Lo he contado algunas veces, pero no me había decidido a escribirlo hasta ahora. Y he querido hacerlo en nuestro blog, “a pie y sin dinero” que es lo que nos califica.
En el verano de 1993, la Agrupación Canarias, formada en torno al 3º Tercio de La Legión bajo el mando del coronel Morales, desplegaba bajo pabellón de Naciones Unidas, en La Antigua Yugoslavia. Ni era la primera unidad española que desplegaba en el exterior ni tampoco la primera que lo hacía en los Balcanes, pero si le tocó en suerte ser la primera que tuvo que hacer uso de sus armas en el cumplimiento de su misión de interposición entre los contendientes, serbios y bosnio-croatas, cuando estos últimos rompieron su coalición enfrentándose entre ellos. Bosnios, mayoritariamente musulmanes contra croatas que eran en su mayoría católicos. No dudaron los españoles en interponerse entre ambos contrincantes, establecidos a uno y otro lado del Rio Neretva, por donde transitaba la principal línea de comunicación entre la capital, Sarajevo y la costa dálmata que baña el Adriático.
Los principales puentes que cruzaban el río Neretva habían sido volados. Los unos acusaban a los otros, el caso es que, para enlazar los destacamentos españoles en los alrededores de Mostar, con el avanzado de Jablanica, había que hacer un enorme desvío, un bypass a través de un polvoriento camino de montaña, que finalizaba con un fuerte descenso cerca de la localidad de Dréznica. Esto exigía de los conductores de BMR mucha pericia, combinando el freno cinemático con el mecánico, para no vaciar los calderines y asegurar una correcta frenada de las 13 toneladas que pesa el BMR en orden de combate con toda la tripulación.

mapa de Situación
Además, unos días antes se había producido un trágico episodio justo cuando un convoy español atravesaba el puente de Dréznica sobre el Neretva para retomar la ruta por el valle hasta Jablanica, en plena línea de confrontación entre croatas y musulmanes. A retaguardia de un convoy español, se unió un vehículo de una cadena de televisión, con las clásicas letras “TV” grabadas en las puertas. Conducía un mexicano y en el asiento de atrás iba un belga grabando el paso por tan arriesgado paraje cuando, desde el lado musulmán recibió el impacto de un francotirador en la cabeza. Desde entonces, nuestros conductores solían pasar a cierta velocidad por el puente con objeto de limitar el tiempo de exposición al fuego y dificultar la precisión de potenciales tiradores.
Y esto fue lo que sucedió aquel fatídico 19 de junio de 1993. Había salido un convoy para Jablanica, con una Sección de Zapadores procedentes de la Brigada Paracaidista que se dirigían a esta localidad para colaborar en la reparación del sistema eléctrico. Poco antes del mediodía descendían por el bypass para encarar el puente de Dreznica. El BMR provisto de una pala empujadora (denominado vehículo de combate de zapadores, VCZ) encaró el puente y justo al rebasarlo, hay que hacer un giro de 90º hacia el norte, pero colisionó con la pared rocosa que limita la calzada al otro lado y salió despedido, desplazándose hacia el lado izquierdo de la calzada desde donde se precipitó unos 20 mts por un terraplén hundiéndose en el cauce del río.
SUCEDIÓ EN EL RÍO NERETVA
De los cinco miembros de la tripulación, solo el conductor, CLP Ignacio Castresana Sanz consiguió mantenerse a flote braceando como pudo hasta que se agarró a una pilastra del puente desde donde un poco más tarde fue rescatado. El resto de la tripulación con el vehículo desaparecieron bajo las aguas. Dos circunstancias colaboraron a que Castresana salvara la vida. siendo el conductor, disponía de una buena salida a través de su escotilla sobre su cabeza. La otra es más práctica. Los conductores colocaban su chaleco anti fragmentos doblado sobre el asiento para proteger mejor “sus partes blandas”. Pudo así salir del vehículo desprovisto del embarazoso y pesado chaleco anti fragmentos. Sus compañeros, además del chaleco, llevaban el armamento, la munición, botas… lo que definitivamente les dificultó mantenerse a flote.
