poner en la carta una bandera de España.

Ya sé que soy un soldado retirado y que para mí no iba la carta. En cualquier caso la hubiese dado por no recibida.

La carta de la ministra de Defensa

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

6 abril 2020

FUERZAS ARMADAS. QUE CADA UNO CUMPLA CON SU DEBER General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Es el lema que propongo para esta crisis impredecible y que cambiará el mundo. Nada será igual que antes.

Unos cumplen y otros menos. Unos son ejemplares, otros se ponen las medallas. Los humildes y sencillos, profesionales amantes de lo que hacen y ejemplares en su esfuerzo cumplen ese espíritu del Credo de la Legión que más que una norma militar es una definición del ser humano cuando en crisis como esta, hacen lo que ni ellos mismos suponían capaces de hacer. Sin darle importancia. Es su deber. Lo primero: no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos. ¡Que fácil es decirlo! Pues estamos viendo con qué facilidad y normalidad se hace: Médicos, enfermeros, policías, bomberos, limpiadores, vendedores, comerciantes, empresarios, autónomos, soldados…

Es la España de Infantería, la que “curra”, sufre, vive, disfruta, y trabaja; trabaja como siempre se ha hecho en España, a destajo, y ahora más, amenazados con los despidos, pero sigue haciéndolo por los demás, arruinándose y perdiéndolo todo. No abandonarán a nadie hasta morir todos. ¿Eso lo hacen todos?

Hay enemigos que sólo aparecen y responden con su violento sentimiento de odio cuando surge el honor y la honra. No comprenden que hay héroes que asumen el riego de la muerte por otros, para dar vida a otros; incluso solo para dar compañía a otros.

Todo esto lo digo con indignación, que no es buena consejera a la hora de escribir, pero me arriesgo y asumo mi mala sintaxis y mis errores. Voy al fondo, estocada entera.

Obedecer es la primera misión. A pesar de que los que mandan dejan mucho que desear y ordenan para ellos primero; luego los demás. Además mienten.

Las Fuerzas Armadas han cumplido y cumplen con su deber. Que esto sea lo que deben hacer es un tema distinto y que trataremos en momento más oportuno. Porque todavía resuenan en mis oídos las palabras del General Fernando Alejandre, cuando era JEMAD, ante la Mesa de Defensa del Congreso de los Diputados: <<A día de hoy para alistar una unidad o un sistema de armas para un despliegue o una operación determinada hay que canibalizar otras unidades o sistemas de armas que quedan fuera de servicio. Estamos al límite>>.

Ahora hay que estar unidos para superar este momento. Sin duda. Pero ni callados, ni sometidos. Que cada uno cumpla con su deber significa exigir al que no cumple.

Solo voy a poner el punto de mira en un escándalo mayúsculo del que hay que hacerse eco con urgencia. Las Fuerzas Armadas están haciendo lo que se la has ordenado y ponen su esfuerzo y mejor cara sin rechistar, todo lo contrario, con ganas e ilusión por ayudar a sus compatriotas cuando llevan años ayudando en el exterior. Lo mismo desinfectan, transportan material, atienden en sus hospitales, regulan el tráfico, llevan la compra de una anciana o vigilan un aeropuerto. Lo que sea. Lo que se nos mande.

En Cataluña, España, en las queridas tierras vascas, el País Vasco que le llaman, nos han prohibido la entrada, o ha sido toda una proeza poder entrar. Todo por esos gobernantes, o lo que sean, monopolistas del pensamiento, el único para ellos, el odio a España y por tanto a lo militar. Es muy grave, pero además de por ser conocido, por ser admitido y hasta diría que fomentado por estos gestores del odio a España, de su destrucción, que ni en momentos de crisis de muerte tienen el más mínimo respeto. ¡Cobardes!

Las Fuerzas Armadas no abandonan a nadie en el campo hasta morir todos.

Otros nos abandonan a nosotros a sus ciudadanos no admitiendo nuestra presencia. Quien lo consiente es reo de delito, moral, pero de grave delito a España. Por admitirlo.