Inmediatamente se dio por radio la alarma. En Medugorje, el coronel Morales constituyó su “gabinete de crisis”. Es aquí donde aparecí yo en escena. Siendo comandante 2º jefe de la BOEL, había sido asignado como oficial de enlace entre el cuartel General de UNPROFOR en Bosnia Herzegovina y la Agrupación Española en Medugorje. Allí pasaba largas temporadas y allí me sorprendió aquel accidente. A falta de mejor asesor en asuntos de buceo, el coronel Morales recurrió a mí como diplomado en operaciones especiales y por tanto con conocimientos y experiencia en buceo. Llamé a mi Cuartel General de Kiseljak para solicitar apoyo, mientras desde la Agrupación, se pedía ayuda al Territorio Nacional. Era sábado, estábamos ante una situación de emergencia y cada uno hizo lo que pudo. El Comandante Maturana, jefe de la Unidad Logística desplegada en Divulje (Croacia) recorrió la costa buscando material de buceo en clubs deportivos, pero los croatas no estaban para aquello en plena guerra. Desde kiseljak, lanzaron una petición de ayuda que tuvo eco en el portaviones británico Invencible, cuyo comandante ofreció a sus buceadores por un tiempo limitado para no interferir en sus propios operativos. Y desde España, alertaron un equipo de buceadores del Regimiento de Pontoneros (Zaragoza) que se pusieron en marcha inmediatamente. Viajaron toda la noche hasta Madrid, allí recogieron parte del material de la BOEL que se había devuelto a territorio nacional y la mañana del domingo volaban hacia Split en un Hércules de la Fuerza Aérea. Hasta el General Agustín Muñoz- Grandes, jefe de la Fuerza de Acción Rápida, quiso desplazarse a la zona. No tenía ninguna atribución en Bosnia, pero no pudo ni supo dejar a los suyos allí. Y nos transmitió a todos su moral y su ejemplo
También el domingo por la mañana, recibimos a los buceadores británicos que venían en helicópteros franceses del destacamento de Divulje. Esto es la multinacionalidad, en la que algunos no creen. A todo esto, los legionarios de la BOEL que aún no habían sido replegados a Territorio Nacional, iniciaron las inmersiones a pulmón libre (sin equipo) a partir de las huellas que había dejado el VCZ al caer al río. El Legionario Galdo Anca, pudo localizar el vehículo, pero estaba muy profundo, a 19 mts. Así que en cuanto llegaron los buceadores británicos, provistos de trajes secos, siguiendo las instrucciones de Galdo, accedieron al VCZ, determinaron que no había ningún cuerpo dentro, engancharon el vehículo al cable de tracción de otro BMR de recuperación y se les acabó el tiempo. Tenían que regresar a su navío.

Extracción del VCZ
Pero el BMR de recuperación, incluso con otro de apoyo no tenía fuerza suficiente para sacar el VCZ inundado de la profundidad del río. Hubo que traer de Jablanica una enorme grúa civil que, para colocarla en posición, utilizó toda la calzada cortando la circulación en cualquier sentido.
El día iba transcurriendo y cuando ya al atardecer, con el sol bajo, la grúa comenzó a izar el VCZ, un zapador observó al tensarse el cable de tracción que un hilo casi imperceptible brillaba bajo el sol del ocaso. Había enganchado una mina de tracción, por lo que hubo que parar toda la operación, e iniciar un barrido en el que se detectó otra mina más. Ambas fueron desactivadas y pudo finalmente izarse el vehículo con las últimas luces, justo cuando arribaron a la zona los zapadores anfibios de Zaragoza al mando del capitán Viñas.

Y en medio del rescate una mina
Sobre la marcha les expliqué la situación y organizamos el operativo con la conformidad del coronel. Yo me encargaba de la coordinación general de todos los que intervendrían en el rescate, mientras que el capitán Viñas, con su equipo de Zaragoza, el apoyo de los miembros de los buceadores de la BOEL e incluso del Tte. Aguado, de la Compañía de Zapadores de la BRIPAC, que se sumó para no dejar a los suyos en el agua, organizaba las inmersiones. Los de Zaragoza llevaban casi dos días sin comer y sin dormir, así es que me los llevé a Jablanica en un camión Avia, dejando al otro lado de la grúa su material, para que cenasen, y empezar a planear la operación de rescate de los cuerpos, antes de que pudieran irse a descansar.
Pero cuando nos aproximábamos a Jablanica, un endiablado fuego de cañón cruzado sobrevolaba la ciudad. Si ninguna protección ni comunicaciones, decidí hacer alto protegidos en una cantera, al raso pasamos la noche. Al amanecer, una columna al mando del TCOL Alonso Marcili, Jefe del Grupo, Táctico nos alcanzó. Nos unimos a ella y llegamos sin novedad a Jablanica, donde recibimos el material específico de buceo y sin solución de continuidad, se empezó la carga de las botellas de aire comprimido y nos fuimos al lugar del siniestro para iniciar las inmersiones.
El rio Neretva a la altura del Puente de Dréznica, está embalsado. Cualquiera que entienda de buceo sabe que esta situación es muy positiva, por cuanto no hay corriente, pero muy negativa para la localización de cualquier objeto sumergido. No se distingue el fondo del fluido porque hay una capa de cieno que al mínimo movimiento de una mano o una aleta, todo se revuelve y se pierde la vista a pocos centímetros, cosa que no ocurre en el mar o en una corriente. Por eso el capitán Viñas estableció un procedimiento de búsqueda basado en “filieres” unas cuerdas lastradas de plomo, que se largan desde una embarcación en superficie procurando que discurran paralelas por el fondo a una distancia de 1,5 mts. una de otra. Al mismo tiempo todos los buceadores disponibles se distribuyeron por parejas para sumergirse sucesivamente de forma que uno de los buceadores trata de seguir la filiere con una mano, con la otra palpa el terreno. El segundo buceador toma de la muñeca al compañero y con la otra mano hace lo propio. Así pronto dimos con el primer cuerpo, el del CLP Agustín Maté, que pertenecía a la II Bandera Paracaidista, pero prestaba servicios con los zapadores. Eso nos confirmó que el sistema que utilizábamos era el adecuado y al atardecer, pudimos sacar el segundo cuerpo, el del zapador paracaidista Samuel Aguilar. El día siguiente completamos el rastreo del cauce extrayendo del fondo el cuerpo del Zapador Isaac Piñeiro. Por las noches, en aquellas condiciones, era imposible bucear. 