Apoyo en lo que sea y cumplo con mi deber, pero no me callo señor presidente y señora ministra de Defensa. No necesitamos palabras hueras y menos manoseos inútiles. Cumplan con su obligación, constitucional. ¿Que las puertas de Cataluña y el País vasco se cierren para nuestros soldados? ¿Pero esto qué es? ¿Aquí quién manda?

Y a ti, mi general, Jefe del Estado Mayor de la Defensa, te pido que lo cuentes todo, no a medias. Aquí parece que mienten todos. ¿Te suena? Los militares no.

Sabes, porque eres el responsable, que las Fuerzas Armadas han desplegado en toda la geografía española. Pero en Vascongadas y en Cataluña a regañadientes y ya conoces en qué condiciones y con qué condiciones. Sin querer hacer caso de la rumorología podría ser que la UME fuese al aeropuerto de Sondica y que el gobierno vasco la enviase con cajas destempladas a la base militar de Araca sin admitirnos en ese trozo de España. ¿Eso es cierto? Queremos saber la verdad. ¿Por qué se volvieron a Zaragoza? O como dice El Correo y recoge VozPopuli «el Ejército, que se dirigía al municipio de Loiu (junto a Bilbao) para desinfectar el aeropuerto, cambió su rumbo para cumplir con la misma función en Valdecilla (Cantabria). Según el periódico vasco, una llamada de queja del Gobierno vasco propició el cambio de planes». Estas «cositas» hay que saberlas. También conviene explicar como es que el agua del Hospital de la Defensa «Gomez Ulla» no es potable, ¿abandono?

No mi general, los soldados no están en toda España, o lo están a regañadientes,  y tu deber es al menos decirlo. La órdenes desde arriba son breves y concisas, pero trascendentes.

Por cierto, para el general de la Guardia Civil y solo como ejemplo: En Llodio, el Ayuntamiento,  ha solicitado refuerzos a la academia de la Ertzaintza y a agentes de la policía municipal jubilados por la escasez de plantilla. Mientras, la Compañía de la Guardia Civil de Llodio acuartelada y de brazos cruzados sin nada que hacer.

Si solo fuese eso…

Que cada uno cumpla con su deber. ¿A demanda? No sabemos que es eso. El deber necesita una explicación. Cuando hay que cumplirlo se cumple, por encima de todo y de todos.

Hay mucha gente no dispuesta a abandonar jamás a un solo hombre en el campo (aún siendo viejos) hasta perecer todos.

Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.

FAS en Cataluña y P.Vasco. ¿Lo entienden?…        Como ha dicho la ministra…

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

20 marzo 2020

FUERZAS ARMADAS. QUE CADA UNO CUMPLA CON SU DEBER General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Es el lema que propongo para esta crisis impredecible y que cambiará el mundo. Nada será igual que antes.

Unos cumplen y otros menos. Unos son ejemplares, otros se ponen las medallas. Los humildes y sencillos, profesionales amantes de lo que hacen y ejemplares en su esfuerzo cumplen ese espíritu del Credo de la Legión que más que una norma militar es una definición del ser humano cuando en crisis como esta, hacen lo que ni ellos mismos suponían capaces de hacer. Sin darle importancia. Es su deber. Lo primero: no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos. ¡Que fácil es decirlo! Pues estamos viendo con qué facilidad y normalidad se hace: Médicos, enfermeros, policías, bomberos, limpiadores, vendedores, comerciantes, empresarios, autónomos, soldados…

Es la España de Infantería, la que “curra”, sufre, vive, disfruta, y trabaja; trabaja como siempre se ha hecho en España, a destajo, y ahora más, amenazados con los despidos, pero sigue haciéndolo por los demás, arruinándose y perdiéndolo todo. No abandonarán a nadie hasta morir todos. ¿Eso lo hacen todos?

Hay enemigos que sólo aparecen y responden con su violento sentimiento de odio cuando surge el honor y la honra. No comprenden que hay héroes que asumen el riego de la muerte por otros, para dar vida a otros; incluso solo para dar compañía a otros.

Todo esto lo digo con indignación, que no es buena consejera a la hora de escribir, pero me arriesgo y asumo mi mala sintaxis y mis errores. Voy al fondo, estocada entera.