Imposible porque, aunque nos daban seguridad secciones del Tercio que se relevaban cada día, al estar buceando en plena línea de confrontación, es decir en el frente, cada vez que había un movimiento, los contendientes se “paqueaban” entre ellos por encima de los buceadores y del destacamento de seguridad que en más de una ocasión hubo de intervenir. Por otro lado, sin una cámara barométrica en la que apoyarnos en caso de una ascensión imprevista, la cosa era más que difícil. Y para complicar aún más el escenario, en una ocasión hube de enviar al médico, al pueblo de Dreznica – con el acuerdo de todos los buceadores – para atender a una niña que sufría un ataque severo de epilepsia.
Todas estas circunstancias junto con el estrés, altas temperaturas las inmersiones sucesivas y los problemas auditivos propios del buceo, mermaban el número de buceadores disponibles. Ya habíamos completado la búsqueda en toda la anchura del cauce y solo nos restaba encontrar el cuerpo del Sargento José Antonio Delgado, el jefe del equipo. Pero como buenos legionarios, nos habíamos juramentado en “no abandonar a ningún hombre” y continuamos en lo nuestro.
Para cubrir alguna de las bajas que se iban produciendo entre los buceadores, yo mismo tuve que bucear. Formé pareja con el cabo 1º Torres, también de la BOEL, un experimentado buceador que ejerció de jefe de aquel improvisado “binomio”. Y nos hicimos al agua. Tras una parada a 9 metros de profundidad debido a dificultades que experimentaba yo, continuamos descendiendo hasta que nos sorprendió el fondo, nubes de cieno y dejamos los dos de vernos. Pero en ese momento atisbé a mi derecha el cuerpo del sargento. Torres tiraba de mí a tientas amenazando con alejarnos de nuestro objetivo. Así que abriéndole la mano para que soltara la filier, se la acerqué para que palpara el rostro del sargento y entendiese que lo habíamos localizado. Mientras lo preparábamos para izarlo, Sujetándolo por el tronco con una cuerda, me di cuenta de que el sargento Delgado tenía el chaleco anti fragmento abierto, con todos los cargadores y una bota desatada. No pudo ni quitarse el uno ni sacarse la segunda bota., iniciamos la ascensión hinchando de aire el chaleco de seguridad mientras recuerdo que iba pensaba: “¡Que buen sargento! No ha querido salir del agua hasta que ha sabido que todos los suyos estaban ya fuera”
Sabíamos que la esposa del sargento Delgado estaba embarazada de un bebé que su padre no llegaría a conocer. Con toda la carga dramática que tiene esta historia, acabo de saber que aquel niño, es hoy un militar profesional que se está preparando para el ingreso en la Academia de Suboficiales del Ejército ¡digno hijo de su padre!
El resto ya se lo pueden imaginar. Al AGT Canarias rindió honores a aquellos zapadores de cuerpo presente. Yo aún tuve el honor de acompañar sus cuerpos a Split antes de repatriarlos a Territorio nacional. Cuatro años más tarde, esta vez bajo la bandera de la OTAN volví a Bosnia. Quise pasar por aquel lugar para recordarles y orar por sus almas. Una sobria placa de mármol dejaba constancia de aquellos fatídicos hechos ocurridos hoy hace 24 años
Homenaje a los esforzados zapadores paracaidistas que dejaron sus vidas en el río Neretva
Sirvan pues estas letras para homenajear en este día a aquellos esforzados zapadores paracaidistas que dejaron sus vidas lejos de su patria, en las frías aguas del Río Neretva, mientras contribuían con su esfuerzo a que hoy el rio Neretva y toda Bosnia Herzegovina haya alcanzado la paz y quiera Dios que también la reconciliación. También para recordar y agradecer a todos los que de una u otra manera participaron en aquel operativo de rescate. Pero desde luego, como soldados lo principal es hacerlos presentes al pasar en este día la lista de ordenanza. Seguro que no faltará un:
SARGENTO JOSE ANTONIO DELGADO FERNANDEZ
¡PRESENTE!
CLP AGUSTIN MATE CASTO:
¡PRESENTE!
CLP SAMUEL AGUILAR JIMENEZ:
¡PRESENTE!
CLP ISAAC PIÑEIRO VARELA:
¡PRESENTE!
Adolfo Coloma
GB (R.) del ET
(fotos del autor)
Blog: generaldavila.com
19 junio 2017
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