Obedecer es la primera misión. A pesar de que los que mandan dejan mucho que desear y ordenan para ellos primero; luego los demás. Además mienten.

Las Fuerzas Armadas han cumplido y cumplen con su deber. Que esto sea lo que deben hacer u otra cosa es un tema distinto y que trataremos en momento más oportuno. Porque todavía resuenan en mis oídos las palabras del General Fernando Alejandre, cuando era JEMAD, ante la Mesa de Defensa del Congreso de los Diputados: <<A día de hoy para alistar una unidad o un sistema de armas para un despliegue o una operación determinada hay que canibalizar otras unidades o sistemas de armas que quedan fuera de servicio. Estamos al límite>>.

Ahora hay que estar unidos para superar este momento. Sin duda. Pero ni callados, ni sometidos. Que cada uno cumpla con su deber significa exigir al que no cumple.

Solo voy a poner el punto de mira en un escándalo mayúsculo del que hay que hacerse eco con urgencia. Las Fuerzas Armadas están haciendo lo que se la has ordenado y ponen su esfuerzo y mejor cara sin rechistar, todo lo contrario, con ganas e ilusión por ayudar a sus compatriotas cuando llevan años ayudando en el exterior. Lo mismo desinfectan, transportan material, atienden en sus hospitales, regulan el tráfico, llevan la compra de una anciana o vigilan un aeropuerto. Lo que sea. Lo que se nos mande.

En Cataluña, España, en las queridas tierras vascas, el País Vasco que le llaman, nos han prohibido la entrada, o ha sido toda una proeza poder entrar. Todo por esos gobernantes, o lo que sean, monopolistas del pensamiento, el único para ellos, el odio a España y por tanto a lo militar. Es muy grave, pero además de por ser conocido, por ser admitido y hasta diría que fomentado por estos gestores del odio a España, de su destrucción, que ni en momentos de crisis de muerte tienen el más mínimo respeto. ¡Cobardes!

Las Fuerzas Armadas no abandonan a nadie en el campo hasta morir todos.

Otros nos abandonan a nosotros a sus ciudadanos no admitiendo nuestra presencia. Quien lo consiente es reo de delito, moral, pero de grave delito a España. Por admitirlo.

Apoyo en lo que sea y cumplo con mi deber, pero no me callo señor presidente y señora ministra de Defensa. No necesitamos palabras hueras y menos manoseos inútiles. Cumplan con su obligación, constitucional. ¿Que las puertas de Cataluña y el País vasco se cierren para nuestros soldados? ¿Pero esto qué es? ¿Aquí quién manda?

Y a ti, mi general, Jefe del Estado Mayor de la Defensa, te pido que lo cuentes todo, no a medias. Aquí parece que mienten todos. ¿Te suena? Los militares no.

Sabes, porque eres el responsable, que las Fuerzas Armadas han desplegado en toda la geografía española. Pero no en Vascongadas y en Cataluña a medias y con harto dolor de corazón. No has dicho que se envió a la UME al aeropuerto de Sondica y el gobierno vasco los envió con cajas destempladas a la base militar de Araca sin admitirnos en ese trozo de España. ¿Es cierto? El Correo dice que el Ejército, que se dirigía al municipio de Loiu (junto a Bilbao) para desinfectar el aeropuerto, cambió su rumbo para cumplir con la misma función en Valdecilla (Cantabria) ante una llamada de queja del Gobierno vasco. ¿Es cierto

Necesitamos un Gobierno que nos diga la verdad.

No mi general, los soldados no están en toda España y tu deber es al menos decirlo. La órdenes desde arriba son breves y concisas, pero trascendentes.

Que cada uno cumpla con su deber. ¿A demanda? El deber necesita una explicación.

Hay mucha gente no dispuesta a abandonar jamás a un solo hombre en el campo (aún siendo viejos) hasta perecer todos.

Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás,
tratando de ser lo más,
y de parecer lo menos.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

20 marzo 2020

LA UNIDAD MILITAR DE EMERGENCIAS ‹‹SOMOS SOLDADOS›› Rafael Dávila Álvarez General de División (R.)

SM. la Reina Doña Sofía madrina de la Bandera de la UME

Nunca fui partidario de crear esta unidad, pero la ayudé cuanto pude en sus inicios y algunos de los mejores oficiales de mi Estado Mayor fueron pioneros en el esfuerzo inicial -que fue mucho- para ponerla en funcionamiento. Sigo manteniendo mi opinión aún reconociendo su gran labor y brillantes resultados. Eso lo esperábamos todos y no es ninguna novedad. No podía ser de otra manera. Si se crease una unidad militar contra la corrupción no habría euro que se desviase de su camino. Pero cada función debe ser desempeñada por quien corresponde. La formación responde a la misión a desempeñar y en principio las emergencias están contempladas en Protección Civil. La intervención de las Fuerzas Armadas en esos cometidos se ha efectuado tradicionalmente y de manera eficaz en aquellos momentos en los que Protección Civil y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se veían desbordados. Para ello estaban organizadas y preparadas todas las unidades militares. Siempre fue así, aunque admito que no por eso debe seguir siendo así. En su momento, al crear la UME, no hubo debate ni rigor intelectual  sino una decisión personal y caprichosa que tenía que salir indiscutiblemente bien por quién la asumía: las Fuerzas Armadas. Y así fue. Resultado excelente. Pero todos los cambios deben ser detenidamente estudiados y evaluados. Desde distintos puntos de vista.

Unidad Militar de Emergencias

Actualmente en muchas naciones hay una revisión intelectual profunda de las misiones y participación de los Ejércitos en cometidos que nunca le  fueron propios. No solo por razones coyunturales sino también por cambios estructurales debido a poderosas razones económicas y nuevas amenazas que se prevén de largo recorrido. Sirva de ejemplo cómo desde hace tiempo se solapan muchas misiones entre las Fuerzas de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas, tanto dentro como fuera de España, aunque aquí haya una incomprensible alergia a ver uniformes de soldados por las calles. Una cooperación y trabajo en común cada vez más necesario. La clave está en  abordar con rigor estos temas con participación de amplios sectores de la Administración y de la sociedad. Como decíamos, la economía, los nuevos frentes abiertos para la Seguridad y Defensa, como el terrorismo, la guerra en el ciberespacio, la emigración, la formación de ejércitos regulares en naciones castigadas por la violencia, el control de fronteras y un largo etcétera, sin olvidar las misiones convencionales que nos llevan a desplegar, por ejemplo, en la frontera con Rusia, son factores que modifican los puntos de vista y obligan a revisar las misiones y cometidos de las FAS. Por tanto su formación y necesidades.

La UME compromiso de servicio

Pero no era mi intención tratar este interesante tema que queda para otro momento sino simplemente mostrar el agradecimiento debido, de todo el pueblo español, a la Unidad Militar de Emergencias que en esta época estival tiene especial relevancia. Sus 3.500 componentes entre Cuadros de Mando y tropa permanecen en alerta respondiendo al compromiso de las Fuerzas Armadas con el pueblo español, con todos los españoles. Servicio es una palabra muy arraigada en esta unidad que se presenta con un inequívoco ‹‹Somos Soldados›› y que en cada actuación demuestra su formación y espíritu militar por encima de cualquier otra capacidad.

No hay una unidad mejor que otra que otra en los ejércitos, cada una tiene sus características propias y su espíritu de Unidad, aunque algunas por sus peculiaridades, historia, tradiciones y especial idiosincrasia tengan más vistosidad. La Unidad Militar de Emergencias en poco tiempo ha adquirido fama y prestigio muy bien merecidos y hoy se cuenta entre las unidades más famosas y reconocidas de nuestros ejércitos. Nunca se le recortó el presupuesto y en sus días de puesta en marcha todos nos sacrificamos para que se pusiese en funcionamiento con lo mejor y con los mejores. Así fue y así debe ser reconocido. Hoy podemos decir que ha respondido al esfuerzo de todos y a la confianza depositada. Es una unidad militar joven, pero consolidada y de enorme eficacia que tiene su personalidad propia y a la que desde aquí queremos mandar nuestro agradecimiento por su labor y ejemplaridad. Soldados de España a los que hay que decir con clara rotundidad: ¡Gracias soldados!

Rafael Dávila Álvarez General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

6 julio 2017